Retratos fotográficos muy directos, casi violentos, caracterizan el trabajo del artista Pierre Gonnord. El cartel del Casa Asia Film Week 2014[1] devuelve la mirada, firme e impactante, fascinante y atrayente.
Y es que es la mirada es el argumento central en la presentación del festival, que no solo se manifiesta en el cartel, sino también en el tráiler. Una sucesión de miradas cargadas de fuerza y expresividad, que transmiten un amplio abanico de sentimientos, miradas intensas, directas, llenas de emociones, que suponen un muestrario de las sensaciones que transmite el cine en general, al tiempo que sirve de catálogo de las películas acogidas en el festival. Como suele decirse, no están todas las que son, pero son todas las que están, estableciendo un juego con el espectador, que conforme asista a las proyecciones puede recomponer el puzle y desentrañar a qué película pertenece cada escena. A la par, concentra en su breve duración esa tensión dramática que se vincula estrechamente al arte del cine, y mientras los distintos personajes le devuelven la mirada, el espectador se siente partícipe de la magia que crea el séptimo arte.
Imbuidos de esta magia, proseguimos con este repaso a la Sección Oficial del Casa Asia Film Week.
THE TEACHER’S DIARY, Nithiwat Tharathorn, Tailandia, 2014.
Una de las películas más amables presentadas a concurso, la tailandesa propone la narración paralela de dos historias cuajadas de similitudes, con un diario como hilo conductor. El primero de los relatos, cronológicamente, es el de Ann, una joven profesora algo rebelde que trabaja en la Escuela Baan Gaeng Wittaya y, al comienzo de la película, es destinada a una sede rural, una escuela flotante, como castigo por haberse hecho un tatuaje en el brazo. La segunda historia es la de Song, un joven que es contratado por la Baan Gaeng Wittaya y enviado como profesor a la escuela flotante, para cubrir una vacante.
Song no es profesor, y pese a su buena voluntad, tampoco se le da bien tratar con niños. En uno de sus primeros días en la escuela, descubre el diario de Ann, la profesora del curso anterior, y a través de su lectura, se va dando cuenta, por un lado, de las experiencias paralelas que ambos van experimentando (simultáneamente en la pantalla, aunque separados por un año en la cronología interna), y por otro, comienza a desarrollar una genuina vocación por la enseñanza, desenvolviéndose cada vez con mayor soltura en el cuidado de los cuatro niños que esta pequeña escuela tiene por alumnos.
Durante la primera parte de la película, el espectador acompaña a Song en su día a día y en su lectura del diario, de modo que en cierto modo la historia de Ann podría considerarse constantes flashbacks. Sin embargo, para la segunda parte cambian las tornas. Song, que se había enamorado profundamente de la chica que había estado leyendo, consigue enterarse de que Ann va a casarse, así que deja la escuela. Por otro lado, ella descubre que su prometido la había engañado (tanto sentimentalmente, lo que le había llevado a estar esperando un hijo de otra mujer, como con su compromiso, exigiéndole que se trasladase a otro colegio en el que sabía desde el principio que Ann no encajaría), así que decide volver a la escuela flotante. Allí, ella también descubre su propio diario, muy ajado por la vida que había pasado el año que estuvo en manos de Song (una tormenta estuvo a punto de hacerlo desaparecer, Song lo reconstruyó, reescribió la tinta que había quedado borrosa, y luego intentó quemarlo al enterarse de que ella estaba prometida, recuperándolo a tiempo), y descubre que hay escritas más páginas de las que ella dejó. Así, se invierten las tornas, y descubrimos a través de los ojos de Ann la extraordinaria evolución vital y profesional de Song.
Conforme avanzan los minutos, el director incrementa la tensión, haciendo que ambos protagonistas jueguen al ratón y al gato, persiguiéndose sin llegar a encontrarse. El juego, en realidad, lo lleva a cabo el propio director con el lenguaje cinematográfico hollywoodiense. Si ésta fuese una producción norteamericana, el encuentro entre ambos protagonistas hubiera tenido lugar en un momento determinado, al que todo el metraje parecía apuntar: cuando Song va a buscar a Ann a su nueva escuela, en medio de un festival que llena el cielo nocturno de linternas. Pero esto no es Hollywood, y Nithiwat Tharathorn no es americano. No solo no hace que los protagonistas se encuentren en el momento que parecía preparado para ello, sino que desarrolla después toda la historia de Ann, en la que incluye también varias situaciones de encuentro fallidas.
No obstante, toda historia tiene su final, y también terminan todos los juegos. La resolución llega en el último minuto, en el que en la vida de Ann en la escuela flotante aparece Song… pero alguien se le adelanta: Nui, su antiguo prometido. Ante esta disyuntiva, Ann debe escoger entre el hombre del que ha estado enamorada durante tanto tiempo y perdonar sus engaños, y el desconocido con el que solo comparte las páginas de un diario. Aquí no les desvelaremos la sorpresa. Para descubrirlo, tendrán que ver la película.
NOMADIC CHILDHOOD, Chris Boula, Mongolia, 2014.
A principios del siglo XXI […] saben que sus hijos deben integrarse en el mundo moderno.
Nomadic Childhood es una película compuesta por tres segmentos que a su vez narran tres episodios de tres vidas distintas, ambientados en tres regiones próximas y muy similares: las grandes llanuras de Tíbet, Siberia y Mongolia.
La muerte de Lhamo se ambienta en Tíbet. Una familia de criadores de yaks, compuesta por el padre, la madre, y la pequeña Lhamo, ven sus complicadas vidas alteradas por la visita de un enviado del gobierno chino, que les regala un paquete de tabaco y un libro infantil, junto con la advertencia de que deben escolarizar a la pequeña. Los padres, buscando lo mejor para la niña, la llevan al pueblo de Tungru, para que ingrese en la escuela. Sin embargo, allí Lhamo sufre el rechazo de todos, comenzando por el director del colegio, que la discrimina por su procedencia. Así que Lhamo se escapa, y es llevada de vuelta a casa por su padre. La niña tiene pesadillas en las que se combinan imágenes muy realistas pero con un componente onírico (por ejemplo, los pupitres de la escuela están en el patio en lugar de en el aula) acompañadas de un sonido estridente que genera gran inestabilidad y desubicación. Cuando su padre vende varios yaks, entre ellos el predilecto de la pequeña, Lhamo cae enferma, y en su delirio febril se repite el tratamiento de las pesadillas. Estas secuencias generan gran inquietud en el espectador, que finalmente ve, en una escena de gran elocuencia y visualmente muy poderosa, cómo el cadáver de la niña es incinerado. Los padres entonces emprenden un silencioso viaje rumbo a Lhagkar, cruzando la frontera india, donde son recibidos con amabilidad, dejando en el aire la sensación de si no deberían haber tomado esa decisión (que ya había planteado la madre al principio del metraje) cuando Lhamo todavía estaba viva.
El nombre de Apo cuenta la historia de un pequeño bebé, hijo de una madre adolescente en Siberia. El bebé no tiene nombre, su madre se refiere a él con apelativos cariñosos, pero no ha sido registrado. Desde el gobierno local se decide poner remedio a esta situación, obligando a la madre a que inscriba al niño. La madre tiene que desplazarse hasta el pueblo en el que se encuentra la sede de gobierno. Viaja en una furgoneta compartida, en la que otro pasajero lleva un cachorrito en una bolsa muy similar a la que transporta al niño. En un despiste, el cachorro cambia de bolsa, y el pasajero se baja llevando consigo al perrito y, sin saberlo, al bebé. No terminan aquí los avatares de la criatura, puesto que el equipaje es cargado en una moto de nieve que se adentra en el bosque, donde una bolsa cae y el niño queda abandonado bajo la nieve. No obstante, tiene a la fortuna de su lado, y es encontrado por unos pastores de renos, que lo toman bajo su cuidado. Cuando éstos se trasladan a la ciudad, indagan si el bebé pertenece a alguien, ya que se niegan a asimilar que hubiera sido abandonado deliberadamente. Localizan a la madre, y, con ciertas reticencias por parte del más joven de los pastores, terminan devolviéndole al bebé, que toma el nombre de Apo, el que le había otorgado el joven pastor.
El tercer segmento, Nidos de amor, recibe un tratamiento muy diferente de las historias anteriores. Si bien en El nombre de Apo ya se atisbaba algo de humor, en lo rocambolesco de la historia, en esta última parte está mucho más presente, no de manera directa (no hay chistes explícitos incluidos en el guion), pero sí de manera inherente dentro de las situaciones planteadas. A la vez, la localización urbana, en el extrarradio y centro de Ulan-Bator, también suponen una diferencia sustancial con el ambiente natural en el que se han desarrollado los segmentos anteriores. Nidos de amor cuenta la historia de dos jóvenes mongoles, enamorados, que buscan un espacio en el que tener intimidad para despedirse, ante la inminente partida de él a las estepas, para cuidar los caballos que cría su familia.
Nidos de amor concluye con una frase muy elocuente: “Mientras, encontraré un lugar para nosotros”, que subraya la necesidad de estos pueblos nómadas de encontrar su sitio, obligados por el progreso a pertenecer al mundo moderno, que tan incompatible resulta con sus tradiciones y cultura ancestrales.
NUOC, Nghiem-Minh Nguyen-Vo, Vietnam, 2014.
La cinta vietnamita Nuoc es un thriller de ciencia ficción, ambientado en un cercano futuro distópico (2030 con flashbacks a 2020) en el que el calentamiento global ha generado una subida del nivel del mar que ha alterado por completo la vida de Vietnam, limitando las zonas cultivables, convirtiendo los vegetales en un lujo. La vida en este nuevo Vietnam se desarrolla en casas flotantes y plataformas, aunque perviven las barcas a motor, iguales o muy similares a las que se emplean en la actualidad, como principal medio de transporte.
Comienza con la protagonista, Sao, recogiendo de comisaría el cadáver de Thi, su marido. A través de flashbacks, se va mostrando la vida que ambos compartían antes de la tragedia, que pronto se descubre a ojos de Sao como un asesinato que no puede demostrar. La necesidad de descubrir la verdad la lleva a introducirse como trabajadora en Dai Tanh, una compañía industrial experimental dedicada al cultivo de vegetales en granjas flotantes en la que había sido asesinado su marido, provocando con ello las habladurías de los lugareños. Poco a poco, y también empleando flashbacks, se muestra la relación existente entre Sao y Giang, el jefe de la plantación (y suegro del dueño de la compañía).
Visualmente muy potente, la fuerza de Nuoc reside en el aspecto visual. Planos muy inestables, con gran inclinación de la cámara y elevadísimas líneas de horizonte generan una sensación de ambiente hostil que se completa con el predominio de colores grisáceos, propios tanto de un ambiente marino y tormentoso como de una atmósfera distópica.
COMIC 8, Anggy Umbara, Indonesia, 2014.
Los ocho rostros más populares de la stand-up comedy indonesia se reúnen para protagonizar una alocada comedia sobre un atraco a un banco. Esta propuesta podría resultar excesivamente arriesgada en el panorama internacional, ya que la base de su premisa parte de la reunión de caras conocidas que ya poseen una complicidad con el espectador.
No obstante, puede decirse que incluso perdiendo esa complicidad funciona a la perfección por el uso de un humor relativamente universal en los gags (como muestra, el nombre del orfanato que sale en un determinado momento, “Te echo de menos, mamá”), por lo disparatado del argumento y por los giros de guion que no pueden describirse sino como demenciales, conduciendo a un final que roza la frontera del humor absurdo, todo ello, manteniendo una sorprendente coherencia interna, dadas las circunstancias.
A grandes rasgos, Comic 8 cuenta la historia de tres grupos de ladrones, los novatos (Fico, Babe y Butang), los gánsteres (Kemal, Arie y Ernest) y los extravagantes (Mongol y Mudy), que se encuentran en la sede del Banco Ini (juego de palabras intraducible, con el que se bromea varias veces, ya que “ini” significa “éste” en indonesio, creando confusiones sobre si el objetivo es “éste” banco o “aquel” banco), cuando todos ellos se disponen a atracarlo. A partir de ahí, se irán sucediendo una serie de situaciones, a cada cual más sorprendente, que mantiene al espectador en vilo entre la tensión y la carcajada constante.
Esta alocada historia deja también una puerta abierta a la crítica social, una crítica muy light, pero relativamente llamativa, que va desde lo absurdo o las bromas (“ahora la policía ha sido contaminada por el k-pop[2]”) hasta temas trascendentes, tomados, eso sí, con una alta dosis de humor, como toda la película. Tal es el caso, por ejemplo, de las quejas sobre la superpoblación de la capital, Yakarta, que se expone a través de las peticiones de dos de los ladrones para liberar a los rehenes: trasladar la capital a Papua, mucho más tranquila, y construir un monorraíl que acabe con los enormes atascos en una de las principales arterias de comunicación. Otro tema que se deja caer, aunque sin profundizar demasiado, es la corrupción y la moralidad o no de emplear dinero negro u obtenido de formas ilegales para obras de caridad.
MIRACLE IN CELL 7, Lee Hwan-kyung, Corea del Sur, 2013.
La única cinta surcoreana a concurso se ganó por derecho propio su presencia en el festival, batiendo récords de taquilla en su país de origen (convirtiéndose en la cuarta película más vista de la historia del país). Narra la historia de un padre soltero con discapacidad mental que un día es acusado injustamente por violación y asesinato de una niña, cayendo sobre él una condena que le separa completamente de su hija, de seis años.
A partir de aquí, Lee Hwan-kyung traza un calculado desarrollo, alternando con bastante efectividad el más emotivo drama con la comedia en su sentido más deliberado. El objetivo último es conseguir que el espectador llore y se carcajee alternativamente y a partes iguales, algo que no es difícil si se entra desde el primer momento en la película. La notable labor actoral (especialmente la del protagonista, que consigue no caer en la sobreactuación de la discapacidad y construir un personaje entrañable y creíble) permite esa complicidad con el espectador.
A su vez, el desarrollo de la investigación criminal supone una afilada crítica al tratamiento de los casos más mediáticos, no solo en Corea del Sur, sino extrapolable al resto del mundo: la condena de la opinión pública es la primera que recae sobre los hombros de Lee Yong-gu, y a partir de ahí, comienza el calvario de una familia separada.
No obstante, el cautiverio de Lee Yong-gu se verá aliviado, en cierta medida, cuando entable amistad con sus compañeros de celda, que le permitirán reunirse clandestinamente con su hija. A partir de ese momento se forjará una entrañable relación entre todos los prisioneros de la celda 7.
NORTE. THE END OF HISTORY, Lav Díaz, Filipinas, 2014.
La película más extensa proyectada en el festival, con 250 minutos (muy lejos de los 171 de Seven weeks) es un drama filipino concebido con la claridad y la simplicidad como bazas principales, un retrato fiel de la realidad filipina a través de una trágica historia de violencia, amor y odio que trasciende más allá del contexto en el que se desarrolla. Tampoco exenta de un fuerte componente onírico, son los detalles cotidianos los que cohesionan ambos mundos.
La acción se desarrolla en la provincia de Ilocos Norte (de ahí parte del título). Allí conocemos a Fabián, un estudiante concienciado con la realidad filipina, que reflexiona sobre las nefastas consecuencias que la victoria del capitalismo y la democracia liberal occidentales han tenido sobre Filipinas, especialmente la corrupción y complacencia de las clases dirigentes; y aboga por un estallido revolucionario violento que devuelva la justicia al pueblo. Esta convicción idealista termina conduciendo a Fabián a cometer un crimen, del que es acusado Joaquín, por estar ambos relacionados con la víctima.
La base del argumento no deja de ser una versión del clásico de la literatura rusa Crimen y castigo, subrayando en cierto modo su vigencia, y poniendo el foco en la situación económica del país filipino, que empuja a sus trabajadores a emigrar para poder así mantener a su familia.[3] Por un lado, Fabián sufre en sus carnes esta ausencia de miembros de su familia, y por otro lado, la esposa de Joaquín lamenta que si éste hubiera hecho caso a quienes le aconsejaban buscar trabajo en el extranjero, seguramente no estaría enfrentándose al calvario de una acusación injusta.
Además de éstas, la sección oficial se completaba con The Journey, de Keng Guan Chiu (Malasia), 500 miles, de Ashlee Jensen (Australia), Ankohn Dekhi, de Rajat Kapoo (India) y 3.50, de Chhay Bora (Singapur). The Journey reflexiona sobre el choque cultural, a través de una pareja de muy distinta procedencia. 500 miles, la propuesta australiana a concurso (la cinematografía australiana ha estado representada además por dos películas en la Sección Panorama) es una historia de los bajos fondos sobre las posibilidades de redención que pueden tener los personajes atrapados en el mundo marginal. En Ankohn Dekhi se presenta un drama familiar en torno a Raje Bauji, un hombre que descubre que su hija se está viendo con un joven de mala reputación, y junto a su familia, debe deliberar de qué manera se enfrentarán a la situación. 3.50, ambientada en Camboya, constituye un reflejo del mundo de la prostitución a través de Jora, una adolescente que ha sido vendida para ser explotada sexualmente.
El jurado, compuesto por Lluis Bonet Mojica (crítico de cine), Enrique Galcerán (CineAsia), Alfons Mas (Cines Boliche) y los cineastas Javier Martín Domínguez y Mireia Ros, ha decidido que se erija como ganadora la afgana Wajma, otorgando menciones a The Owners y a Norte. The End of History. El jurado joven, formado por estudiantes de cine de las diferentes escuelas de Barcelona, ha coincidido en la concesión del premio, quedando la cinta de Barmak Akram unánimemente reconocida, mientras que las menciones del jurado joven han ido a parar a las iraníes Sun Station y Snow, quedando reforzado así el deseo de reivindicación del cine iraní que se planteaba en el festival con la inclusión de seis títulos de esta cinematografía. Los detalles de los fallos del jurado pueden verse en la web de Casa Asia.
Notas:
[1] La obra de Gonnord escogida para el cartel es Junya, de 2003.
[2] K-pop es la abreviatura por la que se conoce al género musical surcoreano más comercial.
[3] Una denuncia social muy presente en el cine filipino, como ya pudo verse en su día con la crítica de Metro Manila.