Ya hemos visto cómo ha despuntado China muy sobresalientemente en estos años, pero es evidente que un mercado que ha crecido tan rápido ha experimentado o experimenta una serie de problemas, en parte debido a esa desmesurada progresión. Nosotros nos centraremos en dos casos concretos, a través de ejemplos para profundizar en algunos de los problemas actuales que genera el desorbitado crecimiento del mercado artístico chino.
Patrimonio perdido
Por un lado, uno de los aspectos más preocupantes para las autoridades chinas es la pérdida de su patrimonio histórico-artístico, el cual no es un problema estrictamente actual, pero sí que en estos últimos años se trata de frenar. Para ello usan algunos mecanismos de control en el mercado artístico.
La pérdida de patrimonio en China tiene un momento clave, el siglo XIX, periodo en el que varias potencias europeas, fundamentalmente Reino Unido y Francia, colonizaron territorios chinos a través de las denominadas Guerras del Opio. La colonización europea, junto con otros hechos más puntuales, como el mercado negro de obras de arte de los últimos años, ha provocado según datos del SACH (Administración Estatal de Patrimonio Cultural) publicados en un artículo en el periódico El Mundo en 2009: “Hay 1,64 millones de piezas de arte chino repartidas por más de más de 200 museos […], y cerca de diez veces más en las colecciones privadas.”[1]
La recuperación del patrimonio expoliado es una tarea sumamente difícil para el gobierno chino, y más teniendo en cuenta que las convenciones internacionales sobre la repatriación de patrimonio cultural firmadas por China, UNESCO 1970 y UNIDROIT 1995, no tienen carácter retroactivo.[2]
De nuevo los coleccionistas, amparados por el gobierno chino, juegan un importante papel en este sentido. Ya hemos tratado anteriormente el carácter nacionalista de muchos de estos coleccionistas que se enorgullecen de comprar obras chinas que se encontraban en el extranjero:
El mejor ejemplo de esta tendencia es la compra de un tangka -bordado tradicional tibetano- del siglo XV por el multimillonario Liu Yiqian. Pagó 44 millones de euros en la subasta que Christie’s organizó el pasado mes de noviembre en Hong Kong, y batió así el récord de la obra china más cara de la historia que él mismo había establecido en abril de 2014. [3]
Sin duda el caso más polémico en este sentido fue el protagonizado por Pierre Berge, socio y amante del diseñador Yves Saint Laurent, cuando decidió subastar en Christie’s dos cabezas de bronce de animales del zodiaco chino que habían sido saqueadas del palacio estival de los emperadores. Según la profesora Cinta Krahe:
[…] los dos bustos subastados pertenecían a una fuente ornamentada con las cabezas de los doce animales del zodíaco del Palacio de Verano, fechados en el siglo XVIII. Fueron expoliadas, a mediados del siglo XIX, por tropas inglesas y francesas y el gobierno chino las había reclamado a la justicia francesa. Comprendo la indignación ante el robo de piezas simbólicas de la historia de China, aunque el valor artístico de las mismas puede ser discutible. Para el pueblo chino estos bustos representaban lo que para los españoles los leones del famoso patio de la Alhambra de Granada. De todas formas el expolio del patrimonio chino ha sido una constante desde el inicio del siglo XX pero en los últimos 30 años ha ido en aumento, por eso, entiendo que el gobierno chino intente frenar el comercio clandestino de obras de arte.[4]
China llevaba años tratando de recuperar estas piezas, y el propio Yves Saint Laurent, agravando aún más la situación internacional, prometió devolver las piezas al país, si el gobierno se comprometía a garantizar la libertad del Tíbet y respetar los Derechos Humanos.[5]
Los tribunales franceses desestimaron las demandas de más de ochenta abogados chinos quienes trataban de frenar la subasta, y finalmente las obras se adjudicaron a un comprador anónimo quien pagó 15,7 millones de euros por cada una.[6]
Pero la historia no acaba aquí, sino que ese comprador anónimo resultó ser un coleccionista chino, Cia Mingchao, propietario de una casa de subastas local, y quien se niega ahora a pagar a Christie’s por las cabezas, y se defiende diciendo: “Cualquier chino se habría planteado de la forma que lo hice yo.”[7]
Arte y corrupción política
Otro asunto también polémico cuanto cabe en el mercado artístico chino ha sido la corrupción que se ha asociado sistemáticamente con la compra de caligrafías de funcionarios chinos, una de las manifestaciones más apreciadas por los coleccionistas del país.
La práctica de la caligrafía por parte de los funcionarios chinos ha sido una costumbre centenaria, uno de los requisitos para poder llegar a estos puestos y también una de las manifestaciones artísticas más apreciadas por el pueblo chino durante siglos.
Pero la problemática se desata cuando en estos últimos años, miembros del Partido Comunista de la República Popular China, han vendido sus caligrafías con intenciones poco artísticas podríamos decir, sino más bien con dos usos: la venta de estas caligrafías a hombres de negocios a cambio de la adjudicación de un proyecto público, incrementando los precios de estas caligrafías a cifras desorbitadas; aunque también muchos comerciantes compraban estas caligrafías para colgarlas en sus negocios y mostrar que entre sus contactos estaban altos cargos del Partido Comunista, produciéndose un claro tráfico de influencias.[8]
En esta compleja trama no debemos pensar que eran miembros sin importancia del Partido, sino que se han visto involucrados altos cargos del gobierno chino: Xu Caihou, exvicepresidente de la Comisión Central Militar; Gu Junshan, exteniente general del ejército; Ma Jian, exministro de Seguridad Pública y jefe del contra espionaje; o Jiang Guoxing, alto cargo de la provincia de Jiangsu.[9]
Estas acciones tienen una repercusión más fuerte de lo que pueda parecer a simple vista, y es que estas ventas producen un fuerte impacto en la valoración del mercado de arte, a la vez que arrinconan a los artistas, incluso miembros del Partido Comunista han llegado a intercambiar sus caligrafías por otras obras de arte.[10]
Notas:
[1] Parra, Aritiz, “El comprador de las cabezas de China dice ahora que no pagará a Christie’s”, El Mundo, 2009. Disponible aquí.
[2] Ibídem.
[3] Aldama, Zigor, “¿Quién da más por el mercado de arte chino?”, El País, 2015. Disponible aquí.
[4] Entrevista a Cintia Krahe en Mas de Arte. Disponible aquí.
[5] Parra, Aritiz, “El comprador de las cabezas de China dice ahora que no pagará a Christie’s”, El Mundo, 2009. Disponible aquí.
[6] Ibídem.
[7] Ibídem.
[8] Espinosa, Javier, “Letras chinas de la corrupción”, El Mundo, 2015. Disponible aquí.
[9] Ibídem.
[10] Ibídem.