Revista Ecos de Asia

Un viaje a través de La vuelta al mundo en ochenta días V: La vuelta al mundo de Willy Fog. Aprendiendo Asia (especial)

Proseguimos nuestra serie sobre las adaptaciones de la obra de Julio Verne dedicándonos en esta ocasión a una producción que ha marcado a varias generaciones de españoles: La vuelta al mundo de Willy Fog. Y es que, por su valor didáctico y su gran calado social (a base de numerosas reposiciones televisivas a lo largo de los ochenta y noventa, además de su éxito internacional) considerábamos que era de justicia dedicarle un análisis en profundidad, con el que cerramos esta serie de artículos que nos han ocupado durante el periodo estival.

Cabecera de la serie.

Cabecera de la serie.

La vuelta al mundo de Willy Fog es una producción hispano-japonesa de 1983, lo cual la hace todavía más interesante desde nuestra perspectiva asiática. Sin embargo, no profundizaremos en este aspecto aquí, puesto que ya ha sido tratado en otras ocasiones y en otras fuentes,[1] nuestra principal preocupación será la obra como adaptación y la representación del otro asiático.[2]

La vuelta al mundo de Willy Fog se estructura en veintiséis capítulos de veinticinco minutos de duración, en los que, a través de representaciones de animales antropomorfos,[3] se abordan los distintos episodios de la novela con relativa fidelidad: lo suficientemente alejado de la novela como para constituir una historia independiente y a la vez funcionar correctamente en su medio y formato, lo suficientemente cercana al texto original como para tratarse indudablemente de otra representación de la misma historia.

Romy, Rigodón, Tico y Willy Fog. Escena de los créditos de apertura.

Romy, Rigodón, Tico y Willy Fog. Escena de los créditos de apertura.

Las principales diferencias con la obra de Verne radican en varios añadidos de diversa índole. El primero de ellos es el elenco protagónico: el señor Willy (nombre mucho más universal que Phileas) Fog y su mayordomo Rigodón (más sencillo de pronunciar que Passepartout) se acompañan de Tico, compañero inseparable de Rigodón, una suerte de pequeño ratoncillo que podía, oportunamente, esconderse en el bolso de viaje en aquellos momentos en los que, por cercanía a la novela, el señor Fog y Rigodón debían estar solos (sin ir más lejos, la entrevista de trabajo inicial). Del mismo modo, el detective Fix se sumirá en la persecución ayudado por Bully, que, al igual que Tico, supone un alivio cómico para el personaje original. También se incorpora Transfer, un matón contratado por el señor Sullivan (director del Banco de Inglaterra y uno de los rivales en la apuesta) para que impida a toda costa que Willy Fog logre su objetivo. Como es obvio, la adición de estos personajes modifica forzosamente algunos pasajes y añade pequeñas aventuras nuevas, sin embargo, éstas no afectan demasiado al desarrollo de la trama principal y han sido introducidas con buen cuidado de mantener, e incluso fortalecer, la coherencia interna.

Los cuatro protagonistas, despegando en el globo aerostático.

Los cuatro protagonistas, despegando en el globo aerostático.

El resto de añadidos a los que hacíamos referencia son episodios relevantes que se incorporan a la trama principal. El primero de ellos es el trayecto europeo, algo que en la novela transcurre sin complicaciones, y que se incorpora a la serie tanto por incluir la parte correspondiente del viaje con un fin didáctico como para dar una primera ocasión de lucimiento al pérfido Transfer.[4] El segundo añadido tendremos ocasión de tratarlo con más atención en este artículo, puesto que supone una escala en las islas de Hawái. Un tercer episodio añadido tiene lugar ya en tierras americanas, donde se incluye el viaje en globo al que ya hicimos referencia en la segunda entrega de esta serie de artículos.

El recorrido asiático ocupa 11 capítulos de los 26 de la serie (del 6 al 16, inclusive), algo que no debe extrañar, ya que en la propia novela se explica que, debido a los rodeos a los que obligan los medios de transporte disponibles, cruzar el continente euroasiático consumía sustancialmente más tiempo que atravesar el Pacífico, Norteamérica y el Atlántico.[5] De ellos, seis transcurren en India, uno de los núcleos centrales de la construcción de la historia.

Atravesando la India[6]

Arriba, un faquir con una cobra.  En el centro, la vaca sagrada.  Abajo, los monjes salen de la pagoda para perseguir a Rigodón y Tico.

Arriba, un faquir con una cobra.
En el centro, la vaca sagrada.
Abajo, los monjes salen de la pagoda para perseguir a Rigodón y Tico.

El primer contacto que los espectadores tenían con la India era el bullicioso puerto de Bombay, con un pasaje de música exótica contribuyendo a la ambientación, y un cónsul británico, representado como un cerdo, cautivado por los aromas de un incensario. A lo largo del primer capítulo, los protagonistas se preparan para el largo viaje en tren en el que atravesarán la India, mientras Transfer urde uno de sus planes para retrasarles e impedirles lograr su objetivo. Rigodón y Tico, tras recorrer un mercado lleno de exquisitos paños de tela, sacos de especias, frutas exóticas y gentes vistiendo saris y turbantes (y acercándose también gastronómicamente a la cultura india, a través del insaciable apetito de Tico), encuentran un faquir que hace bailar una cobra (uno de los tópicos por excelencia del ámbito indio), protagonizando con ella un cómico gag. Es en este episodio en el que Rigodón (y Tico) visitan una pagoda, situación que se introduce de una manera muy contemporánea, con la exclamación de Tico “¡Vayamos a visitar algún monumento!”, subrayando así la idea del turismo como finalidad última del viaje, algo que Fog no compartía, puesto que su único interés era subir a los medios de transporte indicados en el momento preciso y sin experimentar retrasos. Ante la puerta de la pagoda, presencian una procesión de monjes budistas que entran en el templo, y, a continuación, se produce el desastre. Por idea de Tico, entran en el terreno sagrado de la pagoda y, en parte por homenaje a la película de Mike Todd y en parte por coherencia interna,[7] encuentran una vaca sagrada, rodeada de ofrendas, sobre las que se lanza el insaciable Tico, provocando la persecución de los monjes que más adelante se descubrirá como importante en la trama, con la pérdida del bombín de Rigodón durante la huida.

Arriba, el paisaje que los protagonistas contemplan en la serie.  Abajo, el paisaje que Passepartout (Cantinflas) observa en la película de Mike Todd.

Arriba, el paisaje que los protagonistas contemplan en la serie.
Abajo, el paisaje que Passepartout (Cantinflas) observa en la película de Mike Todd.

Durante el siguiente capítulo, Willy Fog y sus compañeros, Rigodón, Tico y el brigadier Corn, atraviesan la India en tren, con planos que de nuevo retrotraen a la película de 1956 (paisajes contemplados desde las ventanillas, en los que se ven charcas y elefantes). Al descubrir que la vía está cortada, nuestros protagonistas recurren a un elefante guiado para atravesar la selva, aunque la primera respuesta que obtienen es negativa, para introducir un diálogo del cuidador con el animal en el que se transmite, de manera sencilla pero efectiva, el estrecho vínculo existente entre los mahout[8] y sus animales.

Transfer, disfrazado de mahout, lleva en elefante a los protagonistas a través de la selva.

Transfer, disfrazado de mahout, lleva en elefante a los protagonistas a través de la selva.

Si bien el episodio anterior estaba demasiado estirado, con moralejas excesivamente subrayadas y anécdotas irrelevantes; Peligro en la selva adopta un ritmo más ágil en el que se insiste en el amor del mahout Parsi por su criatura, y se introduce un nuevo elemento: la noción de peligro ante las “salvajes tribus del norte de la India”. Advertidos por el falso mahout (Transfer, disfrazado), cuyo comentario respalda el brigadier, se prepara el terreno para lo que sucederá a continuación. Obligados a pernoctar en mitad de la selva, Transfer intenta hacer otra de las suyas, pero Koa, el elefante, haciendo gala de su inteligencia e intuyendo la amenaza, defiende a los viajeros.

Diferentes escenas de la comitiva fúnebre. Arriba, los músicos que abren la procesión. En el centro, detalle de los instrumentos que asemejan los ramsinga indios. Abajo, la sacerdotisa de Kali.

Diferentes escenas de la comitiva fúnebre.
Arriba, los músicos que abren la procesión.
En el centro, detalle de los instrumentos que asemejan los ramsinga indios.
Abajo, la sacerdotisa de Kali.

Es en el cliffhanger[9] entre el final de este capítulo y el principio del siguiente cuando se produce el encuentro de los protagonistas con el cortejo fúnebre, que se presenta con un lento y cadencioso ritmo, exótico e inquietante. En el corte, la voz en off del narrador introduce un avance del siguiente capítulo, transmitiendo un mensaje peyorativo y definiendo a esta tribu en términos absolutos como “bárbara” y salvaje. Esto no debe resultar extraño, ya que es una idea colonialista heredada de la novela, que se justifica en esta narración infantil con la necesidad de establecer buenos y malos sin matices, a fin de que los niños puedan diferenciar entre una postura y otra con facilidad y comenzar a asimilar preceptos morales. De este modo, se subordina la comprensión profunda de culturas ajenas a las necesidades narrativas, y, en cualquier caso, de este mensaje no resulta forzosamente una moraleja negativa (“el otro es malo” o “si el otro hace cosas malas es malo”), ya que esta línea de reflexión simple y opuesta al pensamiento crítico se ve matizada a lo largo de toda la serie con un mensaje de tolerancia y respeto hacia otras culturas.

Es interesante comprobar que el cortejo fúnebre se abre con grupos de instrumentos musicales, agrupados según su tipo. Entre ellos, destaca la presencia de ramsinga, un tipo de trompeta natural que Emilio Salgari vinculó a las tribus de thugs o estranguladores en su novela El misterio de la jungla negra (1895). Este tipo de detalles confirma que detrás de la producción hubo un relativamente cuidado trabajo de documentación, ya que los thugs eran adoradores de la diosa Kali, y el brigadier Corn, en su explicación del cortejo y del rito fúnebre, describe a la líder como suma sacerdotisa de Kali, a quien posteriormente ofrecen oración. Los thugs se muestran crueles y sanguinarios, en la línea de los filmes de aventuras de mediados del siglo XX, y plantan cara ferozmente ante el rescate de Romy. Sin embargo, como no podía ser de otra manera, Willy Fog y sus compañeros resultan victoriosos, y la princesa se une al grupo.

La presencia de Romy justifica el hincapié en el exótico vestuario indio.

La presencia de Romy justifica el hincapié en el exótico vestuario indio.

La princesa Romy posee una personalidad más desarrollada que en la novela (lo cual no es difícil, dado que en el texto de Verne su presencia después del rescate es poco más que anecdótica), sin embargo, sigue un arquetipo de femineidad anacrónico de sumisión al varón, que viene reforzada por la deuda moral y el agradecimiento por haber sido rescatada (sin embargo, curiosamente, esta deuda se tiene con Fog y no con Rigodón, tanto en la novela como en las adaptaciones). No obstante, esta lectura debe relativizarse: no se transmite tanto una intención peyorativa sobre la mujer como un rol muy secundario en la historia, algo que ya ocurría en el original y que no necesariamente debe vincularse como una lectura de género. De hecho, la narración que ella misma hace de su pasado explica el papel vulnerable de la mujer en la India. Además, el momento en el que le compran un vestido para evitar que con su luto llame la atención permite poner el acento anecdóticamente en un detalle como es la vistosidad y elegancia de los saris, vestidos tradicionales indios, una nueva pieza del puzle cultural que se va construyendo a lo largo de la serie.

A su llegada a la ciudad de Allahabad, habiéndose reencontrado con Parsi por el camino, le restituyen el elefante. Willy Fog se muestra empecinado en pagarle la cantidad que habían acordado, pese a que el acuerdo se había formalizado con Transfer. A pesar de la negativa del mahout, cuando finalmente acepta el dinero lo hace con una exclamación: “¡Que Alá le bendiga, señor!”, dejando así caer la importancia de la religión islámica en el subcontinente indio.

Un policía de Calcuta detiene a Rigodón.

Un policía de Calcuta detiene a Rigodón.

Pero todavía quedaba un escollo más que superar, antes de que el cuarteto protagonista (Willy Fog, Rigodón, Tico y Romy, una vez despedidos del brigadier) pudiera abandonar la India. Rigodón había perdido su bombín, y tenía una cuenta pendiente con la justicia local que podría retrasarlos lo suficiente como para perder el Rangoon y hacerles fracasar en su empresa.  La policía de Calcuta, ágiles monos uniformados y con turbantes, detienen a Rigodón y Tico. A través del comisario británico, un gran danés, se explica y aclara que el suceso de la pagoda constituía un delito de sacrilegio. Se muestra, a un tiempo, el estupor de la población, la indignación de los guardias y la severidad de los británicos a la hora de respetar y proteger las costumbres locales. Superado este trámite, pueden partir y proseguir el viaje.

Dos escalas en China[10]

Las orquídeas de Singapur.

Las orquídeas de Singapur.

Tras una travesía en barco (amenizada por la presencia de peces voladores[11]) los viajeros llegan a Singapur, donde el Rangoon hace una escala para repostar, ocasión que aprovechan para buscar a la familia de Romy. Singapur se muestra como un lugar relativamente poco orientalizado, en contraste con Calcuta y Hong Kong. No obstante, Willy Fog y Romy tienen la oportunidad de realizar un romántico paseo por los jardines de la ciudad, donde encuentran una gran cantidad de orquídeas.[12]

Distintas escenas de la ciudad y el puerto de Hong Kong.

Distintas escenas de la ciudad y el puerto de Hong Kong.

Por contraste, Hong Kong es paradigmáticamente china. Ya la primera escena muestra el puerto, lleno de juncos chinos, y rickshaws y palanquines por las calles de edificios levantados a la manera tradicional, con alerones volados, columnas rojas y rejillas de bambú. Al creer que han perdido el Karnatic, el barco que les debía conducir a Yokohama, se hospedan en un lujoso hotel que repite los elementos concebidos como puramente chinos, tanto en su arquitectura como en su decoración. La música, como ha ocurrido en anteriores ocasiones, responde a las melodías que tradicionalmente se asocian con la música china.

Al conocer el aciago destino de la familia de Romy, la princesa realiza una visita al cementerio en el que yacen sus tíos. Resulta sorprendente que en este momento, aunque el jardín en el que se encuentran posea monumentos funerarios asiáticos, las tumbas en cuestión son humildes tumbas cristianas, unas losas de piedra con unas cruces en la cabecera.

El cementerio en el que yace la familia de Romy. A la izquierda, monumento funerario oriental, a la derecha, las tumbas de los parientes.

El cementerio en el que yace la familia de Romy. A la izquierda, monumento funerario oriental, a la derecha, las tumbas de los parientes.

Mientras Willy Fog y Romy se encuentran en el cementerio, Rigodón y Tico han descubierto que el Karnatic sigue en el puerto, reservan los pasajes y tratan de avisar al señor Fog. Sin embargo, Fix y Bully, los detectives de Scotland Yard, ven aquí su última oportunidad de detener a Fog, y se proponen impedir que embarquen emborrachando a Rigodón y haciéndole caer en una trampa. Mientras está en una taberna, Fix propone un brindis a la manera local, sin embargo, la fórmula que emplean para brindar es la japonesa, kampai, en lugar de la china, gân bêi.[13] Finalmente, Rigodón y Tico caen (uno por el alcohol, otro por empacho), y son llevados al Karnatic, quedando el señor Fog y la princesa en tierra.

La taberna en la que Rigodón y Tico son engañados por Fix y Transfer. Aunque no es excesivamente oriental, hay cuidado en que aparezca un jarrón chino en primer plano.

La taberna en la que Rigodón y Tico son engañados por Fix y Transfer. Aunque no es excesivamente oriental, hay cuidado en que aparezca un jarrón chino en primer plano.

La esperanza es lo último que se pierde, y tras mucho buscar por el puerto, Fog y Romy encuentran un barco, capitaneado por un hosco oso panda, dispuesto a llevarles a Yokohama y recuperar el tiempo perdido. Mientras tanto, el comisario británico en Hong Kong muestra ante Fix una actitud parsimoniosa, deleitado por las bondades del té chino, que alaba explícitamente.

Además, el viaje de Fog en el barco se ve peligrar de nuevo por un tifón, tal y como el capitán había advertido, reforzando la idea del clima hostil del Mar de China. Del mismo modo, el capitán se descubre como pirata, aludiendo a la inseguridad en dichas aguas, aunque tratándose de un aventurero de buen corazón.

Dos momentos de uno de los tifones del Mar de China que sufren los transportes de los protagonistas.

Dos momentos de uno de los tifones del Mar de China que sufren los transportes de los protagonistas.

El reencuentro en Japón[14]

El decimoquinto capítulo narra el reencuentro de Willy Fog y Romy con Rigodón y Tico, que llegaron a bordo de distintos barcos creyendo que los otros estaban perdidos. La escala se produce en Yokohama, donde se recrean numerosas imágenes bien conocidas del periodo Meiji, así como se muestran novedades como el ferrocarril, recién instalado. Los primeros en llegar son Rigodón y Tico, que entablan amistad con un conductor de rickshaw, el cual les muestra algunos de los avances que estaba viviendo el país (como la instalación de alumbrado público de gas). El conductor les acoge con amabilidad, mostrándose risueño, y les ayuda en todo lo que está en su mano, ofreciéndoles casa y comida (de modo que puede verse también la distribución de la casa tradicional japonesa, y algo de gastronomía, en forma de fideos que ambos protagonistas devoran con avidez). También les lleva a un circo instalado en la ciudad, donde podrán trabajar para volver a casa. En el circo, se exhiben gran cantidad de acróbatas, que fueron muy populares durante el cambio de siglo.

De la mano de Fix y Bully se muestra el consulado de Yokohama, una oficina construida a la manera occidental (como es habitual en los edificios oficiales del periodo Meiji) y decorada con biombos y kakemonos con pinturas sumi-e, donde reciben por fin la orden de arresto, aunque ya no podrán usarla hasta que vuelvan a Gran Bretaña.

Arriba a la izquierda, Rigodón y Tico paseando desolados por Yokohama, una ciudad tradicional que comienza a modernizarse.  Arriba a la derecha, Fix y Bully en el consulado.  Abajo, la casa tradicional japonesa.

Arriba a la izquierda, Rigodón y Tico paseando desolados por Yokohama, una ciudad tradicional que comienza a modernizarse.
Arriba a la derecha, Fix y Bully en el consulado.
Abajo, la casa tradicional japonesa.

Parada inesperada en Hawái[15]

Cuatro escenas de la isla, en las que puede apreciarse el entorno volcánico, el aspecto de los nativos y sus hogares, tanto el exterior como el interior.

Cuatro escenas de la isla, en las que puede apreciarse el entorno volcánico, el aspecto de los nativos y sus hogares, tanto el exterior como el interior.

Como adelantábamos al principio de este artículo, se trata de un añadido respecto a la novela, para ofrecer un relato lo más completo posible del recorrido a través del globo. De este modo, se imprimía mucho más ritmo (televisivamente hablando) a una, por otro lado anodina, travesía cruzando el Océano Pacífico. Básicamente, Transfer desviaba el rumbo del General Grant, el barco que realiza la travesía transpacífica, destruyendo las reservas de agua potable del barco. Realizan el repostaje en las Islas Sandwich, en Hawái. Al aproximarse, de nuevo la banda sonora se adapta a la cultura, en este caso hawaiana-polinesia. El capitán del General Grant alude a la hospitalidad de los nativos, que habitualmente salen a recibir el barco en sus canoas, una imagen también muy recurrente de las culturas polinesias. Una vez en tierra, la acción se desarrolla en una aldea de cabañas tradicionales, estructuras sobreelevadas con techos de paja. Tanto el vestuario del rey Pai-Pai como las armas de los guardias y los detalles decorativos aluden directamente a la cultura isleña.

A la izquierda, el rey Pai-pai. A la derecha, escultura conmemorativa del rey hawaiano Kamehameha I, vestido con la indumentaria tradicional (fuente: wikipedia). Como puede comprobarse, la similitud va más allá de la inspiración, y responde a un eficiente trabajo de documentación.

A la izquierda, el rey Pai-pai. A la derecha, escultura conmemorativa del rey hawaiano Kamehameha I, vestido con la indumentaria tradicional (fuente: wikipedia).
Como puede comprobarse, la similitud va más allá de la inspiración, y responde a un eficiente trabajo de documentación.

De este modo, si bien el añadido del episodio hawaiano supone un alejamiento en la adaptación, permite dar una visión completa del arco Asia-Pacífico recorrido durante el viaje, retratando de forma muy interesante las diferentes culturas que tradicionalmente se han desarrollado en las distintas áreas geográficas. Al mismo tiempo, permite adoptar un ritmo narrativo más regular, sin grandes saltos, y evitar que se pierda la sensación de aventura trepidante que caracteriza, en sí mismo, al propio viaje.

En definitiva, y aunque en este artículo tan solo hemos rascado la superficie, podemos concluir que La vuelta al mundo de Willy Fog posee una factura excepcional, no tanto a nivel animado (donde, en algunas escenas, resulta un tanto tosca, sobre todo por la repetición de gestos y fondos) sino a nivel documental y de contenidos. Propone para los más pequeños, en primer lugar, un acercamiento más que correcto a un clásico universal de la literatura, pero también construye una interesante perspectiva sobre las culturas asiáticas y su percepción histórica. Resulta, por lo tanto, un entretenimiento animado que cumple a la perfección su afán didáctico, supone una primera lección más que válida sobre India, China, Japón y Hawái, creando unas estructuras mentales que son de utilidad para los niños a la hora de ir completando sus conocimientos.

Notas:

[1] Entre las que destacamos:

Gracia, Julio, “Interinfluencia y enriquecimiento mutuo. BRB Internacional y Nippon Animation” en Tirado, Carmen, Japón y Occidente, estudios comparados. Zaragoza, Prensas Universitarias, 2015. Pp. 363-377.

Medina, Guillem, Abuelito dime tú los dibujos animados de nuestra niñez. Madrid, Diábolo Ediciones, 2011.

[2] Sí nos parece conveniente reseñar que esta asociación entre la productora española BRB Internacional y la japonesa Nippon Animation (vinculada a la cadena de televisión Fuji TV) condicionó en buena medida el desarrollo de producciones como esta (y otras similares, como D’Artacán y los tres mosqueperros): combinaban el deseo personal de Claudio Biern Boyd de adaptar estos grandes clásicos juveniles con la tradición de adaptaciones literarias surgida en el programa de la Fuji TV World Masterpiece Theatre (donde habían surgido, entre otros, Heidi y Marco), y se beneficiaban de la manufactura nipona, donde la industria de la animación estaba mucho más asentada y desarrollada. Gracia, Julio, “Interinfluencia y enriquecimiento mutuo…” op. cit. pp. 372-373.

[3] Esta animalización de los personajes constituye, en primera instancia, la búsqueda de un terreno común y, más profundamente, la posibilidad de trazar un discurso simbólico a través de los animales, cuya elección no tiene por qué resultar arbitraria. Del mismo modo, se relaciona estrechamente con otras producciones como Sherlock Holmes (1984, Tokyo Movie Shinsha y Rai 1, en la que Hayao Miyazaki participó dirigiendo seis episodios), que también recoge la idea de adaptar un clásico de la literatura occidental muy popular entre lectores juveniles y hacerlo de una manera universal. Ibídem pp. 374-375.

[4] Este episodio tiene lugar en el tercer capítulo de la serie, y transcurre en París, donde Transfer intenta lograr que pierdan el tren a Brindisi, y en esta ciudad, donde Fog descubre por primera vez su faceta más caballerosa y heroica.

[5] En efecto: el “General Grant” pasaba el 23 de noviembre por el meridiano 180, bajo el cual se encuentran, en el hemisferio austral, los antípodas de Londres. De ochenta días disponibles, míster Fogg había empleado ya ciertamente cincuenta y dos, y no le quedaban ya más que veintiocho; pero si el gentleman se encontraba a medio camino en cuanto a los meridianos, había recorrido en realidad más de los dos tercios del trayecto total, a consecuencia de los rodeos de Londres a Adén, de Adén a Bombay, de Calcuta a Singapur y de Singapur  a Yokohama. Siguiendo circularmente el paralelo 50, que es el de Londres, la distancia no hubiera sido más que unas doce mil millas, mientras que por los caprichosos medios de locomoción, había que recorrer veintiséis mil, de las cuales se habían andado ya diecisiete mil quinientas el 23 de noviembre. En lo sucesivo, el camino era directo, y Fix ya no estaba allí para acumular obstáculos. Verne, Julio, La vuelta al mundo en ochenta días, capítulo 24.

[6] Los capítulos que muestran esta parte del viaje son En la pagoda, El expreso de Calcuta, Peligro en la Selva, El rescate de Romy, Un regalo para Parsi y El bombín de Rigodón.

[7] En la película de 1956, Cantinflas también era perseguido por incordiar a una vaca sagrada. En la novela original, el motivo del conflicto religioso/legal era que Passepartout entraba calzado a la pagoda, algo que en esta serie no tendría sentido, dado que los personajes son animales antropomorfos que, aunque visten como humanos, conservan las patas descalzas en la mayoría de los casos, y desde luego así lo hacen los personajes principales.

[8] Mahout es el término por el que se conoce a los conductores de elefantes en la India.

[9] Recurso narrativo por el cual se busca mantener la atención del espectador dentro de una obra con estructura serial, que pretende a través de estas intrigas que el público conserve la atención durante todo el relato.

[10] Los capítulos correspondientes son Tempestad en el Mar de China, Rigodón cae en la trampa y Rumbo a Yokohama.

[11] Los peces voladores, o exocoetidae, se encuentran a nivel superficial en prácticamente todos los océanos, sin embargo, por necesidades narrativas, se introducen en la travesía entre Calcuta y Singapur.

[12] La flor nacional de Singapur es la orquídea de la variedad Vanda Miss Joaquim. La elección oficial se produjo en 1981, así que no es casualidad que se aluda a este símbolo de manera tan directa.

[13] Muy probablemente este gesto viniese influenciado por la productora Nippon Animation, y a la hora de hacer la versión española se descuidase ese detalle.

[14] Con el título El circo de Akita.

[15] El capítulo ambientado en estas islas es Fiesta en Hawái.

avatar Carolina Plou Anadón (272 Posts)

Historiadora del Arte, japonóloga, prepara una tesis doctoral sobre fotografía japonesa. Autora del libro “Bajo los cerezos en flor. 50 películas para conocer Japón”.


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