El pasado 22 de noviembre tuvo lugar la presentación en el Centro Cultural Coreano, sito en Paseo de la Castellana, la presentación de la exposición “K-Ribbon: Constancia y Cambio de Corea”, que mostró, hasta el 30 de noviembre, más de cien productos “Premium” a los que se les ha concedido la denominación “K-Ribbon. Gastronomía, moda y artesanía de Corea del Sur”.
La iniciativa viene de manos del gobierno coreano que, desde noviembre de 2015, selecciona productos de valor destacado con denominación K-Ribbon en cinco categorías: productos industriales gastronómicos, menús gastronómicos, hanbok o vestimenta coreana, arte y contenidos culturales.La idea es la destacar los valores culturales tradicionales y contemporáneos de Corea. Incluso el logotipo diseñado subraya esta idea, ya que representa el nudo tradicional del hanbok, la vestimenta tradicional coreana que podía verse en la exposición.
Esta especie de “Marca Corea” pretende mostrar los productos con contenidos culturales más exclusivos para determinadas marcas. Quiere, mediante un marketing centrado en el realce de la artesanía coreana y su identidad, promocionar en la esfera internacional su buen nombre. Todo un ejemplo de soft power llevado al negocio.
En un mundo de creciente interdependencia, las políticas internacionales han cambiado de cariz. Si un país realmente pretende conservar o aumentar su influjo, ha de cuidar mucho más el número de aliados y cómo se relaciona con estos, que el de enemigos y cómo puede vencerlos. Y es que, en 2016, la partida ya no se juega en el campo militar, no al menos en el Extremo Oriente, sino en el económico. Corea ha entendido que su influjo y su prosperidad no vendrán de reyertas en países extranjeros, por lo que,) para este país,) es mucho más interesante construir una economía fuerte y crear una buena imagen internacional que le favorezca.
Para ello, en esta ocasión, el Centro Cultural Coreano ha colaborado con el Ministerio de Cultura, Deportes y Turismo de Corea, la Agencia de Contenido Creativo de Corea, la Fundación Coreana de Alimentos, la Sociedad Comercial Agrícola y Pesquera de Corea, la Fundación de Artesanía y Diseño de Corea, y el Centro de Avance de Hanbok. Todos estos organismos tienen claro cuál es el camino hacia la excelencia en marketing y productos Premium: la cultura tradicional.
En la selección ofrecida se produce un reencuentro con el sentir estético coreano a través del hanbok, con sus armonías de líneas rectas y curvas, sus colores vivos, pero bien relacionados, y sus telas artesanales. También la comida es un fantástico embajador en esta ocasión, desde el famoso kimchi coreano, la pasta de pimienta, su versión de la salsa de soja, tés, gyozas, algas, y, por supuesto, pasta de chile picante. O quizás, a algún aficionado al arte de la cerámica le interesen las increíbles artesanías que promueven.
Tal vez, al consumidor español, le pueda sorprender la falta de inclusión de la celebérrima categoría de “K-Beauty”, uno de los mayores influjos actuales coreanos en el panorama internacional. Estos productos de belleza llevan ya varios años arrasando, tanto en las redes sociales como en casas de moda y tiendas que se han subido al carro de la belleza coreana.
Por último, si tenéis curiosidad o deseo hacia alguno de estos productos se han creado plataformas de venta de estos, como Kmall24, tradeKorea o Makers with kakao. Toda una muestra de la fuerza y el ímpetu con el que Corea afronta los nuevos mercados internacionales y de cómo el orientalismo, en este caso, centrado en su península, nunca ha dejado de seducir a los compradores occidentales.
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