El pasado 16 de noviembre, el grupo artístico de la Universidad Tecnológica de Nanjing realizó una breve parada en el Auditorio de la ciudad de Zaragoza para presentar el espectáculo musical “El amor de Jiangnan”. Organizado en colaboración con la Universidad de Zaragoza y el Ayuntamiento de Zaragoza, el espectáculo constituyó la Gala del Instituto Confucio, que en 2017 abrirá una nueva sede en nuestra ciudad. A pesar del lleno total de la sala y de ciertos retrasos en la organización, tras la actuación tuvimos la ocasión de hablar con el director del grupo artístico, Fei Jun, sobre la experiencia.[1]
“Para empezar, mil gracias a los españoles, gracias a la Universidad de Zaragoza, gracias al Instituto Confucio de la Universidad de Zaragoza; si no fuese por sus esfuerzos, este tipo de actuación no hubiese funcionado tan bien como ha salido hoy” –comenzó diciendo el director. Es la primera visita del grupo a España –habiendo ya visitado León, Valencia, y quedando pendiente tras Zaragoza, Barcelona y las Palmas de Gran Canaria- pero el año pasado realizaron un exitoso tour por el sur de África, realizando 7 actuaciones en Sudáfrica, Bostwana y Namibia, recibiendo por ello gran atención de los medios internacionales. Al preguntar por la recepción del espectáculo y la cultura china en África, Fei Jun comentó que “los españoles son mucho más apasionados que los africanos, nos han recibido con mucho más cariño que en otras partes del mundo”. Lógicamente, le preguntamos también por la preparación y desarrollo del espectáculo:
Desde marzo de este año hemos empezado a preparar este tipo de actuación, pero hemos estado en diferentes etapas, eligiendo a los mejores artistas, para representar al Instituto Confucio de China, hasta conseguir el grupo que hemos presentado hoy. Más o menos, aproximadamente, seis meses hemos estado preparando. Este año, en el tour de España será [siempre] el mismo grupo de artistas, diecisiete alumnos y cuatro profesores. Sin embargo, el año pasado, en el sur de África, hemos estado en varios países, pero [con] diferentes grupos. Una parte de los artistas del grupo de este año son repetidos de otros años… intentamos hacer una mezcla, cada vez con un estilo diferente. Esperamos poder repetir en España.
Al preguntarle sobre si tenía un número favorito del espectáculo, nos respondió que “Me gustan todos, porque cada uno han sido etapas y etapas, y al final llega a su mejor estado, y [los artistas] han puesto mucho esfuerzo para que la actuación salga perfecta”.
También quisimos saber si, al actuar en lugares en donde existe una numerosa comunidad China, el espectáculo también funcionaba entre ellos o únicamente atraía al público extranjero: “Normalmente es un 90% la gente de la ciudad, y un 10% los residentes chinos de esa ciudad” – comentaba Fei Jun. En la misma línea, quisimos saber cómo, a su parecer, podría hacerse la cultura china más atractiva en un país como España, en el que la inmigración china es relativamente reciente y no ha habido todavía un verdadero proceso de asimilación. “El Instituto Confucio juega un papel muy importante en este tema” –comentaba el director- “a través de ellos puedes aprender chino, estudiar la cultura china, además de los inventos típicos de China, de esta forma conoceréis mucho más [sobre] China. Si tenemos más oportunidades de repetir [en] un país como España, lo haremos, y si tenéis interés en China, venid, ¡por favor!”.
Tras esta exhortación, y, realizada esta breve introducción, pasaremos a comentar las claves el espectáculo. “El amor de Jiangnan”, show ofrecido por el grupo artístico de la Universidad Tecnológica de Nanjing,[2] consistió en un viaje musical -realizado a partir de canto, música, baile y cierta muestra de artes marciales- por la cultura tradicional china, pero en especial, por la de la zona de Jiangnan, una de las más importantes, pobladas y ricas de China, tanto cultural como económicamente.[3]
“Nosotros venimos de una ciudad que se llama Nanjing, que está justo en la zona de Jiangnan, al sur del río Yangtsé, en la zona sureste de china. Mucho del programa [que presentamos] está basado en lo típico (danza, música, canciones, etc.) de esta zona, que además es la que mejor representa a China, la más típica” – nos explicó el director, Fei Jun. Como pudimos ver y desglosaremos a continuación, el programa contaba con varios números especialmente vinculados a la región de Jiangnan –ya fuera temática o antropológicamente-, pero también tuvo otros elementos especialmente seleccionados para el público español: “La actuación, la verdad, ha sido muy personalizada para el público español. Por ejemplo, el tema de pasodoble, nunca lo habíamos incluido en otras partes del mundo. Si al público de esta noche le ha gustado, es un gran honor para nosotros” – nos comentó el director.
El espectáculo, presentado en inglés y en español, dio comienzo con una primera parte destinada a mostrar diferentes elementos culturales no solo de la macrorregión de Jiangnan, sino de otros de los cincuentas y seis grupos étnicos reconocidos por el gobierno de China, mostrando así la riqueza y diversidad étnica del país: en esta ocasión, se escogieron tres temas muy populares, dos de ellos vinculados a las etnias yao[4] y mongola.
Así, el espectáculo dio comienzo con el tema “La danza de la etnia Yao”, muy conocido en China,[5] que escuchamos en versión instrumental, interpretado a partir de seis instrumentos tradicionales. A continuación, la soprano y profesora Fang Jingjing,[6] acompañada de varias bailarinas, interpretó la balada “El hermoso lago Tai”, otro tema ambientado en la época de la Revolución Cultural y que habló de los habitantes de este gran lado situado a las orillas de Suzhou. Esta primera parte concluyó con la canción “Mi hogar son las hermosas praderas”, un tema muy tranquilo de origen mongol que fue muy conocido en la década de los 70 y que fue interpretado con instrumentos tradicionales.
Una segura parte del espectáculo se dedicó a mostrarnos algunos aspectos y temáticas de la ancestral cultura china. Así, en esta parte se hicieron referencias a la China más antigua –ejemplificada en el juego del go- y a la de la Dinastía Tang, para acabar con una balada más reciente.
Así, en una original actuación que combinó danza clásica y artes marciales se representó el juego del go:[7] las bailarinas femeninas, ataviadas con delicados vestidos blancos, rosados y plateados encarnaron las fichas blancas, mientras que los bailarines masculinos –mucho más marciales, vestidos de negro, gris y dorado-, encarnaron las fichas negras, remarcando así el componente dual tan presente en la tradición china. A continuación, tuvo lugar el que posiblemente fue el número más elaborado del espectáculo, un número de danza titulado “El arco iris y las prendas de pluma”, inspirado tanto en la belleza y las legendarias habilidades de baile de Yang Guifei (719-756),[8] amante y consorte del emperador Tang Xuanzong, como en la danza kun,[9] originaria de la región y muy influyente en la ópera tradicional china. Inspirado por el fastuoso vestuario de baile de la dinastía Tang –aunque mucho más recatado-, se nos presentó un espectacular número de danza con mangas de agua y cintas, con una gran cantidad de participantes, en el que también hubo tiempo para los abanicos.
Esta parte concluyó con la emotiva balada romántica “Las espigas”, interpretada por la soprano Fang Jingjing y precedida de un preludio de flauta –el resto de la música no era en directo-, que trataba sobre la preocupación de la hija de un pescador al pensar en su amado, lejos de casa por la guerra.
En la última y tercera parte del show se combinaron temáticas tradicionales chinas con otras procedentes de varias partes del mundo. Dentro de la primera categoría pudimos encontrar, además de una pequeña exhibición de Tai chi –tras la cual se animó a algunos voluntarios del público a subir al escenario para practicar este arte centenario-, con un número de danza y uno de canto.
El primero de estos, realizado sobre la base musical de la ópera de Pekín “En la noche profunda”, consistió en una versión modernizada de danza kun o kunqu, que gracias al empleo de la técnica de las mangas de agua cosechó grandes ovaciones entre el público. El segundo, se trató de una nueva intervención de la soprano Fang Jingjing, en esta ocasión acompañada de la también profesora y reputada intérprete de guzheng[10] Zeng Xiaoyan, quienes interpretaron el tema “Caracteres chinos”, una conmovedora y pausada balada muy popular en China tras ser interpretada en la Gala del Festival de Primavera. Desgraciadamente, la acústica o el factor técnico del Auditorio no acompañó, ya que la música estaba demasiado alta para poder apreciar en todo su esplendor tanto la voz de la soprano como el sonido de guzheng,
No obstante, fueron los números de la segunda categoría mencionada –adaptaciones de temas extranjeros- los que abrieron y cerraron este tercer acto y los que más impacto causaron en el público. El primero de ellos consistió de una adaptación del tema principal de la película japonesa El castillo en el cielo (1986), la que fuera una de las primeras películas de relevancia de Hayao Miyazaki, compuesto por Joe Hisaishi, y que fue adaptado a la orquesta de cámara tradicional china, con un giro hacia el rock electrónico en la última parte que, aunque animaba el pausado tema, no acabó de convencer al público. El número final, tanto del acto como del espectáculo, consistió en un muy particular pasodoble español, arreglado para instrumentos tradicionales chinos, que constituyó una muy original, y colorida forma, de terminar el show, y que consiguió numerosos aplausos por parte del agradecido público.
En definitiva, podemos afirmar que el espectáculo “El amor de Jiangnan” se trata de un buen modo de promover la cultura tradicional china, como corresponde a las labores del Instituto Confucio. Aunque su programa es en gran medida heredero de las políticas culturales de la primera China maoísta, la rehabilitación y promoción del folclore regional puede ser un instrumento muy útil a la hora de diversificar la mirada sobre China y atraer el interés de un público más variado. La calidad del Grupo Artístico de la Universidad de Nanjing parece más que adecuada –en especial, la de su impresionante soprano y la del correctísimo equipo orquestal- para este tipo de actuaciones y no nos cabe duda de que realizarán un gran papel en el futuro como embajadores de la deleitable cultural tradicional china.
Notas:
[1] Para la realización de esta entrevista queremos agradecer en primer lugar, por sus gestiones, a Francisco Beltrán Lloris, Vicerrector de Internacionalización y Cooperación de la Universidad de Zaragoza y a Ángel Hu, co-presentador de la gala, quien ejerció de intérprete para la entrevista. Agradecemos igualmente su participación a Alba Finol, que se ocupó de la parte técnica de la entrevista y realizó las fotografías que acompañan este reportaje.
[2] El grupo de artistas de la Universidad Tecnológica de Nanjing está compuesto por la Orquesta de Instrumentos Tradicionales y por el Equipo de Danza. Dicha orquesta fue creada para popularizar la música tradicional china y promover el desarrollo artístico y estético en la Universidad, y ha participado en actuaciones a gran escala, tanto nacional como internacional, ganando medallas de oro y de plata en el VIII Festival Internacional de Artes e Instrumentos Tradicionales Chinos de Singapur. Por su parte, el equipo de danza es de creación más reciente –data del 2006-, y no se limita a la danza folklórica, sino que además realiza danza clásica, moderna y callejera.
[3] Jiangnan es una macrorregión geográfica de China, cuyo nombre responde a una denominación histórica y que no constituye una forma de división o administración real, pues está compuesta por la municipalidad de Shanghái y parte de las provincias de Jiangsu, Anhui, Jiangxi y Zhejiang. Con este nombre (literalmente “al sur del Jiang –el río Yangtsé-“) se conoce la zona del último tramo y la desembocadura de dicho río, así como a toda su margen sur. Está considerada como una de las regiones más prósperas de China, contando con ciudades tan importantes como Shanghái, Nanjing, Suzhou, Hangzhou o Ningbo. A pesar de la Civilización China se originó en el actual norte del país, la región de Jiangnan cuenta con una de las historias arqueológicas y culturales más sobresalientes de China, habiendo siendo sede de numerosos estados y dinastías chinas, como Chu, Yue, Wu y el posterior y próspero reino de Wuyue. Más adelante, durante la dominación mongola, sería la base de la resistencia, acogiendo a la Dinastía Song del sur –con su capital en Hangzhou- y a las facciones insurgentes pro-Ming –con sede en Nanjing- y pro-Wu –con sede en Suzhou-; de hecho, Nanjing permanecería como capital de la China reunificada hasta principios del siglo XV. En el siglo XIX, el reino resultante de la Rebelión Taiping también tuvo su capital en Nanjing, y más adelante, tras la proclamación de la República de China, Nanjing fue también proclamada capital, puesto que de iure todavía ocupa. Desde el siglo II, la región es una de las zonas más ricas de China, debido a la producción de bienes para la exportación como el té, la seda o la porcelana celadón.
[4] Los Yao son una de las 55 minorías étnicas reconocidas de China y unas de las 54 minorías étnicas reconocidas por el gobierno de Vietnam. Su número sobrepasa los tres millones de personas, repartidas esencialmente entre China (en las provincias de Hunan, Guangdong, Guangxi, Guizhou y Yunnan) y norte de Vietnam, pero también existen importantes grupos poblacionales en Laos, Myanmar y el norte de Tailandia. Los Yao hablan lenguas de diferentes ramas, siendo el más numeroso el grupo Mien. Tradicionalmente, son una sociedad patrilineal y practican una forma de Taoísmo muy influida por su sistema de creencias anterior.
[5] Este tema es una de las composiciones musicales chinas más conocidas del siglo XX. En realidad, se trata de un arreglo orquestal compuesto en 1952 por Liu Tieshan y Mao Yuan, inspirada por la danza de tambores de la etnia Yao. Originalmente compuesto para orquesta occidental, alcanzó un gran éxito en 1954 cuando se hizo el arreglo para orquesta china tradicional. Desde entonces, ha sido utilizada como base para numerosas canciones pop, tanto en China como en Estados Unidos.
[6] Fang Jingjing es la directora del Centro de Artes de la Universidad Tecnológica de Nanjing, que ha recibido múltiples galardones y honores por su talento, especialmente dentro de la música folclórica, tanto en China como en el extranjero.
[7] El go (que hoy en día se conoce en China como weiqi, literalmente “juego de tablero de envolvimiento”) es un milenario juego de estrategia chino que goza de un gran reconocimiento tanto en este país como en otras partes del mundo, como Corea y Japón. Se trata de un juego que se ejecuta sobre un tablero de 19×19 líneas –aunque pueden utilizarse más pequeño- y con piedras de color blanco y negro, que representan a cada jugador. La leyenda sitúa la creación del juego durante el reinado del Emperador Yao (2337-2258 a. C.), aunque las referencias más antiguas se limitan a las Analectas de Confucio y a algunos libros de Mencio. Durante muchos siglos, fue el juego preferido de la aristocracia y fue considerada como una de las Cuatro Artes Tradicionales de los eruditos chinos.
[8] En Ecos de Asia tuvimos la oportunidad de hablar de Yang Guifei en esta ocasión.
[9] Como ópera Kun o Kunqu se conoce a una de las formas de ópera china más antiguas, originaria de la región Wu en torno al lago Tai, que dominó las artes escénicas chinas de los siglos XVI a XVIII. Desde entonces, la popularidad y la permanencia de esta forma artística ha ido variando: decayó en el siglo XIX pero fue recuperada por filántropos a principios del siglo XX y durante el inicio de la China comunista, solo para caer en desgracia de nuevo con la Revolución Cultural y las posteriores políticas de apertura, aunque actualmente está experimentando un nuevo revival. Muchas de las óperas chinas de otros estilos contienen un importante repertorio kunqu, habiéndose adaptado también muchas de las obras clásicas chinas a este tipo de representación.
[10] Este es un instrumento musical tradicional chino, de cuerda pulsada, perteneciente a la familia de las cítaras. Es predecesor, y por tanto similar, al koto japonés, al gayageum coreano, y el đàn tranh vietnamita –entre muchos otros instrumentos-. Existe al menos desde el periodo de los Reinos Combatientes, y aunque en la actualidad se suele emplear un modelo con puentes y veintiuna cuerdas, existen versiones que tienen de quince a veinticico cuerdas. Como muchos otros instrumentos chinos, este se afina de acuerdo a una escala pentatónica.