Creación del Shinsengumi
El 8 de julio de 1853 el comodoro Matthew Perry atracó en la bahía de Edo (actual Tokio) varios barcos fuertemente armados, poniendo fin a dos siglos de aislamiento en Japón. Al gobierno del momento, el Bakufu Tokugawa,[1] no le quedó más remedio que ceder ante las exigencias de la amenaza extranjera.
El que el gobierno no tomara medidas inmediatas para expulsar a los extranjeros causó mucho malestar en la población, especialmente entre la casta samurái. Este malestar dio lugar al movimiento jôi (“Expulsar a los Extranjeros”), protagonizado por grupos de rônin[2] (principalmente de los dominios de Chôshû y Tosa) que se pusieron en contra del debilitado Bakufu y querían restablecer al emperador como poder de facto. Por otra parte, Katamori Matsudaira, daimyô de Aizu, se encontraba entre los aliados más fieles del gobierno japonés. Fue nombrado Comisionado Militar de Kioto y su primera tarea al asumir dicho puesto fue la de asegurar las calles de la ciudad para la visita del shôgun.[3] A finales de 1862 el Bakufu reclutó rônin (referidos por las autoridades como roshi) para acabar con los jôi. Para ello, se proclamó una amnistía general en 1863 para cualquiera que se uniera al Roshigumi (“Grupo de Rônin”). Uno de los enlistados era Hachirô Kiyokawa, que, gracias a su carisma, fue puesto al frente del mismo.
Kiyokawa estaba en realidad en contra de los Tokugawa e intentó convencer a los hombres del Roshigumi de que su verdadero objetivo no era proteger al shôgun, sino expulsar a los extranjeros. La facción Tokugawa mandó a Kiyokawa y al Roshigumi a Edo para acabar con los extranjeros para, así, alejar a esta facción extremista del shôgun. Sin embargo, algunos hombres dentro del Roshigumi eran de verdad fieles al Bakufu e insistieron en que querían quedarse en Kioto siguiendo con su deber de proteger al shôgun. Estos trece disidentes son los miembros originales del Shinsengumi (“Nuevo Grupo Seleccionado”) que quedaron bajo la protección de Matsudaira.
En su inicio, esta organización estaba liderada por dos hombres de fuerte carácter, Isami Kondô y Kamo Serizawa. También formando parte de estos miembros originales estaban: el segundo al mando Toshizô Hijikata, el niño prodigio Sôji Okita, Shinpachi Nagakura, Sanosuke Harada y Hajime Saitô (quien no formaba parte del Roshigumi y se les unió directamente en Kioto) entre otros. Muchos de ellos habían sido parte del dôjo que regentaba Kondô, el Shieikan, y le habían seguido cuando éste decidió unirse al Roshigumi.
El recién formado Shinsengumi puso su cuartel general en la casa de la familia Maekawa, en Mibu, adquiriendo el sobrenombre de “Lobos de Mibu” (apodo heredado del Roshigumi). Se estableció un uniforme, una bandera (con el kanji de “sinceridad”) y un férreo código de conducta basado en el bushidô.[4] Su objetivo era expulsar a los extranjeros pero, sobre todo, proteger al shôgun. Para cumplirlo, era de vital importancia acabar con los jôi.
El 27 de febrero de 1863, Serizawa fue asesinado (debido a su comportamiento, indigno del recién formado grupo de policía) por Hijikata y Okita siguiendo órdenes de Matsudaira y el Shinsengumi pasó a estar bajo control absoluto de Kondô e Hijikata.
Época dorada: el Incidente de Ikedaya
Fue poco después de su formación cuando se produjo uno de los incidentes más famosos de la historia de la organización que les harían ser reconocidos como la fuerza más importante al mando del Bakufu. El 1 de junio de 1864, el Shinsengumi arrestó a dos jôi de Chôshû que, bajo tortura, hablaron de un plan para asesinar a Matsudaira y quemar el Palacio Imperial. El Shinsengumi siguió investigando a estos rebeldes hasta llegar a Shuntarô Furudaka, propietario de la posada Masuya. Tras hacer una redada en el lugar, vieron que los rebeldes pretendían quemar la ciudad de Kioto y raptar al emperador, pero en ningún sitio encontraron los detalles de cuándo y cómo pretendían llevar a cabo el atentado. Aunque Furudaka no habló en un principio, bajo la tortura practicada personalmente por Hijikata acabó delatando a sus compañeros, diciendo que muchos se ocultaban en las posadas alrededor del barrio de Kawaramachi. El 8 de junio de 1864 el Shinsengumi investigó todas las posadas de dicha área. Por fin encontraron a los rebeldes en la posada Ikedaya, donde se libró una batalla campal contra los jôi que estaban planeando el atentado. Once rebeldes murieron durante la redada y veintitrés fueron capturados. Otros cometieron seppuku.[5] Con esta pelea, el Shinsengumi se erigió como la fuerza de policía más temida de todo Japón.
Además, participó en otras batallas famosas (la Batalla de las Puertas Prohibidas) y sufrió algún conflicto interno (la purga de la facción de Kashitarô Itô), pero en general siguió sin demasiados incidentes con su trabajo de descubrir y matar a los jôi. Además, en junio de 1867 se les dio el importante estatus de hatamoto (samuráis bajo el servicio directo de los Tokugawa) a todos los miembros del Shinsengumi. Mientras tanto el Bakufu iba debilitándose cada vez más, a lo que se le sumaba el creciente descontento del dominio de Chôshû y la unión del dominio de Satsuma a los jôi.
Decadencia y caída
El 8 de noviembre de 1868, el shôgun Yoshinobu Tokugawa anunció su abdicación y la restauración del poder imperial. Se abolió oficialmente el Bakufu Tokugawa y algunos puestos asociados, como el de Comisionado Militar de Kioto. Este hecho dio comienzo a la Guerra Boshin, un conflicto entre aquellos partidarios de la restauración del poder imperial (los jôi, hasta entonces considerados rebeldes) y aquellos que no aceptaban la renuncia del shôgun (el Shinsengumi y sus aliados). Los miembros del Shinsengumi, que hasta ahora habían estado de parte del poder legítimo, eran ahora considerados traidores al emperador.
La primera batalla en la que participaron fue la de Toba-Fushimi (3 enero 1868), donde la moderna artillería de los dominios de Satsuma y Chôshû les llevó a una derrota total, pues las tropas de parte del Bakufu no estaban versadas en la guerra moderna. Esta tónica se repetiría en otras batallas posteriores (batalla de Utsunomiya). El Shinsengumi y sus aliados fueron obligados a ir retirándose cada vez más hacia el Norte de Japón. Durante el camino, Okita murió de tuberculosis y los capitanes Nagakura y Harada abandonaron el Shinsengumi para formar su propio grupo. Un golpe durísimo para ellos fue la captura de su líder, Kondô, en Nagareyama, que sería ejecutado el 25 de abril de 1868 por decapitación.
A la muerte de Kondô, Hijikata tomó el mando del Shinsengumi y continuó la pelea. Se fueron retirando hacia Aizu, donde Saitô se quedó atrás con unos cuantos hombres para ayudar a este dominio que siempre les había apoyado a pelear contra las fuerzas imperiales. Hijikata, que en este momento era el único miembro original que quedaba entre sus filas, siguió hacia el norte, hasta la isla de Ezo, donde Takeaki Enomoto y otros habían creado la República de Ezo, en un intento de establecer un gobierno según las leyes y valores del derrocado Bakufu al margen del poder Imperial. Hijikata fue puesto al mando de todas las fuerzas que quedaban leales al shôgun. La última batalla del Shinsengumi se desarrolló en Hakodate, donde Hijikata y sus tropas, rodeados de fuerzas imperiales tanto por mar como por tierra, lucharon valientemente. Hijikata murió en dicha batalla el 20 de junio de 1869 y con él, el Shinsengumi.
Notas:
[1] El Bakufu Tokugawa (también conocido como shogunato Tokugawa o shogunato Edo) fue el tercer y último periodo de dictadura militar que gobernó Japón. Fue instaurado por el primer shôgun Tokugawa, Ieyasu Tokugawa (1543 – 1616) y duró más de doscientos cincuenta años (1600 – 1868).
[2] Los rônin eran samuráis sin un señor al que servir, ya fuera porque éste había muerto o porque había caído en desgracia. Sin alguien que les guiara, estos samuráis solían convertirse en mercenarios y bandidos que utilizaban su pericia con la espada para cometer actos criminales.
[3] El shôgun (“Generalísimo contra los Bárbaros”) era el dictador militar al mando del Bakufu. Aunque la máxima autoridad era teóricamente el emperador, no tenía ningún poder efectivo, y el poder militar y político del país estaba en manos del shôgun.
[4] El bushidô (“Camino del Guerrero”) era un conjunto de normas de conducta establecido durante el periodo Kamakura (1192 – 1333) que debían seguir los samuráis, si bien se tomaba más como un ideal teórico que como un manual práctico. Este código estaba basado en unos valores en los que primaba el honor, la integridad, el coraje, la fidelidad y el sacrificio por los ideales.
[5] El seppuku (llamado de manera más informal harakiri), era una forma de suicidio ritual japonés por desentrañamiento. Consistía en abrirse el estómago con una espada corta haciendo un corte de izquierda a derecha y, antes de que la víctima empezara a sentir dolor, se le cortaba la cabeza de un solo tajo. Esta forma de suicidio estaba reservada a los samuráis, y se consideraba un gran honor que te permitieran morir de esta forma. Por contra, la decapitación era la forma de ejecución destinada a los criminales.
Muchisimas gracias por la informacion y el tiemp dedicado en prepararla y compartirla, adoro Japon.