En cualquier cultura el arreglo del cabello es un signo de estatus social que indica la función y el rol social de la persona que lo ostenta. Su fuerte significado simbólico despliega un gran poder comunicante y limítrofe ya que se encuentra entre el área de lo personal más íntimo y de lo social. Los peinados resaltan y acompañan al ideal de belleza, ya sea femenino o masculino, refuerzan o diluyen la tradición e incluso tienen el carácter de amuleto protector o de ente maligno, como podemos observar en la mitología del terror japonesa.[1]
A lo largo de la historia de Japón podemos entender el gusto y las maneras a modo de péndulo que oscilaba hacia el espíritu más puramente nipón para luego, siguiendo con el mismo lento y seguro movimiento, acercarse al modelo externo, siendo China la referencia cultural por excelencia en el país. Así en los peinados de los habitantes del país del Sol Naciente podemos observar cómo se buscan su esencia nacional o buscan las novedades y conocimientos del gigante asiático.
Siguiendo este recorrido el arreglo delos cabellos se convirtió en un arte. Veamos un pequeño resumen sobre el arreglo del cabello japonés a lo largo de su historia: Desde el período Kofun (250-538 d.C.) la fuerte influencia china los mantenía cortos y recogidos,e incluso durante los tiempos del emperador Tenmu el hecho de recogerlos fue obligatorio, a excepción de las mujeres de más de cuarenta años que podían llevarlo suelto. Con el inicio de la época Heian (794-1185 d.C.) se produce un distanciamiento de la cultura china y se buscan los orígenes nacionales en la nueva capital, Kioto, donde se desarrolla un modo de vida cortesano donde los cabellas son llevados sueltos y larguísimos en un estilo conocido como taregami (que permanecerá presente en otras épocas llevado por los fantasmas y otras diabólicas criaturas)o el sasegami, de igual longitud pero recogido con una coleta baja. Al fin de esta época entramos en los períodos Kamakura, Muromachi y Momoyama,donde el pragmatismo samurái condiciona unos estilos recogidos más prácticos para el trabajo físico. Sin embargo es con el cierre del país o Sakoku en época Edo (1603 – 1868)cuando los peinados alcanzan su edad de oro con la proliferación de estilos creados en los barrios de placer como Yoshiwara por cortesanas y actores de kabuki que difundían los grabados ukiyo-e. Estos peinados se cuajan de kanzashi(similares a las agujas occidentales pueden tener diferentes formas que van desde el abanico a las flores de temporada), peines y cintas de distintas sedas y reflejan una exuberancia y riqueza como en ninguna otra época alcanzaron.
Sin embargo toda esta evolución, desarrollo y formación el estilo autóctono se ve interrumpido con la apertura a Occidente y a sus modas en época Meiji (1868-1912). Al principio el modo tradicional de llevar el cabello chocará diametralmente con los cabellos occidentales y estos segundos no serán acogidos con gran entusiasmo. Pero tras los numerosos edictos del Haitôrei [2] poco a poco la sociedad ve su transformación ordenada por el emperador y su gobierno Meiji hacia el modelo occidental. En 1871, dentro de estos Haitôrei aparece el Dampatsurei, un edicto por el cual los samuráis debían cortarse el chonmage (el moño tradicional masculino que solía incluir partes del cráneo rapadas) y llevar a cambio el arreglo capilar y sombrero occidental. Con esto el cabello masculino se alejó de su anterior complejidad y se sumó a la simplicidad occidental, imitando esencialmente los looks de pelo corto y grandes patillas, bigotes y barbas.
Mientras tanto entre el sector femenino de la sociedad este cambio no fue tan radical y se producen unos efectos de mezcolanza entre lo puramente japonés y las modas llegadas desde Occidente, esencialmente de Francia, la Inglaterra victoriana y más delante de los Estados Unidos con su look “Gibson Girl”.[3]
Uno de los primeros ejemplos de estas mezclas lo podemos ver en las estampas del grabador Toyohara Chikanobu , conocido por sus contemporáneos como Yôshû Chikanobu, que en sus series de grabados dedicó numerosas escenas al cambio de la vestimenta del país.Esta nueva forma de arreglarse los cabellos fue llamada sokuhatsu y fue admitiendo, según pasaban los años, las novedades que se difundían por Europa.
Tanto el estilo tradicional japonés como el europeo usaban el moño, pero frente a los moños tradicionales japoneses con un perfil geométrico más puro y secciones marcadas claramente-sólo posibilitado por el uso de ceras y adornos de carácter estructural como los kanzashi ya mencionados, nos encontramos el nuevo estilo occidentalque no necesitaba de productos de fijación tan fuertes sino del uso de tenacillas y diversos tocados y complementos de menor tamaño y fuerza.
Estos dos estilos se unirán creando el sokuhatsu, que tendrá un aspecto a primera vista de un recogido claramente occidental de raigambre francesa cuajado de trenzas que se recogen a su vez en un moño en la mayoría de los ejemplos. Asimismo podemos contemplar como los sombreros y bonets decorados con flores y cintas omnipresentes en Europa y América se instalan en Japón. Pero estos peinados no supondrán la desaparición de los kanzashi tradicionales, que permanecen, pero eso sí, son colocados con menor profusión.
Según iniciamos el siglo XX las modas cambian y en Japón son susceptibles a este cambio, aparece en América la “Gibson Girl” con su peinado particular que se fusiona en Japón con el estilo marumage típico en esta era de las mujeres casadas (pese a que en su origen Edo fue un estilo de prostitutas yujo) que oculta la nuca, para decepción de los hombres japoneses, ya que esta es una de las partes más eróticas de la anatomía de la mujer nipona. La fusión de estos dos estilos, marumage y Gibson produjo un peinado que permaneció hasta la entrada del período Taishô cuando el peinado va perdiendo estas elaboraciones tan voluminosas y se acerca más al estilo masculino y lineal del vestir típico de las primeras décadas del siglo XX.
Notas:
[2] Una serie de medidas creadas por el gobierno desde 1870 para abolir los privilegios tradicionales de la clase samurái.
[3] Imagen creada a partir los años noventa del siglo XIX por el dibujante Gibson en la que aparece una mujer, según él, condensada a partir de miles de chicas americanas. Imagen que triunfó y domino la moda occidental como icono de liberación femenina hasta la llegada de las flappers en los años veinte.