Introducción
Este trabajo es una relectura feminista de Genji Monogatari. Si bien es una obra apasionante y hermosa, sentí la necesidad ante ciertos pasajes de escribir este ensayo para observarla desde la crítica feminista literario esta obra. La carencia de manuales de esta corriente de estudio ahora en auge me ha dificultado el hacer un análisis cien por cien académico, por lo que antes que nada pido disculpas si peco de poco profesional en algún aspecto. Esto no es un trabajo definitivo, sino el comienzo de un estudio mayor.
Antes de adentrarme en los pasajes elegidos para dicha lectura haré una breve sinopsis de la obra, una contextualización histórica y una pequeña definición del concepto que uso a lo largo del escrito: el mito del amor romántico.
Obra
La cumbre de las letras japonesas, la primera novela de ficción de la historia de la literatura universal. Genji Monogatari (1005), considerada la primera novela de la historia de la literatura y además, pertenece al género monogatari (oralidad y ficción son cualidades sustanciales de este género).[1] Trata de Hikaru Genji, un príncipe no reconocido como tal, desde su nacimiento hasta la historia de su descendencia. Nos centramos en la primera parte del escrito, es decir, la historia de Genji (no la de su descendencia). Enfocándonos más en los protagonistas de este ensayo, la historia de Genji y Murasaki comienza con el primer encuentro entre ellos: Murasaki tiene solamente diez años y Genji dieciocho, él queda prendado de su belleza y comienza entonces la truculenta, apasionada e histórica relación de Murasaki y Genji.
Contexto histórico
El periodo Heian, comprendido entre los años 794 d.n.e. y 1185 d.n.e., es un periodo de encierro en Japón, es decir, el país se cierra al mundo, especialmente debido a que China en ese momento pasa por el declive de la dinastía Tang que hace que el país resulte un lugar peligroso. Lo que ahora consideramos como Japón (ya que aún no existía la nación como tal) no es lo que se cierra, es Heian-kyô (actual Kioto), al resto de provincias del archipiélago (además de a China por lo mencionado anteriormente). Este encierro da lugar al nacimiento de lo que hoy en día conocemos como la era clásica de Japón, el florecimiento y madurez de la cultura japonesa. Al desquitarse de una constante influencia de China, la sociedad de Heian asimila todo lo aprendido y empieza a crear lo eminentemente japonés. La literatura de esta era es lo que mejor nos muestra esto, por ejemplo, con el nacimiento de la escritura hiragana[2] y la publicación de la obra que aquí trato, Genji Monogatari, obra cumbre de la literatura japonesa, publicada aproximadamente en el año 1000 d.n.e.
Autora
La autora, Murasaki Shikibu, nació en 978 d.n.e., en el seno de una familia noble con influencia literaria por parte de padre y abuelo. Las pérdidas familiares que sufre tempranamente, hacen de Murasaki Shikibu una joven triste, melancólica y reservada, pero con un talento excepcional para la escritura, lo que hace que acabe formando parte de la corte. Autora también de la obra Murasaki Shikibu Nikki, un diario personal, se cree actualmente que sufría una severa depresión y fruto de esta, una sensibilidad que deja prendado al lector de principio a fin.
Mito del amor romántico
¿Qué es un mito? La tercera definición que encontramos de mito en la RAE y la que nos concierne es la siguiente “Historia imaginaria que altera las verdaderas cualidades de una persona o de una cosa y les da más valor del que tienen en realidad”
¿Qué es el amor romántico? Pilar Sampedro (2004) lo define así:
Algunos elementos son prototípicos: inicio súbito (amor a primera vista), sacrificio por el otro, pruebas de amor, fusión con el otro, olvido de la propia vida, expectativas mágicas, como la de encontrar un ser absolutamente complementario (la media naranja), vivir en una simbiosis que se establece cuando los individuos se comportan como si de verdad tuviesen necesidad uno del otro para respirar y moverse, formando así, entre ambos, un todo indisoluble.
El amor romántico de primeras suele sonar al amor bueno, al amor bonito; nada más lejos de la realidad. El amor romántico con el que hemos sido educados nos enseña a entregarnos, a completarnos, a ser una persona con nuestro ser amado, es decir, una manera poco lógica y sana de vivir como individuos. Como dijo Simone de Beauvoir (El segundo sexo, 1949):
El amor auténtico debería basarse en el reconocimiento recíproco de dos libertades, cada uno de los amantes se viviría como sí mismo y como otro; ninguno renunciaría a su transcendencia, ninguno se mutilaría, ambos desvelarían juntos unos valores y unos fines.
Por lo cual, quiero desmitificar desde un punto de vista crítico, actual y feminista, la historia de amor entre estos dos personajes tan notables y relevantes en la literatura del periodo Heian.
Pasajes a analizar
De entre los numerosos momentos en los que se puede observar la práctica del amor romántico entre los protagonistas, he escogido los que, para mí, son más significativos, para analizar el tema que trato en este escrito.
En momento en el que Genji “descubre” a Murasaki:[3] la primera vez que la ve, esta tiene solamente diez años. Además de verla como una niña preciosa, lo que atrae a Genji es que sea sobrina de Fujitsubo,[4] por lo que, desde ese mismo momento el amor y la atracción de Genji hacia Murasaki son fruto de la obsesión y el amor frustrado entre el joven príncipe y su madrastra. Tal es la fuerza de esta atracción, que la secuestra y educa para que sea como Fujitsubo, su mujer ideal, pues esta pequeña joya cumple ya los cánones de belleza del periodo Heian (rostro redondeado, piel blanca, cabello largo y oscuro), al igual que Fujitsubo. En este momento cabría preguntarse ¿es lo que acaba sintiendo Murasaki hacia Genji amor o Síndrome de Estocolmo? ¿No es que esta pobre niña, al ser secuestrada y escondida del mundo como un pequeño tesoro, no ve más allá de su atractivo y encandilante captor?
La consumación del matrimonio:[5] Uno de los momentos que más llama la atención en los estudios sociológicos de esta obra y que genera opiniones opuestas y gran controversia, al igual que en los lectores, es la consumación del matrimonio entre Genji y Murasaki. Para abordar este tema tan delicado, cito dos opiniones opuestas: “Si Genji fuera un insensible, no habría esperado pacientemente a que la pequeña creciera” (Wakashiro Kiiko, 1979), mientras que Norma Field (1987) lo describe como “una traición horrible a la vez que humillante”. La activista, escritora y monja budista, Jakuchô Setôchi, tradujo Genji Monogatari del japonés clásico a lengua vernácula (1998), pero desde el punto de vista de las heroínas de la obra, poniéndolas por encima de su protagonista, Genji. Desde este ángulo, lo que se ve es una Murasaki asustada y presionada, sin nada que perder, pues el matrimonio es lo único que le da la esperanza de que Genji se quede a su lado. Aunque Genji creyera que Murasaki estaba lista, pues él mismo la “preparó” para ello, ella no parecía comprender, peroaun así, el matrimonio se consumó; encontrándonos así ante una violación, camuflada y maquillada con el amor romántico y el mono no aware.[6] Lejos de parecer alarmista cito de la obra con la que más es comparada Genji Monogatari; El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha (Miguel de Cervantes, 1615), el momento de la violación de Don Fernando a Dorotea:
Y así, no fui poderosa de dar voces, ni aun él creo que me las dejara dar, porque luego se llegó a mí, y tomándome entre sus brazos (porque yo, como digo, no tuve fuerzas para defenderme, según estaba turbada), comenzó a decirme tales razones, que no sé cómo es posible que tenga tanta habilidad la mentira que las sepa componer de modo que parezcan tan verdaderas. Hacía el traidor que sus lágrimas acreditasen sus palabras, y los suspiros su intención.
En la anterior cita vemos como la víctima de una relación sexual forzada, adorna en el tono de humor de la novela y justificando a su agresor, una violación; al igual que pasa en Genji Monogatari:
Como la muchacha ya había dejado de ser demasiado joven para el matrimonio, le insinuó repetidas veces sus deseos y anhelos, pero ella no parecía entenderlo […] tomó al fin la decisión, aunque la muchacha se resistiría y se sentiría muy incómoda en los primeros tiempos […] (Murasaki) no podía imaginar que aquel suceso desagradable de la noche anterior supusiera el inicio de una amistad mucho más íntima entre ambos
Los celos de Murasaki:[7] Pese a que el comienzo de esta tortuosa relación se da a partir del ya citado secuestro y encierro de Genji hacia Murasaki, esta forma insana de amar se da por ambas partes, por lo que también cabe mencionar, porqué es también Murasaki una amante romántica. En el momento en el que Murasaki estalla en celos, aparte de mostrar un amor irracional, es de alguna forma, el despertar de esta. El estallido se da cuando se entera de que Onnasan-no-Miya[8], va a darle un hijo a Genji, cosa que ella misma no puede, lo cual hace que entre en pánico, pues, aunque Genji le hable de otras mujeres que también son importantes para él (lo que hace que Murasaki se sienta herida y molesta, pero nada más allá), ella nunca había considerado a ninguna como rival, hasta ese momento. Por lo que ya he escrito, sepodría entender que la reacción de Murasaki ante esta situación es completamente natural, pero al entenderse de primeras en la obra que este amor es puro e incondicional, Murasaki tendría que comprender que Genji, al ser un príncipe, ha de tener descendencia con alguien de la realeza, y no con una chica que vive oculta y es (por culpa del propio Genji) desconocida. Pero al ser este un amor contaminado por las numerosas relaciones carnales de Genji, el abandono de este hacia Murasaki y la autoría sobre ella, hace de la relación una “lucha” entre dos amantes irracionales. Por estas circunstancias, la delicada, frágil y dulce Murasaki comienza a sentir celos, sentimiento dañino e insano, no fruto del amor, sino fruto del miedo a la traición, al abandono, al olvido, etc.
Murasaki desea ser monja:[9] Murasaki, al no tener descendencia y quedar siempre relegada a ser la esposa en segundo plano, decide que, para cumplir su rol de mujer en el mundo, lo único que le queda es dedicarse a la religión, en términos más vulgares, meterse a monja. Genji ante esto, reacciona de manera negativa, pues aun teniendo esposa y numerosas amantes, no quiere rechazar las relaciones carnales con Murasaki. Esta negación, no debido a no poder disfrutar en la totalidad de la compañía de la mujer a la que “ama”, sino a la pérdida del sexo entre ambos, retrata a Genji de forma egoísta, y misógina; pues aun pudiendo mantener las relaciones sexuales que quisiera con otras mujeres, es “suya”, y la idea de que ella le quiera negar su autoría y posesión es inconcebible para Genji. La concepción de propiedad que Genji tiene sobre Murasaki llega hasta el punto que cree poder controlar su sexualidad, como ya dije anteriormente, cuando a Murasaki les es arrebatada su virginidad, ya que desde el punto de vista de Genji, ya estaba preparada. Esta ansia de control, hace que se muestre claramente la necesidad de Genji de tener autoridad sobre ella y de cómo al ver que esta está tomando decisiones sobre su propia vida y su propio cuerpo, Genji se niega rotundamente hasta el final, y Murasaki muere sin haber cumplido un deseo que no dejó de anhelar durante los últimos años de su vida, lo que deja a Genji desolado y vacío tras su muerte.
Conclusiones
Tras la lectura y estudio de la obra, autora y contexto histórico y cultural, me encuentro con una obra fascinante y hermosa, en la que siento que paseo por Heian-kyô y puedo ver, desde detrás de una cortina, todos estos acontecimientos, como una espía; pues la deliciosa narrativa de Murasaki Shikibu te lleva hasta allí casi mágicamente. Pero también tiene un lado oscuro, que atrae y se convierte en una lectura ávida e insaciable, y una misma no puede dejar de compadecerse de Murasaki una y otra vez y en muchos aspectos identificarse con ella y sus sentimientos. Al ser una obra escrita en el periodo Heian, es imposible (o casi) que en ese momento la mayoría de los actos de Genji se considerasen malos o inmorales, pero la forma en la que se cuenta viaja a través del espacio y el tiempo, para ser una obra leída desde todas las formas y puntos de vista posibles. El mío, del que escribo, ha sido el de disfrutar de la novela como lectura, pero a la hora de analizarla, una vez leída, es imposible no hacerlo desde el feminismo actual, el cual lucha desde hace años, a través de la disciplina de la literatura comparada y la crítica, para desmitizar el amor romántico, no para dejar de leerlo, sino para comprenderlo y no dejar que confunda a sus lectores.
Por todo esto y mucho más que se aprecia en el momento de la lectura, la relación entre Murasaki y Genji es un constante maltrato psicológico y manipulación de él hacia ella, valiéndose de su posición de hombre fuerte y atractivo, de gran poder político. Gracias al mono no aware, y la preciada escritura, delicada y bella de mano de Murasaki Shikibu, Genji Monogatari es una novela preciosa, que transmite la melancolía, la tristeza y la belleza de una forma que te llega directamente al corazón,pues la capacidad de ver lo bello en lo triste y desgarrador es lo que durante siglos, ha mantenido la violencia de género dormida dentro de esta obra, la cual es siempre recomendable leerla dos veces: una por puro disfrute de amante de la literatura y otra para reflexionar sobre la percepción del amor entre un hombre y una mujer con la que se nos ha educado.
Para saber más:
Notas:
[1] C. Rubio, Claves y textos de la literatura japonesa. P. 254
[2] Uno de los dos silabarios utilizados en la escritura japonesa. Proviene de la simplificación de los caracteres chinos, más complejos, que llegaron antes del aislamiento cultural japonés.
[3] Capítulo 5: Wakamurasaki (La joven Murasaki)
[4] Madrastra de Genji, se cree que se enamora de ella debido al parecido con la madre de este
[5] Capítulo 9: Aoi
[6] Apreciación de la belleza del paso del tiempo y la melancolía que esto conlleva. Término acuñado por MotôriNorinaga en el periodo Edo (1603-1868) al estudiar Genji Monogatari.
[7] Capítulo 34: Wakana I (Brotes primaverales I)
[8] Hija del emperador Suzaku y esposa de Genji en sus últimos años
[9] Capítulo: Yûgiri (Niebla nocturna)
¡Hola! Es muy interesante tu aportación, y sin duda nos ayuda a reflexionar sobre este aspecto tan polémico y delicado de la obra de Murasaki Shikibu.
Temo que mi comentario sea muy poco profesional, pero me gustaría puntualizar algunos aspectos.
La perspectiva que planteas es muy necesaria e interesante, pero como lectora y estudiante de Filología me pregunto si es un aspecto como este el que define la relación de estos personajes. En esta obra hay más que la historia de un cortesano poco escrupuloso y una sociedad decadente. Habrás notado entre sus páginas leves e inteligentes episodios de metaficción, la defensa de la ficción novelesca e incluso satíricos momentos de crítica literaria. Recodarás esto de aquel interesante pasaje protagonizado por Genji y Tamakazura, por mencionar solo alguno. Nuestra ingeniosa Murasaki Shikibi incluso critica la educación sentimental que se da a las jóvenes cortesanas y rompe preceptos budistas con sus personajes femeninos.
Creo que aportaríamos mucho al análisis de una obra si tenemos en cuenta de una manera más profunda su contexto y su tiempo, aunque hay un debate interminable con respecto a si se debe analizar o no obras de otros siglos con parámetros morales/políticos/ culturales contemporáneos. Y yo añadiría en este caso: parámetros del pensamiento occidental.
Cuando leí esta novela sentí ciertos conflictos morales, sin embargo, la lectura del libro de Ivan Morris, “El mundo del Príncipe Resplandeciente” me dio una meticulosa mirada a aquel mundo tan exquisito y casi etéreo. Recomiendo mucho esta lectura, la cual me ayudó a comprender casi en tu totalidad los valores estéticos, morales y socioculturales de la desaparecida sociedad Heian.
No comparto la opinión de que esta obra lleve dormida en sus páginas una historia de violencia de género, creo, sin embargo, que tu lectura, como la mía, son válidas.
En la relación de estos personajes tan entrañables no cabe, para mí, un posicionamiento que defina su relación como amor romántico (aunque sea una relación con inicios muy poco ortodoxos), este planteamiento no puede contener ni explicar toda la trayectoria de los personajes, siento que les amputa su universo como arquetipos o modelos humanos. Reducirlo a ello, me parece, le quita toda la complejidad que hay en las interacciones humanas, y toda la complejidad psicológica que Murasaki Shikibu dio a su relato.
De nuevo, agradezco mucho tu aportación, yo he intentado aportar un poco lo que ha sido mi incipiente interés por esta gran obra. Estamos, antes que nada, a merced de la ficción, de la literatura, de la creación, y creo que hay que celebrarle muchos aspectos a la pluma de Murasaki Shikibu antes que reducir el mecanismo íntimo y extremadamente humano de sus personajes a nuestros preceptos morales actuales.
Saludos cordiales.
Hola, muchas gracias por tu comentario y por leerme. Entiendo y comparto en parte tu opinión con respecto a mi relectura. Además de estudiante de literatura y mujer feminista, no dejo de ser lectora, por eso también creo que leer a gusto y sin aplicar a otra época los conflictos (que en su momento no lo eran) de la nuestra, es necesario. Por lo que siempre espero que todo el que lea mi escrito antes de leer la obra no se sugestione y disfrute de la lectura.
Un saludo.