Los dinosaurios han ejercido durante décadas la curiosidad y la fascinación de un nutrido grupo de personas en todo el mundo, es por ello, que en Ecos de Asia estableceremos la conexión de estos magníficos seres con el continente asiático. En primer lugar, trataremos el tema relativo a los hallazgos fósiles más reseñables para, en futuras entregas, hacernos eco de las especies de dinosaurios más relevantes encontradas en el continente así como para realizar una crítica de la visión que el cine nos ha ido mostrando de los dinosaurios, especialmente de las especies asiáticas.
Si se realizase una encuesta a un grupo de personas sobre en qué continentes se dio una mayor presencia de dinosaurios o cuales gozan de mayor relevancia para la paleontología, seguramente la primera respuesta sería optar por los continentes de América y Oceanía, dada la gran influencia anglosajona en la difusión de la disciplina paleontológica, para luego citar el continente europeo, el cual alberga buena parte de los museos de ciencias naturales más famosos del mundo como los de Londres o Berlín. Por otro lado, algunos se decantarían por el continente africano, tras la paulatina relevancia que éste ha ido obteniendo en las últimas décadas.
Con ello nos encontramos con que Asia suele verse relegado a un ámbito secundario en lo que se refiere a la percepción que el gran público establece entre este continente y la paleontología, si bien este “gran olvidado” ha aportado muchos hallazgos a los paleontólogos que han resultado vitales a la hora de averiguar las costumbres o apariencia de estos impresionantes animales. Por otro lado, algunos de los dinosaurios más conocidos por el gran público, como el célebre Velociraptor, proceden precisamente de Asia y no de Estados Unidos como generalmente se tiende a pensar.
Es por ello que en las siguientes líneas introduciremos brevemente cuales han sido los más importantes hallazgos paleontológicos y yacimientos encontrados en dicho continente.
Nuestro viaje por la historia de la paleontología asiática comienza en torno a la década de los años 20, momento en el que los paleontólogos, tras haber realizado durante décadas búsquedas y hallazgos de yacimientos fósiles en América, Europa y África, se marcaron como nuevo objetivo adentrarse en las inexploradas tierras de la meseta central asiática. Llegados a este punto, dos países centrarán el estudio de los dinosaurios, Mongolia y China.
El responsable de la primera gran expedición a Asia sería el zoólogo Roy Champman Andrews, quien en abril de 1921 con la primera campaña asiática del Museo Americano de Nueva York, sentará las bases del posterior expedicionismo asiático. Siendo durante esta serie de primeras excavaciones cuando se encuentren los primeros fósiles de nuevos dinosaurios desconocidos hasta entonces como el Protoceratops o el Velociraptor, que pronto se convertirían en objeto de estudio de la paleontología a nivel global.
En este marco, no transcurrirá mucho tiempo hasta que se produzca el primer hallazgo relevante cuando se descubra un gran nido de huevos de dinosaurio en relativamente buen estado. En un principio los huevos se atribuirán a la recién descubierta especie Protoceratops, dada la cercanía de varios de los restos encontrados de estos animales con el nido, mientras que en un lugar próximo alos huevos se desenterraría el esqueleto de un nuevo dinosaurio bautizado como Oviraptor. Conviene concretar que, si bien éste último fue considerado al principio como un ladrón de huevos, sería “exculpado” durante la década de los noventa, cuando nuevos descubrimientos similares demostraron que los huevos en realidad pertenecían a la especie de Oviraptor y no de Protoceratops, como se había pensado inicialmente, por lo que el Oviraptor encontrado lo que realmente estaba haciendo era incubar los huevos.
El segundo hallazgo reseñable se llevó a cabo en 1971 en el desierto de Gobi a manos de una expedición polaco-mongola, y consistió en el descubrimiento de los huesos perfectamente conservados de una pareja de dinosaurios en actitud de lucha. Por un lado un Velociraptor y, por otro, un Protoceratops, lo cual llevó a que se conociese a los fósiles por el célebre nombre de los Fighting Dinosaurs. La escena muestra a un depredador peleando con su presa, lo cual introdujo el novedoso aspecto de permitir conocer a los paleontólogos el comportamiento y forma de pelear de ambos animales, y posibilitó al mismo tiempo descartar al Velociraptor como una especie carroñera. Este conjunto fósil, ha sido el único en el que se han descubierto dinosaurios en acción de combatir, y se cree que ambos murieron enterrados por una tormenta de arena mientras luchaban.
El tercer y último hallazgo sobre el que vamos a referirnos ha tenido una gran influencia en la forma en la que los paleontólogos han acabado percibiendo a las aves, y posiblemente también el colorido que tendrían algunos dinosaurios. Durante mucho tiempo se pensó que los dinosaurios eran una extraña evolución de los reptiles y que antes de su extinción no habían dado lugar a ninguna otra especie. Todo ello cambió con los primeros estudios que sugirieron en los años noventa que algunas aves primitivas semejantes a los dinosaurios, como el Archaeopteryx (encontrado en Alemania en 1861), pudieron haber dado lugar a las aves. De otro lado, los paleontólogos nunca han podido determinar el color de los dinosaurios ni imaginarse si éstos tenían colores llamativos. Pero el hallazgo de fósiles en las últimas décadas en China, como el encontrado en 2003 cerca de la ciudad de Chaoyang y bautizado como el “Microraptorgui”, llevó a un consenso entre biólogos y paleontólogos de que las aves debían de proceder de los dinosaurios, en concreto del grupo de los dinosaurios terópodos carnívoros, cuyo miembro más famoso es el TyrannosaurusRex. Está teoría dio lugar a otra que supone la existencia de colores vivos en el plumaje de los dinosaurios, en comparación evidente con las aves existentes hoy en día. Según los paleontólogos actuales, los dinosaurios terópodos carnívoros con garra retráctil o curva, conocidos como los “Dromeosáuridos” eran los más proclives a presentar plumas, de ahí que, tras la aparición de los restos del llamado Sinornithosaurus (encontrado en la formación Yixian,China) y otros especímenes similares, se haya tendido a representar con plumas a algunos “Dromeosáuridos” de menor tamaño como el Velociraptor. Por otro lado, según recientes investigaciones, las especies más grandes de carnívoros como el Tyrannosaurus, bien pudieron contar con protoplumas, teoría extendida tras el descubrimiento en la provincia de Liaoning, en China, del “Yutyrannushuali” un tiranosaúrido con protoplumas. Con ello, damos por finalizado nuestro recorrido por los principales yacimientos asiáticos para, en breve, abordar las diferentes clases de dinosaurios que podemos encontrar en Asia.