Durante el año 2018, la Editorial Satori ha dedicado sus esfuerzos a su línea de autoras, así como a preparar el lanzamiento de su línea manga que tuvo lugar a finales de año con Mi vida sexual y otros relatos eróticos, de Shotaro Ishinomori. Esto ha hecho que se resintieran algunos de sus proyectos habituales, como su colección de títulos de Edogawa Rampo. Sin embargo, los aficionados vieron satisfecha su ración anual con la publicación de Eroguro. Horror y erotismo en la cultura popular japonesa, una obra coordinada por Jesús Palacios que incluye ensayos, relatos cortos y material visual sobre esta corriente.
El contenido de este libro se divide en seis bloques o ensayos y dos apéndices. En primer lugar, y tras un prólogo, encontramos La era del ero, el primer ensayo, obra de Jesús Palacios, un extenso y detallado texto sobre la historia del eroguro, situando esta corriente en su contexto. Palacios también firma los dos apéndices del tomo, uno de ellos dedicado al hentai y otro a la obra de Takashi Miike. Se trata en ambos casos de breves aproximaciones que ofrecen algunas pinceladas, como la correcta definición de hentai.
A continuación, un segundo bloque recoge tres relatos breves,[1] con una pequeña introducción a cargo de su traductor, Daniel Aguilar, en la que contextualiza los relatos y a sus autores en el panorama literario del Japón de la primera mitad del siglo XX. También pertenece a Aguilar el siguiente ensayo, dedicado a una reflexión sobre el eroguro de los años treinta como sustrato del cine de serie B nipón de los años cincuenta.
Enlazando con el cine, Rubén Lardín recoge el testigo para llevar a cabo una panorámica sobre el eroguro en el cine a lo largo de las décadas, con menciones especiales a obras como El imperio de los sentidos y a autores como Takashi Miike o Quentin Tarantino.[2]
Bajo el cinematográfico título de Eroguro mon amour se esconde un texto de Iria Barro dedicado a las principales figuras del eroguro en el manga, haciendo un recorrido por los casos de Junji Ito,[3] Hideshi Hino,[4] Suehiro Maruo[5] y Shintaro Kago,[6] cuatro de los representantes modernos del género a través de las viñetas.
En el último trabajo de este compendio, Más oscuro que el rosa, Germán Menéndez se adentra en el mundo de la pornografía japonesa, desarrollando brevemente su historia y características.
El libro está salpicado con tres bloques de imágenes con las que se ilustran algunas de las cuestiones presentadas en los textos. El primero de ellos se corresponde con el ensayo de Jesús Palacios y supone un repaso visual al fenómeno del eroguro: escritores, fotógrafos, novelas, fotografías, ilustraciones, carteles y una nutrida colección de grabados de temática sexual o gore, así como algunas referencias al suceso de Sada Abe que inspiraría a Nagisa Oshima una de sus películas más célebres, El imperio de los sentidos. El segundo bloque está protagonizado por cartelería y escenas de películas relevantes dentro del eroguro, mientras que el tercero recoge ejemplos de los mangakas citados en el texto, algunas imágenes de actrices pornográficas y carátulas de algunas películas, así como algunos ejemplos visuales de hentai.
No menos interesante resulta la colección de ilustraciones realizadas ex profeso para la publicación por destacados ilustradores españoles como Sandra Uve, Albert McTorre, Suki o Lolita Aldea, entre otros. Cada uno de ellos realiza su propia interpretación del eroguro, contribuyendo a reforzar visualmente algunas de las ideas expuestas en los capítulos.
Eroguro. Horror y erotismo en la cultura popular japonesa presenta una vistosa portada, obra de Shintaro Kago, y ha recibido el cariño habitual de los editores. La reproducción de imágenes presenta gran calidad, tanto en blanco y negro como a color, mientras que la calidad del papel facilita la lectura.
En conjunto, supone una aproximación rigurosa a un fenómeno que es prácticamente una corriente cultural propia de Japón y al que, por estar frecuentemente sembrado de tabúes, es extraño ver un tratamiento con tanta seriedad. Los autores acompañan sus textos de unas pequeñas bibliografías que facilitan que el lector interesado en la materia pueda profundizar en ella por su cuenta. Pese a su carácter eminentemente divulgativo, Eroguro se ha ganado por derecho propio un hueco en la historiografía en castellano.
Nada de esto sorprende tratándose de una edición de Satori, una editorial que nos tiene acostumbrados a publicar con mimo obras que estrechen lazos entre la cultura japonesa y la española, ya sean traducciones de títulos japoneses o bien, en el caso que nos ocupa, estudios monográficos respaldados por una gran calidad. No en vano, dos de sus títulos, Irezumi e Historia de los samuráis, serán próximamente traducidos al inglés.
Notas:
[1] Se trata de El caso criminal de los baños Yanagi de Junichiro Tanizaki (publicado originalmente en 1918), Un sueño a pleno sol de Edogawa Rampo (fechado en 1925) y El intestino viviente de Unno Juzo (1938), de estilos y planteamientos muy diferentes pero enormemente representativos del fenómeno.
[2] En este caso, mencionado como productor de Hostel, película de 2005 escrita y dirigida por Eli Roth con una notable influencia del terror asiático inspirado en el torture porn.
[3] Autor de clásicos modernos como Uzumaki (Planeta, 2017) y de obras como Black Paradox (ECC Ediciones, 2016) o Aula demoníaca (Tomodomo, 2017).
[4] Algunos de sus títulos más importantes, como El niño gusano, El hombre cadáver o La isla de las pesadillas han sido publicados en castellano por Ediciones La Cúpula.
[5] Autor de La sonrisa del vampiro (publicado por Panini en 2017) y de algunas adaptaciones a cómic de Edogawa Rampo, como El extraño caso de la isla panorama (publicada por ECC Ediciones en 2016), el mangaka ha llamado la atención a editores españoles desde los años noventa, y en la primera década del 2000 se publicó profusamente de la mano de las desaparecidas Ediciones Glénat y Otakuland Distribuciones.
[6] Autor, entre otros, de La formidable invasión mongola y Fetus collection, ambos editados por ECC Ediciones en 2015 y 2017.