Berserk.
Kentaro Miura.
Editado en Japón por Hakusensha (revista Young Animal). Editado en España por Norma Editorial.
Berserk es un seinen (manga dirigido a un público adulto masculino) que goza ya de cierto recorrido, pero lo reseñamos ahora en Ecos de Asia como recomendación para nuestros lectores. Las razones son variadas y, sin que sirva de precedente, vamos a realizar una enumeración:
En primer lugar, la historia resulta sugerente. Sobre un paisaje de tintes medievales se narran las aventuras de un guerrero especialmente capacitado – Guts – que, tras unos inicios exitosos a nivel militar, se ve obligado a luchar contra toda una retahíla de monstruos creados sobre una base de inspiración cristiana y mitológica, buscando recuperar a su familia y trabando una venganza que va más allá de lo personal.En general, se plantea un enfoque básico maniqueoe lucha entre el bien y el mal, donde el primero se enfrenta a todo tipo de obstáculos y el segundo parece campar a sus anchas.
En segundo lugar, el manga es muy recomendable porque tiene importantes dosis de sangre. Sí, sencilla y llanamente: sangre. La obra tiene un toque (como muchos seinen) un tanto gore: el protagonista porta una espada más larga que un ser humano medio, capaz de partir cráneos, triturar huesos, destrozar a criaturas mágicas (y no) y servir como arma masturbadora para varios personajes. Multiusos. Todo aquel lector al que le gusten los desmanes de la adaptación televisiva de las novelas de George R. R. Martin (Juego de Tronos), disfrutará con este manga.
En tercer lugar, el manga posee fuertes dosis de erotismo, algo muy común entre los seinen. Y recrea escenas verdaderamente bien configuradas a nivel visual, con un cierto estilo. Aunque, también es cierto que la combinación de erotismo y goreforma a veces (no mentiremos: en muchas ocasiones) situaciones que podrían resultar bastante desagradables para el lector.Esto no debería resultarnos extraño pues proviene de la tierra de artistas como Shintaro Kago, amplio representante del ero guro, un género que edifica sus códigos fundamentales en la combinación de sexualidad y violencia.
En cuarto lugar, el dibujo es detallista y cuidado. Los planos con los que Kentaro Miura articula el cómic son bastante tradicionales, pero muy correctos y, grosso modo, configuran un buen resultado final. El tono épico de las batallas aumenta gracias a ello: poseen un tono tenebroso, que va in crescendo acorde a la historia.
Y, en quinto y último lugar, Berserk es una demostración (de las muchas) de la amplia variedad de géneros y técnicas plásticas que podemos encontrar en el terreno del manga. Si el lector está acostumbrado a propuestas del estilo de Sailor Moon o Naruto puede ampliar su espectro y leer algo muy distinto.
Sin embargo, y ya fuera de enumeraciones, podemos concluir nuestra reseña con una crítica: las interrupciones en la serialización del manga. En ocasiones durante meses, y siempre por motivos personales del autor, el manga se interrumpe, sin importar si el momento del parón resulta clave para la trama o no. Evidentemente, el autor tiene su propio derecho al parón creativo, pero muchas veces ello supone aguantar durante meses la resolución de un conflicto en concreto. Y eso no es algo que guste al lector entusiasmado con Berserk.