A mediados de abril se celebró en la Universidad de Zaragoza la XVII Semana Cultural Japonesa que, como tantas otras actividades que se llevan desarrollando en dicha ciudad desde comienzos de año, conmemoraba el aniversario de los ciento cincuenta años de relaciones diplomáticas y comerciales entre España y Japón, que se iniciaron oficialmente el 12 de noviembre de 1868 con la firma del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación.
El evento se inauguró el 16 de abril con un discurso a cargo de una de sus organizadoras, la doctora Elena Barlés, así como de las principales instituciones relacionadas: la Universidad de Zaragoza, representada por el rector José Antonio Mayoral, por el decano de la Facultad de Filosofía y Letras Eliseo Serrano y por el Director del Departamento de Historia del Arte Juan Carlos Lozano, que una vez más manifestó su firme apoyo a esta actividad cultural y su deseo de que continuara por muchos años, la Fundación Torralba-Fortún, representada por su presidente Juan Ulibarri, que desde sus orígenes disfruta de una fluida relación con la Universidad y, en representación de la participación japonesa en las labores organizativas, el Ministro de la Embajada Japón en España, D. Kenji Hirata. El acto inaugural acabó con la deliciosa intervención de Pilar Montoya, Catedrática de Clave en el Conservatorio Superior de Música de Castilla y León, que interpretó varias piezas representativas de la relación entre España y Japón, incluyendo una partitura de Asako Hirabayashi compuesta específicamente para un instrumento tan europeo como es el clave, o un arreglo para dicho instrumento de la propia intérprete para la canción tradicional japonesa Sakura Sakura.
El martes por la tarde empezaron las primeras conferencias en el Salón de Actos de la Biblioteca de Humanidades María Moliner. En esta primera parte del ciclo de conferencias se analizó la relación política que ha tenido Japón con España desde la firma del tratado conmemorado este año hasta la actualidad. Este mayor protagonismo de la política en unas semanas culturales que hasta ahora se dedicaban principalmente al arte y a la cultura, se debe al reciente hermanamiento entre el Grupo Japón y España: Relaciones a través del Arte, que desarrolla proyectos de investigadores españoles sobre arte japonés, y el Grupo de Investigación Japón, que también estrecha la relación de la Universidad de Zaragoza con Japón pero desde la perspectiva del Derecho.
Se inició el recorrido cronológico con Pablo León, profesor en el Centro Universitario de la Defensa, el cual expuso una panorámica de las relaciones entre nuestros dos países desde 1868 hasta 1986, momento en el que España entró a formar parte de lo que ahora es la Unión Europea. En su conferencia destacó el papel de Estados Unidos en estas relaciones, muy alejadas de lo que conocemos ahora, determinadas por la intervención de terceros y por un desconocimiento mutuo. La siguiente intervención corrió a cargo de Florentino Rodao, profesor de la Universidad Complutense de Madrid y una eminencia en el campo de relaciones España y Japón. Su conferencia, de un rigor académico impecable y repleta de interesantes anécdotas descubiertas durante su larga trayectoria investigadora, giró alrededor de la complicada relación entre la España franquista y Japón, periodo durante el cual Franco llegó a considerar declararle la guerra al país nipón. La última intervención corrió a cargo de Carmen Tirado, profesora de la Universidad de Zaragoza y directora del Grupo de Investigación Japón, que abarcó el periodo de relaciones políticas entre España y Japón desde 1986 hasta la actualidad. No sólo hizo una exhaustiva descripción de lo que caracteriza ahora nuestras relaciones sino que su cuidado análisis de la situación actual le permitió aventurar la trayectoria de nuestras relaciones políticas con el país nipón en un futuro. Moderar el evento corrió a cargo de Nerea Vadillo, de la Universidad de San Jorge, que contribuyó a la buena marcha del acto con sus presentaciones y también con sus oportunas preguntas tras las intervenciones.
Las conferencias del segundo día estuvieron dedicadas al ámbito de la literatura. La primera intervención fue de Ana Trujillo, de la Universidad Pontificia Comillas, donde habló del E-hon Don Kihôte, una curiosa y apenas conocida versión japonesa de El Quijote de Cervantes que no se limita a ser una traducción del original, sino que es una adaptación completa de la obra al mundo japonés, situando como protagonista a un samurái en el periodo Edo (1603-1868), momento en el que estos guerreros habían perdido en gran medida su objetivo. La segunda intervención fue del veterano traductor José Pazó, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, que hizo un extensivo recorrido por las relaciones entre España y Japón en el ámbito de la traducción de obras japonesas en nuestro país, con un tímido comienzo en la era Meiji (1868-1912), un mayor desarrollo tras la Segunda Guerra Mundial con los primeros japonólogos españoles, seguido del tremendo empuje que ha tenido esta actividad en el siglo XXI, y que continúa hasta ahora. La moderadora de esta sesión fue la doctora Elena Barlés.
El cuarto día de la XVII Semana Cultural empezó por la mañana, con la sesión informativa de los programas de becas para viajar a Japón donde se contó, como otros años, con la inestimable colaboración de Paloma Valor, encargada de la sección de becas de la Embajada de Japón en España. También asistió Aitana Merino, que disfrutó de esta beca en el pasado y ayudó a resolver las dudas de los asistentes.
Las sesiones de conferencias de la tarde, por otra parte, estuvieron dedicadas al arte. De la primera intervención se hizo cargo Pilar Cabañas, profesora de la Universidad Complutense de Madrid y actual presidenta de la Asociación de Estudios Japoneses en España (AEJE). Presentó una parte de la exposición que puede visitarse en la Fundación Juan March en Madrid, Asia y el arte contemporáneo en España, haciendo un análisis de gran profundidad sobre la influencia de la filosofía zen, traída al mundo occidental de la mano de Suzuki Daisetsu, en muchos artistas informalistas españoles, como Juan Hidalgo o Pamen Pereira. La última conferencia de esta Semana Cultural corrió a cargo de David Almazán, profesor de la Universidad de Zaragoza y también organizador del presente evento, donde habló de uno de sus principales temas de investigación, el japonismo, y el incipiente, pero cada vez más relevante, neojaponismo, haciendo un recorrido desde los ukiyo-e importados a España en la era Meiji hasta la influencia de Hello Kitty en la cultura audiovisual actual.
El viernes 20 por la tarde se celebró la clausura de la XVII Semana Cultural Japonesa en el Centro Cívico Universitario. El primer invitado fue Yoshi Hioki, cuentacuentos japonés proveniente de Osaka y afincado en Barcelona desde hace años, que deleitó a la audiencia con una escenificación de algunos cuentos tradicionales japoneses. Le siguió la presentación de la más reciente publicación del doctor David Almazán, Katsuhika Hokusai. Manual de dibujo abreviado. El broche final del evento fue el concierto de Nana Okabe, que interpretó canciones relacionadas con el manga y el anime con su particular estilo.
Las conferencias comentadas, que constituyeron el grueso de este evento, fueron complementadas con diversas exposiciones. Algunas ya habían sido inauguradas con anterioridad, como la de cerámica del ceramista japonés Tanzan Kotoge en el Museo de Zaragoza o la de pintura y caligrafía La Danza del Pincel, con obras de la artista Kumiko Fujimura. Durante esta semana, también se inauguraron las exposiciones Ex Oriente: Los libros que iluminaron el conocimiento sobre Asia Oriental en la Edad Moderna en Paraninfo, así como Tratado de 1868: los cimientos de la amistad Japón-España y 150 años, 150, libros en la Biblioteca de Humanidades María Moliner, que permiten hacer un recorrido político y también bibliográfico por las relaciones entre Japón y España.
En conclusión, la XVII Semana Cultural Japonesa ha demostrado una vez más, con su cuidada organización de diversos eventos e interesantísimas conferencias con participantes de primer orden, que se trata de una cita imprescindible para cualquier amante de la cultura japonesa en la capital aragonesa.