Hoy en día, internet supone una paradoja para la industria cultural en prácticamente todas sus vertientes. Por una parte, es indudable que es la herramienta y el medio natural de expresión, desarrollo y convivencia de (ya) un par de generaciones. Un canal directo, que ofrece al consumidor una diversidad absoluta y facilita al artista encontrar su público adecuado y llegar al máximo posible. Por otro lado, es el “monstruo que pretende acabar con la cultura”, aunque en realidad sólo resulte amenazador para un sector caduco, cerril y obcecado que constituye apenas una parcela del negocio editorial. En medio de esta dualidad, que nos bombardea en las noticias con gran frecuencia, considerar internet como el más firme aliado es un gesto lleno de valentía, y con un futuro prometedor. Este paso se ha animado a darlo Chidori Books.
Esta joven editorial se ha estrenado recientemente en la edición en formatos digitales de obras de gran importancia dentro de la literatura japonesa. Su catálogo todavía es muy reducido, y sin embargo ya cuenta con nombres de gran importancia, quizás el más famoso en Occidente sea Natsume Soseki, pero también ha publicado a Mori Ogari y a Kajii Motojirô.
A este último pertenece el compendio de relatos que nos ocupa. A pesar de su breve vida (nació en 1901 y falleció en 1932, a causa de la tuberculosis) y su reducido legado (desarrolló su producción literaria entre 1923 y 1930), fue un escritor reconocido y admirado por algunos de los mayores nombres de la literatura japonesa del siglo XX, entre los que destacan Yukio Mishima o Masuji Ibuse.
El limón es un ebook que recoge una docena de relatos de Kajii Motojirô, precedidos por un muy oportuno estudio introductorio llevado a cabo por Lisa Kobayashi, que también realiza las labores de traducción de la obra (éstas junto a Héctor Tortajada). Este estudio, muy acertado, permite ubicar a Kajii en su contexto histórico (el Japón de finales de época Meiji hasta comienzos de época Showa) así como también en el literario (la influencia conceptual de los simbolistas franceses[1] y estilística del Naturalismo europeo[2]), y permite al lector aproximarse a esta (hasta ahora) desconocida figura de las letras niponas a través de una escueta biografía. Finalmente, esta introducción concluye con una contextualización individual de cada uno de los relatos recogidos para la ocasión.
Respecto a las historias, rebosan sensibilidad y melancolía. Leí El limón, y tuve que parar. Saborearlo, asimilar todas las sensaciones que transmitía sin hablar de ellas. Simplemente están ahí, preparadas para asaltar al lector que se acerque a sus páginas. Bajo los cerezos, en cambio, me transmitió una cierta inquietud, por la forma en la que lo macabro se entrelaza con lo lírico. En Pasado, Kajii narra en tercera persona la evocación y añoranza por el barrio de su niñez, que se extrapola a la infancia misma y a la propia familia. Y estas son solo tres de las experiencias que pueden compartirse a través de esta lectura.
Así, página tras página, relato tras relato, Kajii nos invita a sumergirnos en sus agitados sentimientos, a compartir su tristeza y su vacío existencial, pero también sus pequeñas alegrías. Nos ofrece un regalo en forma de abanico de sensaciones que afloran de una lectura pausada y deleitosa. En definitiva, esta recopilación de relatos se descubre como una obra obligada para los amantes de la literatura japonesa en particular, y de la literatura en general.
Notas:
[1] Conceptos como “fin de siglo” o “decadencia” trascendieron de la poesía francesa a la sociedad japonesa, ya que el contexto nipón favorecía la asimilación de estas nociones.
[2] El Naturalismo que se adoptó en Japón compartía con el europeo no tanto el fondo sino la forma, con el paso del tiempo el Naturalismo evolucionó hacia un género, denominado Watakushi-shōsetsu o Shi-shōsetsu, el cual consiste fundamentalmente (aunque su definición no está exenta de discusiones) en escribir a través de las experiencias vividas por los propios autores.