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Toshi Ichiyanagi. Música, experimentación y recodificación del tiempo. – Revista Ecos de AsiaRevista Ecos de Asia
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This article was written on 18 Feb 2014, and is filled under Música y escenarios.

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Toshi Ichiyanagi. Música, experimentación y recodificación del tiempo.

Los inicios de la década de los 60 se caracterizaron por albergar una serie de obras cuyo objetivo principal fue el de trascender las convenciones establecidas en los distintos territorios de las artes.
La experimentación en la música, dio lugar a múltiples investigaciones que afectarían directamente al cuestionamiento de los límites entre disciplinas, proponiendo un diálogo interactivo entre ellas, que sigue activo en la práctica artística actual. En esta época de innovación, destacamos la labor conceptual del compositor japonés Toshi Ichiyanagi (Kobe, 1933).

Ichiyanagi, se trasladó en 1952 desde Japón hasta Nueva York, ciudad donde cuatro años más tarde se convertiría en alumno del compositor, filósofo y artista John Cage, matriculándose en The New School for Social Research, donde entraría en contacto directo con la exploración de la música experimental, trabajando sobre todo con instrumentos no occidentales, (John Cage estaría profundamente influenciado por el Budismo Zen). Por aquel entonces, el compositor japonés conoció a varios artistas por los que se vio influido; Jackson Mac Low, George Brecht, Dick Higgins o Simone Forti, con los cuales posteriormente colaboró en diversas composiciones.

Se vivían tiempos de intercambio cultural, en el que artistas de todas las especialidades –poetas, coreógrafos, pintores, músicos- sentían la necesidad de compartir nuevos conceptos en la praxis artística. El estudio de Yoko Ono (casada con Ichiyanagi desde 1956 hasta 1963) en el 112 de Chambers Street, Manhattan, se convirtió en ese lugar de reunión que todo artista de la época ansiaba. Entre diciembre de 1960 y junio de 1961 se celebraron allí una serie de conciertos dirigidos por La Monte Young. El segundo par de conciertos, que tuvieron lugar los días 7 y 8 de diciembre de 1961, los llevó a cabo el mismo Ichiyanagi, eventos que marcaron para siempre el modus operandi de la representación e interpretación musical, a nivel sonoro y visual.

Aquí destacamos una de las composiciones del músico japonés que formó parte en ese encuentro y que actuó como detonante en la práctica conceptual del momento. Se trata de Music for Electric Metronome (1960), constituida por tres piezas, dos gráficas y una sonora y performativa. A continuación mostramos la primera parte gráfica, la partitura.

Toshi Ichiyanagi, Music for Electric Metronome, partitura, abril de 1960.

Toshi Ichiyanagi, Music for Electric Metronome, partitura, abril de 1960.

Se trata de un mapa diagramático de números y líneas que indican al que va a representar la obra cómo (re)configurar la métrica de un metrónomo. Líneas rectas, curvas, ascendentes, descendentes, dobles líneas y puntos consecutivos en diferentes direcciones, conforman un nuevo léxico que no sólo desafía la notación musical tradicional, sino que también pone a prueba a un elemento tan pragmático y exacto como es el metrónomo. Una partitura que también es un dibujo, cuyos números constituyen las acciones para cada variable de la interpretación del metrónomo, señalando el tempo y las repeticiones de su sonido. Ichiyanagi establece un código propio para desencriptar y representar la pieza, cada una de las líneas va asociada a una acción y a un sonido concreto que el espectador debe realizar. Para ello, el propio autor elabora la que sería la segunda parte, también gráfica, de la composición, las instrucciones para Music for Electric Metronome, las cuales se muestran a continuación en su versión original y un escrito traducido al castellano para la publicación de la exposición ±1961, la expansión de las artes en el Centro de Arte Reina Sofía en Madrid (del 19 junio al 28 de octubre de 2013) y que funcionó como trabajo de investigación inspirado en una publicación a principios de los años 60 titulada An Anthology of Chance Operations, donde el mismo Toshi Ichiyanagi tiene publicadas algunas de sus obras.

Toshi Ichiyanagi, Music for Electric Metronome, instrucciones, abril de 1960.

Toshi Ichiyanagi, Music for Electric Metronome, instrucciones, abril de 1960.

Traducción al castellano de las instrucciones para Music for Electric Metronome.

Traducción al castellano de las instrucciones para Music for Electric Metronome.

El concierto, la representación final de estas instrucciones, forma la tercera parte de la obra, en la cual la partitura permaneció superpuesta, visible. El público que participó en dicha representación dirigía el ritmo, las intenciones, el tempo según la notación y la interpretación de la misma. La partitura de Ichiyanagi daba la oportunidad al que ejecutaba la pieza de reescribirla, llevarla en diferentes direcciones alrededor de un tiempo consecuentemente variable. El espectador comenzaba así a intervenir activamente en el proceso creativo, formando parte de la obra y trabajando codo con codo en el mismo espacio que el autor, un concepto innovador para la época, asentando así una de las bases del arte contemporáneo: Cada espectador es un investigador que, utilizando su bagaje cultural y empírico completa la obra, o al menos la encamina hacia algo inteligible, descodificado.

En el siguiente vídeo mostramos la obra representada en el Getty Center en Los Angeles, como parte de la exposición Rajikaru!, Experimentations in Japanese Art, 1950-1975: Music for Electric Metronome (1960), The Getty Center, Los Angeles, 27 de abril de 2007. Ellen Burr: flauta, metrónomo, Jessica Catron: chelo, metrónomo, Rhodri Davies: arpa, metrónomo, Jeremy Drake: guitarra, metrónomo, Tucker Dulin: trombón, metrónomo, Traci Esslinger: piano, metrónomo, Chris Heenan: saxofón, metrónomo, Sara Schoenbeck: fagot, metrónomo, Rich West: percusión, metrónomo.

Esta performance sonora alude a la célebre 4’33” (1952) de John Cage, en cuanto a que los instrumentos están en el escenario justamente para no ser tocados (a excepción del metrónomo), o en momentos puntuales, para no ser tocados de un modo tradicional. La ausencia sonora del instrumento es la generadora de su forma.

Toshi Ichiyanagi lleva el dibujo a la música y la música al dibujo, adjudicando valores temporales a la línea, y activando el espaciado y el tempo en la misma, como ya haría en la literatura Stéphane Mallarmé en Un coup de dés jamais n’abolira le hazard (1987), dando la misma importancia al espacio positivo escrito que al espacio negativo. Ese espacio entre líneas, al igual que los instrumentos no tocados en las composiciones de Ichiyanagi, desvela y revela la representación imaginada. Como última imagen, mostramos una de sus partituras puramente abstractas, de gran calidad gráfica.

Toshi Ichiyanagi, Sin título, partitura, 1961.

Toshi Ichiyanagi, Sin título, partitura, 1961.

Las actuaciones de Ichiyanagi durante ese tiempo no cesaron en los eventos organizados por La Monte Young. A lo largo de 1961, dio varios conciertos con el compositor estadounidense David Tudor (con el cual mantenía las mismas inquietudes experimentales), en el Living Theatre, el Carnegie Hall y la AG Gallery de George Maciunas.

Toshi Ichiyanagi, actualmente en activo, ha sido una de las piezas clave en la recodificación del tiempo y el espacio en el arte, la música, la poesía y el teatro, a través de las bases de la indeterminación, el azar, la improvisación y la eliminación de ideas preconcebidas en la representación gráfica de los sonidos.

avatar Cristina Hidalgo (1 Posts)

Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla y Máster en Producciones Artísticas e Investigación por la Universidad de Barcelona. Actualmente realizando la Tesis Doctoral con una investigación sobre los procesos de negación en el texto como imagen, dentro de la producción artística contemporánea.


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