El continente asiático alberga distintas tradiciones de tiro con arco que comparten un enfoque común, en el que la disciplina es entendida tanto como un arte marcial además de un medio con el que alcanzar un desarrollo personal y espiritual. Ya desde la Antigüedad el arco jugó un papel importante en las actividades militares del continente, a la vez que fue utilizado tanto en ceremonias religiosas, rituales y concursos en los que se ponía a prueba la habilidad de los arqueros. Esto generó, ya en época histórica, el desarrollo de distintos tipos de equipos de arquería, así como de diferentes tradiciones y costumbres tanto en China, Corea, Japón u Oriente Medio.
A comienzos de la China dinástica, el tiro con arco ocupaba un lugar preeminente, no quedando relegado a su uso exclusivamente marcial, ya que desempeñaba un papel destacado en la ritualística imperial y se trataba de una asignatura de enseñanza obligatoria en las escuelas en las que se educaba la nobleza china. Más tarde, en relación con las prácticas confucianistas,[1] se desarrollaron ceremonias de tiro con arco encaminadas a simbolizar las virtudes confucianas. También la caballería e infantería equipadas con arcos se integraron en el sistema de exámenes del servicio militar chino durante la dinastía Tang (618-907), y el uso del arco y la flecha en el ejército tuvo un papel preponderante hasta el final de la dinastía Qing (1644-1911).
El arco tradicional chino que ha llegado a la actualidad se trata de un modelo compuesto, introducido por los manchúes, fundadores de la dinastía Qing. Realizado a partir de un núcleo de bambú reforzado con cuerno y tendón, se recubría con corteza de abedul, mientras que los extremos de las palas y la empuñadura se realizaban de madera. Se trataba de un arco de mayores dimensiones que la mayoría de arcos compuestos asiáticos, y se caracterizaba por presentar una silueta muy característica, en la que las palasse curvaban de forma angulosa. A menudo estos objetos se decoraban con piel de raya o tiburón y albergaban una decoración pictórica, con incrustaciones o símbolos, relacionados con las ideas de riqueza, longevidad y buena fortuna. Estas armas eran capaces de propulsar flechas pesadas con una gran fuerza y precisión, y aunque no se trataba de un arma muy apropiada para su uso a caballo, su uso fue generalizado, empleándose tanto para la guerra como para la caza. Esta arma se convirtió en el arco estándar de China, así como de otros territorios bajo dominio manchú, caso de zonas de Mongolia o Tíbet.
Las flechas que se utilizaban con estos arcos se realizaban a partir de un vástago de madera, al que se adherían plumas de águila o buitre con el fin de proporcionar una mayor estabilidad durante el vuelo. Las puntas, realizadas en hierro, presentaban una espiga que se insertaba en el eje de la flecha y se reforzaba mediante fibras de tendón y corteza de árbol. Estos proyectiles se transportaban en un carcaj abierto, realizado en cuero o tela fuerte, que consistía en un compartimiento principal con una sección en la parte posterior, que contaba con dos o tres bolsillos destinados a contener flechas especiales. Para el almacenaje y cuidado de los arcos se realizaban unas fundas de cuero o tela, con el fin de que la humedad o el transporte no afectaran al arma.
La adopción por parte de Corea del sistema de exámenes del servicio militar chino durante el período Choson[2] (1392-1910) proporcionó un nuevo enfoque respecto a la arquería, que contribuyó al desarrollo del tiro con arco como un arte marcial ampliamente practicado en Corea. Este desarrollo trajo consigo la creación de una dimensión personal relacionada con esta modalidad, entendida como un medio o una vía de desarrollo de los valores confucianos de orden social y moral. A partir de los intentos de invasión de la península coreana por parte de tropas japonesas comandadas por Toyotomi Hideyoshi a finales del siglo XVI, se estableció toda una serie de campos y asociaciones donde los civiles podían practicar y poner a punto sus habilidades con el arco, así como en época más reciente se crearon toda una serie de clubes como mecanismo para mantener las tradiciones nativas coreanas de tiro con arco, en sus versiones tanto marcial como ritual.
En la fabricación del arco tradicional coreano se empleaban los mismos materiales que en el arco chino, estando realizados mayoritariamente en madera y tendón, ya sea tanto los destinados a la caza como a usos bélicos. Sin embargo, los arcos coreanos son de menor tamaño, presentando una curvatura más pronunciada y en la que destaca la amplia apertura que es capaz de conferirle el arquero gracias a la excepcional flexibilidad de las palas, dotando al arma de una extraordinaria fuerza pero volviéndolo a la vez extremadamente inestable, debiendo ser perfectamente equilibrado antes de su uso.
Las flechas empleadas en el tiro con arco tradicional coreano suelen estar realizadas con tallos de bambú y vistosas plumas de faisán. Tradicionalmente los distintos tipos de puntas se realizaban de hierro, mientras que en la actualidad las flechas empleadas en concursos y exhibiciones terminan en cabezas romas de latón. Existe una amplia variedad de tipos de proyectiles especiales, entre los que podemos encontrar flechas incendiarias o de entrenamiento, piezas que ya eran comunes durante el período Choson y épocas anteriores. Las aljabas eran generalmente de forma cilíndrica, realizadas en papel, bambú o madera, mientras quelas fundas de los arcos consistían en un simple tubo de tela que se ata a la cintura del arquero cuando éste dispara, y que también se puede emplear para depositar las flechas. Ejemplos de fundas y aljabas más elaboradas, realizadas en cuero y tela, se suelen emplear como parte de la vestimenta ceremonial militar.
El desarrollo de la arquería en Japón fue tempranamente influenciado por el tiro con arco ceremonial de la aristocracia china. Esta influencia, combinada con preceptos sintoístas y la filosofía del Budismo Zen,[3] originó una modalidad de tiro con arco que es distintivamente japonesa. El crecimiento del estamento samurái durante el denominado Período Feudal (1185-1867) ocasionó la aparición de una gran variedad de escuelas y tradiciones de tiro con arco, encaminadas a la formación y entrenamiento de esta legendaria clase de guerreros, famosos por su destreza con el arco, que han perdurado hasta la actualidad.
El arco utilizado en la modalidad tradicional japonesa, conocido como yumi, es extremadamente largo, y presenta una curiosa forma asimétrica. Se realiza a partir de una estructura laminada, en laque dos finas tiras de bambú se disponen en la parte anterior y posterior del arco. Entre estas dos capas de bambú encontramos un núcleo que consta de pequeñas secciones de bambú unidas mediante cola de pescado a tiras de madera de morera, estructura que con posterioridad se laca, resultando un arma de una extraordinaria flexibilidad y estabilidad. Este tipo de arcos resultaban ser extremadamente eficientes y se emplearon tanto a pie como a lomos de un caballo. Los arcos japoneses presentan una longitud media de 220 centímetros, disponiéndose la empuñadura a dos tercios de distancia de la punta superior, haciendo que todo el proceso de apuntado, tensado y suelta de la flecha poco tenga que ver con las tradiciones desarrolladas en el continente.
Las flechas empleadas en Japón constaban de un vástago de bambú al que se adherían plumas de halcón, águila, grulla o faisán; las puntas de acero presentan una gran variedad de formas, fijándose a la flecha mediante hilo de seda que posteriormente se recubría con laca. Existe un amplio repertorio de modelos de aljabas, incluyendo estructuras abiertas con un bastidor o cuerdas que mantienen las flechas en su lugar, así como ejemplos cerrados con una abertura en un lateral o extremo. A menudo se realizaban en madera lacada, y con frecuencia estaban adornados con el emblema o mon de su propietario.
La implantación de las armas de fuego en Asia Oriental durante época moderna acarreó consigo cambios significativos en el papel que había desempeñado la arquería en la vida cotidiana de estas sociedades. En China, la desaparición del gran legado de las enseñanzas del tiro con arco fue exacerbada por las convulsiones políticas y sociales de mediados del siglo XX, por lo que hoy en día resulta casi imposible el encontrar una tienda de arquería tradicional en funcionamiento. También casi ha desaparecido la realización artesana de este tipo de piezas, siendo más común el encontrar talleres orientados a la producción de arcos para modalidades de tiro mongol o tibetano.
En Corea se le dio una nueva orientación durante el reinado del rey Gojong (1852-1919), en el que se veía como una forma de apoyar la actividad física, al tiempo que se pretendía conservar una serie de valores culturales propios como la ritualidad y cortesía, pudiendo encontrar en la actualidad más de trescientos clubes de tiro con arco tradicional. La filosofía y la formación de tiro con arco nativos se han fusionado y transferido a la práctica de la modalidad moderna de tiro con arco olímpico, en la que los atletas coreanos han ganado reconocimiento internacional en los últimos años. Japón por su parte también experimentó un cambio en la práctica del tiro con arco como deporte con el desarrollo del kyudo, “el camino del arco”, forma moderna de tiro con arco tradicional japonés, en el que se combinan elementos de la antigua tradición guerrera con distintas pautas y estilos ceremoniales, prestando especial énfasis en el desarrollo personal a través de la técnica y la concentración, siendo un arte marcial muy popular practicado por miles de personas en todo el mundo.
En este repaso sobre el arte del tiro con arco en Asia no podemos dejar de mencionar a los arqueros de las distintas naciones islámicas, quienes desde época medieval hasta el siglo XIX se expandieron por un vasto territorio que comprende desde Turquía a la India, siendo famosos los distintos pueblos y culturas que vivían en estos territorios tanto por sus excepcionales habilidades como por sus extraordinarias armas. Como un medio necesario para el avance de la expansión del Islam, la arquería se ha venido asociado tradicionalmente con las culturas musulmanas. El arco y la flecha, exaltados en las enseñanzas del Profeta Mahoma, ocupaban un lugar especial por encima de todas las demás armas. La formación en el tiro con arco era visto como un deber religioso y un signo de estatus, del mismo modo que la artesanía y la realización de las distintas piezas del equipo era muy estimada. Todo esto se ejemplifica en las tradiciones y equipos de los otomanos de Turquía (1453-1922), en el Irán de los períodos Safávida y Qayar (1502-1925), así como en el subcontinente indio durante el período Mogol (1526- 1857), en el que encontramos una mezcla de elementos culturales islámicos e hindúes. A pesar de que estas tres potencias islámicas contaban con sus características propias, llegaron a compartir un patrimonio común y experimentaron un considerable intercambio cultural.
Los arcos utilizados por los arqueros islámicos se encontraban entre los mejores del continente. Fabricados en torno a un núcleo de madera reforzado con tendones y cuerno, eran a menudo bastante cortos y flexibles, resultando ideales para disparar a lomos de un caballo. El diseño y la forma del arco enfatizaban la velocidad y la distancia que se conseguía empleando unas flechas relativamente ligeras. Estos arcos presentan unos extremos que se curvan ligeramente (caso de los arcos persa y turcos), o de forma marcadamente angulosa (como en los arcos mogoles). En la mayoría de ocasiones estas piezas presentaban una decoración pictórica, contando por norma general con unos diseños muy elaborados.
Los arqueros en cada región se valían de las maderas o cañas nativas para la realización de las flechas, disponiendo de unos emplumados sencillos y de un amplio surtido de puntas de metal con espiga; los vástagos se decoraban con pintura, papel metálico, u otros materiales. Las aljabas de forma rectangular, de cuero o tela, fueron usadas ampliamente por los arqueros a caballo, disponiéndolas para ello colgadas del cinturón o de los arreos de la montura, aunque también encontramos ejemplos de forma cilíndrica. Los arqueros se valían de unos anillos de forma asimétrica para el tensado de la cuerda, anillos que se fabricaban a partir de cuero, metal, hueso, marfil, o piedras semipreciosas, reservándose los ejemplos más ornamentados como adorno o símbolo de distinción.
El uso del arco y la flecha continuó desempeñando un papel relevante en toda la región asiática hasta que la introducción de las armas de fuego fue generalizada, empleándose por parte de soldados y cazadores indistintamente armas de fuego o arcos, decantándose en la mayoría de ocasiones por el uso del arco debido a su familiaridad y rapidez de manejo, así como por su adecuación a su uso a caballo. El tiro con arco como deporte también se generalizó, especialmente en la modalidad en la que primaba acertar a un blanco a grandes distancias, alcanzando estas competiciones su cenit con los turcos otomanos, quienes se valieron de arcos y flechas especiales para lograr espectaculares distancias que iban de los 800 a 900 metros. A finales del siglo XIX el uso del arco entró en declive en Oriente Medio, encontrando en la actualidad escasísimas manifestaciones de su práctica, así como de la artesanía tradicional que conllevaba, perdurando su legado gracias a muestras de piezas que nos han llegado, además de todo tipo de menciones que podemos encontrar en la literatura islámica sobre el tema.
Aunque las tradiciones de tiro con arco de las grandes culturas de China, Japón, Corea y Oriente Medio dominaron gran parte de Asia durante el último medio milenio, muchos grupos locales y minorías mantuvieron sus propias prácticas y equipos característicos. La panoplia de tiro con arco utilizado por los ainu, el pueblo indígena de las islas septentrionales de Japón, es por ejemplo, bastante diferente del utilizado por los japoneses, así como entre las sociedades tribales del subcontinente indio el uso de arcos para la caza, defensa y deporte se mantuvo mucho después de que las tradiciones mogolas, históricamente dominantes, dejaran de ser practicadas. Por su parte, los objetos de tiro con arco de los pueblos tribales de Asia Central muestran influencias tanto islámicas como de Asia oriental, a la vez que exhiben rasgos particulares. En el Sudeste Asiático y el Suroeste de China muchos grupos étnicos se decantaron por el uso de unas ballestas de madera de estructura muy sencilla, mientras que en las Islas Filipinas se valían de sencillos arcos y largas flechas de caña.
Para saber más:
Notas:
[1] Con el término confucianismo entendemos el conjunto de principios políticos y morales enunciados principalmente por Confucio (551- 479 a. C.). El confucionismo como sistema de pensamiento parte de una visión determinada del universo en el que existe un orden preestablecido, regido por el Cielo, que no debe ser perturbado. En este universo se integra la sociedad humana que debe armonizarse con el cosmos, es decir, cada hombre que forma parte de la sociedad debe obrar de acuerdo a lo ordenado por el cielo, cumpliendo sus deberes en el puesto y función (claramente jerarquizados) que le toca desempeñar, buscando el bienestar social, bien en el ámbito de la familia (centro y base de la vida humana) o del Estado.
[2] La dinastía Choson o Joseon (1392-1910) fue la última familia reinante en Corea, así como la que ostentó el poder durante mayor tiempo. La influencia de la cultura china durante el período fue constante, adoptando el Confucianismo como ideología oficial del estado.
[3] El zen llegó a Japón durante el período Kamakura (1185/1192-1333) procedente de China. Más que una religión o una filosofía, el zen es un camino, una disciplina que puede conducir al ser humano a la experiencia suprema de la iluminación o satori, un instante en el que el hombre, desprendido de su ego, alcanza una percepción inmediata de la realidad que hay detrás de las apariencias.