La región del Tíbet es uno de los lugares más espirituales y vírgenes del planeta. Aunque las autoridades chinas están construyendo en la zona a un ritmo frenético, en especial alrededor de Lhasa, su capital, con objetivo de convertir al Tíbet en un polo de atracción turística; el conocido como “techo del mundo” todavía cuenta con remansos de paz donde conocer la verdadera sabiduría del budismo. Uno de estos lugares es el Monasterio de Kumbum, a veintisiete kilómetros al este de Xining, en el cantón de Huangzhong de la provincia de Qinghai.
También conocido como Monasterio Ta’er, se empezó a construir en 1577 en honor del fundador de la Secta del Gorro Amarillo,[1] TsongKhapa (1357-1419), prolongándose las obras más de ciento cincuentaaños después de su muerte.
Conocido en lengua tibetana como Gongbeno Gunbum Shimhanada, significa diez mil figuras de Buda y cuenta con cuatro colegios monásticos de aprendizaje o facultades (dratsang): la Facultad de Lógica, el Colegio Tántrico o Esotérico, el Colegio Médico y el Colegio Kalachakra (dedicado a la astrología). Con capacidad para miles de estudiantes y monjes, posee nueve mil trescientas habitaciones y cincuenta y dos salones, en una superficie de ciento cuarenta y cuatro mil metros cuadrados, en estilo tibetano y han, ubicado entre las Montañas del Loto.
El complejo monacal posee veintiocho estructuras, entre las que destacanel Gran Salón de Tejas Doradas y el Gran Salón de la Mediación, tanto por su riqueza ornamental como por su suntuosidad y cuidada disposición interior.
El Gran Salón de Tejas Doradas es conocido en los Anales de Historia Budista como “uno de los pabellones más solemnes del mundo.”[2] Construido en 1379, se ubica entre el Pabellón del Gran Sutra, el Pabellón Maitreya, el Pabellón Mahakala y el Pabellón Sakyamuni, frente a la Sala de Debate del Verano.
Este gran pabellón dorado, similar al más pequeño Pabellón de los Defensores del Budismo en el mismo Kumbum, recuerda a un palacio chino con tejados a cuatro aguas distribuidos en tres niveles que combinan los estilos arquitectónicos han y tibetano tradicional. Sus tejas de bronce pulido contrastan con los muros de ladrillo y las decoraciones pictóricas en verde, con las cortinas de algodón blanco y con las telas azules con frases en sánscrito. Cuando el viento sopla, suenan las campanillas suspendidas de los aleros y las vigas de madera, y da la sensación de que los espíritus discurren por su amplio pasillo central. En el centro exacto de la sala principal, se levanta una estupa de plata de once metros de altura, la más valiosa de cuantas posee el templo. La estupa, cuyo origen se encuentra en los antiguos túmulos funerarios, es un tipo de arquitectura budista cuya función principal es contener reliquias. Se encuentra extendida por todo el sudeste asiático.
En el interior del perímetro sagrado de Kumbum, famosas son también sus ocho estupas del Buda Sakyamuni, levantadas en el espacio que surge al traspasar la Gran Puerta Sagrada. Sus solemnes estructuras recorren el camino que va del este al oeste del lugar, y sus nombres son tan sugerentes como su decoración pictórica: la pagoda del Loto, del Bodhi, de la Rueda del Dharma,[3] de las Herejías Conquistadas, del Renacimiento, de la Paz, de la Victoria y del Nirvana. Construidas en 1776, sirvieron para conmemorar eventos de la vida del Buda Sakyamuni.
En la actualidad hay cuatrocientos monjes viviendo en Kumbum, ya que el monasterio se vio afectado por las políticas comunistas chinas desde finales de los años cincuenta. De entre todos ellos, trescientos están en el Colegio del Debate y el resto se distribuye de manera uniforme entre las otras tres universidades. Tradicionalmente, la mayoría de los monjes Kumbum han sido tibetanos de Amdo,[4] como los del Monasterio de Labrang. El resto, mongoles deKhalkhao de Mongolia Interior y también hay algunos uigures de Gansu.
Con la llegada de la primavera, los monjes de Kumbum retoman una tradición anual tan antigua como el propio Budismo; se trata de la realización de grandes estatuas de espíritus protectores y maestros, así como una intrincada decoración floral, utilizando mantequilla que posteriormente es coloreada. Debido a las bajas temperaturas de la región, la mantequilla permanece intacta durante meses, con la suficiente dureza como para recrear expresiones faciales y delicados movimientos. Se trata de un arduo trabajo de hasta medio año por cada estatua, con jornadas desde las ocho de la mañana hasta las doce de la noche en ambientes gélidos, y que lleva a muchos monjes a desarrollar artritis prematura en las manos. Sin embargo, esta práctica es una más en el camino hacia la iluminación, ayudando a crear un karma positivo en el planeta, contrarrestando así el poder de las epidemias, el hambre y las guerras.
Pese a todo este sacrificio, las estatuas y altares de mantequilla están destinados a desaparecer, sujetos a las variaciones climáticas y a la fragilidad de una material que es orgánico y, por tanto, perecedero. Este arte efímero no hace sino reforzar la idea budista del mundo como un ente en perpetuo cambio, en donde nada es eterno y todo está destinado a morir para poder renacer y renovarse.
Hoy y siempre, el monasterio ha sido y es un lugar de peregrinaje, un santuario para estudiantes y un imán para los amantes del arte y la belleza, reconocido Bien de Interés Histórico Nacional en China.
Para saber más:
Notas:
[1] La secta Gelugpai o del Gorro Amarillo se encuentra entre las escuelas principales del budismo del Tíbet, junto con la Nyingma, Sakya y Kagyu, cuya principal cabeza visible y máximo jerarca es el Dalái lama. La secta aboga por el proceso de aprendizaje progresivo de sutras, el sistema budista tanto exotérico como esotérico y el establecimiento de organismos monásticos propios, así comoun sistema para la educación completa de los monjes Esta secta influyó de forma trascendental en la vida política, económica y cultural de las minorías étnicas tibetana y mongola de China.
[2] Roerich, G., Blue Annals, traducción del inglés de la obra publicada en 1476 por GöLotsawaZhönnu-pel, Editorial Motilal Banarsidass, 2016 (2ª ed.).
[3] El dharmachakra o Rueda del Dharma es un símbolo que representa al dharma (la ley cósmica o el orden) en el hinduismo, el budismo y el jainismo. Las escuelas Mahāyānas clasifican las enseñanzas budistas en giros de un esquema secuencial de desarrollo, en el cual Buda comenzó con simples enseñanzas y prosiguió con otras más complejas y difíciles. Estas fases son denominadas «vueltas de la rueda de la religión», por lo que en los monasterios budistas siempre hay una Rueda del Dharma que recuerda el camino que hay que recorrer hasta alcanzar la sabiduría.
[4] La región de Amdoes una de las tres provincias culturales que forman el Tíbet, junto con Ü-Tsang y Kham. En sentido político pertenece a la provincia china de Qinghai, pero culturalmente su importancia radica en la gran presencia de monasterios budistas y por ser el lugar de origen de muchos maestros budistas tibetanos, como Tenzin Gyatso, 14º Dalái Lama.
Hola queridos amigos
muchas gracias por tan interesante información.
Viajo con un grupo de amigos a China y estaremos un día en dicho monasterio.
Sera posible coordinar con sus monjes alguna actividad, charla, previa a nuestra llegada???
Gracias y muchos saludos