La exposición “Japón: Gastronomía y Arte”, que puede visitarse en el Centro Joaquín Roncal de Zaragoza, es el primer evento conmemorativo de una larga lista de actos que se irán organizando en Zaragoza a lo largo de este año 2018 como parte de la celebración del ciento cincuenta aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Japón y España, iniciado con la firma del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación en 1868. Ha sido organizada por la Asociación Aragón-Japón y comisariada por el profesor de la Universidad de Zaragoza David Almazán Tomás.
Tal y como indica su nombre, esta exposición está dedicada a uno de los aspectos de la cultura japonesa que actualmente está más extendido y que, además, ha sido declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad: su cocina. Uno de los mayores atractivos de la exposición son los numerosos talleres que la acompañan, divididos en dos grupos. Algunos están más relacionados con la temática de la exposición, como aquellos en los que se puede experimentar la elaboración de comida típica del país nipón (el sushi y el soba) o técnicas artísticas relacionadas con la gastronomía (el taller de gyotaku o estampación de peces). Otros son de índole más general y están relacionados con artes tradicionales japonesas como la pintura en tinta (sumi-e) y el arreglo floral (ikebana). Todos ellos (especialmente el de gyotaku) han gozado de un gran éxito, y a los pocos días se habían agotado las plazas para participar en ellos.
Como complemento a estas actividades se ha organizado una pequeña exposición dividida en dos bloques. Una parte de la sala de exposición, más orientada a aquellos que se introducen por primera vez en este mundo de la gastronomía japonesa, está dedicada a asuntos actuales de la cocina nipona, con unas vitrinas que contienen juegos de té y vajillas de laca usadas hoy día, alimentos típicos (como la lista de tés más bebidos en Japón) o curiosidades del mundo de la gastronomía japonesa como los kyaraben (cajas de merienda modeladas en forma de personajes animados). La otra parte de la exposición, de más interés para los ya iniciados en la cultura japonesa, está compuesta por una selección de ukiyo-e, kakemono, libros y revistas de finales de la era Edo (1660/1603-1868) y principios de la era Meiji (1868-1912) donde se representan escenas en las que la comida juega un papel importante, destacando la presencia del mochi (por ser una comida que también es símbolo de Año Nuevo aparece con frecuencia en el arte), del té y de la estrecha relación entre la gastronomía y la naturaleza.
Esta exposición está pensada para ser visitada sin necesidad de guía. A este fin ayudan las cartelas que acompañan todos los elementos de la sala, con explicaciones sencillas, amenas y, sobre todo, pormenorizadas, que resultan educativas tanto para aquellos cuyo primer contacto con esta faceta de la cultura japonesa es esta exposición como para los más entendidos. Para aquellos que prefieran que les den la información de una manera más visual, en la sala central se puede contemplar en bucle continuo un vídeo de maestros cocineros japoneses (la música que lo acompaña no resulta invasiva y no molesta al visitante) y también se da la posibilidad de utilizar códigos QR para ampliar la información de algunos elementos. En cuanto a la selección de obras de arte escogida es pequeña pero representativa, y aunque la calidad artística es variable, podemos encontrar obras de grandes autores como Utamaro o el recientemente fallecido Jirô Taniguchi. De la misma manera, en la sección de alimentos se mezclan las figuras de plástico de juguete con un juego de laca negra de altísima calidad. Destaca el cuidado con el que se ha decorado la sala de exposiciones, con noren (cortinas que típicamente se utilizan en la entrada de los restaurantes tradicionales japoneses) en las puertas, aunque nos encontramos elementos algo fuera de lugar, como el quimono y el hakama que flanquean el acceso a la exposición y que no concuerdan con la temática de la misma, si bien pueden resultar curiosos de ver para los menos familiarizados con la cultura japonesa.
En conclusión, “Japón: Gastronomía y Arte” es una encantadora manera de acercarse al mundo de la gastronomía japonesa desde diferentes perspectivas. De hecho, la exposición ha gozado de una gran acogida entre el público zaragozano, hasta el punto de que se ha ampliado un mes el periodo de visita a la misma (ahora podrá visitarse hasta el 24 de marzo). Además, se está considerando la posibilidad de añadir a la página web una visita virtual para que pueda ser disfrutada incluso después de que sea desmontada.