El presente artículo analiza la película Keep Cool, de Zhang Yimou (1997) como el reflejo de un panorama basado en la crisis de valores y el conflicto del ser humano entre la fuerza de la razón y los instintos más primordiales.
Zhang Yimou, nacido el 14 de noviembre de 1951, es un director de cine chino conocido por retratar en sus filmes la vida rural y tradicional de la República Popular China. Además, también es conocido por sus películas de artes marciales, largometrajes pertenecientes al llamado género wǔxiá. [1] Es raro, por tanto, que el cineasta trate temas de actualidad como ocurre en la película Keep Cool, que retrata el Pekín de los años 90. Fue sólo la segunda película en la que el director muestra una inquietud por retratar este tipo de temas.
El cineasta creció durante un periodo de la historia de la República Popular China dominado por Mao Tse-Tung (1893-1976). Por ello, en sus obras denuncia el sistema chino durante los años previos a la Revolución Cultural (1966-1976) y, también, durante la misma, ya que el maoísmo no se limitó simplemente a la colectivización de las tierras, el racionamiento de la comida y los duros trabajos a los que se vio sometida la población, sino que también incidió directamente en el terreno educativo.
En el caso de Yimou, lo sucedido por el régimen de Mao le afectó personalmente, y, por ello, muchas películas son ejercicios de metaficción donde él se representa simbólicamente en un personaje. Ahora bien, al tener parientes militares que habían luchado en el Ejército Nacional Revolucionario durante la Guerra Civil (1927-1950), tuvo problemas en su trayecto profesional por sus antecedentes familiares al principio de su carrera. Se vio obligado a trabajar primero en el campo y, luego, en una fábrica de algodón durante diez años, lo que provocó que su iniciación en el mundo cinematográfico se viese retrasada por la falta de tiempo que le podía dedicar al estudio. Posteriormente, cuando intentó matricularse en la Academia de Cine de Pekín en 1978, tuvo que apelar al Ministerio de Cultura debido a que le habían denegado la admisión porque no poseía los títulos académicos mínimos y, además, superaba la edad máxima permitida. Finalmente, le admitieron, pero fue gracias a sus logros como fotógrafo aficionado, los cuales impresionaron suficientemente a las autoridades.
Zhang Yimou es un personaje clave en la llamada Quinta Generación de cineastas chinos. Si algo les caracteriza, es una mirada que intenta retratar la realidad de la vida rural de China con sus tradiciones y ritos religiosos. Cobran gran protagonismo la naturaleza y el paisaje. Son elementos que Yimou usa para explicar la relación entre el hombre y el entorno en el que vive. Por ejemplo, en su primera película, Sorgo Rojo (1987), el color rojo cobra un valor simbólico al relacionar los tonos de la vegetación del campo, la sangre de los indígenas y los colores de la revolución. Si hay algo que ha limitado la obra de Yimou, son ciertos problemas que ha tenido con la censura china. Esto ocurrió una vez por tratar la homosexualidad en uno de sus filmes, pero parece ser que en la presente película, la transgresión tiene que ver con una visión un tanto pesimista de la realidad. Sin embargo, no se trata de una disidencia de la línea ideológica oficial. De hecho, en su primera película, la cual ya ha sido mencionada anteriormente, alabó los valores de la ideología comunista, ya que la dueña de una destilería de vino plantea el trabajo en común como una especie de colectiva sin superiores y ni subordinados, y con una distribución igualitaria de los beneficios.
Centrándose ahora en la película que forma el objeto de este análisis, Keep Cool, aunque exteriormente parece ser que rompe con los temas que caracterizan la filmografía del autor, en realidad, se ve cierta continuidad con obras anteriores. Mientras algunas críticas atribuyen el éxito de la película en el extranjero a la representación exagerada del deseo individual, visto sobre todo por lo erótico y por el frecuente uso de primeros planos para ayudar al espectador a identificarse con los sentimientos de los personajes, parece ser que un análisis más profundo de la estructura narrativa de la película ayuda a precisar más las reales intenciones del cineasta.
La película empieza en el Pekín contemporáneo con el vendedor de libros Zhao Xiaoshuai siguiendo a una chica, An Hong a su casa. Parece ser que han tenido algún tipo de relación amorosa pero esta no ha sido consumida todavía, y al exnovio de An Hong se le ve muy obstinado en no aceptar un “no” como respuesta. La sigue primero en la calle, luego en una carrera de bicicletas y, al final, hasta su lugar de residencia, un edificio de pisos. La primera impresión que da la película es que se trata de un amor obsesivo, enfermizo, o de un personaje abrumado por el deseo, ya que la An Hong de la película se presenta, cinematográficamente, como el objeto de deseo de tres de los protagonistas.
La película da muchos giros inesperados que confunden la percepción de la realidad del espectador. En un primer momento, Zhao Xiaoshuai contrata los servicios de un vendedor ambulante para emitir, con un megáfono, palabras dulces al edificio en el que reside An Hong en nombre del amante rechazado. El que grita, resulta ser el mismo director en clara acción de metaficción, ya que, irónicamente, al día siguiente se convierte en un rival más compitiendo por el amor de An Hong.
Pero las ironías no terminan ahí. En un momento dado se tiene la impresión de que An Hong retracta y cede de nuevo a los avances de su expareja. En este punto, surgen muchas cuestiones sobre si realmente es posible conocer a otra persona. En primer lugar, se encuentra la cuestión del deseo femenino, ya que no está claro si de repente a An Hong solo le apetece tener un encuentro amoroso pasajero, o si deja subir a su casa a su exnovio para restablecer la relación. Cuando lo echa de nuevo debido a que le molestan los gritos del vendedor ambulante, al exnovio le resultan incomprensibles los cambios afectivos de su pareja.
Sin embargo, la imposibilidad de conocer las verdaderas intenciones o la naturaleza de las personas no acaba ahí, ya que el propio Zhao Xiaoshuai es un personaje completamente fragmentado. Después de recibir una paliza de los hombres del nuevo amante de An Hong se emprende en una misión de venganza para cortar la mano derecha de éste. De ahí que lo que de entrada parece ser un impulso amoroso se transforma en un deseo de venganza perseguido con la misma pasión que antes. A parte de los problemas que surgen para entender la psicología de un personaje en el que pueden coexistir dos tendencias aparentemente opuestas, luego llega otro personaje que igualmente impredecible.
De entrada aparece en la forma del ciudadano concienciado y ejemplar, el Señor Zhang pero sostiene la idea de que Zhao Xiaoshuai le rompió su ordenador cuando los matones estaban dándole la paliza. Al final Zhao Xiaoshuai consigue un acuerdo con el nuevo novio de An Hong para ser indemnizado y, así poder comprarle al Señor Zhang un ordenador nuevo; pero mientras le espera en un karaoke, Zhao Xiaoshuai revela a Zhang que sigue con la intención de cortarle la mano al nuevo novio. Como consecuencia de los intentos de Zhang de evitar el crimen, la gente del karaoke lo toma por loco. Entonces, su plan se ve frustrado por un accidente no provocado y al final es el propio Zhang quien se convierte en un psicópata al intentar atacar a la gente con un cuchillo cocinero. Parece ser que es la humillación sufrida en primer lugar por ser tomado como un loco y en segundo por un degenerado por rozar accidentalmente a la novia del cocinero que le hace perder los estribillos.
En la versión final aprobada por la censura Zhao Xiaoshuai se convierte en “buena persona”. Prueba de ello es que muestra mucha buena voluntad y no guarda rencor por el hecho de que el Señor Zhang estuviera a punto de cortarle la mano. El happy ending incluso convierte lo que en un primer momento parece retratar el lado oscuro del ser humano en una historia con moraleja. Es como si la intención inicial fuese restaurar nuestra fe en una especie de bondad subyacente y sentido de comunidad compartidos por todo ser humano. La idea es que todos podemos cambiar y llegar a ser mejores personas que ayuden a mejorar la sociedad, aunque sospecho que en la versión original no hubo un final tan feliz.
En resumen, si tomamos como paradójica el desenlace de la película, al terminarla, da la impresión de que no es posible realmente conocer a nadie, ya que los dos personajes claves tienen una parte oscura que queda escondida y que sólo se revela bajo condiciones extremas. Desde mi punto de vista, a pesar de que para el público extranjero lo atractivo de la película se encuentra en la comicidad del deseo y en la identificación con los personajes, el filme es mucho más complejo. En realidad, Yimou pone en evidencia las contradicciones del ser humano y retrata con honestidad lo que puede suceder a los seres humanos en situaciones límites. En este sentido, el gran logro de esta película es que, a pesar de ser un producto hecho en China, tiene una característica universal que la hace accesible a todos públicos.
Notas:
[1] El género wǔxiá es muy específica de la cultura china. Define películas que narran historias de “caballeros de las artes marciales” o “héroes de las artes marciales”. El concepto se compone de dos elementos: wǔ (武) que hace referencia a la filosofía de los artes marciales además de todo lo que tiene que ver con la guerra o el ejército; y xiá (侠) que hace referencia a personajes que en tiempos antiguos fueron muy hábiles en artes marciales que a la vez tenían unos valores personales muy nobles.