Hace ya unos años, la editorial Gallonero publicó la obra que sería el germen de su colección manga: El hombre sin talento, de Yoshiharu Tsuge. Su buena acogida, así como el hueco de mercado que venía a llenar, propiciaron que la colección se ampliase con La mujer de al lado y, más recientemente, con Nejishiki, todas ellas obras de Tsuge, y se sumase una nueva línea que, más allá de este autor, incluyese a otras personalidades y títulos fundamentales del gekiga como La chica de los cigarrillos, de Masahiko Matsumoto, o Pescadores de medianoche, de Yoshihiro Tatsumi. Ahora han dado un paso más en su completa selección añadiendo a la lista Mi vida en barco, de Tadao Tsuge.
Esta obra rompe con los límites cronológicos a los que Gallonero nos tenía acostumbrados (historias publicadas en su mayoría en torno a los años setenta, con algunas excepciones como Nejishiki, publicado en 1968, o El hombre sin talento, de 1985), ya que se publicó entre 1997 y 2001. Sin embargo, esto no significa que Gallonero amplíe sus horizontes, sino más bien al contrario, se consolida como referente dentro de una apuesta muy marcada por el gekiga. Aunque este término realmente alude al primer manga para adultos, realizado en una cronología concreta (años sesenta y setenta), podemos estirar su influencia al título que nos ocupa gracias a su autor.
Tadao Tsuge es hermano de Yoshiharu, y ambos desempeñaron un papel fundamental en la revista Garo, la principal cabecera gekiga, fundada en 1964 por Katsuichi Nagai y Sanpei Shirato. Pese a que Yoshiharu se retiró del manga en los años ochenta, la rápida encumbración de algunas de sus obras, como El hombre sin talento, llegó a eclipsar la fama de su hermano, que a sus casi ochenta años sigue trabajando. Así pues, la publicación de Mi vida en barco supone la presentación de Tadao Tsuge desde un prisma complementario al del gekiga, más familiar para los lectores, ensanchando a la vez la perspectiva sobre la producción más reciente de manga superando los estándares más comerciales.
Mi vida en barco se publica en un único volumen de seiscientas veinte páginas, y aunque su aspecto alude inevitablemente a la colección gallographics de autores gekiga, el diseño del tomo adquiere personalidad propia. Un detalle aparentemente estético que resulta de gran utilidad para distinguir de un simple vistazo las diferentes líneas de Gallonero, como piezas de un puzle que esconde el árbol del cómic underground japonés desde los años sesenta hasta el siglo XXI.
Un escritor pasando por una crisis personal adquiere un pequeño barco como refugio de su vida y lugar de meditación para preparar su próxima obra. Sin embargo, pescar pronto se convierte en su principal ocupación, en el único momento en que puede alejarse de una vida en la que no encaja. Tsuda, el escritor, es un trasunto del propio Tsuge, quien aporta su propio bagaje biográfico al servicio de la reflexión sobre uno mismo. En torno a este personaje se trazan numerosas redes con secundarios y esporádicos que dan a la obra un aspecto coral, a pesar de que Tsuda termina siendo esencialmente el único protagonista, quizás junto al barco.
Tanto a nivel visual como de temas se evidencia una afinidad con las obras de su hermano, aunque Mi vida en barco resulta más ligero. Las penalidades y amarguras del protagonista están empapadas de melancolía, pero sin privarse de un punto de humor que endulza bastante el discurso. “Aquí siempre sopla una brisa como de añoranza”, describe Tsuge en un determinado momento de la historia. Y esta misma idea puede aplicarse al conjunto de la obra, una serie de historias que se entrelazan en torno a la vida de un hombre que pesca.