Dentro del Especial Asia-América de Ecos de Asia, os traemos hoy una novedad literaria sumamente interesante que nos traslada al mundo de los clubes nocturnos de San Francisco en los años cuarenta: Muñecas Chinas, de Lisa See (Ediciones B, 2015).
El argumento del libro nos guía a través de los avatares de tres muchachas asiáticas, inmigrantes de segunda generación, que luchan por triunfar en el mundo del espectáculo durante los complicados años previos a la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
En 1938, Ruby, Helen y Grace se conocen en una audición para el cabaret Forbidden City y, aunque proceden de ambientes muy diversos, sus destinos se verán unidos para siempre. Grace Lee es una chica sinoamericana del Medio Oeste que desconoce la cultura china y llega a la gran ciudad huyendo de un padre maltratador. Helen Fong procede de una importante familia de Chinatown, y vive sobreprotegida en un ambiente fuertemente patriarcal. Por su parte, Ruby Tom, originaria de Hawái, es extrovertida y exuberante, pero esconde un secreto que resultará dramático: es japonesa. El ambiente de sospechas e histeria colectiva que suscitará el ataque japonés a Pearl Harbor, hará peligrar el futuro de Ruby, pues la amenaza de los campos de internamiento está siempre presente entre los círculos asiáticos de la Costa Oeste.
Con una prosa sencilla pero adictiva, Lisa See nos cautiva con una historia de amistad y amor, cuyo principal triunfo resulta ser una atractiva ambientación histórica perfectamente documentada. El barrio chino de San Francisco y su animada vida nocturna son descritos en todo su esplendor, así como el local donde triunfarán nuestras protagonistas, el Forbidden City, que existió en realidad. Sobre este cabaret ya escribió la misma autora un libro titulado Forbidden City, USA: Chinese American Nightclubs, 1936-1970 (2014) y, sin duda, la labor de investigación previa se deja entrever en cada detalle de su última novela.
Lisa See, aclamada autora de numerosos bestsellers, es una escritora estadounidense de origen chino, bisnieta de Fong See, patriarca del Chinatown de Los Ángeles, cuya historia ya relató en su novela On Gold Mountain: The One-Hundred-Year Odyssey of My Chinese-American Family (1995). Sus historias más exitosas, como El abanico de seda (2005) o El pabellón de las peonías (2008), retratan la vida y costumbres de China, lo que le valió el premio a Mujer Nacional del Año en 2001, un galardón otorgado por la Organización de Chinos Estadounidenses. En Dos chicas de Shanghái (2010) y su continuación, Sueños de felicidad (2012), se centra ya en las vivencias de mujeres sinoestadounidenses de la Costa Este, y esta es la estela que sigue en su más reciente novela.
Muy interesante es la caleidoscópica visión que nos ofrece Muñecas Chinas sobre la inmigración asiática en los Estados Unidos, así como la situación general de racismo e intolerancia del contexto histórico en el que sitúa la acción. Por un lado, encontramos familias como la de Grace, totalmente desarraigada de su herencia cultural china, y cuyos padres son dueños de una lavandería, uno de los oficios más típicos entre los inmigrantes chinos desde el siglo XIX. Por otro lado, Helen personifica el lado más tradicional de aquel Chinatown que trataba de conservar sus costumbres milenarias, desde la estructura familiar (conviviendo todos en una misma casa), hasta los pies de loto.
Si alguna pega cabe ponerle a esta obra, sería tal vez una cierta simplicidad argumental que puede hacer de su final algo sumamente predecible. Asimismo, la construcción de los personajes resulta muy sencilla, basada en estereotipos y clichés, sin la tridimensionalidad necesaria para convertirlos en algo redondo. Aunque cada capítulo esté narrado en primera persona por una de las protagonistas, sus voces no llegan a diferenciarse lo suficiente, y el tono general melodramático no gustará a todos los lectores. Sin embargo, estos inconvenientes juegan en favor de una lectura dinámica, que captura al lector en cada página, con el brillo nostálgico de unos cabarets cuyas “chicas orientales” seguirán bailando en nuestra imaginación para siempre.
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