Con motivo del decimoquinto aniversario del estreno de Digimon (1999), la productora original, Toei Animation, decidió sacar adelante un proyecto conmemorativo, recuperando a los personajes originales de la primera edición para una nueva aventura.
A pesar de lo que podría pensarse por su estreno en cines, estos cuatro capítulos preparan el terreno a una serie de mayor continuidad, que será estrenada en sucesivas fases, buscando en cierto modo una revitalización del fenómeno más sostenida en el tiempo.[1] De momento, solo disponemos de la primera tanda de episodios, un prólogo a lo que está por venir.
Digimon Tri: Reunión (título bajo el que se agrupa el primer arco argumental de cuatro capítulos, estrenado a finales de noviembre de 2015) es una toma de contacto con los antiguos protagonistas. La acción se sitúa seis años después de Digimon Adventure, y los Niños Elegidos prosiguen con sus vidas, completamente aislados del Mundo Digital, cuyas puertas se cerraron misteriosamente tiempo atrás. En cierto modo, se mantienen casi idénticas las relaciones entre ellos y el statu quo del grupo.
En estos cuatro capítulos, la acción se desarrolla muy lenta. A fin de cuentas, y como su propio título indica, lo importante en este arco argumental no es la aventura o el conflicto con el mundo digital, sino la reunión. No solo la reagrupación de todos los personajes principales (que sucede apoyada en una serie de deus ex machina, que, por el momento, quedan sin explicación), sino la reunión de estos personajes que marcaron la infancia de una generación con los antiguos espectadores que, con el mismo cariño inicial, estaban expectantes por reencontrarse con estos “viejos amigos”.
Y es que la nostalgia es el motor fundamental de estos episodios. Esperamos que, con el avance de la historia en futuras entregas, cobre protagonismo el sentido de aventura y acción que caracterizaban a la serie original. Sin embargo, Digimon Tri: Reunión está perfectamente calculada para mover las emociones de los fans de la franquicia. Esto se pone en evidencia desde el momento inicial, recuperando para los créditos de apertura (también para los de cierre) los temas originales de la banda sonora de la primera serie. Del mismo modo, el desarrollo y la concepción de estos cuatro capítulos claramente se apoyan en el estímulo de la nostalgia. Todos los personajes que aparecen son ya viejos conocidos del público al que se dirigen principalmente los episodios, de modo que no resultaría necesario presentarlos con tanta dedicación (y de una forma tan narrativamente lenta). Si se ha optado por esta forma, es porque se busca entroncar con todos aquellos que un día fueron niños y tuvieron como ídolo a cada uno de los personajes, presentándole detenidamente qué fue de cada uno de ellos.
Esta mentalidad invade los cuatro episodios que componen Reunión, en cierto modo, lastrando su funcionamiento ante nuevos espectadores que se aproximasen por primera vez a la franquicia. Igual que ocurre con la presentación de los Niños Elegidos, la irrupción del Mundo Digital y de su amenaza, en forma de monstruos descontrolados, sucede también buscando la complicidad del espectador antiguo, aunque en este caso la diferencia no es tan evidente puesto que el acontecimiento se presenta como el misterio que supone el primer nudo de la trama, de modo que en cierto sentido sí resulta novedoso para todos, a pesar de la abundancia de guiños al pasado.
Finalmente, la nostalgia afecta al ritmo del arco argumental: si bien tiene un arranque muy lento, centrado en las nuevas vidas de los personajes humanos, el momento de la batalla “final”[2] resulta excesivamente precipitado. Tras una lucha muy igualada con un primer grupo de monstruos, cuyo desenlace permite poner sobre la mesa las principales incógnitas que cobrarán fuerza a lo largo de la serie, aparece muy apresuradamente un malo final, extremadamente poderoso, que obliga a los digimons de los dos Niños Elegidos principales, Tai y Mat, a alcanzar, en escasos minutos de metraje, su máximo estadio evolutivo para poder hacerle frente. Aunque la secuencia está bien planteada y correctamente resuelta, se echa de menos una mayor progresividad en los enfrentamientos con los enemigos.
Un tema que ha sido muy comentado es el rediseño de los personajes (especialmente humanos) de cara a esta nueva producción. El nuevo estilo moderniza a los personajes, manteniendo sus rasgos y haciéndolos reconocibles, si bien funciona mejor en los personajes nuevos que en los conocidos. Respecto a las criaturas digitales, han adquirido mayor fuerza y vigor, dando una sensación de mayor poder, si bien en la mayoría de los casos se logra a través de rasgos modificados con gran sutileza.
En definitiva, se trata de un regreso correcto, que es consciente de sí mismo, de que se trata de un producto de aniversario y de que tiene una gran base de público expectante y deseosa de consumirlo a cualquier precio, así que se centra en cubrir estas expectativas en lugar de desarrollar un producto autónomo que satisfaga tanto a propios como a extraños. En cualquier caso, no es un mal arco argumental, y su final deja la puerta abierta a que, en las futuras entregas, pueda lograr esa autonomía que aquí se echa en falta.
Eso sí, a los fans se les pondrá la piel de gallina en más de una ocasión, y lo disfrutarán como niños.
Notas:
[1] El proyecto original era una serie de OVAs (directo a vídeo), no obstante, durante la producción se presentaron varios cambios, entre ellos, estructurar los episodios de manera que los distintos arcos argumentales tuvieran la autonomía suficiente como para ser estrenados en cines de manera independiente, logrando así un mayor beneficio comercial (la venta de entradas y la venta de DVD/BRD, a las que habría que añadir el merchandising que, obviamente, se ha revitalizado con el aniversario).
[2] Entiéndase final dentro del arco argumental, como punto álgido de la acción de estos cuatro episodios, pero al mismo tiempo abre la puerta a futuros enfrentamientos, y no deja de ser una de las batallas de “toma de contacto”, en el segmento inicial de la serie.