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Ecos de Asia en la colección del Espía de la Universidad de Zaragoza – Revista Ecos de AsiaRevista Ecos de Asia
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Ecos de Asia en la colección del Espía de la Universidad de Zaragoza

La Biblioteca de la Universidad de Zaragoza cuenta, entre sus ricas colecciones, con obras muy interesantes que versan sobre aspectos distintos de Asia; no obstante, con excepción de las películas, la mayoría de los libros expuestos en la muestra Ecos de Asia: acercando culturas proceden de un fondo que conocemos con el nombre de Colección del Espía.

No sabemos si el Espía visitó algún territorio asiático, lo que sí que sabemos es que coleccionó un fondo muy interesante de libros que tienen que ver con las lenguas y en general con la civilización oriental y que ayudan a acercar culturas.

Por eso me gustaría tratar de la rareza misma de dicha colección, no sólo por su especial contenido y forma de ingreso en la Biblioteca sino también por su curiosa procedencia.

El responsable de que la colección se encuentre en esta Biblioteca es el querido y recordado Guillermo Redondo Veintemillas. Tal como él mismo contaba, y también nos dejó escrito, fue a comienzos de los años ochenta del pasado siglo cuando Inocencio Ruiz Lasala ofreció la colección al entonces Secretario de la Facultad de Filosofía y Letras, Guillermo Redondo, quien, una vez examinado el singular lote, no dudó en solicitar,  al Rector Federico López Mateos, las doscientas mil pesetas necesarias para su adquisición; por supuesto con el visto bueno del Decano Antonio Beltrán y del entonces Director de la Biblioteca, nuestro amigo y maestro José Luis Marquina, recientemente fallecido.

En total son más de ochocientas obras referidas aproximadamente a ciento cincuenta lenguas, algunas de ellas desaparecidas o en peligro de extinción y todas ellas publicadas entre 1817 y 1975.  Son obras destinadas a la enseñanza de una lengua (gramáticas, métodos de enseñanza, diccionarios, vocabularios, etc.), en su mayor parte redactadas en lengua francesa e inglesa y editadas y/o publicadas por instituciones religiosas, políticas, militares y económicas o por sus miembros.

Tras la recepción del fondo en la Biblioteca, e informada la Facultad, los libros fueron inscritos en el Libro de Registro de entrada de la Biblioteca entre el 3 y el 5 de mayo de 1984.

Cuando en 1987 me incorporé a trabajar en este Centro, bajo la dirección de José Luis Marquina, muy poco más se conocía de su procedencia; entre el personal se hablaba siempre con misterio de la colección del Espía. Misterio que quizá ayudó a que, unos cuantos años más tarde, tres amigas bibliotecarias (Luisa Orera en ese momento ya profesora de Biblioteconomía, Inmaculada Cantín que habían sido bibliotecaria de la Facultad y yo nos decidiéramos a abordar, en nuestro tiempo libre, la catalogación de esta casi olvidada colección.

El trabajo de ordenación y descripción de la colección lo iniciamos en el anterior emplazamiento de la Biblioteca, en el Pabellón de Filología. Pero no fue hasta el año 2008, ya ubicados en este nuevo edificio María Moliner, cuando se hizo público el catálogo, gracias al Instituto de Estudios Islámicos y del Oriente Próximo (IEIOP) que lo incluyeron entre sus publicaciones, con el título: Del acadio al zulú: una colección especial en la Biblioteca María Moliner de la Universidad de Zaragoza.[1]

No nos detenemos a explicar dicha obra, ya que en la Introducción se explica con detalle la metodología y estructura de la misma. Ahora bien sí que quiero destacar que el desarrollo de Internet y la facilidad de acceso electrónico a bibliotecas, librerías de anticuario y otros recursos bibliográficos, nos facilitó avanzar en la ardua tarea de descripción de algunos registros.

En cuanto a la procedencia del fondo, señalar que mientras realizábamos el proceso técnico y examinábamos los ejemplares observábamos marcas significativas de su procedencia, tales  como sellos de librerías, dedicatorias y apuntes manuscritos, forros imposibles de quitar, hojas con notas adicionales cosidas o pegadas a los libros, etc., que nos hacían preguntarnos por el o los poseedores de esta biblioteca. Teníamos la certeza de que había vivido en París en la postguerra (por los sellos de las librerías donde fueron comprados una buena parte); por supuesto que su trabajo y/o su afición tenía que ver con el aprendizaje y enseñanza de las lenguas, pero también había algo  misterioso en su empeño en ocultar a los curiosos, tras forros o encuadernaciones caseras, el  libro que estaba leyendo.

Aunque la variedad de editoriales privadas y públicas de las obras es muy amplia, y pertenecen a todos los continentes, destacan sobre todo las francesas. Si nos centramos en Asia, por ejemplo del continente asiático encontramos editoriales de Japón, China, Corea, Vietnam, Tailandia, Birmania, Singapur, Indonesia, Filipinas, India, Irán, Israel, Líbano, Sri Lanka, etc. (p. e. Mission Catholique, o la At the American Presbyterian Mission Press, que publicaron métodos en francés e inglés así como diccionarios para el aprendizaje del chino.)

Otros aspectos a señalar son las encuadernaciones e ilustraciones: destacan,  por su colorido y estilo las encuadernaciones orientales, escaseando los ejemplares con encuadernaciones en piel o en tela; respecto a las ilustraciones es muy amplia su variedad y estilo, tal como puede observarse en la muestra expuesta.

Si nos centramos en la colección de obras orientales su presencia es muy considerable, como lo atestigua Alberto Montaner en la presentación del catálogo:

La razón por la que éste ve ahora la luz dentro de las colecciones del IEIOP es que una parte importante del fondo que describe es de tipo orientalista, es decir, referido a todo lo que tenga que ver con las culturas y lenguas que van desde el Oriente Próximo hasta el Extremo Oriente[2]

El fondo asiático supera las trescientas obras, incluyendo desde las lenguas iranias y persas, las japonesas y coreanas (treinta obras) chinas, mandarinas, cantoneas, laosianas, miaos (más de sesenta) pasando por otras como el birmano, tibetano, camboyano, vietnamita, tagalo, malayo, javanés, malgache, maorí, tahitiano, samoano…o lenguas índicas como el sánscrito o hindustaní…etc.

Para esta exposición las comisarias Marisa Peiró y Carolina Plou han seleccionado del fondo del Espía veinticinco obras: gramáticas, métodos de enseñanza, vocabularios y diccionarios y también algún libro sobre civilizaciones, por ejemplo la tibetana.

Además se incluyen en la muestra trece películas significativas para mostrar este proceso de acercamiento de culturas como son Pasaje a la India, Gandhi, Tempestad en Asia, El último emperador o La vuelta en mundo en 80 días, junto con la obras complementarias como Las mil y una noches, La vuelta al mundo en 80 días, etc.

Volviendo al comienzo de mi intervención, reitero que sabemos muy poco del propietario inicial de este fondo y si tuvo la oportunidad de viajar a Oriente. Guillermo Redondo en el Prólogo al catálogo aventuró  que el dueño de la colección podría ser el que estampó su nombre F. A. Camazón, a modo de marca de propiedad en un Traité de Criptographie  (París: Librairie Féliz Alcan, nouvelle édition, 1935 (1º, 1925) que él había adquirido a Inocencio Ruiz y que sin duda formaba parte del lote. Señaló también que dicho Camazón podría ser aquel del que el profesor Arturo Quirantes había hablado en su Boletín del Taller de Criptografía Enigna, (n. 8, de 2 de diciembre de 2002) aventurando que podría tratarse del Presidente del Consejo Nacional del Cuerpo de Seguridad de la República Española.

Estaba ya en prensas el catálogo cuando en un reportaje del periodista  Ramón J. Campo aparecido en el Heraldo de Aragón, el 28 de septiembre de 2008  con el título “El secreto del Enigma descansa en Jaca”, se nos desvela el misterio. Sin ninguna duda la colección perteneció a Faustino Antonio Camazón, criptógrafo y espía, que ayudó a desentrañar la máquina Enigma y murió en Jaca; y cuya “familia altoaragonesa vendió su gran biblioteca” tal como aparece en el documentado artículo de Ramón J. Campo.

Aunque seguimos sin saber con precisión cómo se formó esta biblioteca particular, entendemos el porqué; es una colección singular, que se ha convertido en una fuente de referencia especializada no sólo de interés para los lingüistas, sino también para los historiadores e investigadores que tratan sobre la cultura y civilización europea y de los pueblos orientales y que ayuda a estrechar lazos y a acercar culturas, como bien lo muestra esta exposición Ecos de Asia.

Notas:

[1] Cantín Luna, Inmaculada, Cantín Luna, Matilde, Orera Orera, Luisa, Del acadio al zulú: una colección especial en la Biblioteca María Moliner de la Universidad de Zaragoza. Zaragoza, Instituto de Estudios Islámicos y del Oriente Próximo, 2008 (ISBN: 978-84-95736-08-6). También accesible en versión electrónica en el repositorio Zaguán y en el catálogo Roble.

[2] De acuerdo con la definición de orientalista que ofrece el DRAE, “Persona que cultiva las lenguas, literaturas, historia, etc. de los países de Oriente”.

avatar Matilde Cantín (1 Posts)

Directora de la Biblioteca María Moliner de la Universidad de Zaragoza.


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