Anime, manga y videojuegos no han sido términos que tradicionalmente se hayan relacionado con la elegancia y el lujo ofrecido por las marcas de ropa, en gran medida por ser una subcultura asociada a los otaku, término peyorativo con el que se designa a los aficionados a estos entretenimientos entre cuyos estereotipos se incluyen ser alguien recluido, de poco gusto y marginado de la sociedad. Esta tendencia, sin embargo, ha experimentado un cambio en los últimos años gracias a la creciente aceptación de la cultura popular nipona en el extranjero, así como en el propio Japón, dando lugar al considerable número de colaboraciones con el mundo de la moda que se van a explorar en estos artículos.
Se define “colaboración” como el esfuerzo conjunto de personas u organizaciones de campos distintos para la elaboración de un producto. A la hora de promocionar la cultura popular podemos señalar algunas diferencias con el merchandising (en el que intervienen compañías parte de la industria como las productoras de anime y los fabricantes de figuras) ya que, en este caso, implican la participación de empresas externas, tales como cafeterías (que forman parte de las colaboraciones más antiguas) o casas de moda, de manera que el producto final sirve para publicitar a ambos. Históricamente, el merchandising ha sido un elemento prácticamente inseparable de la cultura popular nipona desde sus comienzos, como atestigua la apertura en 1983 de la primera tienda de animate, negocio dedicado a la venta al por menor de artículos relacionados con manga y anime.
Por su parte, el auge de las colaboraciones lo encontramos algo más tardíamente a principios de los años dos mil, con la expansión de Internet y la creación de las redes sociales. Estos dos hitos permitieron establecer nuevos canales de difusión de información tanto de las marcas hacia sus clientes como entre los propios aficionados, propiciando la fusión de productos de uso cotidiano orientados al público general (entre los que se incluye la ropa) con la promoción de manga, anime y videojuegos. En la actualidad, es un negocio que va en aumento, como demuestra la creación de compañías especializadas en vender artículos fruto de colaboraciones, como la óptica Animegane en 2017 o la empresa Platinum Aura en 2018 que gira alrededor del concepto “otona anime bûmu” (“auge del anime para adultos” [traducción de la autora]) y aprovecha la reciente diversificación de los espectadores de anime para ofrecer productos orientados a este sector. En 2017, además, se crearon los Anime Monozukuri Awards, premio que tiene como objetivo reconocer las mejores colaboraciones entre los anime y cualquier empresa externa.
Centrándonos en la relación entre cultura popular y moda, uno de los primeros tipos de colaboración, y también el más común, fueron las prendas de vestir con estampados de las series, ya sean imágenes de los protagonistas, viñetas del manga, símbolos asociados a los personajes, al mundo en el que se desarrolla la serie o simplemente el logo, como las camisetas ofrecidas por la marca japonesa NA. A diferencia del merchandising, los diseños de estas prendas corren a cargo de marcas nacionales o internacionales, adaptando los motivos al estilo de la casa. Una de las marcas japonesas que cuenta con más colaboraciones, tanto con anime célebres como Sailor Moon (1991) o grandes desconocidos para Occidente como el manga Shôta no Sushi (1992) o videojuegos clásicos como Pac-Man (1981), es la cadena japonesa Uniqlo, convertida en una marca global gracias a sus diseños conjuntos con artistas de todo el mundo (algunos de sus colaboradores más recientes han sido el diseñador londinense J.W. Anderson y la aristócrata francesa Inès de la Fressange). Si bien estas decoraciones pueden encontrarse principalmente en el estilo streetwear, como la colaboración de la marca estadounidense de skateboarding Supreme con el aclamado manga Akira (1982) o Triumvir con el videojuego Street Fighter (1994), este tipo de prendas también han desfilado por la pasarela, caso de la colección para hombres primavera-verano 2019 presentada en Londres, Milán y París, donde la marca italiana MGSM incluía en sus sudaderas retratos de los personajes del manga Attacker You! (1984) y la marca japonesa Undercover recurría a Mahô no Tenshi Creamy Mami (1983).
Otro tipo de colaboración frecuente es diseñar ropa inspirada en los personajes de las series. En vez de incluir alusiones directas como se ha visto en el ejemplo anterior, en este caso los artículos de ropa se limitan a seguir los patrones de colores que se asocian a los personajes, así como su estilo (llamativo, casual, elegante, dependiendo del caso), mimetizándose con la ropa informal de tal manera que sólo los aficionados son capaces de reconocer la referencia a la cultura popular. Esta inspiración suele aplicarse a accesorios, siendo los más utilizados gafas, relojes, zapatos y bolsos, pero también para prendas estacionales, siendo habitual la venta de yukata durante el verano. Menos comunes son los conjuntos imitando lo que visten los personajes, sobre todo de los protagonistas de series ambientadas en el Japón contemporáneo. Similar al bounding (aunque este término suele aplicarse para trajes de calle inspirados en personajes de Disney), esta indumentaria es prácticamente indistinguible de la ropa informal vendida en las tiendas, por lo que puede combinarse con otras prendas sin que el resultado quede extravagante.
Otra técnica de promoción común es utilizar a los personajes como modelos para anunciar ropa real. Pionero de esta forma de promoción fue Monkey D. Luffy, protagonista de la mundialmente famosa serie de piratas de la Weekly Shonen Jump One Piece (1997), que apareció en 2009 en la portada de la revista de moda para hombres Men’s Non-No dibujado por Oda Eiichirô con ropas elegidas por el estilista Shinichi “Miter” Mita, aprovechando el cercano estreno de la película Strong World. Relevante por su carácter internacional es la colaboración entre el anime de patinadores Yuri!!! on ICE (2016) y la prestigiosa revista Numero Tokyo, con fotografías del trío protagonista vestido con modelos de Giorgio Armani, Valentino y Saint Laurent. Un caso curioso es la aparición del popular capitán Levi, coprotagonista del manga Attack on Titans (2009), en la portada de la revista de moda para mujeres Frau en 2014, aunque no como modelo de ropa femenina sino para promocionar el número especial dedicado a libros y manga donde se anunciaba el Frau Literature Prize y el Frau Manga Prize. Otra variación de este tipo de colaboración se dio en 2017 entre el mismo manga y la colección primavera-verano de la marca Tokyo Girls, en la que el mangaka Isayama Hajime dibujó ilustraciones de los personajes llevando artículos de la temporada mientras que modelos de la pasarela se vistieron como los personajes.
En esta línea, merece una mención especial la relación de la saga de juegos de rol Final Fantasy XIII con la moda ya que, gracias a sus excepcionales gráficos, constituye uno de los pocos ejemplos en los que han posado personajes de videojuegos. Su primera colaboración fue en 2012, cuando los protagonistas de Final Fantasy XIII-2 (2011) aparecieron en las páginas de la revista Arena Homme + vistiendo la colección primavera-verano masculina de la marca italiana Prada. Posteriormente, y gracias al rápido avance de las nuevas tecnologías, en 2016 la casa de moda francesa Louis Vuitton eligió a la heroína Lightning como modelo de su temporada primavera-verano en una campaña que no sólo incluía fotografías del personaje, sino también dinámicos vídeos de la estrella digital peleando vestida con ropas y accesorios de la marca.
Otros tipos de colaboraciones se dan de forma puntual, pero por su novedad (y posible repetición en un futuro) es interesante mencionarlas. Un caso es el de la indumentaria del cuarteto protagonista de Final Fantasy XV (2016), creada por la marca japonesa Roen en vez de por el diseñador de los personajes Tetsuya Nomura. En el extremo contrario, tenemos la colaboración entre la marca earth music&ecology con el anime de idols de instituto Love Live! School Idol Project (2013) en 2014, donde el creador de los personajes dibujó unas ilustraciones de las cantantes vestidas con ropa informal y luego la marca se encargó de fabricarlas y venderlas.
En este artículo se ha hecho un recorrido por las formas más comunes que adquieren las colaboraciones entre anime, manga y videojuegos con el mundo de la moda, una relación en alza que favorece tanto a los aficionados al buen entretenimiento como al buen vestir de todo el mundo. En el siguiente artículo se estudiará el caso del manga Jojo’s Bizarre Adventure y su creador Hirohiko Araki, uno de los pioneros y máximos exponentes de esta tendencia.