El pasado 7 de octubre tuvo lugar la multitudinaria inauguración de la exposición “NOH KABUKI, escenas del Japón” en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza. La muestra, de carácter gratuito, está comisionada por los doctores Elena Barlés y David Almazán y contiene varias decenas de piezas de origen japonés, procedentes de colecciones tanto privadas[1] como institucionales de diferentes lugares de la geografía española.
La exposición se centra en los dos tipos más conocidos del teatro japonés, el kabuki y el nôh, y precisamente en torno a esta división está estructurada: se compone de dos salas de análogo tamaño y distribución, cada una dedicada a una de estas clases de teatro. Aunque en la actualidad son las dos formas de teatro más conocidas y estudiadas, en Japón existieron muchas otras formas muy populares como el bunraku –teatro de marionetas-. A través de un vestíbulo y mediante unos textos no demasiado largos –echamos de menos una mayor explicación textual- se introduce al visitante en los dos tipos de teatro de los que se ocupa: el aristocrático y codificadísimo nôh –del que hablamos hace poco en Ecos de Asia– y el colorido y popular kabuki.
En vez de optar por exponer el aparato teatral, la muestra se organiza en torno a manifestaciones muy apreciadas de diferentes artes japonesas, que en todo momento guardan gran relación con el teatro: así, encontramos un gran corpus de ukiyo-e de reputados autores, pues las representaciones de actores y de obras de teatro fueron uno de los géneros más populares del grabado japonés, ya que debido a la enorme fama que alcanzaban los actores –que contaban con auténticas legiones de fans– resultaban tremendamente comerciales; igualmente, otros grabados nos permiten conocer cómo eran los entresijos de una representa-
ción teatral, pues reproducen con gran detalle escenarios y teatros. Además, la exposición cuenta con bellísimos kakemonos –esto es, pinturas verticales realizadas para ser colgadas– que o bien comparten su temática con las obras teatrales o que, en sintonía con la esencia del teatro nôh, recogen unas formas mucho más sintéticas y espirituales. Estas piezas se complementan con toda una serie de elementos que guardan gran relación con el mundo teatral: libros y rollos de diversos tipos, armas y cascos de diferentes clases –en consonancia con las historias de guerreros del pasado que tanto éxito argumental tenían-, cajas lacadas con forma de máscaras de teatro, estas mismas e incluso un abanico.[2]
Es por tanto una exposición variada tanto en formatos como en cronologías,[3] además de en especificidad: frente a los grabados de los grandes maestros del ukiyo-e del periodo Meiji como Utagawa Kunisada, cuya obra abunda no solo en la muestra sino en importantes museos de todo el Mundo, encontramos en la exposición grandes rarezas, desde las singularísimas obras de Kôgyo Tsuikoka –ya ubicadas en el periodo Taisho (1912-1926), a una pieza que no solo no es de origen japonés sino que supone el verdadero vínculo de la exposición con las tierras aragonesas: el libro Teatro y Danza en el Japón,[4] escrito en 1953 por la zaragozana Jenara Vicenta Arnal Yarza (1902-1960), que aunque química y maestra de profesión también tuvo su particular encuentro con Japón.
En definitiva, se trata de una exposición que, aunque pueda parecer pequeña o rápida de visitar, deleitará a todos aquellos que se interesen por los entresijos del teatro y de la dramaturgia japonesa, que disfrutarán tanto de los cuidados detalles tanto de pinturas y grabados como de las cartelas explicativas; quizás satisfaga igualmente a los no pocos amantes de las armas orientales o incluso a todos aquellos curiosos que dado el precio –gratuito- o la inmejorable situación de la exposición –en pleno centro de la ciudad- quieran acercarse a conocerla.
La exposición, organizada por Actividades Culturales de la Universidad de Zaragoza, permanecerá abierta hasta el 10 de enero de 2015, en el Paraninfo de la Universidad.
Notas:
[1] Destaca especialmente la colección “Pájaro Profeta” de José Antonio Giménez Mas, algunas de cuyas obras ya han sido expuestas en otras ocasiones.
[2] Tal como nos relató hace poco María Galindo, los abanicos tienen una gran importancia en el teatro nôh. En este caso, el expuesto se trata de un tessen perteneciente a la Colección Torralba-Fortún.
[3] Aunque la mayoría de obras pertenecen al final del periodo Edo (1603-1868) y al periodo Meiji (1868-1912), existen otras piezas que abarcan desde el periodo Muromachi (1336-1573) al periodo Showa (1926-1989).
[4] Arnal, J. Vicenta. Teatro Y Danza En El Japón. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto “San José de Calasanz” de Pedagogía, 1953.