Entre los días 22 de agosto y 27 de octubre se ha celebrado en la Japan House de Londres la exposición Anno´s Journey. The world of Anno Mitsumasa, centrada en la trayectoria y obra de Anno Mitsumasa (1926), prolífico ilustrador y escritor japonés cuyos libros infantiles han acompañado a varias generaciones de niños del País del Sol Naciente.
Nacido durante el primer año de la era Shôwa (1926-1989) en Tsuwano, prefectura de Shimane, localidad de la que también era natal el novelista Mori Ôgai (1862-1922), desde joven sintió una especial predilección hacia el dibujo y la obra de autores como el alemán Herman Hesse (1877-1962).[1] La compleja situación por la que atravesaba el archipiélago hizo que, como otros muchos jóvenes de su generación, fuera llamado a filas para ingresar en el ejército japonés durante la Segunda Guerra Mundial. Tras la contienda estudió magisterio en la vecina ciudad de Yamaguchi, ejerciendo como profesor de escuela primaria durante diez años en la capital, Tokio, antes de volcarse y dedicarse por completo al mundo de la ilustración.
La exposición realiza un recorrido por algunas de las producciones más significativas de la trayectoria de Anno Mitsumasa, caracterizada por ilustraciones de un carácter muy personal, jovial y ala vez de marcado carácter didáctico. La temática de sus obras está profundamente influenciada por las experiencias vitales del propio autor, pudiendo encontrar recuerdos de su infancia en el mundo rural, impresiones y vivencias acaecidas durante sus viajes por Europa, así como reflejos más recientes del Japón contemporáneo, siendo las obras de Anno Mitsumasa un interesante testimonio de la historia y de las transformaciones acaecidas en el archipiélago a lo largo del siglo XX.
El carácter curioso y afable del propio Anno Mitsumasa hacían de él un carismático y comprometido maestro para la educación de los más pequeños, pudiendo encontrar en muchas de sus obras un fino sentido del humor, con bromas y referencias encaminadas a hacer las delicias y estimular la curiosidad de los jóvenes lectores. A través de toda una serie de trampantojos y perspectivas variadas el observador es una parte activa de la obra, más allá de la mera contemplación, recorriendo con los ojos los bellos dibujos de Anno Mitsumasa en busca de descubrimientos y pequeñas historias.
La exposición comienza con El libro de A-I-U-E-O, del año 1976, en el que, con un carácter plenamente didáctico, se describen las sílabas del Hiragana.[2] En el libro, cada sílaba se acompaña de ilustraciones de palabras que comienzan por dicha sílaba. A modo de ejemplo, en la exposición podemos contemplar las primeras cinco silabas del Hiragana, la primera sílaba, あ (A), Anno Mitsumasa la acompaña de las representaciones de un anpan, un bollo dulce japonés relleno con pasta de judías rojas, y de una hormiga o ari. La regla mnemotécnica no se queda ahí, las líneas que se disponen a lo largo de los marcos de cada sílaba contienen también referencias a diferentes ejemplos. Otro tipo de los trabajos característicos de Anno Mitsumasa son una serie de ilustraciones y dibujos inspirados en mundos de fantasía, espejos y perspectivas deformadas por lentes, publicados entre los años 1969 y 1980 en la revista Sûri Kagaku (Ciencia Matemática), muy influenciados por las obras de M. C. Escher (1898-1972),[3] y pensadas con el fin de buscar la complicidad del espectador.
Tal vez la obra más conocida de Anno Mitsumasa sea Tabi no Ehon (Libro ilustrado de viajes) de 1977, que fue traducido al inglés con el título de Anno´s Journey (El viaje de Anno). Extremadamente original y cargado de detalles, Tabi no Ehon supuso un éxito a nivel internacional. A pesar de que el primer volumen no hacía referencia a ningún lugar en concreto, los siguientes ejemplares de la serie se centraban en el viaje del autor por un determinado país europeo. Cada uno de los volúmenes comienza con la llegada de Anno para posteriormente realizar un recorrido por diferentes lugares emblemáticos plagados de referencias culturales asociadas a figuras del mundo de la literatura y del arte, la historia o el folclore popular como Manet, van Gogh o, en el caso de España, son frecuentes las escenas que tienen como protagonistas a Don Quijote y Sancho. Los libros no presentan palabras que sirvan de ayuda para describir los extraños contextos en los que se desenvuelve el autor, reflejando que, a pesar de que se desconozca el idioma, uno es capaz de interpretar lo que le rodea y poder disfrutar con los descubrimientos.
En el Libro ilustrado de la Historia del Heike, del año 1996, Anno Mitsumasa realiza un homenaje a la pintura tradicional japonesa de los emakimono o rollos de mano. El autor se vale de las técnicas tradicionales de la pintura japonesa, mediante el uso de pigmentos y oro sobre seda, característico del estilo Nihonga, para representar una serie de 79 ilustraciones de la epopeya Heike Monogatari (El cantar de Heike),[4] que aparecieron de manera mensual en la revista Hon (Libros), publicada por la editorial Kodansha, a lo largo de siete años. El Libro ilustrado de la Historia del Heike se trata del primer acercamiento de Anno Mitsumasa al estilo tradicional de pintura japonesa, así como la primera vez que trata temas de la literatura clásica nipona. La obra está compuesta por una serie de ilustraciones en las que se combinan pasajes cargados de gran melancolía y de la belleza de los paisajes representados, con otras marcadas por la violencia y su carácter expresivo, como en la que se narra el incendio del templo Kiyomizu, de Kioto, incendiado por los monjes provenientes del templo Enryakuji del monte Hiei, partidarios de los Taira y que incendiaron el complejo monástico de sus rivales.
De la misma manera resultan muy interesantes una serie de trabajos, realizados durante la década de los años setenta, mediante la técnica tradicional del kamishibai.[5] Esta forma de teatro callejero fue muy popular en Japón durante las décadas previas a la llegada de la televisión, momento en que gran cantidad de narradores o kamishibaiya se desplazaban por las localidades vendiendo dulces a los niños y valiéndose de pequeños escenarios como ayuda para contar historias. Anno Mitsumasa configura distintas escenas mediante el uso de capas de papel cortado con el fin de representar toda una serie de cuentos y de historias populares del archipiélago, como Momotarô, el niño melocotón, El gorrión de la lengua cortada o La historia del hombre que hacía florecer los cerezos, así como para la adaptación a unos juegos de cartas o karuta de historias y cuentos de Hans Christian Andersen, combinando narrativas europeas y japonesas. Las llamativas composiciones en blanco y negro, tremendamente expresivas y con cierto carácter nostálgico, presentan claras alusiones al movimiento Mingei, que abogaba por una recuperación de las artesanías y artes populares que se estaban perdiendo en el momento con la industrialización y el éxodo rural. Las escenas presentan un gran sentido del humor y son muy dinámicas, pensadas con el fin de desarrollar la curiosidad y el sentido de descubrimiento por parte de los más pequeños.
En la exposición de la Japan House también podemos encontrar trabajos más recientes de la producción de Anno Mitsumasa. Según señala el propio autor, tras pasar gran parte de su trayectoria buscando la inspiración fuera de Japón, en época de madurez experimentó un momento de introspección, sintiendo la necesidad de mirar dentro de sí mismo. De esta manera encontramos una serie de acuarelas en las que se representan escenas de su infancia y vivencias personales en su localidad natal en Tsuwano, memorias compartidas de familiares y amigos en un paraje idílico todavía no azotado por las consecuencias de la industrialización ni de la guerra. También cabe destacar la serie titulada Dentro y fuera de la Capital, conjunto de acuarelas en las que se representan distintos puntos de la ciudad de Kioto y alrededores, en clara referencia a la obra del siglo XVI Rakushû Rakugai (Escenas de dentro y alrededores de la capital), en la que se aparecían diferentes lugares de la antigua capital imperial. Las vistas de Kioto, aparecidas de manera regular en el periódico Sankei Shimbun entre los años 2011 y 2016, son una muestra del amor por la cultura y la realización de pinturas al aire libre del autor. Anno Mitsumasa intenta contraponer la idea de la cultura asociada a Kioto y la antigua capital, con la moderna civilización y desarrollo de Tokio, en clara señal a la globalización y los problemas que la misma acarrea, como por ejemplo la desaparición de las culturas locales. Estas reflexiones fueron expresadas por el propio Anno Mitsumasa a causa del desastre acaecido en la región de Tôhoku por el tsunami del año 2011 y los problemas asociados a la central de Fukushima, señalando que los japoneses debían realizar una pausa y contemplar con cierta perspectiva los cambios acaecidos en el país y reevaluar la importancia de la cultura en el nuevo contexto.
De esta manera, tras realizar un breve recorrido por la interesante exposición de la obra del autor Anno Mitsumasa en la Japan House de Londres, solamente nos queda señalar que la muestra de las obras se complementaba con un pequeño espacio, en el centro de la sala y marcado por un carácter de recogimiento y tranquilidad, en el que se encontraban una serie de libros del autor, que hacían especialmente las delicias de los más pequeños y del resto del público, para poder contemplar y descubrir de primera mano las obras y trabajos del ilustrador nipón, obras cargadas de un profundo significado, reflejo del viaje personal del autor y que son una muestra de la historia y de la cultura de Japón a lo largo del siglo XX, así como de la puesta en valor de de la cultura y de las tradiciones. Esta espectacular trayectoria de Anno Mitsumasa que hemos trazado le ha llevado a ser reconocido con diferentes distinciones como el premio Hans Christian Andersen en el año 1984 por sus contribuciones a la literatura infantil, o nombrado Persona de Mérito Cultural en 2012 por parte del gobierno japonés.
Para saber más:
Notas:
[1] Hermann Karl Hesse (1877 – 1962) fue un poeta, novelista y pintor nacido en Alemania. Sus obras exploran la búsqueda individual de autenticidad, autoconocimiento y espiritualidad. En 1946, fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura.
[2] El silabario japonés del Hiragana se usa juntamente con el Katakana, así como con los caracteres provenientes del chino en la escritura del idioma japonés
[3] M. C. Escher (1898 – 1972) fue un artista neerlandés conocido por sus grabados xilográficos y dibujos consistentes en figuras imposibles, formaciones geométricas y mundos imaginarios en los que se exploran modos de representación basados en reflejos, simetrías y perspectivas truncadas.
[4] Serie de poemas épicos recopilados con anterioridad al año 1330 en el que se narran los acontecimientos de la turbulenta época medieval japonesa de las guerras Gempei (1180-1185), enfrentamientos que se desarrollaron entre los clanes Taira y Minamoto para hacerse con el control de la corte imperial.
[5] El kamishibai tiene sus orígenes en los templos budistas japoneses, y al uso de rollos pintados o emakimono que empleaban los monjes budistas del siglo VIII en adelante como soportes o refuerzos pictóricos para transmitir historias y narraciones.