El arte corresponde a la disposición y habilidad que posee el ser humano para realizar una obra, mediante la cual se expresa una visión personal que interpreta lo real o lo imaginario. Basándonos en dicha definición, para esta ocasión decidimos escribir sobre el arte pictórico coreano del reino de Choson. Para ello, el presente artículo se encuentra dividido de la siguiente manera: primero, el lector leerá acerca de lo que concebimos como arte en la generalidad y las tres partes en que lo dividimos. En un segundo momento, encontrará la importancia de la pintura como expresión artística hasta llegar al arte coreano, en el que hallará una breve referencia sobre la historia de la pintura coreana desde el periodo de los Tres Reinos hasta el periodo del reino de Choson. Posteriormente, el lector conocerá información importante sobre la pintura de Choson sus estilos, corrientes y temáticas, otorgando un espacio a uno de los pintores más reconocidos de esa época: Kim Hong-do (de quien hablaremos ampliamente) y sus pinturas de vida cotidiana. Finalmente, a modo de conclusión, compartiremos con el lector nuestro punto de vista en torno al tema.
Dado que el arte es una expresión humana, la podemos dividir en tres partes: primeramente el arte como “expresión lingüística” que es la construcción de símbolos, sentimientos y valores estéticos; segundo, el arte como “oficio” es el desarrollo de técnicas y procedimientos que pueden estar ligados a una corriente determinada o bien seguir la tradición de una sociedad; y tercero, como “medio de expresión intelectual” el arte es una liberación de la ideología del artista que abarca desde lo social, lo político, lo cultural y lo estético. Todo esto varía según el pensamiento, la intencionalidad y la actividad creadora del artista, que abarca tanto su creación como la interpretación que el observador de la obra de arte le dé a la misma.
Dicho de otra manera, podemos decir que el arte es el reflejo de los impulsos, las aspiraciones y deseos humanos que el artista quiere transmitir al espectador pero, también se trata de la búsqueda de imágenes sensoriales (auditivas, táctiles y visuales) que deleitan los sentidos de las personas y que lo animan a utilizar el intelecto para interpretarlo.
Una de las formas de expresión artística es la pintura, pero deseamos detenernos en el arte pictórico coreano, que se caracteriza por la búsqueda en la belleza del espacio. La historia de la pintura coreana data de aproximadamente el año 108 d.C., cuando aparece por primera vez como una forma independiente. Encontramos, por ejemplo, las pinturas y frescos de las tumbas del reino de Goguryo (Goguryeo), la pintura del reino de Bekye (Baekje), Shilla (Silla, Shinla) y Gaya (Kaya). De ahí encontraremos la pintura del reino de Koryo (Goryeo) hasta el reino de Choson.[1] Durante el periodo del reino de Choson, la principal influencia fue la pintura china, aunque aplicada a paisajes, animales, flores, frutos y temas budistas.
La pintura coreana en Choson la podemos dividir en tres periodos. El primero, que abarca del siglo XVI a principios del siglo XVII, donde la influencia China es muy marcada y uno de los pintores representativos de esta etapa es a Kang Hui an (1419-1467). La segunda etapa, se inicia a mediados del siglo XVII y finales del siglo XVIII, que es la edad de oro de la pintura coreana, siendo Kang Se Hwang[2] uno de sus artistas más relevantes. Finalmente, la última etapa abarca del siglo XIX hasta los primeros años del colonialismo japonés (1910-1945) y su pintor más célebre fue An Jung-sik (1881-1919).
En la primera etapa de la pintura coreana, se estableció la Oficina Real de Pintura, que estaba bajo la supervisión del Ministro de Ritos. Durante este periodo, la mayoría de los pintores siguieron a la escuela Zhe de pintura, denominada así por la provincia china de Zhejiang y conocida como Escuela Norteña. Por su parte, a finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII surgió la pintura de los letrados (muninhwa) o Escuela Sureña.
Las principales fuentes de inspiración visual para la nueva tendencia eran los manuales de pintura chinos, como el Manual de pintura Jardín de Semillas de Mostaza o las Ilustraciones de los poemas de la dinastía Tang. Sin embargo, los pintores de Joseon desarrollaron su interpretación y estilos individuales basados en sus propias tradiciones y estéticas.[3]
Los temas de las pinturas coreanas son variados. Así, podemos encontrar, por un lado, las pinturas Tao-Shamanist, con símbolos de longevidad que incluyen el sol, las nubes, las montañas, el agua, el bambú, el pino, la grulla, el ciervo, la tortuga y el hongo de la inmortalidad.
Otro tema recurrente es el tigre, probablemente proveniente del mítico espíritu guardián del “tigre blanco” del Este. Una característica notable del tigre que aparece en las tradiciones populares de Corea es que rara vez se la describe como una bestia feroz, sino como un animal amistoso e incluso a veces divertido.
Un tercer tema es el espíritu de la montaña y el rey dragón, motivos populares que tienen su origen en dos figuras famosas de la historia de Corea, Dangun y Munmu. El primero de ellos es el legendario progenitor del pueblo coreano que se dice que se convirtió en un espíritu de la montaña. El rey dragón generalmente se representa como un poderoso animal, volando en medio de las nubes sobre un mar de olas altas.
También encontraremos las pinturas budistas, pintura decorativa, las pinturas confucianas, la pintura de paisajes (jingyeong) y la pintura de folklòrica o popular (minhwa), que retrataba la vida cotidiana.
Durante el siglo XVIII, después de que el rey Jeongjo (que gobernó entre 1776 y 1800) introdujera un sistema de pintores […] que se convirtió en una importante institución de discurso político y toma de decisiones, la pintura de la corte se desarrolló en nuevas direcciones. […] Los predecesores de Jeongjo no pudieron comunicarse directamente con los pintores de la corte y solamente pudieron encomendarles pinturas a través de los funcionarios. En cambio, al implementar Jeongjo el nuevo sistema, el rey tomó parte activa en la selección de los pintores y también introdujo nuevos géneros.[4]
Los bambúes, paisajes, figuras, animales, plantas e insectos, fueron los temas de los exámenes que aplicaba la oficina real de pinturas. Entre los pintores, también existieron rangos: primeramente estaban los descendientes de clase yangban (clase alta), los pintores de la corte y los pintores de estatus secundarios.
Los pintores de la cortes se encargaban de realizar pinturas de tipo diverso tipo: documentales, rituales y decorativas. Se involucraban en proyectos de los literatos, trabajaban para clientes privados o intercambiaban trabajos con artistas chinos o japoneses al acompañar las misiones diplomáticas.[5]
Antes hicimos mención a los temas en las pinturas coreanas, y uno de ellos es el arte minhwa, que coexistió con la pintura de la corte y que retrataba lo folclórico y lo cotidiano. Podemos distinguir al menos tres niveles para comprender lo cotidiano: las ideologías (como el confucianismo), los objetos (muebles, instrumentos musicales, ropa) y los lugares (casas, escuelas, lugares de trabajo).
La riqueza visual era muy amplia, ya que, además de los temas mencionados, sobresalen tipos de pintura que podrían denominarse de socialización, que muestran, precisamente, el asentamiento de una sociedad: básicamente las clases bajas que fueron retratadas por pintores como Kim Hong-do (también conocido como Danwon), reconocido pintor de la segunda etapa pictórica coreana.
Kim Hong-do nació en el año 1774 en una familia de clase media. Fue discípulo de uno de los pintores más reconocidos de la época: Kang Se Hwang. Hong-do trabajó en la mayoría de los estilos pictóricos y pintaba desde personas, flores, frutos, animales, paisajes, imágenes budistas, seres mitológicos y cotidianidad. Kim era muy bueno dibujando las costumbres y los hábitos de la gente aunque, a decir verdad, pintaba bien todo tipo de cosas, personas y paisajes, A la edad de veinte años consiguió entrar como pintor de la corte real como retratista y pronto se convirtió en el pintor más famoso de Choson. Se desconoce la fecha exacta de su muerte, pero su última pintura data del año de 1805, lo que nos permite saber que murió pasados sus sesenta años de edad. Hasta el día de hoy, se conservan al menos unas trescientas pinturas del autor. Entre sus obras reconocidas encontramos al Danwon Cheop pungsokdo: una colección de veinticinco pinturas con temas de vida cotidiana en acuarela, dibujadas en el siglo XVIII siendo una de las más llamativas Lavadero Bbalreateo.
Así pues, podemos concluir que el arte coreano incluye expresiones en caligrafía, música, cerámica y pintura, a menudo caracterizadas por el uso de formas naturales, la decoración de las superficies y el uso de colores definidos o sonidos. En el caso de la pintura coreana, la influencia de la pintura china fue enorme, al menos hasta comienzos del reino de Choson. Sin embargo, durante este periodo, los artistas coreanos consiguieron crear sus propias corrientes artísticas con temas variados como la mitología, las flores, los paisajes y la cotidianidad.
Cuando se trataba de representar la cotidianidad, las pinturas a menudo solían ser de casas de té, personas de diferentes clases sociales, cerca de las montañas, ríos, artistas callejeros, oficios o refugios en la montaña y escuelas confucianas.
Lo cotidiano les permitió a los artistas de Choson como Kim Hong-do, representar y alentar la tranquilidad mental y sentimental al contemplar las obras en un espacio sin saturar y armónico. Kim consiguió mostrar la vida cotidiana de la sociedad coreana y su obra es considerada como uno de los “Tesoros de Corea del Sur”. Actualmente su colección de pinturas se conserva en Museo Nacional de Corea (Yongsan-gu, Seúl).
Para saber más:
Notas:
[1] El arte de Goguryeo, conservado en gran parte en pinturas de tumbas, se pueden apreciar en los murales de la tumba de Goguryeo (ca. 500 d.C.). Estos magníficos murales, aún de colores fuertes, muestran la vida cotidiana y las mitologías coreanas de la época. El arte pictórico de Goguryeo lo encontramos en la cuenca del río Taedong, cerca de Pyongyang y en el área de Anak en la provincia de Hwanghae del Sur. Durante el Reino Unificado de Shilla y Koryo, se produjeron pinturas excepcionalmente bellas al servicio del budismo. El mecenazgo de las principales familias de Koryo dio como resultado la producción de pinturas budistas de alta calidad, como pinturas refinadas y detalladas de santos o monjes budistas. Para conocer más sobre la historia de la pintura coreana, consultar Swann, P., Art of China, Korea and Japan. Nueva York, F. A. Praeger, 1963.
[2] Kang Se hwang (1713-1791) fue funcionario real y uno de los pintores más representativos del periodo del reino de Choson. Una de sus pinturas más famosas es Yeongtong donggudo.
[3] Jungmann, Burglind, Pathways to Korean Culture: Paintings of the Joseon Dynasty, 1392-1910, London, Reaktion Books, 2014, p.52.
[4] Ibídem, p. 56.
[5] Ibídem, p. 56.