Jane Austen está de moda. La fiebre causada por Los Bridgerton (2020-), que ha tenido a medio planeta suspirando por duques y vizcondes, ha contribuido sin duda a la creciente popularidad de los period dramas ambientados en la época de la Regencia (1811-1820). A esto debemos unir la enorme expectación que ha generado la inminente adaptación de Persuasión (2022), que se estrena el próximo 15 de julio en Netflix. Esta película, protagonizada por Dakota Johnson, cuenta también con componente asiático, pues el papel de Mr. Elliot lo interpreta el carismático Henry Golding (al que vimos en Crazy Rich Asians y Last Christmas) y llega envuelta en un aura de escepticismo y críticas negativas.[1] Sin embargo, como no aconsejamos juzgar un libro por su portada, nos negamos a levantar aún la pira en la que quemar a todos los implicados en la producción, reservando nuestras opiniones hasta después de haber visto la cinta en sí. Si la espera para poder destripar con gusto a la señorita Johnson se hace insoportable, y vuestro verano no parece incluir una escapadita a Bath para tomar las aguas, desde Ecos de Asia os traemos hoy una recomendación literaria que ofrece un twist oriental a la más famosa obra de Jane Austen: Orgullo y Prejuicio (1813). La novela a la que nos referimos es Ayesha at Last (2018), debut literario de la escritora canadiense Uzma Jalaluddin, y que ya mencionamos en un artículo anterior cuando recapitulábamos la influencia “austeniana” en la literatura y el audiovisual contemporáneo.
Ayesha Shamsi, quien protagoniza la novela y da nombre al libro, es una Elizabeth Bennet contemporánea (y musulmana): poetisa de vocación, debe dejar su sueño de lado y aceptar un trabajo como profesora sustituta para contribuir a la maltrecha economía familiar. Su padre falleció cuando ella era aún una niña, teniendo que abandonar la India y su Hyderabad natal para mudarse a Canadá, siguiendo a su tío rico, quien vive en una lujosa casa popularmente conocida como el Taj Mahal. Ayesha sufre las presiones familiares por encontrar marido, que van en aumento cuando su prima Hafsa, más joven y atractiva que ella, comienza a participar del circuito de pretendientes para organizar un matrimonio concertado. Hafsa es una muchacha consentida, amante del color rosa, sin objetivos en la vida y con la cabeza hueca, que traerá por el camino de la amargura a su prima Ayesha, quien reniega de los matrimonios concertados y todavía confía en poder casarse por amor.
Khalid Mirza se ha mudado junto a su madre al mismo barrio en el que vive la familia Shamsi, y tiene una historia igualmente trágica. Su padre ha muerto de un infarto hace pocos años y su hermana lleva más de una década en la India, a donde se mudó tras ser obligada a casarse para escapar de una horrible transgresión cometida cuando era una adolescente. Además, la nueva jefa de Khalid, Sheila, no trata de disimular el rechazo que le provoca su atuendo tradicional, su barba poblada y las estrictas normas de conducta islámicas que sigue su subordinado (rezos diarios, nunca tocar a una persona del sexo opuesto…), y hará todo lo posible para echarlo de la compañía.
Ayesha y Khalid se conocen en un bar y ambos son víctimas de los prejuicios del otro: el aspecto externo de Khalid resulta anacrónico, más propio de los primeros seguidores del profeta, y sus modales hoscos le hacen parecer descortés; mientras que Ayesha se muestra muy desenvuelta en ese bar al que acude con frecuencia para interpretar sus poemas, a pesar de tratarse de un contexto nada propio para una mujer musulmana, rodeada de hombres y alcohol.
Tras este primer desencuentro, la pareja protagonista se verá obligada a trabajar de forma conjunta en un proyecto común: la organización de unas jornadas a fin de atraer a la juventud a la fe y, al mismo tiempo, conseguir donaciones con las que solucionar los problemas económicos de la mezquita. En teoría, debería ser Hafsa quien ofreciera su tiempo y esfuerzo como voluntaria, pero la joven consigue escaquearse, haciendo que Ayesha apechugue con todo el trabajo y se haga pasar por ella. Los malentendidos se suceden, haciendo que Ayesha suplante la personalidad de Hafsa para cubrirle las espaldas ante su familia y toda la comunidad.
El roce hace el cariño y los dos protagonistas, que no se soportaban y cuyas diferencias parecían insalvables, se irán progresivamente enamorando. Ante esta situación, Farzana, la controladora madre de Khalid, decide intervenir organizando un matrimonio concertado entre su hijo y Hafsa. El joven está encantado, pues cree que Hafsa es la obstinada poetisa de la que ha quedado prendado, mientras que Ayesha ve destruidas sus esperanzas de felicidad. A esto debemos unir el enigmático Tarek Khan, organizador del evento de la mezquita, que ha estado difundiendo horribles rumores sobre la familia Mirza que pueden dar al traste con el compromiso. ¿Cuáles son las motivaciones de Tarek?, ¿qué hay de cierto en las habladurías?, y ¿se atreverá Ayesha a investigar la verdad, aunque esto implique desvelar misterios sobre su propio pasado?
Sin revelar mucho más de la trama, las similitudes y paralelismos entre Ayesha at Last y la obra cumbre de Jane Austen resultan más que evidentes para cualquier fan de la autora británica. De este modo, el eje principal de la novela es el tan habitual tropo de enemigos a amantes, que tan bien representaron Lizzy y Darcy, y que sigue siendo uno de los más comunes en los romances contemporáneos. Además, muchos otros personajes tienen fácil comparación con los de la novela “austeniana”: Hafsa es Lydia Bennet, Tarek es George Wickham y Farzana transmite toda la superioridad e intolerancia de Lady Catherine de Bourgh. A pesar de ello, la novela de Uzma Jalaluddin no supone una mera traslación de los hechos de Orgullo y Prejuicio, sino que tiene un argumento propio y original, a diferencia de lo que sucedía en Unmarriageable. Por ello, la historia no resulta predecible aunque siga un guion familiar y, al trasladar la acción al contexto de estas familias canadienses musulmanas y de origen indio, podemos explorar las diferencias y similitudes en temas clave como el matrimonio, los valores tradicionales o el papel de la mujer; conceptos en los que dos siglos de evolución no parecen ser suficientes.
El libro cuenta con otras referencias metaliterarias, además de aquellas relativas a Jane Austen y su obra, pues el abuelo de Ayesha trabajaba como profesor universitario especializado en Shakespeare, y las alusiones al bardo inmortal son cuantiosas. Por un lado, debemos destacar las sucesiones de malentendidos y la suplantación de personalidad, que recuerdan a comedias al estilo de Como gustéis (As You Like It, 1599); aunque el cambio de nombre entre Ayesha y Hafsa también evoca la que tal vez sea la más famosa escena del teatro shakespeariano, en el acto II, escena II de Romeo y Julieta (1597): “What’s in a name? That which we call a rose / By any other name would smell as sweet”.[2]
Como hemos visto, Ayesha at Last ofrece múltiples oportunidades de análisis: como novela romántica enraizada en la cultura oriental, como libre readaptación de Orgullo y Prejuicio, o como homenaje a Shakespeare. En cualquier caso, este libro contiene multitud de matices que pueden atraer a un público de lo más diverso, y que nos dejan con ganas de zambullirnos en Hana Khan Carries On (2021), el siguiente libro de Uzma Jalaluddin, que promete ser una versión oriental de la comedia romántica Tienes un email (1998)… aunque eso será en otra ocasión.
Notas:
[1] BuzzFeed ha recopilado algunos de los tweets más incendiarios (y divertidos) criticando el tráiler de la película en un artículo disponible aquí.
[2] “¿Qué hay en un nombre? Lo que llamamos rosa olería tan dulcemente con cualquier otro nombre”.