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Sexo tras unos días sin vernos: los relatos completos de Tao Lin – Revista Ecos de AsiaRevista Ecos de Asia
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Sexo tras unos días sin vernos: los relatos completos de Tao Lin

Portada del libro que reúne los relatos completos de Tao Lin.

Portada del libro que reúne los relatos completos de Tao Lin.

Tao Lin es un escritor estadounidense, hijo de inmigrantes taiwaneses, cuya obra es más bien desconocida entre el gran público. Su estilo, personal y desgarrado, lo ha encumbrado, sin embargo, a los laureles de la postmodernidad más hipster a ese lado del Atlántico. Ahora, dicha tendencia llega a España impulsada por la publicación de sus relatos completos bajo el sugerente título Sexo tras unos días sin vernos (Barcelona, Alpha Decay. Héroes Modernos, 2015), tomado de uno de los relatos que conforman el volumen (sin duda, fruto del marketing y buscando provocar al posible lector, puesto que esa narración no es ni la más relevante, ni la de mayor calidad).

En cualquier caso, el volumen que ahora os presentamos ofrece una perspectiva completa sobre el autor, desde sus orígenes hasta la actualidad, a través del género que le vio despuntar: el cuento. En 2007, Tao Lin publicaba su primera colección con el título de Bed, y después han visto la luz distintas novelas, de mayor extensión, como Robar en American Apparel (2009), Richard Yates (2010) o Taipéi (2013). En esta ocasión, además de esa primera recopilación de nueve relatos que componía Bed, se incluyen otros trece cuentos escritos entre 2006 y 2014 para Vice, Hazlitt, Nerve o inDigest.

El estilo de este escritor -a veces destructivo, otras onírico- se caracteriza por su peculiar modo de plasmar la forma que tiene de ver el mundo y que, en muchos aspectos, es común a toda una generación. Su escritura, existencialista y a veces surrealista, destila un aire autobiográfico inherente a cada una de sus historias, combinado con una vocación universalista y profunda, como queriendo desvelar los más profundos arcanos de la existencia humana a través de su propia experiencia vital. Podríamos compararlo tal vez con el artista Jean-Michel Basquiat (1960-1988), siendo ambos jóvenes creadores influidos por la metrópolis neoyorquina y con un estilo violento y primitivo, colorista al tiempo que autodestructivo.

La práctica totalidad de estos relatos tiene una clara raíz autobiográfica, focalizando muchos de ellos en un protagonista joven, en la veintena, universitario, solitario, que además es escritor o vinculado a la literatura (como empleado en una biblioteca, por ejemplo). Algo sumamente habitual y natural, ya que, en el fondo, todo literato escribe de lo que sabe, de lo que es o de lo que quiere ser. Pero no debemos olvidar que la construcción de la propia personalidad de Tao Lin bebe mucho de sus orígenes taiwaneses, y en muchos de sus escritos vemos los complicados sentimientos enfrentados que provoca ser inmigrante de segunda generación en los Estados Unidos. En concreto, su ascendencia taiwanesa se deja entrever en alusiones específicas, como cuando cita la película Yi Yi de Edward Yang (2000), una cinta de casi tres horas que trata sobre las dificultades emocionales de un padre y sus hijos en Taipéi.

Las referencias a la cultura oriental en el libro son muy numerosas, haciendo hincapié en el choque cultural que se produce con la idiosincrasia norteamericana. Uno de esos momentos se produce cuando el protagonista y su novia comen con los padres de él, que Tao Lin describe de la siguiente manera: “Al principio hablaron en inglés, para que Alicia lo entendiese, pero al cabo de una hora o así les entró pereza y pasaron a utilizar solo el mandarín”.[1]

Este tema, el de la pereza, resulta clave y casi consustancial a la obra de Tao Lin, quien describe esa apatía, esa falta de ilusión y de motivación, prácticamente como una enfermedad, como una plaga a nivel global:

Porque uno debía esperar muy poco, casi nada, de la vida, eso Aaron lo sabía. Uno debía sentir gratitud, no estar siempre con ganas de beberse la vida a tragos, no ser como una especie de obseso del vivir, como abandonarse, dejar que fuera la vida quien se lo bebiera a uno, a sorbos y a grandes tragos, dejarse arrastrar por una espuma de sol y luna, por un río nuboso, pálido y batido, de vida. [2]

Esta sociedad –según el autor- insensible a todo, está, además, recluida en sí misma, siendo la introspección y la dificultad en las relaciones interpersonales una característica definitoria de todos los protagonistas de Tao Lin. Esto, sin duda, se suma a la nota autobiográfica de sus cuentos, en los que el autor deja entrever su lado más oscuro, con jóvenes inadaptados, de familias desestructuradas (que son, a la vez, origen y seno de muchas de las dolencias de sus personajes), corazones rotos, crisis amorosas y un completo “bloqueo social”, en un espectro que va de la timidez al Asperger.

Pese a la ficción de sus relatos, la inspiración realista es evidente, y no solo por su crítica social que raya el estudio antropológico, sino por la multitud de detalles de la actualidad internacional que se cuelan en la urdimbre de sus historias: desde las guerras en Oriente Próximo o los atentados del 11 de septiembre, hasta la influencia de la televisión en la sociedad actual o el impacto de la carrera espacial y su fracaso. La inmediatez y cercanía de algunas de estas narraciones contrasta con otros relatos donde lo absurdo toma el mando y en los que Lin lleva al lector a la deriva, entre imágenes oníricas y surrealistas, sin solución de continuidad.

Otros temas recurrentes que parecen obsesionarle son, por ejemplo, las enfermedades (como los tumores, el Alzheimer…), que aparecen con cierta profusión en aquellos primeros relatos compilados originalmente en Bed. Pero, sin duda, lo más interesante es su peculiar visión sobre temas tan universales como la vida, el amor o la muerte, que a veces se confunden dando lugar a elucubraciones profundas y desesperanzadas, que dejan en el lector un vacío existencial difícil de llenar. Sirva como ejemplo uno de sus párrafos más elaborados:

La culpabilidad, el miedo, el significado, el amor, la soledad, la muerte. Te dabas cuenta de que todas estas palabras era la misma. Todo era lo mismo. Estaba lo que estaba, y lo que había era todo lo que había; estabas tú, y tú lo eras todo. Esos momentos duraban segundos, minutos, o quizá una hora, y estaban llenos de euforia. Podían surgir a partir de una lectura, al contemplar un cuadro, gracias a la música; en realidad los causaba cualquier tipo de manifestación artística, o también se daban al presenciar o experimentar algo sorprendente o extraño; pero nunca los suscitaban otras personas. En esos momentos te faltaba poco para echarte a llorar. La vida carecía de sentido de forma sencilla, evidente, bella.[3]

Además del contenido existencialista y de las cavilaciones atolondradas que transmiten, estas líneas permiten apreciar también el estilo algo osco e inconexo de Tao Lin, con una prosa árida y aséptica; en cierto modo, muy semejante a esa sociedad que describe. Este tono abrupto, de frases cortas y aseveraciones francas, funciona a la perfección con el formato breve y conciso de los cuentos, pero adolece de cierta falta de técnica literaria a medida que la extensión de sus escritos aumenta. Así, muchos de sus detractores dicen que, en sus novelas, resulta aburrido, pero en Sexo tras unos días sin vernos no se aprecian tales carencias. Muy al contrario, sus frases breves nos dejan pequeñas perlas dignas de reflexión, merecedoras de ser coleccionadas por el lector; así por ejemplo, todas aquellas meditaciones románticas como: “El amor es algo que se vende por más dinero del que existe”,[4] o “El amor, al fin y al cabo, no lo vendían en lotes, al peso. El amor no era un espárrago de Chinatown mal iluminado, enervado”.[5]

En cualquier caso, Tao Lin es siempre motivo de opiniones encontradas entre sus críticos, desde aquellos que lo ensalzan como la voz de su generación, hasta los que tan solo ven en él a un hipster pretencioso y disfuncional, un lastre de decadente postmodernidad. Nuestro protagonista no deja de echar leña al fuego embarcándose en proyectos extravagantes, como la productora de cine que creó con su exmujer, la también escritora Megan Boyle: MDMAfilms, y cuyas películas sube a su canal de Youtube. El último de sus excéntricos caprichos, ha sido la publicación de un libro junto a Mira González titulado Selected Tweets (2015), elevando una red social como Twitter a la categoría de arte literario.

 Imagen del escritor Tao Lin (Fuente: Jotdown).

Imagen del escritor Tao Lin (Fuente: Jotdown).

Pretencioso o visionario (cosa que tendrán que decidir sus lectores de forma personal), lo cierto es que las interioridades de Tao Lin, diseccionadas en forma de breves relatos, llegan a una generación de veinteañeros urbanitas ávidos de identificarse con algo más grande que ellos mismos. Estas páginas pueden servir como un espejo de las preocupaciones de muchos jóvenes, que tal vez compartan una visión común sobre la vida y sus vericuetos. La compilación de sus relatos completos es una obra especial, que debe saborearse despacio, tomando cada cuento como si de un sorbo se tratara, como un veneno que apurarán hasta el fondo.

Para saber más:

  • Libros del autor publicados en Alpha Decay.
  • Lin, Tao. Sasquatch. Relato corto (en inglés) recogido en Bed.
  • Mumblecore (2011). Película dirigida y protagonizada por Tao Lin y Megan Boyle. Disponible en Youtube.

Notas:

[1] Lin, Tao. “Sinceridad”, Sexo tras unos días sin vernos, Barcelona, Alpha Decay. Héroes Modernos, 2015. Pp. 67-90 (p. 83).

[2] Lin, Tao. “Sinceridad”, Sexo tras unos días sin vernos, Barcelona, Alpha Decay. Héroes Modernos, 2015. Pp. 67-90 (p. 88).

[3] Lin, Tao. “Insomnio por un mañana mejor”, Sexo tras unos días sin vernos, Barcelona, Alpha Decay. Héroes Modernos, 2015. Pp. 165-178 (p. 178).

[4] Lin, Tao. “El amor es algo que se vende por más dinero del que existe”, Sexo tras unos días sin vernos, Barcelona, Alpha Decay. Héroes Modernos, 2015. Pp. 13-28 (p. 20).

[5] Lin, Tao. “El amor es algo que se vende por más dinero del que existe”, Sexo tras unos días sin vernos, Barcelona, Alpha Decay. Héroes Modernos, 2015. Pp. 13-28 (p. 22).

avatar Laura Martínez (173 Posts)

Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza y Máster de Estudios Avanzados en Historia del Arte de la misma, con especialización en Cine. Actualmente realiza estudios de Doctorado en la Universidad de La Rioja.


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