César Ordóñez es un artista barcelonés que, como él mismo dice, en el año 2000 se enamoró de Tokio. Este amor ha condicionado fuertemente su obra, que ha tenido a la capital nipona y a sus habitantes como modelo en numerosas ocasiones. Su trayectoria ha sido reconocida con premios y galardones, también con la concesión de becas para profundizar en su estudio intimista y reflexivo sobre la condición humana a través (mayoritaria pero no únicamente) del escenario tokiota.
Ha protagonizado ya varias exposiciones individuales, amén de su participación en numerosísimas muestras colectivas. En ellas ha ido dando a conocer interesantes proyectos que plantean una mirada reflexiva sobre el ser humano, sus interrelaciones y su relación con el espacio urbano.
Su última exposición, que aquí nos ocupa, lleva por título Tokyo blur. En ella, emplea el blanco y negro para homogeneizar una mirada hacia mil entornos diferentes, acentuando los contrastes lumínicos, dotando a algunas fotografías de una mayor definición por el contraste nítido y difuminando otras con un empleo de grises que roza el onirismo.
La lluvia, la naturaleza, la ciudad y la mujer son las constantes que se manifiestan en esta serie de fotografías. Todas ellas invitan a detenerse, a contemplar, a participar de la obra, a dar un paso más. Son imágenes con una fuerte carga poética no exenta de significado. Algunas imágenes, borrosas, dificultan la visión real de los objetos, sin embargo, abren al ojo nuevas vías de contemplar la realidad con inusitada claridad. Las imágenes más definidas, por su parte, diseccionan metafóricamente la crudeza de la sociedad urbana, enfrentando y contraponiendo la idea de soledad y el concepto de intimidad entre la multitud.
En este sentido, este proyecto entronca con una de las principales preocupaciones de César Ordóñez, que ya se ha manifestado en otros trabajos anteriores. Comenzó a definirse en Ashimoto y en Kagami, y cristalizó en La intimidad. Tal y como el propio artista lo describió,
plantea una reflexión sobre el valor de la intimidad. Definiendo “intimidad” como el espacio privado de cada persona desde un plano físico, emocional y espiritual. Y como, más allá de lo que digan las leyes, el respeto mutuo por ese “espacio” es un hecho posible en una sociedad que lo percibe como un bien común.
Estas nociones, presentes de un modo u otro en todos los proyectos fotográficos y de videoarte que este artista ha llevado a cabo en la capital nipona, se manifiestan con singularidad y con una sensibilidad especial en Tokyo Blur. La diversidad de lenguajes visuales expresa, con gran elocuencia, las sensaciones que provocan los distintos encuentros con espacios íntimos y personales ajenos.
El marco de esta exposición es la Galería Atelier, ubicada en la Plaza Rovira i Trias, nº9, en el barcelonés barrio de Gràcia. La distribución de las fotografías, de formato reducido (24×32-36 cm, aproximadamente, con la posibilidad de encargar un formato mayor para su adquisición) constituye un recorrido lineal plagado de interrelaciones, invitando a pasear, primero, entrando en relación con las imágenes; y a recorrer, cruzar, andar y desandar, vagar de un sitio a otro contrastando, uniendo, enfrentando y, en definitiva, empapándose de Tokio en una celebración de la intimidad personal.
La muestra permanecerá hasta el día 30 de noviembre, y puede visitarse en horario de 10:30h a 14:00h de lunes a sábado, y lunes a viernes de 17:00h a 20:30. Aunque tanto en la web del artista como en la de la galería puede verse un adelanto, les recomendamos encarecidamente la visita, para sentir en su propia piel la experiencia de una noche en Tokio bajo la lluvia.