El pasado 11 de abril se celebró en la Universidad de Zaragoza el I Ciclo de Animación Japonesa, actividad cultural que surgió de la iniciativa de los doctorandos del Departamento de Historia del Arte de dicha Universidad, Julia Rigual y Pablo Anía, apoyados por los profesores del mismo departamento Elena Barlés y David Almazán. Este ciclo, que constituye una práctica complementaria a las asignaturas de “Arte de Asia oriental” y “Géneros audiovisuales” del Grado en Historia del Arte, entre otras, es el primero de su género en la universidad zaragozana, inaugurando una nueva cita anual que espera convertirse en un evento de referencia.
Bajo el título de “Animación en Japón y Japón en animación” doctorandos y estudiantes de máster, muchos de ellos exalumnos del Diploma de Especialización en Estudios Japoneses de la Universidad de Zaragoza, presentaron una serie de comunicaciones centradas en las relaciones que se establecen entre Japón y Occidente a través del manga y del anime, enlazando con la celebración del 150 aniversario de relaciones España-Japón que se conmemora este año. Aunque la mayor parte de los comunicantes se especializa a nivel profesional en temas sin conexión directa con estas formas de entretenimiento, la relación de todos ellos desde hace tiempo con este mundo a nivel privado combinada con una alta capacidad crítica adquirida a través de sus estudios les convierte en los comunicantes ideales de estos temas que, a día de hoy, no cuentan con el apoyo de ningún estudio académico específico regulado.
El ciclo fue inaugurado por Julia Rigual, reconocida cosplayer en nuestro territorio zaragozano cuyo Trabajo de Fin de Máster versó precisamente sobre el tema del “mangañol”, aquellos cómics hechos en España que siguen las pautas de los mangas. Presentó sus características formales así como las del anime, resaltando las relaciones y diferencias entre ellos. Dado que este seminario estuvo orientado a un público general, interesado en el pujante tema de la animación japonesa pero no necesariamente experto en ello, esta comunicación permitió centrar de manera clara y muy amena los rasgos principales de estas formas de ocio, a la vez que ayudó a descubrir nuevas particularidades incluso a los asistentes más informados.
La segunda charla estuvo a cargo de Claudia Bonillo, graduada en Ingeniería Informática que, interesada por la cultura japonesa, dio el salto a la Historia del Arte. Su comunicación consistió en el análisis de un caso concreto, el anime Drifters,[1] a través del cual mostró la evolución de las relaciones entre Japón y Occidente desde sus tensos inicios a mediados del siglo XIX hasta la actualidad, marcadas por el interés mutuo. Su comunicación, que abarcó desde conceptos históricos a filosóficos de ambos mundos, hizo reflexionar sobre la dificultad de tratar con otras culturas, pero también sobre los beneficios que pueden surgir de dicha relación.
Las sesiones de la mañana se cerraron con la intervención de Pablo Begué, doctorando del departamento especializado en la cultura de masas, especialmente en los cómics. En su comunicación presentó la interesante, y a menudo malinterpretada, relación entre dos grandes personalidades de la animación: Osamu Tezuka, apodado el Dios del Manga, y Walt Disney. Su excelente exposición tanto de las circunstancias históricas que rodearon a estos dos grandes genios creadores, como de sus circunstancias personales y de sus influencias, ayudó a la audiencia a comprender no sólo las obras de estos dos carismáticos personajes, sino también a los propios artistas.
Así como esta sesión matinal fue moderada por Pablo Anía, uno de los organizadores, la sesión vespertina contó con dos presentaciones: una general, a cargo de la profesora Elena Barlés, y la moderación propiamente dicha, fue realizada por Julia Rigual, también organizadora del evento. La primera intervención fue de Pablo Anía, estudiante de doctorado especializado en el análisis de la presencia de Japón en la prensa española en la época del japonismo cuyo Trabajo de Fin de Máster giró en torno a Hokusai, considerado el precursor del manga actual. En su comunicación analizó las influencias y reinterpretaciones de la cultura judeocristiana presentes en dos animes concretos: Hellsing Ultimate[2] y, con especial detenimiento, Neon Genesis Evangelion.[3] Su exhaustivo análisis de dicha inspiración ayudó a acercar al público la complejísima obra maestra que es la serie de Evangelion, a la vez que evidenció la riqueza que supone el analizar temas tan intrínsecos a una cultura como es su religión, desde una perspectiva completamente diferente.
La segunda comunicación fue realizada por María Gutiérrez, especialista en el tema de las muñecas tradicionales japonesas, que fueron su objeto de estudio en su Trabajo de Fin de Grado, de Máster y también en su actual tesis. Su comunicación versó sobre los nuevos modelos de masculinidad presentes en el anime actual a través el reciente anime Sanrio Boys.[4] Durante su presentación, que deleitó al público presente, especialmente al femenino, nos acercó a un nuevo tipo de hombre, alejado de la concepción clásica del samurái y no por ello menos atractivo, a la vez que planteó unas interesantes conclusiones finales sobre la reciente y frenética actividad de la compañía Sanrio, que parece luchar contra los estereotipos.
La clausura del ciclo corrió a cargo de Carolina Plou, a punto de acabar su tesis sobre las colecciones españolas de fotografías en el periodo Meiji y autora de un libro que ayuda a conocer Japón a través de su cine.[5] En su comunicación hizo un recorrido por las distintas generaciones de otakus españoles, un tema con el que, sin duda, muchos de los asistentes se sintieron identificados. Una segunda parte de su comunicación se centró en las distintas formas en las que el anime puede ilustrar a su público sobre las costumbres, historia y pensamiento del propio Japón, mostrando una muy interesante y novedosa perspectiva de ver anime e incluso, de analizarlo académicamente.
Todas las comunicaciones se hicieron con rigurosidad académica y una pasión que evidenciaba la profunda implicación de cada uno de los comunicantes con los temas presentados. La audiencia, que para tratarse de una primera edición resultó más que respetable tanto en las sesiones de la mañana como de la tarde, tuvo ocasión de ampliar su visión sobre Japón a través de este riquísimo mundo que constituye el manga y el anime a la vez que se contagió de la pasión de los comunicantes.
En conclusión, el I Ciclo de Animación Japonesa de la Universidad de Zaragoza fue un éxito que subraya el interés por el tema, con el potencial para llegar a convertirse en uno de los eventos principales del año sobre la cultura japonesa en Zaragoza en un futuro.
Notas:
[1] Hirano, Kôta, Drifters. Suginami (pref. Tokio), estudio Hoods Entertainment, 2016.
[2] Hirano, Kôta, Hellsing Ultimate. Nagano (pref. Tokio), estudio Madhouse, 2006.
[3] Anno, Hideaki, Neon Genesis Evangelion. Mitaka (pref. Tokio) y Mushashino (pref. Tokio), estudios Gainax y Tatsunoko Production, 1996.
[4] Kudô, Masashi, Sanrio Danshi. Mitaka (pref. Tokio), estudio Studio Pierrot, 2018.
[5] Plou, Carolina, Bajo los cerezos en flor: 50 películas para conocer Japón, Barcelona, UOC, 2017.