El pasado mes de octubre llegó a nuestras estanterías Historia de una geisha, una obra de Kazuo Kamimura publicada por la editorial ECC, que originalmente vio la luz en el año 1974.
Historia de una geisha nos traslada al Japón de los años previos a la guerra de Manchuria (1945), centrándonos en el ámbito de los barrios de placer, y más concretamente, en la protagonista, Tsuru. La trama se inicia en la infancia de este personaje, que fue vendida por su familia a la okiya[1] Matsuno, donde trabaja duramente como shikomikko (lo que vendrían a ser las ayudantes o sirvientas de las geishas) a la par que se aproxima a los entresijos del mundo que esconden estos barrios de placer. Durante sus años de infancia y juventud, Tsuru ha de enfrentarse a todo tipo de situaciones, que van desde las clases de baile, al acoso de los niños del vecindario o incluso a entrar en contacto con importantes humoristas o luchadores de sumo, siempre atenta y servil, aunque un poco torpe. Sin embargo, a partir de la mitad del manga la historia cambia, y nos encontramos con una protagonista más mayor, que ejerce como geisha, convirtiéndose en una de las mujeres más cotizadas del momento. Tsuru cumple perfectamente con sus funciones, pero también va a enamorarse, romper las reglas o incluso enfrentarse a algún que otro cliente. Así con todo, podemos decir que nos encontramos ante un reflejo realista de a situación del archipiélago nipón en este momento, que se narra de la mano de la ingenuidad de un niño sumada a la crueldad de la violencia, la pobreza y el engaño, con determinados tintes eróticos en algunos casos.
Queremos referirnos brevemente a su autor, Kazuo Kamimura (1940-1986), considerado como “el pintor Ukiyo-e de la Era Showa”, de lo cual esta obra es un claro ejemplo, ya que nos traslada a ese mundo flotante repleto de mujeres bellas, secretos y misterio; tratando también, en este caso, hechos y personajes históricos, como es el caso del perro Hachiko, que protagoniza junto a Tsuru uno de los capítulos, aludiendo tanto a su costumbre de acudir todos los días a la estación en busca de su dueño como a su posterior fallecimiento.
Si algo podemos destacar de esta obra es el estilo de dibujo, que rompe bastante con lo que actualmente se puede encontrar en el mercado. Bien es verdad que a día de hoy son muchos y muy variados los autores que están llegando hasta nuestras estanterías, sin embargo, la mayoría de las veces se prefiere una misma estética caracterizada por esa imagen prototípica que tenemos de los protagonistas de manga y anime (cuerpos estilizados, un rostro de ojos grandes y brillantes, peinados y colores de cabello imposibles) e historias simples ambientadas en la rutina escolar de una serie de estudiantes. La editorial ECC está rompiendo con esa tónica con obras como estas, ofreciendo elementos novedosos como son un dibujo más realista, una ambientación histórica que nos permite aproximarnos a la historia del archipiélago nipón (y no sólo mediante este volumen, sino también con otras historias como son Hanzô. El camino del asesino), o con toda una serie de elementos surrealistas que se están poniendo de moda dentro de los mangas traducidos al castellano (por ejemplo, en La formidable invasión mongola, de esta misma editorial, o en Buenas noches, Punpun de Norma, entre otras obras).
Igualmente, queremos subrayar el cuidado de la edición de este volumen, donde se incluyen toda una serie de notas a pie explicativas de determinados comentarios, así como la traducción de varios elementos que aparecen escritos con caracteres japoneses, lo que permite al lector mantenerse atento sin perder el hilo de la historia. Labores como la de esta editorial merecen una mención, tanto por el hecho de traer al mercado obras como la que reseñamos en este artículo, como por el cuidado que se pone en las ediciones y presentación, poniendo de relieve el hecho de que el manga va más allá de los amoríos escolares o las páginas repletas de matanzas en clave gore.
Notas:
[1] Se trata de la casa donde se alojan un grupo de geishas y maikos durante el tiempo que dura su contrato o carrera.
Personalmente las notas a pie de página se me hicieron un poco sacadas de “memorias de una geisha” y como aficionada al karyuukai que soy muchos de los términos que se dejaban en japonés me parecieron mal transcritos… Por ejemplo shikomikko, simplemente se lee shikomi. Lo mismo es por la diferencia entre el dialecto de tokyo y el de kyoto (al que estoy acostumbrada), pero la verdad es que esos matices son los unicos que le reprocharía a esta obra porque es muy bonita ^^