Como adelantábamos en la presentación de este Especial Oscars, es habitual que Asia esté presente en mayor o menor medida dentro de los premios por excelencia del mundo del cine. En la actual edición, sin embargo, cabe destacar lo secundario de esta presencia, aunque no por ello es menos significativa.
Lo primero que debe reseñarse en esta edición es la ausencia de películas orientales en la categoría más relevante al respecto, Mejor Película de Habla No Inglesa. Esto resulta en cierto modo llamativo, dada la buena salud de la que goza el cine asiático, que cada vez con más facilidad traspasa fronteras y llega a un público mayor y más generalista. Sin embargo, tampoco es sorprendente si tenemos en cuenta lo reñido de la categoría, en cuyos cinco puestos debe reflejarse lo que los académicos consideran lo mejor del cine mundial.[1]
Este año, la categoría fuerte para Asia es la de Mejor Película de Animación, en la que encontramos una producción japonesa, Kaguya hime no monogatari, una sorpresa dado que, aunque siempre ha estado presente en las quinielas durante toda la carrera hacia los Oscars, su paso ha sido bastante discreto y en ocasiones algo inestable. The tale of the Princess Kaguya (título anglosajón, bajo el que compite) es una producción de Studio Ghibli, dirigida por Isao Takahata,[2] de la que tendremos tiempo de dedicarnos en profundidad a lo largo de este especial. Competidora directa es Big Hero 6, producción norteamericana de Walt Disney Studios, que se caracteriza por una estética y temática que fusiona el universo superheróico marvelita con elementos tomados del imaginario nipón, desde el más tradicional (Darumas, cometas…) hasta el más contemporáneo (el género mecha).[3]
En las categorías mayores, destaca American Sniper (El francotirador), también relativa sorpresa, que irrumpió repentinamente en la carrera, aunque mantuvo un desarrollo irregular, llegando a caerse de las quinielas para Mejor Película. Esta producción, dirigida por Clint Eastwood, es un drama bélico ambientado en la guerra de Irak, que finalmente ha conseguido seis nominaciones: Mejor Película, Mejor Actor Principal (Bradley Cooper), Mejor Montaje, Mejor Sonido, Mejor Edición de Sonido y Mejor Guión Adaptado. La película, que ha recibido numerosas críticas por su exaltación del héroe de guerra (aunque, cinematográficamente hablando, las opiniones han sido mayoritariamente positivas), narra la historia de Chris Kyle, un miembro de las fuerzas de operaciones especiales del ejército estadounidense, quien durante su destino en Iraq causó una gran cantidad de bajas (alrededor de 150 reconocidas oficialmente, un centenar más según su autobiografía). Al ser una historia bélica de un conflicto tan reciente, la imagen que se ofrece del pueblo iraquí es muy negativa, polarizando su posición como enemigos sin ambages, mostrándolos como una amenaza, carentes de valores. Sin embargo, este planteamiento se suaviza un poco en tanto que Eastwood plantea la película como un enfrentamiento entre el ejército estadounidense y una célula rebelde, de manera que es este último grupo el que absorbe gran parte de este concepto de enemigo incondicional, aunque la población no se libre de las connotaciones negativas del retrato.
Otra sorpresa (inevitables en los grandes premios, especialmente en estos que, por su trascendencia internacional, generan una expectación desde los meses previos) es Unbroken (Invencible). En este caso, la caída ha sido notable, ya que comenzó con una presencia muy fuerte en las quinielas, que la daban como segura en la categoría de Mejor Película, y que finalmente ha obtenido tres nominaciones: a Mejor Fotografía, Mejor Sonido y Mejor Edición de Sonido. Unbroken es otro drama bélico, en este caso dirigido por Angelina Jolie,[4] basado en la vida del atleta olímpico Louis Zamperini, cuya carrera deportiva se vio truncada por la Guerra del Pacífico. La película se centra en tres episodios: el primero sirve de presentación del personaje, el segundo se centra en el mes y medio que el protagonista pasó, junto a dos compañeros, perdido en el Pacífico, y el tercero supone un retrato del cautiverio que se inició cuando fueron rescatados por el ejército japonés. Aunque, por motivos obvios, el retrato asiático es hostil, como suele ocurrir en las películas centradas en un campo de prisioneros, no se define tanto al adversario como la sociedad enemiga, sino que cataliza todos los valores negativos en una figura en particular, en este caso, uno de los mandos del campo de prisioneros, Mutsuhiro Watanabe, apodado “el Pájaro”, personaje interpretado por el artista nipón Miyavi[5] y por el que ha obtenido muy buenas críticas en su debut cinematográfico.[6]
Es en las categorías menores (a excepción de Animación, ya comentada) donde encontramos los títulos más relevantes o con una relación más estrecha con Asia, presentes tanto a nivel temático como producciones/coproducciones.
Last days in Vietnam es un documental que ha obtenido la nominación después de una carrera muy estable, aunque es uno de los candidatos “discretos” de la categoría. Compitiendo con el gran documental de compromiso político del año (Citizen 4) y con títulos amables, como La sal de la tierra (de los que últimamente la Academia gusta premiar), es complicado, a priori, que suponga un rival de peso. La cinta se retrotrae a un momento muy doloroso de la Historia reciente norteamericana, apropiándose para ello de imágenes que se han convertido en iconos para toda una generación que vivió y creció con el conflicto de fondo. Sin embargo, Rory Kennedy[7] pone cuidado en aproximarse de una manera curiosa y genuina, no dando por hecho sino tratando de desentrañar qué fue lo que ocurrió y cuál fue su trascendencia real.
En la categoría de Mejor Cortometraje de Imagen Real encontramos la coproducción franco-china Butter lamp (La lampe au beurre de yak), una cuidada y elegante reflexión sobre el mundo rural del Himalaya chino a través de la mirada de una cámara fotográfica perteneciente a un fotógrafo itinerante, que se dedica a hacer retratos a comunidades rurales ante fondos ficticios que recrean lugares emblemáticos, como la Ciudad Prohibida o las bulliciosas calles de las grandes capitales chinas. También compite en esta categoría el corto Parvaneh, una historia escrita y dirigida por la iraní Talkhon Hamzavi, directora novel afincada en Suiza (posee la doble nacionalidad), que ha construido una historia sobre una refugiada afgana en Suiza que sufre problemas económicos.
Finalmente, la curiosidad más anecdótica de estas nominaciones relacionadas con Asia es el corto nominado a Mejor Cortometraje de Animación The dam keeper, escrito y dirigido por Robert Kondo y Dice Tsutsumi.[8] Ambos han formado un tándem creativo, surgido en el ámbito de Pixar, para la cual ambos han trabajado hasta el pasado verano, cuando fundaron su propio estudio: Tonko House. Este cortometraje, de delicada factura y rebosante de ternura, narra la historia de un cerdito que, pese a sufrir el rechazo de sus compañeros, mantiene una importante misión: proteger su pequeña aldea de la contaminación que amenaza el lugar.
En definitiva, como hemos podido ver, los Oscars de este año se caracterizan por una presencia asiática pequeña, pero muy variada, no hay dos interpretaciones iguales, ni dos títulos con el mismo tratamiento. Desde el preciosismo de Kaguya hime no monogatari hasta la tensión bélica de American Sniper, la 87ª edición de los Premios de la Academia propone viajes a Asia para todos los gustos a través de la gran pantalla.
Para saber más:
Notas:
[1] Dentro de las candidatas que presenta cada país, y por supuesto, siempre en teoría (habituales son las polémicas respecto a la nominación por tendencias, más que por visionado).
[2] Además, cabe reseñar que es la única película de Ghibli no dirigida por Miyazaki que obtiene una nominación.
[3] La inclusión de elementos japoneses no es un caso excepcional ni aislado, ya en Toy Story 3 (ganadora a mejor película de animación en el año 2010) aparecía (de manera muy secundaria, pero notablemente reseñable por lo significativo) un juguete de la franquicia Mameshiba, junto con un muñeco de la película Mi vecino Totoro (1988).
[4] Es su segunda película en la dirección, después de En tierra de sangre y miel (2011), también un drama bélico, en esta ocasión ambientado en la Sarajevo previa y durante la Guerra de Bosnia.
[5] Estrella musical, comenzó como parte de la banda Due’le Quartz, como guitarrista y compositor, para continuar con una exitosa carrera en solitario, demostrándose siempre como un artista muy completo: compositor, productor, arreglista, guitarra y cantante, además de trabajar con otros instrumentos más exóticos como el sitar o el shamisen; muy versátil respecto a géneros, se mueve con soltura en el rock, pop, blues, electro, funk, hip hop o heavy metal, manteniendo una estética visual kei.
[6] Sirva como ejemplo esta crítica de Variety.
[7] Rory Kennedy, la realizadora del documental, pertenece a una de las grandes familias estadounidenses: es sobrina del que fue presidente, John F. Kennedy, e hija del senador Robert “Bobby” Kennedy. Este origen, dentro de uno de los clanes políticos más famosos del mundo, unido a las posturas que ambos, padre y tío, adoptaron ante la Guerra de Vietnam, dota al documental de un interés añadido.
[8] Daisuke Tsutsumi ha participado en célebres títulos, tanto de Pixar como de otras productoras de animación: Ice Age (2002), Robots (2005), Horton (2008), Toy Story 3 (2010), Cars 2 (2011) y Monster University (2013). A modo de curiosidad amarillista, podemos añadir que Tsutsumi está emparentado políticamente con Hayao Miyazaki.
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