Revista Ecos de Asia

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This article was written on 09 Sep 2014, and is filled under Arte.

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Introducción a la muñeca tradicional japonesa V: Musha-ningyô, los guerreros del Japón.

Al igual que pudimos ver en el artículo anterior sobre las Hina-ningyô, la tipología que nos ocupa en esta ocasión, Musha-ningyô, también está relacionada con un festival, que en este caso tiene lugar el quinto día del quinto mes: el Tango no Sekku.

Si traducimos este término vendría a ser algo como “Celebración del primer día del caballo blanco”, y es que los japoneses creen que este tipo de caballos son el resultado de la unión de una yegua y un dragón, por lo que son unos corceles que se caracterizan por su valor y coraje. Este Tango no Sekku nos habla de la conexión entre la montura y su jinete, del coraje y el valor de ambos.

Por otro lado, el Tango no Sekku también puede ser conocido como Shobu no Sekku, “Festival del iris”. Esta planta se caracteriza por unas hojas finas y afiladas que sugieren una espada, por lo que va a estar relacionada con la masculinidad e igualmente se considera como un amuleto durante las batallas.

A la hora del hablar de Tango no Sekku hemos de partir de una serie de rituales procedentes de China, donde se fabricaban muñecas con tallos de iris y otras plantas medicinales que se colgaban en las puertas de las viviendas con el objetivo de proteger a sus habitantes. Esta práctica pasó a formar parte de la tradición japonesa durante el Período Heian (794-1185) relacionada con festivales florales junto con otros rituales como es el caso de los shobu-uchi o combates de iris por parte de los niños que recogían los tallos de la flor para utilizarlos como espadas (con el paso del tiempo pasaron a utilizar espadas de madera como arma portando un tocado del que pendía una hoja de iris) o la muestra de armaduras, destacando la importancia de sus cascos y estandartes frente a las puertas de las casas. En un principio esta era una práctica propia de los samuráis, que con el paso del tiempo fue extendiéndose también ente los mercaderes más poderosos.

A finales del Período Muromachi (1392-1568) se instauró la práctica de grabar muñecas sobre el casco o kabuto de ciprés (hinoki) o iris como decoración junto a banderas llamadas nobori en las que se solían representar los emblemas familiares y serpentinas de tela llamadas fukinagashi.

En este grabado de Hiroshige podemos ver las comentas en forma de carpa (koinobori) flotando entre las casas como celebración del Tango no Sekku.

En este grabado de Hiroshige podemos ver las comentas en forma de carpa (koinobori) flotando entre las casas como celebración del Tango no Sekku.

A partir del siglo XVII se dieron una serie de restricciones ya que los grabados de muñecas que decoraban los cascos pasaron a ser figuras que se colocaban encima de estos para finalmente cobrar protagonismo, en consecuencia se prohibieron mediante una serie de leyes suntuarias los materiales excesivamente caros o las muñecas demasiado grandes. Finalmente, a principios del siglo XVIII estas muestras pasarán al interior de las viviendas para evitar las prohibiciones impuestas y la controlada posesión de armas, reservadas únicamente para las clases más altas.

Las exhibiciones interiores se denominan uijin mokusei dan-kazari, “formación del primer campamento”. Los diferentes elementos que la componen se colocan sobre un soporte escalonado, normalmente de 3 escalones, llamado waku, que se cubre con tela verde o roja.

Los objetos que se van a disponer se denominan kazari y son: el casco o kabuto acompañando de una armadura en miniatura junto con linternas y estandartes, elementos votivos como sake, pastelitos de arroz llamados mochi y hojas de iris. Armas y objetos que se usan en la batalla, como el abanico (gunsen) propio de un general, tambores, espadas y un palo con borlas llamado saihai. Como figuras, aparte de las musha-ningyô, se suele incluir un caballo blanco y un tigre con funciones protectoras.

Este compendio se puede distribuir de dos formas distintas: o bien con el casco y la armadura en el centro con ningyô a derecha e izquierda y el resto de elementos a su alrededor o bien con las muñecas ocupando el centro.

Ejemplo de exhibición interior de Musha-ningyô en la actualidad. A día de hoy algunos elementos se han suprimido a la par que se añaden novedades, como puede ser la inclusión de un cañón.

Ejemplo de exhibición interior de Musha-ningyô en la actualidad. A día de hoy algunos elementos se han suprimido a la par que se añaden novedades, como puede ser la inclusión de un cañón.

Al exterior de las viviendas permanecen algunos vestigios de las muestras, las koinobori, unas cometas en forma de carpa, un símbolo de perseverancia y coraje. En primer lugar se dispone una de mayor tamaño y de color negro que representa al cabeza de familia, el hijo más mayor se dispone a continuación como una carpa de menos tamaño y de color rojo, el resto de hijos varones tendrán carpas progresivamente más pequeñas.

Centrándonos en las muñecas, “musha” es un término japonés que alude a los samuráis y sus grandes hazañas, por lo que mayoritariamente se representan héroes pertenecientes a distintos momentos de la historia de Japón, divinidades o personajes pertenecientes a leyendas y mitos. Las Musha-ningyô son muñecas de madera y paja ataviadas con armadura y atuendos tradicionales de gran calidad y cuidado, igualmente destaca la expresividad de sus rostros y posturas más sofisticadas. Mediante estas muñecas se quieren poner de relieve características como el valor y la fuerza, un modelo de comportamiento para los niños varones. A la hora de fechar estas muñecas se atiende a su estatura: a partir del Período Meiji (1868-1912) su tamaño va a ser cada vez más pequeño.

Al representarse personajes provenientes tanto de la historia como del imaginario japonés, muchos de ellos presentan iconografías claras (emblemas grabados en la armadura, armas o acompañantes), lo que permite identificarlos con claridad. En consecuencia, como algunos de los personajes más representativos podemos destacar:

Minamoto no Yoshitsune.

Minamoto no Yoshitsune.

En primer lugar, a Minamoto no Yoshitsune, considerado como el ideal del guerrero japonés y uno de los miembros más importantes que componen el panteón de las figuras escogidas para esta tipología de ningyô. Una de sus hazañas más importantes es la lucha y derrota del clan Taira durante las Guerras Genpei (algunas de las batallas libradas por este personaje están recogidas en la obra épica Heike Monogatari) igualmente, se le reconoce el mérito de su suicidio en la cumbre de su carrera. A la hora de representarlo se opta por una postura relajada, el momento después de haber salido victorioso en el combate. Sentado sobre un escabel, con la armadura completa de tal modo que en la placa que cubre el pecho aparece el ideograma del dragón (ryu) también presente en su casco; en su mano porta un abanico de batalla con el sol y la luna representados, uno de los elementos que permite identifica al general, y distintas armas como un arco con sus flechas. Destaca el cuidado en su rostro juvenil con una expresión seria y estoica.

Enfrentamiento entre Ushiwaka-maru y Benkei.

Enfrentamiento entre Ushiwaka-maru y Benkei.

Por otro lado, también podemos encontrar representaciones de diferentes episodios de la vida de este personaje. Uno de los más importantes y representados es el enfrentamiento en su juventud con el monje Benkei en el puente Gojô, que asustaba a aquellos que se atrevían a cruzarlo para robarles las espadas y llegar a reunir un total de mil. Minamoto no Yoshitsune era un joven conocido como Ushiwaka-maru que osó cruzar tal puente por lo que tuvo que enfrentarse a Benkei, al que vencerá sirviéndose de su astucia y agilidad además de un abanico y un manto. Normalmente las escenas representan el clímax de la historia.

Emperatriz Jingû acompañada de Takenouchi no Sukune.

Emperatriz Jingû acompañada de Takenouchi no Sukune.

Otro personaje a destacar es la emperatriz Jingû (170-269), ya que se trata del único personaje femenino que vamos a encontrar en esta tipología. Su esposo, Chuai Ten’no, el decimocuarto emperador de Japón fallece antes de invadir Corea tras arduos debates y discusiones con sus consejeros; por lo que será la emperatriz la que tome el relevo en esta empresa. Cabe destacar que en el momento en el que embarca hacia Corea ayudada por los peces que sostenían su barco y por el rey dragón[1], Jingû estaba encinta, por lo que se ata una serie de piedras a la faja de su atuendo para retener el bebé durante un total de diecinueve meses, momento en el que vuelve victoriosa a su tierra natal.

Como ningyô, la emperatriz aparece de pie, portando la armadura de su marido que se puede reconocer por la presencia de crisantemos, símbolo del emperador. A primera vista puede parecer un hombre, pero atendiendo a su rostro, mucho más pequeño y delicado, podemos identificarla como figura femenina. Otros rasgos propios son el pelo largo y recogido en una trenza, un eboshi (tocado propio de los nobles) y un arco con sus flechas en la mano.

Junto a ella siempre suele aparecer otro personaje, el ministro Takenouchi no Sukune, con su característica barba blanca y larga y sus pobladas cejas. En sus brazos porta al hijo de la emperatriz, llamado Ôjin  (identificado en su madurez como dios de la guerra debido a las hazañas de su madre), representado como un bebé fajado. El ministro puede aparecer ataviado de dos maneras: o bien como guerrero con armadura, o como consejero real portando también un eboshi y ropas con ricos brocados.

Momotarô.

Momotarô.

Por otro lado, además de los personajes originarios de la historia (tanto real como legendaria) japonesa, vamos a encontrar personajes pertenecientes a cuentos y leyendas tradicionales como es el caso de Momotarô, un personaje que incluso forma parte de la identidad de Japón. Según cuenta su historia, fue encontrado dentro de un melocotón gigante por una pareja de ancianos que lo criaron. Ya desde niño destacaba por su gran fuerza y robustez, por lo que muy joven se marcha de casa con el objetivo de acabar con todos los ogros presentes en la isla Onigashima, el hogar de sus enemigos. Durante su viaje se unirán a Momotarô diferentes personajes como es el caso de un perro, un mono y un faisán.

A la hora de representarlo, puede aparecer tanto como un niño regordete como de forma mucho más estilizada siendo un joven guerrero ataviado con su correspondiente armadura. Normalmente sus compañeros aparecen junto a él, pueden representarse con un cuerpo humanizado y también con armadura.

Shôki.

Shôki.

El último personaje al que haremos referencia es Shôki también perteneciente al imaginario japonés. Shôki es un demonio de piel y cabellos rojos caracterizado por rasgos exagerados y muy expresivos. Ataviado con una capucha negra y botas altas, siempre porta una espada en la mano como arma. A pesar de tratarse de un demonio, el color rojo propio de su piel supone un amuleto que atrae la buena suerte y aleja las enfermedades.

El origen de este personaje nos traslada a China, concretamente a la dinastía Tang (618-907), siendo el protector del emperador Xuanzong ante todo tipo de amenazas, lo que lo llevó a ser conocido como el “Domador de demonios”. La popularidad de Shôki alcanza su punto máximo en Japón durante el período Edo relacionándose también con ese carácter protector y talismánico.

En resumidas cuentas, atendiendo a lo expuesto en este artículo podemos ver como un elemento tan sencillo como una muñeca (a la que en Occidente asociamos únicamente una función lúdica ligada con el ámbito más infantil) se convierte en un recurso didáctico más cercano y comprensible  para los niños en su día.

Para saber más:

  • http://www.lasieexotique.com/a_gal_ningyo.html
  • Scott Pate, Alan, Ningyô. The art of the japanese doll, Singapore, Tuttle Publishing, 2005

Notas:

[1] Según las diferentes versiones, su marido se oponía a atravesar los mares hasta llegar a Corea, pero ella estuvo de acuerdo y fue la que dirigió a los ejércitos con la ayuda de Ryûjin, rey de los dragones, que le dio unas joyas que podían cambiar la dirección de la marea.

avatar María Gutiérrez (133 Posts)

Graduada en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza, Máster de Estudios Avanzados en Hº del Arte y Máster en Formación de profesorado en Educación Secundaria por la misma universidad. Actualmente se encuentra ultimando su tesis doctoral acerca del coleccionismo de muñecas tradicionales japonesas.


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