Sin duda alguna, el cine surcoreano se ha convertido en una fuente histórica de gran valor para conocer hechos tan relevantes como lo pueden ser los movimientos sociales[1] en Corea del Sur. Es precisamente esta fuente la que nos permite acercarnos a algún periodo que pareciese lejano pero que podemos recrear a través del filme. Para esta ocasión haremos uso de la película A taxi driver[2] del año 2017, dirigida por Jang Hoon y protagonizada por Song Kang-ho y Thomas Kretschmann, que narra los sucesos acaecidos en Kwanju[3] (Kwanjushi) en mayo de 1980.
Para ello comenzamos este artículo acercando al lector al movimiento social que la población de Kwanju (ciudad de la provincia de Gyongido que se localiza en la parte norte de la República de Corea) formó y mantuvo vivo durante varios días en contra del autoritarismo ejercido por el gobierno de aquel momento y al que también le otorgo la cualidad de movimiento de autodefensa, término que acuño debido a que este movimiento trascendió de acción colectiva a movimiento de resistencia.[4]
La península coreana, aunque dividida, ha sido considerada una nación construida sobre el nacionalismo étnico, razón por la que la mayoría de su población ha anhelado, a lo largo de la historia, su reunificación. La Ocupación Forzada Japonesa (1910-1945) y la Guerra de Corea (1950-1953) dieron paso a un sentimiento de nacionalismo en Corea del Sur, desarrollándose un sentido de orgullo nacional y la convicción de luchar contra la miseria económica que ambos eventos habían ocasionado.
Si bien es cierto que, a partir de 1960, Corea del Sur presentó un crecimiento económico, es importante resaltar que en el interior de la sociedad, especialmente la percepción que las generaciones jóvenes mantenían con respecto a la cooperación estadounidense en Corea del Sur, dio como resultado un “nacionalismo anti americanista”.
Aún después de la división de la península, la juventud surcoreana seguía pensando en su nación como un solo territorio en el que incluía a Corea del Norte. Esta idea de unidad estuvo siempre presente en su discurso y sus movimientos sociales en contra del autoritarismo que definían e influenciaban en gran medida las ideas que sustentaban a la oposición política durante la era autoritaria surcoreana. La importancia de los movimientos estudiantiles en Corea del Sur se vio reflejada en la masacre de Yeyudo (isla de Cheju, Jeju)[5] de 1948 y en el movimiento de abril (revolución de abril)[6] durante el gobierno de I Sung man (Rhee Syngman), al que le siguió el régimen autoritario de Pag Chun ji (Park Chung Hee), que provocó un alzamiento en contra de la ley marcial que no fue más que la imposición de Pag Chun Ji como la cabeza única del gobierno, eliminado la autoridad que poseían los poderes legislativo y judicial.
La península coreana en general, y Corea del Sur en particular, poseen una historia política que no es democrática. En julio de 1948 Corea del Sur designó presidente a Syngman Rhee, sin embargo, su administración (1948-1960) terminó por crear un sistema político autoritario y personalista, recurrió frecuentemente a la tortura y la represión, incurrió en frecuentes actos de corrupción, e instaló una estructura administrativa ineficiente. Las elecciones se sucedían oportunamente, pero eran poco competitivas y siempre las oscurecía la sombra de la manipulación y el fraude.[7]
Tras la muerte de Pag[8] el primer ministro Choe Kiu ja (Choi Kyuha) ascendió temporalmente al poder. El 27 de octubre de 1980, Chun Du hwan (Chun Doo Hwang) fue designado Comando de Seguridad Nacional y el 12 de diciembre de ese mismo año, Chun ordenó el arresto del jefe del ejército, acusándolo de haber conspirado en el asesinato de Pag. Apoyado por toda la armada, Chun Du hwan se convirtió en el nuevo presidente de Corea del Sur.
Las movilizaciones estudiantiles siguieron estando presentes, fueron reprimidas y dieron como consecuencia el surgimiento del movimiento de autodefensa organizado por los habitantes de Kwanju que culminó con la masacre en esa entidad, entre el 18 y el 27 de mayo de 1980. Los ciudadanos surcoreanos de esa población tomaron las armas de los depósitos militares[9] y policiales y también se hicieron con el control de la ciudad creando una especie de grupo de autodefensa en contra de la milicia.
Las protestas estudiantiles contra el autoritarismo y el reclamo por la democracia aumentaron sobre todo por las detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, torturas y asesinatos de familiares y amigos. Las manifestaciones en Seúl eran diarias y el movimiento de autodefensa en Kwanju era el núcleo de la oposición radical en contra de Chun.
La principal reacción contra la restauración autoritaria que intentaba Chun ocurrió en la ciudad de Kwanju, capital de Corea del Sur, donde unas 500 personas se pronunciaron contra el estado de sitio. Los manifestantes se mantuvieron protestando no obstante los gases lacrimógenos empleados por la policía, expulsaron a las tropas gubernamentales de la ciudad, y por cinco días establecieron un autogobierno local.[10]
Durante los primeros días de mayo, la entidad ya estaba acordonada militarmente y aislada de toda comunicación, pero el 27 de mayo un grupo de paracaidistas irrumpió en el centro de la ciudad y comenzó a disparar en contra de la población. Después de una hora de tiroteo, los soldados sofocaron a las autodefensas en Kwanju, arrestando a una gran cantidad de manifestantes.
La participación estadounidense fue evidente. Más de cuarenta mil soldados estadounidenses se encontraban en Corea del Sur y ambas naciones tenían reuniones secretas para decidir la mejor opción y poder reprimir los movimientos que estaban en contra del gobierno.
El ejército en Corea del Sur estaba encabezado por el Mando de las Fuerzas Combinadas (básicamente la cooperación entre los militares surcoreanos y estadounidenses) a cargo del general John Wickham a quien debían pedirle autorización para realizar cualquier acción militar (incluyendo los acontecimientos de Kwanju). Por entonces el presidente de Estados Unidos era Jimmy Carter, quien se reunió con los altos mandos estadounidenses para decidir cómo iba a sofocar el levantamiento social.
Entre ellos se encontraba el secretario de Estado Edmund Muskie; el subsecretario de Estado Warren Christopher; el jefe de inteligencia sobre la política asiática en el Consejo Nacional de Seguridad (NSC), el ex jefe de estación de la CIA en Seúl Donald Gregg; el director de la CIA, el almirante Stansfield Turner; el secretario de Defensa de Estados Unidos Harold Brown, el secretario de Estado Adjunto para Asuntos de Asia Oriental y el Pacífico, Richard Holbrooke; y el asesor del NSC de Carter, Zbigniew Brzezinski (estos dos últimos fueron fundamentales para llevar a cabo la masacre).
El general Wickman fue quien autorizo la movilización del ejército para reprimir a la población y masacrarla. La ley marcial, que hasta esos entonces no se había extendido a todo el país, se extendió hasta el 17 de mayo de 1980. Fueron desplegadas, unas tropas especiales llamadas las “boinas negras” quienes fueron los encargados de masacrar a la población en la primera línea de fuego.
De hecho, la milicia estadounidense proporcionó dos portaaviones para reprimir a los manifestantes. La responsabilidad estadounidense en la masacre de 1980 generó inmediatamente un sentimiento antiestadounidense en Corea del Sur y el rechazo de la comunidad internacional, a pesar de que las declaraciones oficiales estadounidenses negaron rotundamente su participación en esta masacre, afirmando que fue Chun quien utilizó el uso de la fuerza sin autorización.
La justificación que dio Chun públicamente fue que eran un grupo de comunistas instigadores de la rebelión en contra del gobierno. También se afirmó que había seiscientos soldados norcoreanos en la dirección del movimiento; sin embargo, esas afirmaciones jamás fueron confirmadas. Estados Unidos se deslindó de toda responsabilidad. Sin embargo, es un hecho que tanto la milicia de Corea del Sur como la estadounidense fueron las responsables de sofocar ese movimiento de autodefensa y que la represión culminó con la masacre en 1980.
Si bien es cierto que el movimiento de autodefensa de Kwanju fue rápidamente sofocado, no significa que no se le pueda otorgar dicha cualidad.[11] Nosotros consideramos que las autodefensas en Kwanju, tuvieron una clara finalidad nacional sobre todo en sus derechos democráticos, de ahí que dicha acción colectiva haya decidido irse en contra de una opresión que ya se volvía insostenible y, aunado a ello, la oposición que mantenían frente a la intromisión estadounidense en asuntos nacionales.
De todo lo arriba expresado, pudiese parecer que un simple filme con fines propagandísticos y un claro mensaje nacionalista no es capaz de ayudarnos a comprender un movimiento de autodefensa como el protagonizado por los habitantes de Kwanju y mucho menos la masacre acaecida. Sin embargo, los trágicos sucesos de ese periodo han quedado en la memoria colectiva del pueblo surcoreano y, en particular, el cine de este país ha conseguido retratar la masacre de Kwanju a través de dos películas, May 18 y, la que a nosotros atañe, A taxi driver.
Por tanto, independientemente de que el cine es una fuente subjetiva y nos muestra la realidad de acuerdo a la visión del creador de la película, desde nuestra perspectiva y para nuestra forma de analizar la historia social contemporánea surcoreana, A taxi driver posee la validez suficiente para analizar y cuestionar la represión ejercida sobre la población durante el régimen autoritario de Chun Du hwan.
Para saber más:
Notas:
[1] Los movimientos sociales son organizaciones o grupos de lucha en contra de un gobierno autoritario.
[2] A taxi driver narra la historia de un taxista y un reportero alemán quien descubre por casualidad la noticia de lo ocurrido en Kwanju e intenta cubrirla. Ambos personajes, iniciarán un recorrido que los llevará a Kwanju, sin saber que están a punto de entrar a formar parte de la historia, convirtiéndose en las únicas personas que pudieron cubrir esta matanza, que se convirtió en un hito importante en la política e historia de Corea del Sur. El periodista quiere investigar las numerosas muertes de civiles que se están sucediendo desde el ascenso al poder del general Chun Du hwan, en una ciudad en la que se han cortado las comunicaciones y en la que el Estado censura las noticias, por lo que nadie sabe a ciencia cierta lo que está ocurriendo allí.
[3] De aquí en adelante el nombre de dicha entidad se romanizará tal cual se pronuncia en coreano: Kwanju. Todos los nombres escritos en coreano también se romanizarán de acuerdo a su pronunciación en dicho idioma.
[4] La resistencia aplicada al movimiento de Kwanju la identifico de dos maneras: por un lado, la resistencia pacífica activa y, por otro, la resistencia activa a modo de autodefensa en oposición a un modelo gubernamental arbitrario. De hecho, la resistencia puede llegar a ser de carácter simbólico antes que físico. Este movimiento social con cualidad de autodefensa se convierte en la acción de un colectivo para repeler cualquier ataque en salvaguarda de sus bienes y derechos. Se trata por tanto de “Un conjunto de personas que se oponen con distintos métodos de lucha a una dictadura.” Aldea Moscoso, Rodolfo Alejandro. De la autocomposición: una contribución al estudio de la solución de los conflictos jurídicos, Chile, Editorial Jurídica de Chile, 1989, p.34.
[5] “La represión fue en efecto feroz, y se expresó en hechos como la masacre en la isla de Cheju el 3 de abril de 1948. En esa ocasión, con el apoyo de tropas estadounidenses, Rhee ordenó reprimir a cualquier costo una insurrección armada que había surgido en la isla. El costo humano fue enorme: se calcula que habrían muerto unos 25 mil civiles inocentes, cantidad equivalente al 10% de los habitantes de Cheju.” Jin, “President Issues Apology over Cheju Massacre”, en The Korea Times, Seúl, 2003 en León Manríquez, José Luis, “Autoritarismo y democracia en Corea del Sur: teoría y realidad”, en En los intersticios de la democracia y el autoritarismo. Algunos casos de Asia, África y América Latina. Cornejo, Romer. CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires, Argentina, octubre 2006. p.48.
“El presidente Rhee y sus seguidores justificaban esta compulsión autoritaria invocando la amenaza del comunismo, y específicamente la vecindad con Corea del Norte.” León Manríquez, ibidem, p. 48.
[6] La masacre de Yeyudo de 1948. Hasta 1945, el Gobierno Militar estadounidense y sus administradores coreanos manejaban Yeyudo de una forma tan arbitraria que se comportaban prácticamente como sucesores de la anterior potencia de ocupación. Las tensiones llevaron a un levantamiento en abril de 1948, al que se unieron miles de campesinos. Durante la primavera de 1948, treinta mil ciudadanos de Cheju se manifestaron contra el Gobierno de Seúl y contra las elecciones independientes para Corea del Sur que ya habían anunciado. La manifestación fue organizada por miembros del pro comunista Partido del Trabajo, que se había gestado en Yeyudo. El 3 de abril de 1948, a las tres de la madrugada, ardieron hogueras en todos los pueblos. Los rebeldes dieron la señal para asaltar por sorpresa once de los quince puestos policiales. Fueron asesinados muchos policías, y los terroristas fueron castigados con sus propias armas. Los rebeldes contaban con unos quinientos hombres, a los que se unieron aproximadamente unos tres mil campesinos de los trescientos mil habitantes que tenía la isla por aquel entonces. Disponían de un arma de fuego por cada diez insurgentes. El resto del ejército de campesinos llevaba lanzas de bambú, espadas, horquillas de heno y palas de madera. El líder de los rebeldes y el jefe del regimiento coreano negociaron un armisticio, pero la policía lo boicoteó. El Gobierno Militar estadounidense se pronunció a favor de la policía y de la estrategia de la quema de terrenos. El fuego acabó con doscientos setenta de los cuatrocientos pueblos de la isla de Cheju. Según las cifras oficiales, treinta y ocho mil doscientos ochenta y cinco casas fueron destruidas. El Ejército coreano declaró la muerte de cerca de veintisiete mil personas, aunque, extraoficialmente, se calcula que fueron sesenta mil.
La revolución de abril de 1960 fue un movimiento liderado por estudiantes que acabó con el régimen autoritario del primer presidente de Corea del Sur, I Sung man. Inicialmente, estas protestas fueron repelidas por la policía local, sin embargo, las mismas estallaron luego de que fuese encontrado el cuerpo de un estudiante quien participó en la manifestación realizada debido a las elecciones que se llevarían a cabo en marzo de 1960 flotando en el puerto de Masan, lo que aumentó el descontento de la población. El 19 de abril los estudiantes fueron caminando desde la Korea University hasta la Casa Azul. Los manifestantes exigían la renuncia de I Sung man pero la policía respondió con disparos en su contra, mató un aproximado de doscientas personas y dejó varios heridos. Para tratar de sofocar al movimiento I Sung man proclamó la ley marcial, sin embargo, no serviría de nada ya que el movimiento de abril dio como resultado la renuncia de Sung man a la presidencia de la República de Corea.
[7] León Manríquez, ibidem, pp. 47 y 48
[8] El 26 de octubre de 1979, durante una cena en la casa del presidente Pag, Kim ye Giu (Kim Jaekyu,Kim Chae Gyu), director de la Agencia de Inteligencia y jefe de seguridad presidencial, disparó a Park provocándole la muerte.
[9] Otra de las características de los grupos de autodefensa es la toma de las armas del ejército para poder defenderse y defender su territorio. Esta es otra de las razones por las cuales considero al movimiento en Kwanju como autodefensa, pues el objetivo para tomar las armas no fue atacar sino acabar con la represión existente en su territorio. “Las autodefensas en general, expresan la necesidad de acabar con la violencia y las atrocidades de todo tipo.
[10] León Manríquez, ibidem, p.57.
[11] En cuanto a la cualidad de autodefensa que mantuvo el movimiento social en Kwanju podemos concluir que, un episodio de confrontación contra el estado se traduce en movimiento social y posteriormente en autodefensa, cuando se mantiene la actividad colectiva frente a un gobierno represivo. Por tanto, el movimiento de autodefensa de Kwanju no fue únicamente una expresión del momento, fue la cristalización de procesos represivos que tuvieron sus antecedentes en los periodos presidenciales de I Sung man y de Pag Chun Ji, y el autoritarismo que ambos mantuvieron. Lo cierto es que, el gobierno de Chun Du hwan construyó en su discurso, a través de los medios de comunicación, un andamiaje de supuestos, verdades a medias o bien fabricadas para restarle importancia a las autodefensas de Kwanju.