Después de la breve introducción al origen de las fûrin, en el artículo anterior detallamos las campanillas producidas en la parte más septentrional del archipiélago nipón, incluyendo la isla de Hokkaidô y el norte de Honshû. Siguiendo nuestro recorrido por las distintas formas que puede tomar esta tradición estival, en este artículo exploramos parte del área de Kantô, donde se aglutinan algunos de los ejemplos más conocidos de fûrin.
Fukushima
Célebre por sus cristalinos lagos y tener unos de los recorridos en tren más bellos de Japón, la línea Tatami, cuenta también con varios tipos de campanillas. Las más famosas son las kitakata-makie fûrin o campanillas con makie de la ciudad de Kitakata que, como su nombre indica, están decoradas con la técnica del makie, en la que se adhiere polvo de oro y plata sobre laca fresca aplicada a cristal para crear diseños de gran delicadeza y belleza. De forma cónica y con la misma técnica, aunque sobre arcilla, está la variedad aizu-honkyô-yaki fûrin, que utiliza la cerámica aizu-honkyô, cuyo origen se remonta a 1593, cuando el señor del castillo de Aizuwakamatsu, Kamô Ujisato, contrató a varios artesanos para que repararan las tejas de la fortaleza. No sería hasta 1645 cuando empezarían a fabricarse utensilios cotidianos con esta técnica gracias al alfarero Mizunogenzaemon, invitado desde Mino por el señor del dominio Hoshina Masayuki. La otra tipología son las takesumi fûrin o chikutan fûrin, en las que se utiliza carbón típico de la región producido mediante la quema de bambú entre seiscientos y novecientos grados de temperatura, llegando a alcanzar una dureza similar a la del oro; el carbón, que suele dejarse sin decorar, se corta en formas geométricas que al chocar entre sí producen el sonido de la campanilla desviándose, por tanto, de la estructura tripartita tradicional que se ha visto hasta ahora.
Ibaraki
Famosa por ser la ubicación de una de las estatuas más altas del mundo, el buda de ciento veinte metros Ushiku Daibutsu, su variedad de campanilla más conocida es la kasama-yaki fûrin, hecha por tanto con la técnica kasama-yaki. Esta cerámica, oriunda de la ciudad de Kasama, se desarrolló durante la era An’ei (1772-1781) a partir de la cerámica shigaraki-yaki, proveniente de la actual prefectura de Shiga, utilizándose principalmente para la fabricación de utensilios de cocina gracias a su robustez y dificultad para ensuciarse; aunque estuvo a punto de desaparecer tras la Segunda Guerra Mundial debido a los cambios que se introdujeron en la forma de vida de los japoneses, en la actualidad es una artesanía altamente valorada, incluso para fabricar este artículo veraniego.
Tochigi
Prefectura de exuberante naturaleza, son especialmente bellas las incontables glicinas del Parque de Flores de Ashikaga. También utiliza la arcilla como material para sus campanillas, las mashiko-yaki fûrin. Su origen se sitúa a finales del periodo Edo (1615-1868), cuando el ceramista Ôtsuka Keizaburô, que había estado aprendiendo el oficio de alfarero en la ciudad de Kasama (situada en la prefectura vecina de Ibaraki) fundó su propio horno; su producción se centró en artículos de uso cotidiano (cuencos, jarras, teteras…) que fueron muy bien recibidos en las grandes ciudades cercanas como Tokio. En 1924 la llegada del ceramista Hamada Shôji a la prefectura con el movimiento mingei y su teoría de “la belleza de lo cotidiano” influyó de manera decisiva en la producción de esta cerámica, que alcanzó la categoría de obra de arte. Típico también de Tochigi es el tinte kurobaneai-zome, popularmente conocido como Japan blue, un azul marino intenso descubierto durante la era Bunka-Bunsei (1804-1829) que en el caso de las fûrin se utiliza para teñir unos paños que sustituyen al tanzaku de papel habitual.
Gunma
El cristal es el gran protagonista de las fûrin de esta prefectura, conocida por sus aguas termales y rutas de senderismo en el parque nacional de Oze. Las campanillas típicas son las joshû-garasu fûrin, o campanillas de cristal de Joshû, siendo este término una forma antigua de referirse a la prefectura de Gunma. Llamado también haruna-garasu en honor a la fábrica del periodo Meiji (1868-1912) del mismo nombre que empezó a producirlo, es un cristal esmerilado profusamente decorado; desgraciadamente esta fábrica cerró en 2015, aunque otras como la Komorebi Garasu Kôbô en la ciudad de Fujioka continúan su legado. En el extremo opuesto se encuentran las campanillas de cristal transparente fabricadas por el taller polka que, decoradas con los colores del arcoíris y sustituyendo el tanzaku por un naipe, optan por diseños que representan el espíritu de sus diseñadores más jóvenes en vez de perpetuar las técnicas tradicionales.
Saitama
Esta región en la que se ubica el barrio histórico de Kawagoe y donde se puede disfrutar de una travesía por el río Nagatoro a bordo de un barco tradicional, produce dos tipos de campanillas. Una de ellas son las hannô-yaki fûrin, elaboradas en los hornos cerámicos de la ciudad de Hannô cociendo la tierra rica en hierro que puede encontrarse en la zona; esta cerámica de alta calidad se produjo desde la era Tenpô (1831-1845) hasta mediados del periodo Meiji, durante la que se consideró una de las grandes tradiciones cerámicas de Kantô junto con la mashiko-yaki (de la prefectura de Tochigi) y la kasama-yaki (de la prefectura de Ibaraki); aunque tras el periodo Meiji su popularidad decreció, volvió con fuerza en 1979, manteniendo su prestigio hasta la actualidad. El segundo tipo son las okumusashi-garasu fûrin, producidas principalmente en el taller Garasu-Kôbô Sumire, campanillas de cristal en las que la forma no se obtiene soplando sino que, tomando un cristal ya formado, se calientan las partes que quieren transformarse y se modifican en un banco de trabajo; aunque la apariencia más común es de gato, también pueden encontrarse otros diseños, como de rana, de sandía etc.
Chiba
Esta prefectura, en la que se encuentra Tokyo Disneyland, produce tres tipos de campanillas con diferentes artesanías. Las de factura más sencilla son las kamogawa-satoyama fûrin, campanillas cerámicas producidas en la ciudad de Kamogawa, concretamente en el horno Sasaya-gama de tipología ana-gama, es decir, construido cavando un agujero en un suelo en pendiente y calentado con leña; las campanillas pueden dejarse sin decorar o pintarse posteriormente. También de cerámica son las nansô fûrin, producidas en el horno fukumi-yô por una alfarera de nueva generación, Fukushima Kumiko quien, trabajando como oficinista en Tokio, se quedó prendada de la colorista cerámica de Okinawa durante un viaje y decidió dedicarse a su nueva pasión; utiliza un horno grande de keroseno que no genera humo, y en su pasta cerámica incluye conchas, shii-garasu (“sea glass”, fragmentos de cristal encontrados en las playas y orillas de grandes lagos) y paja. La tercera tipología son las niji-iro fûrin o campanillas del color del arcoíris, producidas por la fábrica de cristal sghr en la ciudad de Kujûkuri, que se inspiran en las pompas de jabón para crear fûrin que reflejan los siete colores del arcoíris.
Tokio
Poca introducción necesita la megalópolis por excelencia, una de las urbes más distintivas del archipiélago y símbolo del Japón moderno. Las campanillas más típicas son las Edo fûrin, generalmente de formas redondeadas hechas con cristal soplado y pintadas, completa o parcialmente, con diversos motivos. Podemos situar su origen a mediados del periodo Edo, cuando el cristal traído por los holandeses era todavía un material poco usual; en esta época un maestro vidriero de Nagasaki (donde la influencia holandesa era más marcada) que recorría las grandes ciudades para enseñar sus novedosas creaciones llegó a Edo, fabricando allí sus campanillas de cristal, una técnica que pronto adoptaron los artesanos de la capital y que, a partir de la era Tenpô con la bajada del precio del cristal, se hicieron muy populares entre el pueblo. Hay que concretar que el nombre de Edo fûrin fue acuñado en los años cincuenta por un profesional de este oficio, Shinohara Yoshiharu, y hasta entonces a esta tipología simplemente se le llamaba garasu fûrin o biidoro fûrin, es decir, campanillas de cristal. Una variedad son las Edo-kiriko fûrin, fabricadas con el cristal facetado Edo-kiriko producido en la capital desde 1834 y que desde el periodo Meiji, cuando alcanzó una gran fama, suele pintarse de azul o rojo. Otra tipología son las tsuri-shinobu fûrin, campanillas de hierro que cuelgan de entramados hechos con bambú, musgo y el helecho davallia mariesii que datan del periodo Edo, cuando los maestros jardineros los llevaban de regalo cuando iban de visita.
Kanagawa
Considerada una de las puertas de Japón al exterior desde el periodo Meiji gracias a su puerto internacional, fabrica distintos tipos de fûrin. Las odawara-fûrin, por ejemplo, engloban una gran variedad de campanillas producidas en Kashiwagi Bijutsu Imono Kenkyûsho, el último taller de la ciudad de Odawara dedicado a la fundición de metales liderado en la actualidad por la tercera generación de artesanos, Kashiwagi Teruyuki; originalmente se dedicaban a la producción de diferentes tipos de campana (las bonshô para el culto budista, las kanshô para avisar de los incendios…) y actualmente incluye entre sus especialidades los instrumentos musicales, artículos de escritorio y también las fûrin. Hechas de metal, principalmente de sahari (aleación de cobre con trazas de plata, plomo o estaño) o de latón, presentan diseños muy diferentes: las ajisai fûrin tienen la silueta de una hortensia tallada en el sotomi, las chôchin fûrin tienen forma de farolillo, el sonido de las matsumushi fûrin se asemeja al de un grillo…Otro tipo de campanilla son las yakuyoke-daruma fûrin o campanillas de daruma protectores contra el mal, campanillas de cristal pintadas con la efigie de daruma en distintos colores producidas por Kawasaki Daishi, templo que desde el periodo Edo mantiene una estrecha relación con los daruma, formando parte de los obsequios que pueden comprar sus fieles. La última tipología de esta región son las atsugi-hanahari fûrin producidas en el Atsugi Glass Studio, campanillas de cristal (incluso el zetsu está hecho de este material) en el que las flores decorativas no están pintadas sobre la superficie, sino que están hechas de cuarzo y se adhieren posteriormente.
En este artículo se han mostrado las campanillas típicas de parte del área de Kantô, en las que podemos encontrar desde los ejemplos más conocidos y bellos de Tokio (las Edo fûrin y sus variantes) hasta los más discretos como las odawara-fûrin de Kanagawa, ya sea formando parte de tradiciones centenarias cerámicas (las kasama-yaki fûrin de Ibaraki o las mashiko-yaki fûrin de Tochigi) o cristaleras (las joshû-garasu fûrin de Gunma), o siendo el fruto de renovaciones en ambas artes (las nansô fûrin de Chiba para la cerámica y las okumusashi-garasu fûrin de Saitama para el cristal), sin olvidar aquellas que son el fruto de innovar con otros materiales (las takesumi fûrin de Fukushima). En el siguiente artículo acabaremos de explorar Kantô y nos adentraremos en la región central de Chûbu, indagando en sus artesanías a través del estudio de sus fûrin.