El próximo domingo, día 22, tendrá lugar la 87º edición de los premios de la Academia, los Oscar, el máximo reconocimiento de la industria norteamericana y, por ende, el referente internacional en cuanto a galardones cinematográficos. Aunque en estos premios el protagonista absoluto, obviamente, es Hollywood, es vox pópuli que estos premios también atienden a otras nacionalidades, especialmente, en las categorías menores. Bajo esta premisa, en Ecos de Asia queremos dedicar un especial en el que atenderemos a los muy distintos aspectos en los que Asia ha tenido (y tiene) presencia en estos premios.
Desde época histórica, Asia ha tenido notable presencia en los Oscars. Desde que se implantó la categoría de Mejor Película de Habla no Inglesa, han sido siete las películas producidas en Asia o por asiáticos[1] que han obtenido el galardón en esta categoría, amén de numerosas nominaciones.[2]
Pero esta presencia no se ha restringido únicamente al reconocimiento de las cinematografías galardonadas, sino que el continente asiático y las regiones del Pacífico han tenido una fuerte presencia temática. Ya en 1935, la Academia se dejó seducir por el exotismo de Tahití premiando como Mejor Película a Mutiny on the Bounty (Rebelión a bordo). El escenario exótico de Hawaii, unido al contexto de la Guerra del Pacífico, aparecen reflejados en De aquí a la Eternidad (1953), de nuevo ganadora a Mejor Película. También Asia estaba representada, esta vez de una manera más amplia, en la adaptación de la novela La vuelta al mundo en ochenta días,[3] que consiguió la estatuilla en el año 1956. Al año siguiente, el galardón recayó en El puente sobre el Río Kwai, una nueva combinación de temática bélica y escenario exótico, en este caso, Tailandia. En 1962, fue una historia ambientada en Oriente Medio la que cautivó a los académicos, Lawrence de Arabia (que, además, resultó clave en la configuración de las nociones de arabismo y panarabismo, algunas todavía ahora en vigor). Casi dos décadas después, en 1978 fue galardonada la cinta El cazador, que esta vez se centraba en la Guerra de Vietnam.
No obstante, fue en la década de 1980 cuando la temática asiática comenzó a cobrar más fuerza en los Oscars, con las victorias del biopic Ghandi (de Richard Attenborough) en 1982, Platoon (otra cinta bélica sobre Vietnam, tema que ha sido más que recurrente en la cinematografía estadounidense por el shock que causó a la nación el desarrollo de la Guerra) en 1986 y El último emperador (una coproducción entre Francia, Reino Unido, Italia y China), además de varias candidaturas. Los años noventa únicamente vieron una cinta premiada en Mejor Película relacionada con Asia, Forrest Gump (1994), que de nuevo tomaba el tema de la Guerra de Vietnam (esta vez, desde una perspectiva más amplia que las anteriormente mencionadas).
Sin embargo, el siglo XXI ha dejado un número creciente de películas que tratan de una manera u otra un tema o ambientación asiática y han recibido el reconocimiento de mejor película: Slumdog Millonaire (2008), En tierra hostil (2009) y Argo (2012). A ellas deben sumarse muchos otros títulos que, sin lograr obtener este reconocimiento, han gozado de gran popularidad y han obtenido nominaciones (en algunos casos, muy sonadas). Cabría destacar entre estas cintas El último samurái (2003),[4] Memorias de una geisha (2005),[5] Banderas de nuestros padres (2006),[6] Cartas desde Iwo Jima (2006)[7] o La vida de Pi (2012).[8]
En esta panorámica hemos querido simplificar y centrarnos en la categoría reina de los premios y en la específica de las producciones extranjeras, pero debemos tener en cuenta que nuestros horizontes se amplían si atendemos al resto de categorías.
Además de películas con ambientaciones y temáticas orientales con nominaciones y premios considerados “menores”, podemos también señalar, a modo de curiosidad, la (breve) lista de nominados de procedencia oriental[9] para los galardones actorales, una presencia que se ha limitado en este caso a las categorías de Mejor Actor y Mejor Actriz de Reparto. Pese a que a través de la larga trayectoria de estos premios ha habido numerosas inclusiones de actores de procedencia no norteamericana (en su mayoría, europeos) optando a los cuatro tipos de galardones, resulta muy llamativo que el caso asiático no haya visto todavía representantes en los dos “grandes”, y que la lista de personalidades que han conseguido colarse en los premios a los actores de reparto sea tan limitada. También sorprende, por otro lado, la variada procedencia de estos “pocos elegidos”, ya que, a diferencia de lo que pasaba con las Mejores Películas de Habla Extranjera, aunque Japón tiene una presencia mayoritaria, la amplitud del marco en este caso es más que reseñable.
Y es que el primer caso que encontramos de un actor de más allá de las fronteras de Occidente es ni más ni menos que Akim Tamiroff, un georgiano de origen armenio que ya en 1937 obtuvo una nominación por su papel en la película El general murió al amanecer (1936), una cinta ambientada en el Shanghái bélico de los años 30 (lo que viene a confirmar lo que antes comentábamos, cómo la presencia de Asia aumenta conforme se amplía el foco). Unos años después, Tamiroff volvería a ser nominado, en esta ocasión por el papel de Pablo en Por quién doblan las campanas (1942). Unos cuantos años tendrían que pasar hasta ver de nuevo a un asiático nominado a Mejor Actor de Reparto, hasta 1985, cuando el camboyano Haing Somnang Ngor se alzó con la estatuilla por Los gritos del silencio (The Killing Fields, 1984).[10] En fecha más reciente, fue el japonés Ken Watanabe quien recibió la última nominación en la categoría masculina en el año 2004.
La categoría femenina, por su parte, cuenta con dos representantes niponas, Miyoshi Umeki y Rinko Kikuchi, y una iraní, Shohreh Aghdashloo. La primera ganó el galardón en 1958 por la película Sayonara (1957), protagonizada por Marlon Brando.[11] Las otras dos nominadas, sin embargo, se remontan a fechas mucho más recientes: Shohreh Aghsdasloo en 2004 por la película Casa de arena y niebla (2003), y Rinko Kikuchi en 2007, por su papel en Babel (2006).
En este especial, contaremos con una serie de artículos que nos permitirán hacer un repaso desde muy distintos puntos de vista a las relaciones entre los Oscars y Asia. Sobre la actual edición, haremos una panorámica de la presencia de Asia, así como prestaremos atención especial a las candidatas a Mejor Película de Animación: Big Hero 6 y Kaguya Hime no monogatari. En retrospectiva, tendremos ocasión de repasar en profundidad las categorías de Mejor Película de Habla No Inglesa y de Animación, así como (aunque no sea propiamente dicha una categoría) trataremos también las coproducciones asiáticas que han ganado el Oscar a Mejor Película. De manera monográfica, podremos leer sobre el vestuario de Ran, por el que fue premiado Emi Wada; sobre la puesta en escena de El último samurái, y además tendremos ocasión de relacionar una película oscarizada, Sin Perdón, con su remake japonés, llevado a cabo por Lee Sang-il y protagonizado, precisamente, por Ken Watanabe.
Notas:
[1] Rashômon (1951, Akira Kurosawa, Japón), La puerta del infierno (1954, Teinosuke Kinugasa, Japón), Samurái (1955, Hiroshi Inagaki, Japón) –estas, antes de que se implantase el sistema de nominaciones para esta categoría–, Dersu Uzala (1975, Akira Kurosawa –aunque de producción soviética–), Tigre y dragón (2000, Ang Lee, que compitió con nacionalidad taiwanesa, aunque era una coproducción en la que participaban Taiwán, China, Hong Kong y Estados Unidos), Despedidas (2008, Yôjirô Takita, Japón) y Nader y Simin, una separación (2011, Ashgar Farhadi, Irán) han sido las ganadoras en esta categoría.
[2] Para no abrumar con los títulos nominados, nos ceñiremos únicamente a la estadística: Japón ha obtenido un total de 15 nominaciones (convirtiéndose en el cuarto país con más presencia en esta categoría, por detrás de Italia, Francia y España, y habiendo obtenido 4 premios), Taiwán ha conseguido 3 nominaciones y un premio; Irán, 2 nominaciones y un premio; India, 3 nominaciones; China, 2; Hong Kong otras dos; y Camboya, Georgia, Kazajistán, Nepal y Vietnam una nominación respectivamente. Una lista completa con todos los títulos nominados puede consultarse aquí.
[3] Se trata de una de las adaptaciones más famosas de las muchas que ha tenido la novela de Julio Verne y una obra clásica por excelencia del cine de Hollywood. Esta versión fue dirigida por Michael Anderson y está protagonizada por David Niven, Cantinflas y Shirley MacLaine. Además de estas estrellas, es considerada una de las películas fundacionales del concepto cameo, tan habitual hoy, y es que en la cinta desfilaron grandes nombres, como Frank Sinatra o Buster Keaton, realizando pequeños papeles, más como un guiño al espectador que por necesidad del guion.
[4] Obtuvo las nominaciones en las categorías de Mejor Actor de Reparto (Ken Watanabe), Mejor Dirección de Arte, Mejor Diseño de Vestuario y Mejor Edición de Sonido.
[5] Logró las estatuillas de Mejor Fotografía, Mejor Dirección de Arte y Mejor Diseño de Vestuario, y estuvo nominada, además, a Mejor Sonido, Mejor Edición de Sonido y Mejor Banda Sonora.
[6] Nominada a Mejor Sonido y Mejor Edición de Sonido.
[7] Ganadora del galardón a Mejor Sonido y nominada, además, a Mejor Película, Mejor Director (Clint Eastwood) y Mejor Guion Original (no pudiendo concurrir a Mejor Película de Habla No Inglesa, ya que, aunque estaba rodada en japonés, fue producida en Estados Unidos).
[8] Partió con 11 candidaturas, de las cuales ganó Mejor Director (Ang Lee, que ya había sido premiado en la misma categoría por Brokeback Mountain en 2005), Mejor Fotografía, Mejores Efectos Visuales y Mejor Banda Sonora. Sin embargo, no logró obtener las de Mejor Película, Mejor Guion Adaptado, Mejor Diseño de Producción, Mejor Montaje, Mejor Sonido, Mejor Edición de Sonido ni Mejor Canción Original.
[9] Mención aparte merecen, por su marcada idiosincrasia occidental, los nominados australianos y neozelandeses, nombres más que populares del panorama hollywoodiense habitual, como pueden ser Peter Finch (oscarizado en 1977 por Network –1976–, con una nominación anterior), Geoffrey Rush (Mejor Actor en 1997 por Shine –1996–, y una nominación posterior), Russell Crowe (por Gladiator –1999– en 2000), Nicole Kidman (ganadora en 2003 por Las horas –2002–), Cate Blanchett (que recibió en 2005 el reconocimiento a Mejor Actriz de Reparto por El Aviador –2004– y en 2014 el de Mejor Actriz por Blue Jasmine –2013–) o Heath Ledger (que recibió el Oscar de manera póstuma por su papel de Joker en The Dark Knight –2008– en 2009).
[10] The Killing Fields se quedó a las puertas de obtener el premio a Mejor Película frente a Amadeus. Narra la historia de dos periodistas, Sydney (Sam Waterson) y Dith Pran (Haing S. Ngor), corresponsales durante la Guerra de Camboya y los primeros momentos del régimen de los Jemeres Rojos (un tema al que, también a través del cine, nos aproximamos aquí); una adaptación de una crónica periodística publicada en el New York Times. Además de los dos galardones mencionados, la película optó a Mejor Director (Roland Joffé), Mejor Actor (Sam Waterson) y Mejor Guion Adaptado (Bruce Robinson); y obtuvo además el de Mejor Fotografía y Mejor Montaje. Para terminar de completar el panorama, la tercera gran candidata de ese año fue Pasaje a la India, ambientada en el Movimiento de Independencia Indio durante el Raj Británico. También fue el año de Indiana Jones y el Templo Maldito, la más oriental de la saga (que obtuvo un premio y una nominación).
[11] Esta película llegaba justo un año después de que Brando estrenase La casa de té de la luna de agosto, acompañado por Glenn Ford y Machiko Kyô. Esta cinta, aunque no llamó la atención de la Academia, fue candidata a un Globo de Oro. La historia procedía de una novela homónima de Vern J. Sneider, fechada en 1951, y había sido llevada al teatro dos años después por quien luego fue guionista de la película, John Patrick. En su versión teatral fue donde obtuvo un mayor reconocimiento, consiguiendo un Tony y un Pulitzer. Esta obra reflexiona en clave de sátira sobre la ocupación militar estadounidense en Japón después de la Segunda Guerra Mundial, en la que Marlon Brando se metía en la piel de Sakini, un intérprete japonés en un pueblo de Okinawa al que el capitán Fisby (Glenn Ford) debía “americanizar”.