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Jiang shi, los muertos vivientes de China. – Revista Ecos de AsiaRevista Ecos de Asia
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Jiang shi, los muertos vivientes de China.

A pesar de que durante los últimos siglos el planeta ha tendido hacia una globalización cada vez más convergente, el mundo de lo terrorífico y lo sobrenatural siempre ha tendido a explotar sus argumentos más locales, porque posiblemente eran estos los que condicionaban psicológicamente a la gente de una manera más impactante. Así, frente al imaginario-bestiario popular de Occidente –protagonizado por personajes como vampiros, hombres lobo o todo tipo de muertos vivientes-, nos encontramos conque en el resto del planeta existe la conciencia de una larga serie de criaturas que, aunque comparten muchos rasgos con sus homólogos occidentales, no se corresponden exactamente con ninguno.

Tal es el caso del jiang shi,[1] un no-muerto de origen chino a medio camino entre el vampiro y el zombie. Como veremos más adelante, los jiang shi son personajes populares en la literatura de a partir del periodo Qing, y actualmente se recurre a ellos con frecuencia en películas y videojuegos. El jiang shi se trata de un muerto que ha vuelto a la vida, bien porque ha sido inducido a ello por un sacerdote taoísta o porque su cuerpo no se ha terminado de descomponer.[2] Son muchos los motivos que pueden llevar –según la literatura, cinematografía y cultura popular- a una persona a convertirse en esta criatura, que van desde el uso de poderes sobrenaturales para devolver a alguien a la vida, hasta la posesión por parte de otro espíritu, fallecer con asuntos pendientes, ser víctima de un entierro prematuro o de un funeral mal realizado[3] o varios asuntos relacionados con la religión taoísta; más recientemente también se ha mencionado que un jiang shi puede infectar a una persona sana y convertirle en uno.

Jiang shi en "El señor de los Vampiros"

Jiang shi en El señor de los Vampiros.

Fotografía de un funcionario de la dinastía Qing.

Fotografía de un funcionario de la dinastía Qing.

Los jiang shi van vestidos como funcionarios de la dinastía Qing –lo que ofrece un interesante comentario antropológico-,[4] pero dado que se trata de cadáveres que no se han descompuesto, tienen el cabello –que habitualmente se ha vuelto blanco- y uñas más largos de lo habitual, mientras que su piel se ha vuelto más pálida y fotosensible, y suele presentar o rígor mortis o un avanzado estado de descomposición, con un color que va del blanco al verdoso.

Pero una característica principal del jiang shi es que esta criatura debe desplazarse a saltitos, puesto que el rígor mortis hace que estén tan rígidos que no puedan estirar ni alargar sus extremidades, por lo que únicamente pueden desplazarse de esta manera, con sus brazos extendidos; de hecho, el ideograma para “jiang” (僵) alude a esta rigidez. El jiang shi se mueve de noche –durante el día se oculta en sitios oscuros como ataúdes o cuevas- y se dedica a matar a criaturas vivas para absorber su o fuerza vital, comportándose a veces como animales; por influencia occidental, en algunos casos recientes se les ha representado también como chupasangres y portando capa sobre el qipao.

Según la tradición, existen numerosas formas de detener a un jiang shi, aunque suele coincidirse en que únicamente un monje taoísta puede llevarlas a cabo. Entre ellas, encontramos el uso de elementos cotidianos como espejos –se asustan de su propio reflejo-, escobas o cualquier objeto realizado con la madera de un melocotonero –el melocotón puede subyugar las auras demoniacas-; alimentos como vinagre, arroz glutinoso –únicamente si está sin cocinar- o judías azuki, semillas de azofaifa, armas más tradicionales como un hacha, un punzón de cantero o el propio fuego, el sonido de una campanilla o el canto de un gallo y también elementos que parecen ciertamente más esotéricos: pezuñas de un burro negro, setas venenosas crecidas sobre una tumba, la sangre de un perro negro o un hilo manchado con tinta negra.

Además, existen toda una serie de símbolos y hechizos de corte religioso que pueden usarse para detener a los jiang shi; las películas de la década de los 80 popularizaron la idea de que se puede detener al monstruo colocándole en la frente un papel amarillo con un hechizo escrito: se trata realmente de un talismán taoísta o .[5] Igualmente, pueden usarse otros símbolos como el Pa kua,[6] o libros como el I Ching[7] o el Tong Shu[8] para detener a la criatura.

Diagrama explicativo del Pa kua.

Diagrama explicativo del Pa kua.

Posiblemente, el origen de las historias sobre los jiang shi proviene de la costumbre china de enterrar a los fallecidos en su lugar de origen, pues la tradición dice que de otra manera no pueden descansar en paz. Sin embargo, eran muchos los que morían lejos de sus hogares, especialmente en regiones como la de Xiangxi –de la cual fluía una importante cantidad de mano de obra-, por lo que los familiares pagaban por el traslado del cuerpo; en el caso de las familias más humildes, únicamente podían permitirse el traslado realizado por monjes taoístas, que viajaban a pie. Para trasladar el cadáver rígido, lo ataban a unas varas de bambú y lo cargaban en sus hombros, pero la flexibilidad del bambú hacía que este se curvase al caminar y, para los que lo veían de lejos, daba la sensación de que el cuerpo pegaba saltos arriba y abajo constantemente; por si fuera poco, estos viajes se realizaban casi siempre de manera nocturna, pues daba mala suerte ver un cadáver, lo que no hizo sino aumentar las historias sobre no-muertos; sin embargo, hay una teoría que dice que fueron ladrones y contrabandistas los que inventaron las historias de jiang shi, ya que al hacerse pasar por monjes trasladando cadáveres tenían una genial coartada para poder operar con libertad y asustar a los aldeanos y autoridades.

Cartel de la película "Kung-fu contra los 7 vampiros de oro".

Cartel de la película Kung-fu contra los 7 vampiros de oro.

Debido a sus particularidades sobrenaturales, los jiang shi han aparecido frecuentemente en la ficción china –y más tarde, internacional-. Protagonistas en un primer momento de historias de terror literarias, ya desde la dinastía Qing,[9] la llegada del cine y la relativa apertura al mercado occidental favorecieron su aparición en producciones cinematográficas.[10] Tanto es así, que a partir de la década de los 70 surgió en la cinematografía hongkonesa, más enfocada a la exportación que la china y la taiwanesa, todo un género propio, el jiangshipian, que mezclaba hábilmente las particularidades del cine de terror con el de kung-fu, que unidas a unas abundantes dosis de humor produjeron toda una serie de películas muy exitosas nacionalmente, pero cuya peculiar mezcla suele resultar desconcertante para el espectador occidental –no lo serán, desde luego, para los amantes o del cine de artes marciales o de serie b-. Si el kung-fu dominó las películas del género en los 70 –con obras como Kung-Fu contra los siete vampiros de oro (1974),[11] co-producida por la Hammer Films-, en los 80 los no-muertos chinos se encontrarían con vampiros y otras criaturas occidentales. Es en este periodo cuando se realizan las dos películas de jiang shi más importantes –basadas en las exitosas novelas de Huang Ming-, de la mano del director, productor, actor y guionista Sammo Hung, que consiguió codificar el género creando una exitosa fórmula que mezclaba el terror, la comedia y las sempiternas artes marciales.

Sammo Hung contra un jiang shi en "Encuentros en el más allá".

Sammo Hung contra un jiang shi en “Encuentros en el más allá”.

Jiagnshi durmientes arquetípicos, con su traje de oficial, y el fú (talismán) en la cara.

Jiagnshi durmientes arquetípicos, con su traje de oficial, y el fú (talismán) en la cara.

El hongkonés escribió, dirigió y protagonizó Encuentros en el más allá (1980), verdadera película pionera en la que interpreta a un esposo cornudo que tiene que escapar de las trampas, hechizos y maldiciones que le lanza un monje taoísta contratado por su mujer. Pero los verdaderos protagonistas de la película son los jiang shi, que aparecen una y otra vez para hacer la vida imposible, de mil y una maneras, al pobre Cheung (Hung). Todo tipo de sustos se combinan con constantes artes marciales, y el uso desfasado de los efectos provoca precisamente el humor buscado. Gracias al exitoso film, Hung comenzó a consagrarse dentro de las élites del cine hongkonés. Sobre el mismo tema, ahora con mayor seriedad y centrándose en el papel de los jiang shi, produjo en 1985 El señor de los vampiros (1985), dirigido por Ricky Lau, primera de una larga saga y que lanzó a la fama a su protagonista, Lam Ching Ying, que después apareció en las innumerables secuelas.[12]

El señor de los vampiros cuenta la historia de un monje taoísta que se dirige al hogar de la familia Yam para acabar con su buena suerte, solo para descubrir que ésta es provocada por el cadáver retornado del difunto abuelo, que se dedica a atormentar a sus descendientes y a su familia política. Lo importante del film es que estaba realizado con gran mimo y dedicación, tanto en la ambientación y el vestuario como en las cuidadas escenas de lucha, y está narrado de forma loable; gracias a ello, consiguió codificar con seriedad algunos de los elementos de jiangshipian que desde entonces se han considerado arquetípicos, como el personaje del monje taoísta ducho tanto en magia como en artes marciales y que, aun asistido por ayudantes incompetentes, es capaz de usar las fuerzas sobrenaturales para combatir a fantasmas y jiang shis. Otro de los tópicos recurrentes, el del niño jiangh shi, llegaría con Vampire vs.Vampire (1989), dirigida por Lam Chim-ying, que habla precisamente de la lucha entre un niño jiang shi y un vampiro británico.

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El niño jiang shi de “Vampire vs. Vampire”.

La popularidad de los jiang shi en el cine de los 80 fue tal que llegaron a aparecer en películas orientales del mejor y del peor calibre –especialmente de este último-, como El Retorno del Dragón (1982) –talón de Aquiles de Jackie Chan- o Ninja Hunter (1984), e incluso en producciones norteamericanas, como The Jitters (1989); también desde entonces son personajes frecuentes en mangas/animes,[13] series de televisión[14] y en una pléyade de videojuegos,[15] además de en toda una serie de novelas y novelas gráficas contemporáneas.[16]

Los jiang shi han dado lugar a personajes de videjuegos como Kingdom Hearts, Touhou Project, Counter Strike online o Super Mario Land.

Los jiang shi han dado lugar a personajes de videjuegos como Kingdom Hearts, Touhou Project, Counter Strike online o Super Mario Land.

Aunque desde finales de los 90 su protagonismo cinematográfico ha decaído, los jiang shi siguen dando argumento a películas orientales como Los cazavampiros de Tsui Hark (2002), The Twins Effect (2003), Dragon Reloaded (2005) o Vampire Warriors (2010) –esta última en una clave adolescente y occidentalizante bastante en la línea de la saga Crepúsculo.

¿Es este el futuro de las películas de jiang shi? Foto vía 9gag.

¿Es este el futuro de las películas de jiang shi? Foto vía 9gag.

Fue precisamente esta tónica, la del acercamiento a los modelos occidentales, la que convertiría a la mayoría de películas de jiang shi de los últimos tiempos en “serias” y exentas del humor que caracterizaba a las obras canónicas del género, la que conllevó un montón de críticas por parte de sus consumidores habituales; se dijo que con ello se estaba apelando a un público más hollywoodiense y perdiendo su esencia. Precisamente, en la línea contraria, apareció recientemente Rigor Mortis (2013), de Juno Mak, un tributo a la saga El señor de los vampiros, que contó con muchos de los actores de la saga y con un tono y argumento mucho más fiel a las películas primigenias.

En definitiva, el mundo de los jiang shi resulta atractivo tanto para el universo oriental, en el que forma una parte activa de su cultura, como para el occidental, al que atrae tanto por la diferencia exótica y legendaria como por sus similitudes con su propio imaginario sobrenatural.

Notas:

[1] Esta es la transliteración de 僵屍, que en cantonés corresponde a Geung Shi, y que en otros idiomas se conoce como kyonshii (japonés), cương thi (vietnamita) o gangshi (coreano).

[2] Estos son los dos motivos que describió el sabio y ministro Ji Xiaolan (1724-1805).

[3] Por ejemplo, un cadáver podría convertirse en jiang shi si no se entierra el cuerpo tras el funeral y ante él pasa una gata embarazada, o sí es golpeado por un rayo. También puede suceder que el cuerpo se entierre en un lugar que sea inadecuado para la proliferación de bacterias que descompongan el cuerpo; si sucede esto, tras un tiempo de letargo, la persona se despertaría convertida en jiang shi.

[4] Esta vestimenta obedece en primer lugar a una razón práctica: al haber tardado el cadáver un largo tiempo en descomponerse, es lógico que aparezcan enterrados con vestimentas pertenecientes al pasado, y en las representaciones del siglo XX, el periodo anterior más fácilmente reconocible y representable era la dinastía Qing, que duró hasta 1911. Sin embargo, es muy posible que esta representación derive de los fuertes sentimientos anti-imperiales y anti-manchúes que profesó y manifestó el pueblo chino – de mayoría han – durante las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX, en la que los funcionarios eran a menudo descritos como impasibles y despiadados. Además, desde otro punto de vista, era imagen garantizaba en cierta medida una respuesta comercial en Occidente, pues la representación de los jiang shi no quedaba demasiado alejada de la de la china tradicional y peyorativa que, siguiendo los códigos del llamado “peligro amarillo”, inundó la iconosfera durante esta misma época.

[5] Los talismanes escritos son una parte importante y habitual en la religión taoísta; solo un monje puede escribirlos y dotarlos de valor.

[6] Este es el nombre que recibe el símbolo taoísta compuesto por los ocho trigramas colocados alrededor del ying-yang. Su nombre quiere decir “los ocho estados del cambio”. Estos trigramas rigen el orden del mundo, los fenómenos de la naturaleza, y al ser humano, y cada uno de ellos está en relación con uno de los ocho puntos cardinales.

[7] El I Ching o “Libro de las mutaciones” es un libro oracular de origen taoísta, aunque fue reconocido y utilizado por las diferentes escuelas confucianas, cuyo origen se encuentra en los antiguos sistemas de adivinación y cuyas partes más antiguas data del primer milenio antes de Cristo.

[8] El Tong Shu es un libro de Zhou Dunyi (1017-1073), considerado una profundización en las doctrinas del I Ching, una reinterpretación de los principios confucianos y por tanto, el que sentó las bases del neo-confucianismo, aunando principios de las tres religiones dominantes en China: el taoísmo, el budismo y el confucianismo.

[9] Varios escritores importantes de la dinastía Qing, como Yuan Mei o Ji Xiaolan, recogieron historias sobre jiang shi, que también aparecen en compilaciones celebres como Liaozhai Zhiyi (“Historias extrañas de un estudio chino”) o el Shi Yi Ji, muy anterior.

[10] La primera película china en incluir vampiros, todavía durante la época del cine mudo, fue Vampiro de Medianoche (1936), dirigida por Yeung Kung-Leung.

[11] Uno de los ejemplos más destacados de este género es Kung-Fu contra los siete vampiros de oro (1974), una histórica co-producción ente la inglesa Hammer Films –especializada en el terror clásico – y la hongkonesa Shaw Brothers. La película reunía lo mejor de ambos mundos, en la el sacerdote de una secta de jiangh shi, los siete Vampiros de Oro, requiere la ayuda del legendario Conde Drácula, que viaja hasta china y adopta apariencia oriental. Poco después, entre el auditorio del profesor Van Helsing se encuentra un joven chino cuya aldea fue asolada por los Siete Vampiros de Oro, que le convence para realizar una expedición en la que dar caza a la secta de jiang shi mediante, entre otras cosas, artes marciales, en las que son expertos el joven chino y sus hermanos. Dirigida por Roy Ward-Baker y protagonizada por los veteranos Peter Cushing y David Chiang, la película mezclaba terror, humor y kung fu, y se esperaba que complaciese a los espectadores de estos géneros; sin embargo, fue un fracaso en taquilla que hizo abortar la que podría haber sido una más que fructífera colaboración entre ambas productoras. Otro ejemplo más temprano, aunque en el que los jiang shi no juegan un papel protagonista es The Brave and The Evil (1971), verdadera película de culto del Kung-Fu clásico de la que han bebido numerosos directores de Oriente y Occidente, como Quentin Tarantino; también en la célebre película histórica de Kung-Fu clásico, Kid From Kwangtung (1982), de los Shaw Brothers, aparecen los jiang shi.

[12] A El señor de los vampiros le seguirían cuatro películas más (de 1986, 1987, 1988, 1990, siendo las tres primeras igualmente dirigidas por Ricky Lau, que respondió a la última creando su propio Mr Vampire 1992 (1992).

[13] Algunas sagas tienen personajes más o menos basados en jiang shi, como Shaman King, Dragon Ball, Rosario + Vampire, o Yu-gi-oh!.

[14] Los jiang shi han aparecido en series de televisión como Super Sentai (Japón), Mi cita con un vampiro (Hong Kong) o Las aventuras de Jackie Chan (Estados Unidos).

[15] Existen múltiples videojuegos que contienen a personajes jiang shi (Darkstalkers, Castlevania: Order of Ecclesia, Touhou Project XIII, Ragnarok Online) o basados en ellos (los pionpi de Super Mario Land, Alex Kid in the Enchanted Castle, King’s Quest VII, Kindom Hearts); también son enemigos comunes en algunos niveles de juegos como Spelunky, Phatom Fighter, Sleeping Dogs, SOMA, Counter Strike Online o Zombies Run!.

[16] Por ejemplo, aparecen en el Kabukimonogatari de Nisio Isin, en Anno Dracula de Kim Newman o en la novela gráfica The New Brighton Archeological Society.

avatar Marisa Peiró Márquez (145 Posts)

Marisa Peiró Márquez (marisapeiro@ecosdeasia.com) es Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza. En esta misma universidad se licenció en Historia del Arte y realizó el Máster en Estudios Avanzados de Historia del Arte, así como el Diploma de Especialización en Estudios Japoneses. Se especializa en el Arte y la Cultura Audiovisual de la primera mitad del s. XX, y en las relaciones artísticas interculturales, especialmente entre Asia y América Latina (fue becaria del Gobierno de México), con especial interés en el Sudeste Asiático y en Oceanía.


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