La vida de todo el mundo ha cambiado radicalmente a lo largo de este 2020. Lejos de ser erradicada, actualmente la pandemia del nuevo virus híper contagioso COVID-19, comúnmente conocido como coronavirus, sigue causando estragos en todo el mundo y hay países como Estados Unidos y Brasil que empeoran su pronóstico a cada día que pasa. En nuestro país debemos ser muy cuidadosos con los rebrotes que se vienen produciendo por todo el territorio peninsular, con el aumento vertiginoso del número de contagios y el repunte en la cifra de fallecidos. Las previsiones para el invierno no son precisamente positivas.
En Japón la pandemia no ha golpeado tan fuerte como en la mayoría de países del mundo, aunque con el verano se han cuadruplicado las cifras de contagios. Con un recuento de 79438 contagiados y 1508 fallecidos a día de 22 de septiembre, Tokio se convierte en el área más golpeada con 24394 contagios y 391 fallecidos. (Fuente: Nippon.com) Sin embargo, en épocas antiguas el país nipón no se salvó de epidemias letales e infecciosas como el cólera en 1850 y la tercera plaga de peste bubónica en 1896.
Se cuenta que, varios años antes de que una epidemia asolase una región del archipiélago nipón, aparecían una serie de criaturas fantásticas que profetizaban los desastres que estaban por venir y advertían de modos para protegerse contra las infecciones y evitar su contagio. Estas criaturas proféticas compartían varias características: la gran mayoría tenía rasgos femeninos mezclados con los de alguna criatura marina. Por ejemplo, la jinjahime era una criatura serpentina y la hônengame una tortuga, ambas con rostro de mujer. Todos estos yôkai profetizaban una epidemia y advertían que el único modo de protegerse contra las infecciones era mostrar su propia imagen divina al mayor número de personas posible, así que todo apunta a que estas leyendas estaban copiadas entre sí.
Sin embargo, el ser protagonista de estas líneas se llama amabie. La leyenda cuenta que, en las costas de una aldea de Kumamoto, en el año 1846, varias personas estuvieron viendo durante varios días una luz brillante que provenía de la playa. Al final, a un funcionario gubernamental se le asignó investigar y fue a comprobar aquel fenómeno misterioso. Descubrió que el origen de dicha luz era una criatura parecida a una sirena. Tenía una larga cabellera, escamas de pez, pico de pájaro, tres piernas y apariencia femenina. Aquella criatura hablaba lenguaje humano y pronosticó abundantes cosechas para los años venideros, pero también advirtió que una epidemia virulenta asolaría la zona y que, para protegerse, aquel hombre debía mostrar la propia imagen de aquella criatura sagrada a todo el mundo. Tras decir estas palabras, la criatura desapareció en el océano. Siguiendo las instrucciones de aquel ser, el funcionario dibujó a la criatura y la envió al periódico local para que distribuyese la imagen por todos los rincones posibles. Al cabo de pocos días el periódico emitió un número especial con un dibujo impreso de aquella sirena.
Sin embargo, ¿qué es lo que tiene de especial esta criatura por encima de las demás? El pasado seis de marzo, cuando la pandemia del COVID-19 empezaba a causar estragos, la cuenta de Twitter de la biblioteca de la Universidad de Kioto publicó la siguiente ilustración perteneciente al avistamiento del año 1846:
Días más tarde, el 17 de marzo, la familia del difunto Shigeru Mizuki publicó la propia versión del mangaka para extender la bendición del amabie contra esta pandemia moderna. A partir de ahí, muchos ilustradores gráficos empezaron a crear sus propias ilustraciones del amabie y a inundar las redes sociales de imágenes de la sirena para que el máximo número posible de personas viesen a esta criatura. La idea es que este yôkai actuase a modo de amuleto para proteger contra los efectos de la pandemia del coronavirus. Varios mangaka famosos también participaron en este llamamiento, como Junji Ito—autor de conocidísimas obras de terror como Uzumaki o Tomie— publicó hace unos meses en su cuenta de Twitter una espeluznante y personal versión del amabie.
Así, nos encontramos con que el propósito de una criatura legendaria antigua ha sido renovado y adaptado a los tiempos modernos: ha pasado de proteger contra epidemias como el cólera o la peste a una pandemia moderna como el COVID-19. También es curioso fijarnos en el modo de hacer llegar su imagen al máximo número de personas posible: si bien hace dos siglos no había otra que imprimir en masa su imagen en un periódico local y repartirlo por los alrededores, en la segunda década del siglo XXI disponemos de métodos más eficaces, como publicar su imagen en redes sociales bajo un mismo hashtag o reenviar wasaps o emails en cadena para que muchísimas personas se beneficien de los atributos divinos y de protección que ofrece esta criatura. Y todo en forma de singulares y maravillosas ilustraciones en las que cada artista ha volcado su propia esencia y creatividad dando lugar a numerosos modos de representar a esta sirena japonesa.
Solo unos pocos yôkai han visto su imagen alterada con el propósito de adaptarse a los tiempos modernos, como es el caso del kappa: antiguamente era una criatura sanguinaria a la que le gustaba devorar a los niños que se aproximaban al río mientras que, actualmente, es una criatura adorable dedicada a promocionar el turismo de ciertas regiones de Japón y la mascota de una famosa cadena de restaurantes familiares llamada o kappasushi.
Varias figuras dedicadas al estudio de la disciplina del folclore como Regina Bendix y Hans Moser hablaron de los conceptos del folklorismus y el fakelore o ‘’folclorismo’’, también llamado ‘’folclore de pega’’. Estas teorías, entre otros temas, hablan del folclore fuera de contexto que se ha alterado por motivos específicos, como por ejemplo motivos comerciales, turísticos, artísticos, etc. El término fakelore lleva implícito que el folclore en cuestión es falso, inventado. El folclorista Michael Dylan Foster afirmó que la manipulación consciente del folclore, ya sea para conservar, transformar o revivir una determinada figura o unas determinadas propiedades, puede ser perfectamente considerada como un intento de folclorismo (Foster, 1998: 11). El ejemplo del kappa, del que Foster habla en su estudio y el del amabie que nos ocupa aquí son ejemplos perfectos de esta manipulación consciente del folclore con un propósito específico, dedicada a provocar el ‘’resurgimiento’’ de unas figuras mitológicas que de otro modo irían cayendo poco a poco en el olvido.
Muchos ejemplos de este folclorismo aplicado a los yôkai se dan en el manga y el anime. Se reinterpreta a estos seres, se les modifica el aspecto, características y cualidades con fines artísticos y comerciales, pues se busca crear un producto atractivo con tal de atraer el máximo número de espectadores y posibles compradores hacia una franquicia. Encontramos un gran ejemplo en el manga Kitarô del cementerio (Hakaba Kitarô) de Shigeru Mizukiy en sus múltiples adaptaciones a anime, donde se emplea a los yôkai como instrumentos de crítica social.
Esta noción de folclorismo también está muy ligada a la de la mercantilización y comercialización de los seres sobrenaturales japoneses en nuestros tiempos. Se les despoja de todo el misterio que les rodeaba antiguamente para hacerlos más accesibles a la población y distribuirlos como si de bienes de consumo se tratase. La franquicia Yo-kai Watch, que cuenta con manga, anime y videojuegos ha conseguido acercar el concepto de yôkai a lo largo y ancho del archipiélago nipón —y del mundo—convirtiendo a estos seres en amigos de los niños y produciendo merchandising en masa para que todos compren los productos.
La identidad de los yôkai ha ido cambiando a través de las épocas y actualmente nos encontramos en la época de los yôkai como seres utilizados para fines comerciales. El boom del amabie, que en un principio tenía fines artísticos, también se ha convertido en un fenómeno comercial para vender productos con la imagen de este yôkai en forma de amuletos y mascarillas para protegerse de los efectos de la pandemia del coronavirus. ¿Se mantendrá esta hipercomercialización de lo sobrenatural o será más exagerada en el futuro? Será digno de estudio, sin lugar a dudas.
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