El 5 de noviembre de 1895 se firmó en París (Francia) el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre Japón y Brasil.[1] Este tratado sería la primera piedra de un camino en el cual Japón estaría en condiciones de igualdad con la joven potencia americana. Sería el segundo que Japón firmaba en el continente americano en dichas condiciones (el primero lo había firmado con México en 1888) y uno de los más fructíferos para la potencia asiática ya que la colonia nikkei[2] (y sus descendientes) con el tiempo se convertiría en la más numerosa fuera del continente asiático (se calcula que 1,6 millones de nikkeis[3] viven en Brasil).
Sin embargo, el Kasato Maru, primer barco con inmigrantes japoneses, no llegó a puerto brasileño hasta más de una década después. ¿Acaso el tratado no resultaba tan interesante?
Por ello, este artículo no sólo situará el tratado dentro de un momento histórico muy particular sino que además tratará de dar una respuesta a esta última cuestión.
Con la llegada en julio de 1853 del Comodoro Matthew Perry de la Armada de los Estados Unidos a Japón, se puso fin al período de aislamiento (sakoku -鎖国-) que el país nipón había iniciado en 1639. Así pues, comenzó un nuevo período de apertura al exterior en el que se firmaron numerosos tratados internacionales (el primero de ellos con Estados Unidos en 1854).
A través de esos tratados (con frecuencia irónicamente denominados Tratados de Amistad y Comercio) Japón proporcionó en su territorio importantes ventajas económicas a los países firmantes quedando muchas veces la nación del Sol Naciente en clara desventaja. Sin embargo, hacia 1888 esta tendencia cambió, ya que en ese año fue firmado el primer tratado en condiciones de igualdad, el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre México y Japón. Esto fue considerado como un gran hito, ya que Japón hacía tan sólo 25 años que había salido del ya mencionado aislamiento internacional y 20 que había comenzado la Era Meiji (Meiji Jidai -明治時代-) más conocida por ser la era de la modernización del otrora país feudal.[4]
Este acontecimiento pronto dejó de ser un hecho aislado para convertirse en tendencia ya que tan sólo siete años más tarde el, 5 de noviembre de 1895, se firmó en París (Francia) el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre Japón y Brasil.
Por otra parte, la importancia de este tratado fue más allá de las prácticas internacionales de la época ya que, al hablar en términos demográficos, este tratado en su momento fue de gran importancia puesto que permitió a Japón aliviar la carga demográfica causada por el desarrollo económico.
Actualmente este tratado es considerado como uno de los más fructíferos en la historia de Japón ya que tras más de 120 años de relaciones[5] se calcula que en Brasil vive la mayor comunidad de nikkeis con un balance de 1,6 millones de personas.
Para la comprensión de este tratado resulta de gran interés retroceder hasta unos años antes de la firma del tratado lo cual no sólo puede explicar la necesidad de este sino también otra peculiaridad, su tardía aplicabilidad 20 años después de la firma: el 18 de Junio de 1908 con la llegada del Kasato Maru (笠戸丸)[6] al Puerto de Santos (Porto do Santos).
Así pues, es conveniente comenzar en 1894, año en el cual el diputado japonés Tadashi Nemoto visitó a los Estados de Bahía, Minas Gerais, São Paulo y Rio de Janeiro. Esta visita resultó del interés del Gobierno japonés por el territorio brasileño y respondió a la necesidad de aliviar la carga demográfica que el país nipón venía sufriendo.
Este interés fue originado por la necesidad de aplicar políticas demográficas dirigidas a hacer frente al exceso demográfico. Esto se debió al hecho de que, si bien la apertura al exterior llevó consigo modernización y desarrollo científico y tecnológico, esto mismo provocó que la población aumentase como consecuencia de las mejoras sanitarias (al verse reducida la mortalidad infantil y neonatal y elevada la esperanza de vida). Al mismo tiempo la industrialización del país creó un excedente de mano de obra, especialmente de carácter agrario. Así pues, el Gobierno japonés, aprovechando sus recién estrenadas relaciones internacionales, consideró la colonización como la mejor vía para aliviar la carga demográfica. De hecho, para muchos campesinos quienes no conocían otra salida laboral que el cultivo de la tierra, el trabajar la tierra en otros países se presentó como la única alternativa de subsistencia, puesto que en Japón, un país de extensión limitada, las zonas disponibles para la agricultura dejaron de ser suficientes para mantener a toda la población.
Esta situación de necesidad coincidió en Brasil con un período en el que la mano de obra agrícola se tornó cuanto menos necesaria. La abolición de la esclavitud el 13 de mayo de 1888 creó un mercado laboral en el cultivo de café que inicialmente fue abastecido con trabajadores de origen europeo. Sin embargo, las condiciones de los trabajadores, en régimen de semi-esclavitud hicieron que esta inmigración disminuyese (algunos gobiernos como el alemán llegaron a prohibir a sus nacionales inmigrar a Brasil en 1859). El Gobierno brasileño ante las protestas de los grandes terratenientes,[7] consideró como alternativa, tal y como habían hecho antes naciones como Estados Unidos, el abrir sus puertas a los ciudadanos asiáticos.
Como consecuencia, en 1889, el Almirante Barroso fue recibido en la corte japonesa por el Emperador Meiji. Allí se establecieron los primeros contactos para un posible tratado entre las dos naciones y se barajaron las posibles reformas para que de uno y de otro lado este tratado resultase viable.
Es por ello que el 5 de octubre de 1892, el gobierno brasileño promulgó el Decreto Ley nº 97 por el cual autorizó la inmigración de ciudadanos chinos y japoneses (comúnmente llamados “os amarelos”, los amarillos).
Un año más tarde, en 1893, en Japón se fundó la Sociedad Colonizadora (Shokumin Kyôkai -植民協会-). Esta sociedad, fundada por funcionarios, políticos, intelectuales y afines a la élite tuvo como objetivo el desarrollo de “colonias” japonesas en el exterior y a ello dirigió todos sus esfuerzos. De hecho, su influencia fue tal que se encargaron de llevar a cabo los informes relativos a las propuestas de futuros proyectos de colonización. Esta sociedad fue la que envió al ya mencionado delegado japonés Tadashi Nemoto para que evaluase las posibilidades de éxito en los estados brasileños.
Tras su visita a los estados brasileños, Tadashi Nemoto realizó un informe en el cual recomendó el territorio brasileño como un destino favorable para los futuros nikkeis. Esto hizo que tan sólo un año más tarde, el 5 de noviembre de 1895 Arasuke Sone, Ministro Plenipotenciario de Japón en Francia, y Gabriel de Toledo Piza e Almeida, Ministro Plenipotenciario de Brasil en ese mismo país, firmasen en París el Tratado de Amistad, comercio y Navegación entre Japón y Brasil.
Sin embargo no tardaron en surgir inconvenientes que retrasarían la aplicabilidad de dicho tratado. El primero de ellos surgió en 1897 cuando se produjo una grave crisis del precio del café, de la cual el sector no se recuperó hasta 1906. Esto hizo que la inmigración hacia Brasil no resultase ya tan pues había dejado de estar tan bien remunerada como en otros países.[8]
Otro de los inconvenientes, y que únicamente fue subsanado en el Estado de São Paulo[9] en 1907, fue la inexistencia de una legislación que regulase la llegada de inmigrantes japoneses a los diferentes estados brasileños, ni siquiera a los que desde 1905 persistentemente insistían ante la delegación japonesa en Brasil acerca de la necesidad de inmigrantes nipones.
Así pues, ante la posibilidad de que la empresa colonizadora no resultase rentable (debido al bajo precio del café) y de que no tuviesen seguridad alguna, los inmigrantes japoneses se dirigieron hacia otros lugares como el antiguo reino de Hawái y la costa del Pacífico de los Estados Unidos de Norteamérica. En el caso de Hawái, los nikkeis habían comenzado a instalarse allí en masa a partir de 1886, tras la firma del Convenio Inmigratorio entre Japón y Hawái[10] que protegió durante años a los trabajadores japoneses empleados en las plantaciones de caña de azúcar.
Sin embargo, en 1900, Hawái el destino preferido de los trabajadores japoneses se convirtió oficialmente en territorio estadounidense, así pues, su sistema legislativo como ya anteriormente ocurrió con el económico, pasó a ser controlado por Washington.
Esto significó un revés para los flujos migratorios japoneses, ya que la inmigración japonesa a Hawái entró dentro del sistema de cuotas estadounidense, cada vez más restrictivo. Esta restricción creciente se debió a que en la primera década del siglo XX se produjeron una ola de disturbios anti-japoneses (y anti-asiáticos) que dieron como resultado un debate político (al igual que sucedió en otros países entre los que se encuentra Brasil) donde la raza era el motivo por el cual restringir y rechazar este tipo de inmigración.
Cabe mencionar que en términos generales, en las sociedades occidentales a principios de siglo (y durante décadas) a los trabajadores japoneses, chinos y otros asiáticos se les consideraba inferiores a los trabajadores blancos, de forma que se les pagaba menos y se les trataba peor. Sin embargo, los inmigrantes asiáticos comenzaron a destacar por su esfuerzo tanto a nivel laboral como académico. De hecho, en Hawái se atrevieron a ir más allá y se rebelaron ante la rígida vida de la plantación de azúcar organizando huelgas y otras actividades sindicales.
Esta tensa situación de restricciones del flujo migratorio así como de humillaciones a sus súbditos y una posible política de prevención hicieron que el Gobierno japonés (quien subvencionaba parte de los pasajes de los inmigrantes) se plantease alternativas[11] para la creación de colonias en otros territorios.
México, Perú y Brasil fueron las propuestas que el Gobierno japonés consideró como las más idóneas debido no sólo a las previas relaciones con estos países sino también a los cambios legislativos que dichos países realizaron para recibir a los trabajadores japoneses.
Considerando estos antecedentes, en noviembre de 1907, Ryo Mizuno, propietario de la Compañía Imperial de Inmigración regresó a Brasil con el beneplácito del Gobierno japonés. Allí firmó un contrato con el Estado de São Paulo, representado por su Secretario de Agricultura, Carlos Botelho. En dicho contrato se estableció el compromiso de proporcionar a Brasil mano de obra japonesa, consistente en tres mil familias compuestas de mínimo tres miembros (dos de los cuales mano de obra) en el plazo de tres años.
Esto dio paso a la selección del primer viaje a Brasil del Kasato Maru: 781 personas conformando 165 familias, muchas de ellas artificiales y creadas a propósito para cumplir los requisitos del contrato (había familias compuestas por parientes lejanos o incluso por auténticos desconocidos).
Como se ha podido comprobar, la historia de este tratado es un vaivén constante; inicialmente es un acuerdo muy peculiar ya que se lleva a cabo en condiciones de igualdad y es perseguido por sectores influyentes tanto de la sociedad japonesa como de la brasileña. Sin embargo, la complicada situación del mercado así como cierta ineficiencia por parte de los estados brasileños le privaron durante dos décadas de atractivo. Para, finalmente, cuando la situación se hizo difícil tanto para Brasil como para Japón convertirse en una tabla de salvación que dio lugar a una inmigración tan peculiar y sometida a vaivenes como su propio texto fundador.
Para saber más:
Notas:
[1] Tratado de Amizade, Comércio e Navegação entre o Japão e o Brasil. Disponible aquí.
[2] Nikkei (日系) es el término con el cual se denomina en japonés tanto a los japoneses que viven de manera permanente fuera de Japón como a sus descendientes.
[3] Ministerio de Asuntos Exteriores de Japón. Web disponible aquí.
[4] La Era o Período Meiji comenzará oficialmente el 23 de Octubre de 1868 y terminará el 30 de Julio de 1912 tras la muerte del Emperador Meiji (Meiji Tennō -明治天皇-, 3 de Noviembre de 1852-30 de Julio de 1912).
[5] Las relaciones Brasil-Japón tan sólo se vieron interrumpidas en 1942 cuando Brasil declaró la guerra a Japón siendo éste un miembro del Eje y Brasil perteneciendo al bando Aliado.
[6] El navío en sí mismo posee una interesante historia ya que el que será llamado Kasato Maru, en realidad fue el navío de origen ruso Kazan. Inicialmente fue usado como hospital durante la Guerra ruso-japonesa (1904-1905) hasta que pasó a Japón como parte de la indemnización de guerra donde fue adaptado para el transporte de pasajeros y mercancía. Y aunque fue el primer navío japonés cargado de inmigrantes que llegó a territorio brasileño (convirtiéndose en una leyenda para la comunidad nipobrasileña) ya había hecho esta labor anteriormente trasladando ciudadanos japoneses a Hawái, México y Perú. Curiosamente el antiguo Kazan se hundió el 9 de agosto de 1945 debido a la acción de tres aviones rusos durante los combates de la Segunda Guerra Mundial.
[7] Cabe mencionar que el café, como anteriormente había sido el algodón o el caucho, durante décadas fue el monocultivo que sostuvo la economía de Brasil y los grandes terratenientes ejercían una gran influencia en las altas esferas político-económicas del país. De hecho, de 1898 a 1930 el país estaría regido por la Política del café con leche (Politica do café com Leite) en la cual los ganaderos estaban asociados con los productores de café convenientemente alternándose en el poder.
[8] Los primeros inmigrantes tenían la esperanza de trabajar en el exterior y regresar a Japón con cierta estabilidad económica. De hecho no se consideraban así mismos como sino como trabajadores temporales en el exterior o dekaseguis -出稼ぎ-. Por su parte, la élite nipona los consideraba colonos que ocuparían tierras fuera de Japón y establecerían nuevos mercados.
[9] Curiosamente para reglamentar las actividades de las compañías de emigración y proteger los intereses de los emigrantes, el gobierno japonés sancionó la Ley de Protección al Emigrante en 1896.
[10] Inmigration convention 1886. Disponible aquí.
[11] Los disturbios anti-japoneses de la costa Oeste finalmente causaron el fin de la inmigración japonesa a los Estados Unidos en 1924 tras la promulgación de las Ley de exclusión. Esta ley (denominadas Asian Exclusion Act) formaba parte de un compendio de leyes conocidas como Immigration Act of 1924 o Johnson–Reed Act en las que el origen y la raza eran la base para seleccionar a los futuros inmigrantes.