A comienzos de 2015, ocho millones de personas vieron el estreno de Fresh off the boat, la nueva comedia familiar a ritmo de hip hop de ABC y primera serie norteamericana destinada a narrar las andanzas de una familia sino-americana. Basada en las exitosas memorias del chef y celebrity Eddie Huang,[1] narra el traslado y adaptación de la familia Huang desde el chinatown de Washington D.C. a un suburbio residencial de Orlando, en donde se convertirán en la única familia asiática, en una odisea que daría comienzo en en 1994. Y como buen hito de la televisión, ha abierto la caja de pandora en cuanto a la visibilidad de los asiáticos en la televisión norteamericana. A punto de terminar su segunda temporada en Estados Unidos, acaba de ser estrenada en español por Fox Life.
Quizás la asiática sea la barrera más difícil de derribar dentro de la televisión americana. Tal y como señalan tanto teóricos como numerosos portavoces de diversas ligas por la diversidad y la integración racial, habitualmente los personajes asiáticos se limitan a secundarios insípidos y/o ridículos, villanos o -durante estos últimos años- algún tipo de nerd o geek. Este hecho resulta especialmente sangrante teniendo en cuenta lo influyente y numeroso de las comunidades asiáticas, y que contrasta fuertemente con la representación de otras grandes minorías como la afroamericana -que desde mediados de los setenta cuenta con todo un nicho televisivo de series con all-colored cast-, o la hispana, cada vez más presente mediante la adaptación de telenovelas.
En 1994, la serie All-American Girl, protagonizada por la humorista de ascendencia coreana Margaret Cho, abrió la brecha del “full Asian cast”,[2] pero fue rápidamente cancelada y produjo críticas controvertidas; paradójicamente, se la acusó tanto de ser “demasiado asiática” como de no serlo lo suficiente. Veintiún años después, su misma cadena creadora, ABC, estrenaba una nueva serie centrada en una familia asiática, Fresh out the Boat, con una acogedora recepción tanto en términos críticos como de share que, en estos momentos, a punto de terminar su segunda temporada, se perfila como la más exitosa del género en la televisión americana.[3]
Traducida al español como “Recién llegados”, la expresión “fresh off the boat” (literalmente, “recién salidos del barco”) es un slang habitual para designar a un inmigrante recién llegado que tiene problemas de integración debido a que todavía sigue a rajatabla las costumbres y normas culturales de su lugar de origen. Y esto es precisamente lo que le sucede a la familia Huang, para los que el salto cultural se produce desde el chinatown de Washington a un barrio de mayoría blanca de Orlando, al que llegarán, de manera literal, en busca del sueño americano.
Tal y como se desprende tanto de su nombre como de su planteamiento, el objetivo de la serie es plantear las fricciones y contradicciones de una familia asiática en América fuera de su zona de confort. Concebida como una serie para todos los públicos, esta es obra de la productora y guionista Nahnatchka Khan, quien encuentra en la misma una fórmula bastante balanceada como resultado de sus experiencias previas en el humor televisivo, a medio camino entre el tópico del pre-adolescente inadaptado de Malcolm in the Middle y el humor políticamente incorrecto de Padre made in USA o Apartamento 23. En palabras del verdadero Eddie Huang, Khan afronta los temas raciales subrayándolos y “riéndose de todo el mundo”;[4] evitando el tan de moda colorblind cast, Khan y su equipo[5] llevan a la pantalla toda una serie de estereotipos sobre asiáticos, afroamericanos y, muy especialmente, americanos blancos, de los que ningún colectivo sale completamente bien parado.
Por ejemplo, el patriarca de la familia, Louis Huang (Randall Park), hace mudarse a su familia desde Washington para poder llevar a cabo su “sueño americano”, que no consiste en gozar de libertades o hacerse rico, sino en abrir un grill de estilo vaquero en Orlando. Lamentablemente, pronto se dará cuenta de que el público potencial se su restaurante no tiene expectativas de encontrar personal asiático y decide que este jamás funcionará si no contrata a personal caucásico, por incompetente que este sea. Precisamente por el mismo motivo, buscando la aceptación entre la comunidad blanca que beneficie a su restaurante, aspirará a entrar a toda costa en el mismo Club de Campo que sus ricos vecinos -en un momento no precisamente boyante para su propia familia-.
Mientras que parece que Louis Huang, sueña con unas navidades blancas, el joven Eddie Huang (Hudson Yang) encuentra su forma de evasión (pre)adolescente rechazando (aunque de manera moderada y de cara al exterior) la cultura china tradicional en favor del hip hop y diversos modismos afroamericanos. Para desagrado de su madre, utiliza la aparente dureza de este estilo de música como coraza sobre su propio origen y tradiciones y, a su vez, como manera de integración, asumiendo la otredad. Por ejemplo, consigue hacer amigos presumiendo de haber robado un CD -algo que en realidad no ha hecho-, pero los pierde de inmediato al abrir un tupper con sus adorados fideos chinos, viéndose en necesidad de conseguir “comida blanca”. No obstante, Eddie Huang mantiene esta “marginalidad” en una mera pose, compaginándola plenamente con las expectativas paternas (excelentes resultados en el instituto, devoción paterno-filial y otros tópicos de los asiáticos como “minoría modelo”).
Jessica Huang (Constance Wu) es, a pesar de estar brillantemente interpretada, probablemente el personaje más arquetípico de la serie. Implacable “madre tigre”, sobresale igualmente en todos los ámbitos que se propone, aunque a veces ella y su marido son los únicos conscientes de ello. Obcecada en la excelente educación de sus familia, considera inviable el que no se aplique un sistema de calificación real con sus hijos menores, o que la educación americana es demasiado fácil pues Eddie obtiene sobresalientes sin demasiado fuerzo. Esto le lleva al punto de organizar su propio Chinese Learning Center, que pronto traslada al restaurante de su marido, para poder simultáneamente controlar que no haya ningún tipo de despilfarro (como encender la jukebox o poner demasiadas servilletas).
El histrionismo del personaje de Jessica es probablemente la mayor baza cómica del show. Obsesionada con mantener sus raíces chinas, se ve obligada a ser una madre e hija modélica, a pesar de mantener una enorme rivalidad con se hermana, lo que la lleva a manifestar toda una serie de actitudes plenamente chauvinistas y que la sitúan, a pesar del cariño maternal que en algunas ocasiones es capaz de expresar, como el personaje más racista e intolerante de la serie. Por ejemplo, desaprueba el gusto de su hijo por el hip hop y le prohíbe ir a conciertos (ante lo cual él protesta diciendo que los Beastie Boys son raperos blancos, o que Wu Tang Clang son medio asiáticos), o recomienda a Eddie quedarse con una familia blanca si se pierde en el supermercado, diciéndole que con ellos estará a salvo. Jessica incluso llega a definir el éxito como que una mujer blanca le haga una pedicura y se alegra de la intolerancia a la lactosa de su hijo pues su cuerpo “está rechazando la cultura blanca”.
Completan la familia los dos modélicos hijos menores Evan (Ian Chen) y Emery (Forrest Wheeler) -cuyas personalidades están todavía poco diferenciadas, pero que siempre se ven envueltos en historias de increíble madurez para su edad- y la madre de Eddie (Lucille Soong), muy activa a pesar de estar postrada en una silla de ruedas, y que habla a su familia únicamente en mandarín. Como personajes secundarios recurrentes aparencen también los vecinos de los Huang, los empleados de Eddie y los compañeros de instituto de Eddie.
Muy interesante resulta la manera que la serie tiene de tratar con el racismo, que se manifiesta en niveles muy diferentes. Por ejemplo, a pesar de lo mencionado sobre Jessica, su racismo en contra de los blancos funciona para ella, no solo como una forma de no perder sus costumbres, sino de vengarse de las actitudes condescendientes y xenófobas de muchos de los que les rodean. Así, en un episodio se observa como, en contra de sus deseos, intentará integrarse con sus vecinas (un grupo de ociosas amas de casa de manual, de nombres y apariencia casi idénticos), a pesar de que estas rechazan su comida tradicional, o que esperaban de Jessica un nombre y un origen más exótico, o que explican el hecho de que esta corte un pastel en partes iguales “por culpa del comunismo” (obviando además, que la República China de Taiwán, de la que provienen los Huang, es precisamente el sistema enemigo a la China comunista). Pero no será este tipo de actitudes las que le llevaran a distanciarse de sus vecinas, sino el acoso que estas mantienen hacia Honey, la joven y explosiva segunda esposa de la casa de al lado, y la única que parece aceptar a Jessica tal como es.
Así pues, la serie hace mofa tanto de los tópicos chinos como de los blancos (especialmente en cuanto a su ignorancia sobre las culturas asiáticas, que llevan al americano medio a decir verdaderas barbaridades sobre gente con la conviven a diario).[6] Y es que, aunque algunos de los tópicos sobre los chinos que aparecen están ciertamente manidos -como la fama de usureros o el amor por las apariencias-, otras ideas -como la de la “permanente del éxito” o el que el baloncesto en Taiwán sea una especie de demostración aérea de artes marciales- son novedosas en televisión, y seguramente provoquen muchas más carcajadas que las vivencias de Eddie en el instituto, estas sí, tan absurdas como predecibles.
No obstante, la pasión por el hip hop del protagonista servirá para incluir, con tanto dinamismo como hilaridad, algunos de los hitos más célebres de la cultura afro-asiática, desde las menciones a Wu Tang Clan o ese bizarro experimento que fue el videojuego Shaq-fu[7] y que inspira la trama de uno de los episodios.
Por supuesto, en la serie hay también espacio para el comentario y la autocrítica, como cuando en un episodio Jessica dice a sus hijos que no pueden ser actores, ya que no es una profesión de éxito pues no hay actores asiáticos en la televisión (algo que se desmiente cuando, a final del episodio, la familia ve un episodio de The All-American Girl); en la segunda temporada, Jessica reprocha a Louis el haberse hecho el gracioso en una aparición televisiva, acusándole de estar siendo un personaje estúpido tópico como Long Duk Dong de Dieciseis velas (1984). De hecho, este último episodio sirve (no desvelaremos más detalles), además de como una metarreflexión sobre el show y la presencia y expectativas de los asiático-americanos en la televisión, como autodefensa contra los que han criticado la serie por no representar con suficiente complejidad a los asiáticos -entre los que destaca el verdadero Eddie Huang-.
Decididamente, el ácido humor familiar, aunque no descafeinado, de la serie unido a las brillantes interpretaciones protagónicas y a muchas de sus incisivas puntualizaciones en cuanto a las expectativas sobre las minorías, han hecho que Fresh off the boat, se haya convertido en uno de los éxitos del año en Estados Unidos, pues además presenta un tipo de historia con la que muchas personas de diferentes orígenes se han sentido identificadas. Y es que, si ya es complicado integrarse en el instituto, seguramente lo sea mucho más perteneciendo a una minoría, máxime si uno no está en plena consonancia con lo que el resto del mundo espera de él.
No obstante, al Eddie Huang real no le ha ido mal en la vida. Sacó una carrera, un postgrado, ganó numerosos premios y trabajó un tiempo como abogado. Obligado a reinventarse con la crisis, montó una línea de ropa, un restaurante coreano y después escribió las memorias que han dado pie a la serie. ¿Pero qué aventuras le esperan al joven Eddie en los próximos episodios? ¿Disfrutaremos de una tercera temporada? Habrá que esperar para saberlo…
Notas:
[1] Huang, Eddie. Fresh Off the Boat: A Memoir. Nueva York, Spiegel & Grau, 2013.
[2] No obstante, el primer show relevante con un protagonista asiático fue The Gallery of Madame Liu-Tsong (1951), una serie detectivesca protagonizada por Anna May Wong. A pesar de su éxito, nunca se grabó una segunda temporada.
[3] Estando ya escrito este artículo, ABC estrenó otra serie protagonizada por un elenco de ascendencia asiática, Dr. Ken (creada y protagonizada por Ken Jeong), que se estrenó el 20 de octubre y cuya primera temporada se encuentra actualmente en emisión.
[4] Ayers, Mike. “Eddie Huang on ‘Fresh Off the Boat’: ‘I Was Never Worried About This Show Doing Well’”, The Wall Street Journal, 10 de febrero de 2015, edición digital, disponible online aquí.
[5] Véase, por ejemplo, la interpretación de Park como el dictador norcoreano en La Entrevista –y los diferentes asuntos raciales que ya tratamos-, su “americano” personaje del gobernador Chung en la serie Veep, o monólogos previos al estrellato sobre raza y estereotipo como este.
[6] Aunque de manera minoritaria, también han aparecido en la serie ciertos arquetipos sobre otras minorías como la hispana y la judía, esta última justamente representada mediante un niño asiático adoptado por un matrimonio judío y que, precisamente por su origen étnico, es obligado a juntarse con Eddie a pesar de no tener nada en común.
[7] Shaq-fu (1994) fue un videojuego -diseñado para plataformas como Sega Mega Drive y Supernintendo- protagonizado con la superestrella del baloncesto Shaquille O’Neal. Considerado como uno de los peores videojuegos de la Historia, su argumento principal consistía en que el célebre jugador entraba por casualidad en un dojo de kung-fu en Tokio y, tras hablar con su maestro, es trasladado accidentalmente a otra dimensión, en la que tendrá que combatir a una malvada momia. En la segunda temporada de Fresh off the boat, el propio Shaquille O’Neal aparecerá como estrella invitada, aunque en un contexto completamente diferente.