Revista Ecos de Asia

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This article was written on 21 Feb 2020, and is filled under Cine y TV, Crítica.

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“The Stranded”: la élite se “pierde” en el sur de Tailandia

Que Netlifx sigue abriéndose camino en los mercados internacionales es algo innegable. En esta ocasión reseñamos su primera producción tailandesa, la serie The Stranded (algo que podría traducirse como “los varados”, en referencia a la situación de los protagonistas de la historia). Esta narra las historias de una serie de alumnos de un prestigioso instituto que quedan varados en una isla tras un sorprendente tsunami que los aísla del resto de la sociedad. A medio camino entre Perdidos (2004-2010) y Élite (2018-…), y decididamente más cerca de estos que ninguna de las numerosas versiones de El Señor de las moscas,[1] The Stranded es una serie tailandesa pero con marcado carácter internacional, reservándose el exotismo para los asuntos paranormales que, como era de esperar, envolverán varias de las situaciones que se producirán en esta isla ficticia ambientada en el sur de Tailandia.

Imagen promocional de la serie, en la que aparecen sus personajes principales.

Otra de las imágenes promocionales de la serie, en la que se observa el elitista instituto destrozado.

Los protagonistas de la serie son un grupo de adolescentes del último curso de un prestigioso y elitista instituto privado, construido en una isla solitaria de Tailandia, en la que no habitan de forma continuada más que un pescador y su hijo, Kraam, el único alumno becado del instituto y protagonista aparente de la serie; los alumnos y el personal del instituto residen ocasionalmente en ella nada menos que en lujosos bungalós y chalets. El último día de curso, cuando los profesores ya han abandonado el instituto, pero todavía quedan en sus alrededores una serie de alumnos rezagados que celebran una loca fiesta de despedida, un enorme y repentino tsunami barre prácticamente la totalidad de la isla, mata a algunos residentes, deja numerosos heridos y destruye buena parte de los edificios e infraestructuras, dejando a los adolescentes a su suerte, que sobreviven como pueden mientras esperan ser rescatados.

Este socorrido argumento deja espacio para algunos asuntos habituales de las series adolescentes, como el consumismo, la ciberdependencia, el acoso, las relaciones amorosas (como buena producción tailandesa incluye desde el primer momento una trama normalizada de Boys Love, habiendo también un atisbo de relación lésbica en los primeros episodios) o la identidad hipotecada[2] y la consecuente reasignación de roles que cabría esperar en un escenario apocalíptico. Sin embargo, hay otros menos habituales, como la occidentalización de la clase alta tailandesa, las desigualdades étnicosociales de su población (ejemplificados en personajes como Kraam o Jing, la única de los “varados” que no es alumna del instituto) o, incluso, la eutanasia, que se tratan sin pudor en esta serie, constituyendo un soplo de aire fresco en lo que se refiere tanto a las producciones tailandesas como a la ficción de institutos.

Los amantes del BL quedarán contentos con la serie.

Jing y Arisa serán las encargadas se descifrar un curioso y antiguo mensaje.

Dentro del idealismo que inunda la serie (que un grupo de adolescentes puedan sobrevivir sin generar comida, curando heridas complejas, purificando el agua, etc. sin que haya enormes conflictos parece bastante improbable), existe en la misma una equilibrada combinación entre la comedia (con escenas como en la que tras darse cuenta de que tendrán que ceder su ropa para hacer una vela que les permita escapar de la isla, pelean por que el logo de Versace ocupe un lugar central), el romance y el misterio que la hace digna de visionado. Seguramente, el suspense y el tema sobrenatural (que envuelve al personaje de Kraam, de orígenes inciertos, a Nahm, que tiene ciertos dones que la vinculan a este mundo, y el de la misteriosa profesora Lin),[3] junto con algunos poco desarrollados giros argumentales, sean los puntos flojos de una serie que no acaba de definir por completo su público objetivo: demasiado ligada al folclore tailandés y a los estilemas de su ficción romántica adolescente para triunfar en el extranjero y demasiado internacionalizada (con títulos en inglés, buena dosis de uso de este lenguaje y con actores de ascendencia mixta) para que realmente pueda hacerlo fuera de esa clase alta tailandesa contra la que tanto arremete. ¿Serán los tailandeses emigrados en Australia los que salvarán esta serie de su cancelación (el final de la breve primera temporada, de apenas siete episodios, implica que la trama tiene que seguir próximamente)? Seguramente, pronto lo sabremos.

Como era de suponer, los días de convivencia pacífica pronto terminarán en la isla…

 

Notas:

[1] El Señor de las moscas (1954) es una novela escrita por William Golding, que narra la historia de un grupo de adolescentes cuyo avión se estrella en una isla y quedan aislados de la sociedad, teniendo que aprender a sobrevivir sin la autoridad adulta, lo que acabará resultando del todo imposible. De forma tanto literal como parcial, la novela ha sido llevada al cine y a la televisión en numerosas ocasiones, incluyendo parodias.

[2] James Marcia definió como identidad hipotecada un periodo vital en el que el adolescente o joven adquiere algunos compromisos (creencias, experiencias, deseos vitales) directamente de sus padres, sin plantearse su necesidad o validez. Por ejemplo, cuando un hijo de abogado decide que será abogado porque su padre también lo es. Esta presión es especialmente notable en personajes como May o Anan.

[3] Además, sin ánimo de destripar la serie, podría decirse que existen demasiadas conexiones argumentales, e incluso musicales, con otras producciones de Netflix, como la alemana Dark (2017-…) o la más reciente The Gift (2019-…), que ya tuvimos ocasión de reseñar.

avatar Marisa Peiró Márquez (145 Posts)

Marisa Peiró Márquez (marisapeiro@ecosdeasia.com) es Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza. En esta misma universidad se licenció en Historia del Arte y realizó el Máster en Estudios Avanzados de Historia del Arte, así como el Diploma de Especialización en Estudios Japoneses. Se especializa en el Arte y la Cultura Audiovisual de la primera mitad del s. XX, y en las relaciones artísticas interculturales, especialmente entre Asia y América Latina (fue becaria del Gobierno de México), con especial interés en el Sudeste Asiático y en Oceanía.


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