En la actualidad la mezcla entre el Japón clásico y la cultura occidental ha dado lugar a una sociedad nuevaen donde se generan proyectos en los que la identidad ya no es algo sustancial e inamovible, sino tan cambiante y plural como la propia sociedad.Encontramos hombres y mujeres que asumen por voluntad propia, o no, algunos estereotipos del imaginario colectivo tradicional: los roles de madre, estudiante, niña, esposa, salaryman, ama de casa. Pero estos no satisfacen como antes, ya que tras la explosión de la burbuja económica en los años ochenta, el japonés medio se halla perdido en búsqueda de su lugar, su misión vital que antes venía claramente entregada. Ya no valen los ideales antiguos del Bushido, la obediencia no siempre es beneficiosa, y la vida familiar ya no es una meta absoluta, como tampoco lo es el éxito económico. Por ello se dibujan nuevos conceptos entre los jóvenes para definir la senda vital: consumismo, cultura de masas, altos estándares educativos y la recientemente descubierta individualidad se unen para dar un producto humano muy variado y con tensiones muy fuertes. El japonés actual es un ser en pleno cambio estructural.
Esto deja un vacío en el que muchos jóvenes buscan la satisfacción personal que nunca llega a culminarse en el ciclo consumista contemporáneo. Todas estas aspiraciones, anhelos y deseos encuentran lugar de expresión y, a veces, resolución en la moda, cuya vertiente más creativa llega en el seno de las llamadas subculturas.
Adornar y decorar el cuerpo es algo inherente al ser humano. Desde la primera hominización el cuerpo se construye y se separa de su vertiente puramente material para socializarse mediante signos que se comprenden de manera diferente en cada grupo humano y que tienen un gran valor informativo: el género, el sexo, la categoría social, la edad…. En la mayoría de las subculturas vemos cómo estos códigos se transforman y manejan con mayor libertad de la habitual. Un ejemplo del desdibujamiento de estos códigos en Japón lo hallamos en la androginia de las subculturas de las que hablaré a continuación.
Para verlas en Japón sólo hemos de desplazarnos a los distritos tokiotas de Shibuya y Harajuku, dando nombre el segundo a todo este movimiento subcultural: Harajuku Style. Quizás uno de los aspectos más llamativo de este estilo es su completa heterogeneidad ya que en él se encierran múltiples estilos dispares que nacen, crecen, y se multiplican a la sombra de este movimiento.
Dentro de las formas de expresión que practican se puede encontrar en abundancia la llamada estética kawaii, cuya traducción podríamos acercar al término castellano “monísimo”. Esta corriente abarca un comportamiento, una forma de expresarse verbal y físicamente que recuerda al ámbito infantil y es propugnada y seguida por los grupos Idol[2] (personas catapultadas a la fama, normalmente cantantes) que se adscriben a la última moda y reciben una publicidad masiva. Se cree que la estética kawaii se vinculó a la moda como una pequeña rebelión a la dominación patriarcal de la sociedad en la que nacía. Las mujeres, y más tarde los hombres, desarrollaron un medio de escape a la subordinación que sufrían, adoptando en la década el estilo kawaii en su manera de hablar y de vestirse, actitud con la cual renunciaban a la orden impuesta de ser “adultas” que cumplieran el papel de ryousaikenbo (buena esposa, madre sabia), convirtiéndose así en “niñas eternas” que pudieran librarse del yugo masculino. (yugo del que muchos hombres huyen mediante las herramientas de estas nuevas formas sociales como es el caso de los denominados “come hierbas” o shosokudanshi[3]).
Toda este espíritu de rebelión juvenil se retroalimenta y divulga con publicaciones, ya sean las revistas juveniles impresas (“Kera”, “Gothic Lolita Bible”[4]) o blogs y páginas web (http://tokyofashion.com/). En estas plataformas se reflejan los muchos estilos que pueden observarse los fines de semana (pues estos looks no son para lucirlos en el día a día, sino para disfrutarlos como forma de ocio y autorrealización) podemos observar gals,[5] obsesionadas por las marcas que rompen con el concepto de belleza tradicional japonés mediante el uso de tintes claros, colores estridentes, maquillaje… similares al look californiano occidental actual. Dentro de este estilo nacieron los kigurumin (personas disfrazadas de animales de peluche), así como las himegyaru (princesas), rokku (roqueras), morigyaru (chicas que imitan el estilo campestre)…
Otra gran figura serían los kei, de looks andróginos y gusto por los colores fuertes y la música punk y electrónica. A este grupo pertenecerían los visual kei y los fairy visual kei y tras estos nacen los decora con un gran gusto por las pequeñas joyas de colores de plástico. Como en otras ocasiones esta tendencia nace en el mundo de la música, en este caso con seguidores de Tomoe Shinohara.[6]
Aparecen numerosas variaciones como las decololi, una mezcla entre decora y lolita, que se relacionan con el mundo fantástico de “Alicia en el País de las Maravillas”, las fiestas de té y las marcas Angelic Pretty y Baby The Stars Shine Bright.
Y estas últimas nos llevan al grupo más conocido y extendido: las lolitas.[7]El origen de las lolitas se encuentra en el guitarrista de la banda Malice Mizer, Mana, quien creó la imagen de la gothic lolita subiéndose a los escenarios con el aspecto de una mujer. Hoy en día incluso posee su propia marca de ropa: Moi-meme-moitie. Esto nos demuestra la fina barrera que separa los géneros sociales y lo fácil que se ha hecho para estas subculturas jugar con ella.
Dentro del árbol general de las lolitas tenemos innumerables ramas que generalmente parten del gothic lolita y se inspiran en las modas barrocas europeas, el estilo victoriano y demás elementos decimonónicos con tonos generalmente oscuros, especialmente el negro, y acortando la falda a la altura de la rodilla (aunque los elegant gothic lolita alarguen más las faldas).
Una de las características principales de las lolitas es el énfasis que se da al pelo y a los tocados, podemos observar cabellos de varios colores flúor, bonetes (especialmente elaborados en el estilo Over the Top), o accesorios para el pelo que a veces recuerdan a los de las maiko retomando la indestructible dependencia del alma japonesa con la naturaleza, entre otros ejemplos.
En relación con el uso de los elementos naturales como estéticos recientemente ha nacido con gran fuerza la corriente denominada shironuri (“totalmente blanco”) Con este nombre se conoce al maquillaje tradicional de las geishas y actores de kabuki. El estilo shironuri une este maquillaje a elementos de las grotesque, una rama de las gothic lolita. Pero hay diferencias con estas lolitas, ya que las seguidoras del shironuri acogen elementos de la naturaleza y del rococó europeo. La shironuri más conocida es Minori, una de las impulsoras más conocidas la cual lanzará su propio libro en poco tiempo.
Esto nos demuestra cómo la creatividad de estos grupos supera el ámbito personal y crea obras más allá de sus propios cuerpos, de ellos han nacido personalidades como la ya mencionada Minori, Hirori Ikedo, etc; diseñadores independientes como Party Baby y marcas ya consolidadas como Betty’s Blue, Candy Stripper, 6%DokiDoki, SuperLovers, Wild &Lethal Trash, Binary, Koji Kuga, 20471120, Hysteric Glamour, Milk, Shirley Temple, Mezzo Piano o Angel Blue…
Además, se celebran todo tipo de acontecimientos: mercados de ropa de segunda mano como el Yoyogi Flea Market, el HarajukuFashionWalk[8] bimensual, fiestas, conciertos, el festival del Hanami[9]…
En relación con la gran actividad que llevan a cabo estos grupos, podemos destacar el Harajuku Kawaii Experience, un tour mundial (que tuvo parada en San Sebastián) celebrado en 2011 promocionando la marca 6%DOKIDOKI, y que incluyó el MIGHTY HARAJUKU, un proyecto solidario cuyo fin era ayudar a retomar la vida cotidiana y levantar el espíritu de los japoneses tras el desastre del tsunami. Esta iniciativa contó con el auspicio del gobierno japonés, desde donde llevan años difundiendo la cultura juvenil japonesa a través de la plataforma Cool Japan.
Podemos concluir señalando cómo estos movimientos estéticos se tornan culturales e incluso políticos con actividades como el “Tokio Rainbow Parade”, que defiende los derechos de la comunidad homosexual japonesa y donde sweet lolitas, disfraces de samuráis, cosplayers (incluidos de pokemon) desfilan junto con drag queens, transexuales y otros colectivos LGTB. Desde luego se trata de un desfile del Orgullo Gay único.[10]
Estas subculturas beben de las fuentes de las teorías queer a las que unen las teorizaciones de William Morris y su visión de la vida creativa. La conciencia de la fuerza de sus formas, no es algo que se les escape, su optimismo y su fuerza de cambio. Mediante la modelación de sus cuerpos y entornos intentan avanzar hacia un mundo mejor, más bello y libre donde vivir libremente según otras reglas, vivir según la estética.[11]
Notas:
[1] http://6dokidoki.jugemcart.com/
[2] Los hay de varias clases: akibakei idol(idol de cosplay), chika idol (idol underground), idol lolita, idol seiyuu (idol de actores de doblaje), junior idol, jyosei idol (idol mujer), jyosei idol group, kokuminteki idol, local idol, musical syoujyo (chica de musicales), okashikei idol (idol de variedades), variety idol, virtual idol…
[4] Gothic & Lolita Bible, un spin-off de Kera que se edita desde 2001 (desde 2008 también en inglés) en cuya fundación estuvo involucrado Mana, el primer generador del movimiento lolita. Se trata de un mook, una mezcla entre revista y libro que comercializa Tokiopop una vez que llega a los EE.UU. En esta revista se ofrecen las marcas de ropa nombradas antes así como complementos, joyas, accesorios de decoración y también aparecen artículos sobre el modo de vida gótico o lolita y tutoriales de maquillaje.
[5] Tal fue su extensión en los años 90 que en 1999 se edita el manga Gals! de la autora Mihona Fujii, que trata sobre tres jóvenes que pertenecen a este movimiento y que refleja su lado más reivindicativo. El anime de esta serie fue emitido tres años más tarde, en 2002.
[6] Celebridad japonesa caracterizada por su sentido de la moda que saltó a la fama como cantante.
[7] Al comienzo de la década de 1990, tras un descenso en la popularidad del glam metal y en los albores del rock alternativo, las bandas japonesas visual kei comenzaron a explotar la imagen gótica. Se crearon tras una mezcla de corrientes que basan su estética en la de las damas de épocas victoriana, edwardiana, rococó o incluso barroco, pero con cambios que lo convierten en un estilo propio y definido. Suelen llevar la moda infantil, más que la adulta, con el corte de la falda por la rodilla, y si llegan a usar corsés estos no son reductores sino falsos. En Occidente podemos relacionar a estas mujeres con el fetiche sexual de Nabokov, pero esa no es su intención original; no tiene una connotación erótica directa en la mayoría de sus ramas, aunque sí existe el lolicon, o complejo lolita, que sufren algunos hombres de mediana edad que gustan de consumir pornografía manga y anime protagonizada por dichas lolitas. Pero, en principio, se trata de una estética kawaii sin connotaciones sexuales contraria a la moda imperante transnacional, mucho más provocativa. Este look lolita tiene subdivisiones que se multiplican hasta casi el infinito, como las Gothic Lolitas que sería el primer estilo reconocible y el más antiguo, basado en el barroco oscuro y el estilo gótico. Combinan blanco con negro, pero también se incluyen en la gama de colores del Gothic Lolita, los azules marinos y azul oscuro. El largo de la falda o vestido es a la rodilla y estas presentan un gran vuelo a base de sucesivas capas de volantes almidonados a modo de enagua.
[8] Este Harajuku Fashion Walk consiste principalmente en un desfile de moda pero realizado en las calles, a diferencia de la idea de la pasarela de la moda “oficial”. A este se puede unir cualquiera que lo desee sin más condición que la de desear enseñar un outfit del que se sienta particularmente orgulloso.
[9] Festival donde se reúnen para celebrar la floración del cerezo que da paso a la primavera. En este suelen llevar las mejores galas, que en el modo tradicional serían quimonos con motivos primaverales como la propia flor del cerezo o sakura.