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Un recorrido por la exposición “Visiones de América. Arte desde el confín del Mundo”Revista Ecos de Asia
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This article was written on 13 Sep 2018, and is filled under Arte.

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Un recorrido por la exposición “Visiones de América. Arte desde el confín del Mundo”

Hasta el día 2 de septiembre ha estado expuesta en la popular Casa del Cordón de Burgos la exposición “Visiones de América. Arte desde el confín del mundo”, que presentaba un recorrido panorámico por el arte colonial hispánico de la Edad Moderna, habitualmente desterrado de los circuitos museísticos españoles. Aunque, tal como su nombre indica, la exposición presentaba elementalmente obras de arte realizadas en suelo americano, le dedicamos este espacio en Ecos de Asia ya que ha sido también una de las pocas oportunidades de observar una colección de marfiles hispanofilipinos de tan buena calidad.

Las piezas expuestas en la muestra pertenecen, esencialmente, a la Colección Particular de Francisco Marcos, pero la exposición ha sido organizada por la Fundación Caja de Burgos, con la intención de señalar el carácter mestizo e integrador del arte producido en los dominios españoles de ultramar. En total, se expusieron 158 piezas procedentes de diferentes lugares de América (actuales México, Guatemala, Ecuador, Brasil, Perú, Colombia), pero también un buen porcentaje de las piezas fueron realizadas en suelo asiático, en concreto en la Capitanía General de Filipinas –que incluía, debemos recordar, territorios hoy considerados como parte de la Micronesia-. También, muchos otros objetos mostraban el gusto por el exotismo que se cultivó entre las clases altas de los virreinatos, y que produjo no solo la importación de muy numerosos objetos a través de la ruta comercial del Galeón de Manila, sino también toda una serie de producciones híbridas, en las que se combinaron técnicas y materiales de Asia, América y, evidentemente, Europa, presentando una versión bastante orgánica del arte colonial. Así pues, estos intercambios culturales se mostraban en la exposición a partir de pinturas y tallas, pero también muchos objetos que pertenecen al amplio campo de las artes decorativas (cerámica, platería, objetos muebles…); todos ellos fueron realizados entre los siglos XVI y XVIII, y no se limitan a las habituales muestras de arte sacro, sino que buena parte de las producciones tienen un carácter secular, haciendo de esta exposición una rareza.

Algunos de los bellos objetos de barniz de Pasto colombianos

Precisamente, sobre aculturación e interacción habla la última de las cuatro secciones en las que se hallaba dividida la exposición, que ya de por sí ahonda en la idea de los intercambios artísticos y culturales intercontinentales. Quizás por ello las influencias y las importaciones asiáticas no se limiten únicamente a la sección creada ad hoc, sino que también fuera de ella pueden contemplarse piezas con marcos enconchados novohispanos procedentes de México.[1]

No obstante, los objetos estrictamente asiáticos los encontraremos en la sección, Exotismo y orientalismo, en la que aparecen hasta once tallas religiosas en marfil de enorme calidad, y, en algunos casos, de reseñable tamaño (y, por tanto, valor económico). Son varios Cristos (tanto en la cruz como infantiles) y Vírgenes realizados en las islas Filipinas entre los siglos XVI y XVII, sorprendiendo las figuras hechas para vestir, que se presentan con y sin sus paños originales. En realidad, muchas de estas piezas fueron realizadas por especialistas sangleyes –de origen chino- que residían en el Parián de Manila, aunque muchos de ellos moderaban los rasgos naturalistas, como los ojos rasgados, habituales en los marfiles chinos. De hecho, la ciudad de Burgos no es ajena a la presencia de marfiles chinos, ya que una talla de la Virgen del Rosario realizada en Macao se expone habitualmente en el Museo de la Catedral.

Algunos de los excelentes marfiles que formaron parte de la muestra. Asismismo, en la foto inferior se muestra un atril que imita los que se realizaban en aquel momento en Japón.

Mucho más interesantes en su comentario son la miríada de objetos de carácter híbrido, combinando recursos orientales, occidentales e indígenas americanos, que se realizaron en este último continente para satisfacer los gustos exotistas de las clases altas de los virreinatos y capitanías; en primer lugar, suplían la abundante demanda de objetos orientales; en segundo, abarataban su precio, pero fueron también una forma de expresión genuina de los estilos locales. En buena parte de América (especialmente, en las actuales México y Colombia) se realizaron objetos con incrustaciones de conchas y madreperla que imitaban las lacas japonesas (de estos, se encuentra una buena muestra en la exposición, destacando especialmente un atril a la manera de los realizados por los japoneses para el comercio con los namban), e incluso la abundancia de objetos lacados con barniz de Pasto colombiano (de los que hay una considerable cantidad en la muestra) fue una consecuencia directa del gusto por las lacas rojizas chinas y japonesas que solo los más adinerados se podían permitir. Algo similar se dio en el campo de la cerámica, surgiendo muchas variedades de cerámica hiperdecorada, que, además, en ocasiones, adaptaban formas chinas como el tibor; en la exposición, esto se aprecia en dos bruñidas e imponentes cerámicas de Tonalá (una de ellas se expone, además, sobre una peana china de finales del siglo XIX). Se echa de menos, quizás, alguna que otra cerámica de talavera poblana, una de las consecuencias más directas de la afición por la porcelana en la sociedad novohispana.

Uno de los imponentes tibores de cerámica de Tonalá.

Otros objetos híbridos por definición son los biombos, una de las tipologías japonesas que con mayor éxito fue incorporada a los modos de vida europeos y que en suelo americano conoció un enorme desarrollo. La variedad de los mismos presentados en la exposición permite observar sus variantes: desde aquellos en lo que lo único “oriental” del mismo es el propio formato, sobre el que se disponen escenas moralizantes (muy curioso es el que porta refranes, de procedencia desconocida) o galantes de la sociedad virreinal, a aquellos que explotan directamente el origen japonés de los mismos. A este respecto, se incluye en la muestra un curiosísimo biombo “con escenas japonesas”, de tres hojas, realizado en Nueva España entre los siglos XVII y XVIII. En él, se disponen varias escenas pintorescas de personajes vestidos a la japonesa[2] pero de rostros occidentales, ante un fondo que imita las construcciones y jardines de la pintura de paisajes china y japonesa. Estos están relativamente bien imitados, pero hay un detalle que permite apreciar que el anónimo autor o autores de esta pequeña joya conocieron los biombos namban japoneses: la inclusión de un elefante (ajeno, por supuesto, a las geografías de China y Japón), muy similar a los aparecidos en algunos biombos japoneses en los que se retrataba a los recién llegados portugueses. Seguramente, todos ellos son una referencia a un ejemplar de elefante conocido como “Don Pedro”, que fue regalado al daimio Hideyoshi Toyotomi en 1587 por el gobernador de Luzón.

Fotografía del peculiar biombo.

A la izquierda y en el centro, representaciones de elefantes aparecidas en biombos nanbam japoneses; a la derecha, detalle del elefante de la muestra.

En muchos de estos aspectos sobre los intercambios artísticos y culturales entre Asia, América y Europa se profundiza en el comentario en video que se disponía en el fondo de la exposición, y que está colgado en la página web de la Fundación Caja de Burgos. Aunque, debido al agudo momento de inestabilidad política y de profunda revisión del pasado historiográfico español, sea difícil no hacer una lectura ideológica de esta exposición, nos gustaría resaltar no solo el valor y singularidad de la propuesta expositiva, sino el esfuerzo de continuidad de la Fundación en realizar exposiciones sobre el arte de los cinco continentes. Para los que no pudieran disfrutarla –quien sabe si esta exposición viajará, en un futuro, a otras sedes-, les recomendamos que conozcan estas irrepetibles piezas a partir del video y de las fotos, o que consulten el interesante catálogo, que cuenta con textos de grandes autoridades académicas como Margarita Estella.

Notas:

[1] En realidad, esta técnica, desarrollada especialmente en el Virreinato de la Nueva España, se considera unánimemente de origen oriental, y consiste en la incrustación de partes de madreperla en marcos y pinturas, generando un acabado brillante con un aspecto similar al de la laca asiática.

[2] Aunque, en algunos casos, aparece algún que otro personaje con vestimenta china.

avatar Marisa Peiró Márquez (145 Posts)

Marisa Peiró Márquez (marisapeiro@ecosdeasia.com) es Doctora en Historia del Arte por la Universidad de Zaragoza. En esta misma universidad se licenció en Historia del Arte y realizó el Máster en Estudios Avanzados de Historia del Arte, así como el Diploma de Especialización en Estudios Japoneses. Se especializa en el Arte y la Cultura Audiovisual de la primera mitad del s. XX, y en las relaciones artísticas interculturales, especialmente entre Asia y América Latina (fue becaria del Gobierno de México), con especial interés en el Sudeste Asiático y en Oceanía.


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