Hiroshi Sugimoto posiblemente sea el nombre del mayor valor de la fotografía japonesa y uno de los principales a nivel internacional. Sus fotografías se caracterizan por una gran profundidad intelectual, que las convierte en poderosos elementos de una reflexión compleja sobre la autenticidad, la realidad, la forma y la función, así como por su delicado trabajo, prácticamente artesanal, en el que rehúye frecuentemente de los avances técnicos a su alcance, trabajando con los procedimientos más básicos de la técnica fotográfica, siempre en blanco y negro.
Nacido en Tokio en 1948, comenzó su carrera como fotógrafo en 1976. Había comenzado unos años antes estudios políticos y sociológicos, pero en 1974 decidió trasladarse a Estados Unidos para iniciar su formación como artista. No obstante, su interés por la fotografía no surgió en el Art Center College of Design de California, sino que ya lo había cultivado en su juventud, entre otras cosas, fotografiando imágenes de Audrey Hepburn en proyecciones de cine (en este episodio, anecdótico dentro de su trayectoria, puede no obstante atisbarse ya las inquietudes que tendrá el Sugimoto profesional, como puede ser el hecho de que fotografiase una imagen ficticia –haciéndola pasar por real bajo el prisma de la cámara– o el de fotografiar una sesión de cine).
Agrupadas en torno a distintas series, que actúan como hilos conductores, las fotografías de Hiroshi Sugimoto plantean una ruptura con lo establecido mediante el engaño, elaborando ficciones a través de la descontextualización, o bien creando una abstracción estéticamente sobrecogedora partiendo de la realidad del objeto fotografiado.
Por todo ello, la exposición Black Box, organizada por la Fundación Mapfre en su barcelonesa sede de la Casa Garriga i Nogués, se convierte en una visita obligada en la que explorar las que son las cinco series más célebres del fotógrafo, algunas de ellas todavía sin finalizar.
Los distintos espacios en los que se divide la exposición exhiben diversos ejemplares de Seascapes (Paisajes marinos, iniciada en 1980), Portraits (Retratos, 1994-1999), Theaters (Cines, iniciada en 1976), Dioramas (1976-2012) y Lightning Fields (Campos de relámpagos, iniciada en 2006).
En Seascapes, Sugimoto logra la abstracción a partir de la representación de distintos paisajes, radicalmente diferentes pero, a simple vista, prácticamente idénticos. Diferentes escenas de mar abierto, tomadas en varias localizaciones (el mar Báltico, el Tirreno o el Egeo, por citar algunos), crean composiciones en las que el contraste de grises entre el cielo y el mar desdibuja el horizonte hasta transformarlo en una suerte de abstracción natural que transmite la relajación del movimiento constante del oleaje al tiempo que cuestiona los parámetros de la realidad desde la creación de un paisaje primigenio, alejado del tiempo, en el que la mera existencia queda reducida a un interrogante.
Portraits comparte con Dioramas la voluntad de alterar el tiempo, realizando distintos tipos de recreaciones que tienen en común su anacronismo. De este modo, Sugimoto plantea la veracidad de la fotografía como “esto” y “ahora”, fotografiando elementos descontextualizados que hablan de distintos tiempos. En Portraits, estos elementos son figuras de cera, procedentes del museo de Madame Tussauds de Londres, que pasaron por su estudio para retratar personajes históricos desde el momento presente. Por su parte, en Dioramas los protagonistas son paisajes recreados en el Museo de Historia Natural de Nueva York, plagados de animales embalsamados y alusivos a distintos entornos, creando de nuevo este juego entre realidad y ficción, o, mejor dicho, un engaño reflexivo en el que establece como reales imágenes artificiales, cuestionando la propia naturaleza de la fotografía y todas las asunciones que se han hecho sobre ella.
Del máximo interés es también el ejercicio que Sugimoto realiza en Theathers. Las distintas fotografías de esta serie muestran salas de cine durante la proyección de una película. La fotografía se ha tomado manteniendo el obturador abierto durante toda la proyección, es decir, permitiendo la sobreexposición de la imagen. A nivel visual, se consigue un efecto muy impactante, en el que se percibe la pantalla blanca y el resto de la sala tenuemente iluminada por la luz que proviene de esta, pero más interesante resulta en un plano conceptual: Sugimoto logra, a través de esta técnica, fotografiar el paso del tiempo.
Finalmente, la serie Lightning Fields supone uno de sus experimentos más llamativos en lo que a técnica respecta, puesto que se trata de imágenes tomadas sin la mediación de una cámara. Las distintas fotografías son fruto de una exposición directa del negativo a descargas eléctricas, cuya luminosidad deja su huella en el material sensible. Atendiendo al propio Sugimoto, sus pretensiones con este trabajo son las de experimentar por sí mismo y contemplar a través de su particular mirada (encarnada en su experiencia fotográfica) la perspectiva que adoptaron los primeros descubridores e investigadores en el ámbito de la electricidad.
El discurso expositivo parte de Seascapes, el que posiblemente sea el proyecto más famoso de Sugimoto, con diez vistas dispuestas a lo largo de un pasillo de una manera que cohesiona todavía más un tema tan unificado como son estas líneas de horizontes tranquilas, obligando a valorar sus diferencias y a apreciar sus matices. A continuación, la exposición prosigue en una sala diáfana, pero de arquitectura recargada, en la que se disponen, en su rincón más clásico, varias piezas de las once que se exhiben de la serie Portraits, dedicadas a personajes de época, encabezados por Enrique VIII. En la otra parte de esta misma sala figuran las cuatro fotografías dedicadas a personajes del siglo XX. Theathers se exhibe también en un pasillo, consiguiendo el mismo efecto que Seascapes de acentuar las diferencias entre temas tan similares. No obstante, las dos fotografías que representan autocines se sitúan en otro espacio, adyacente pero diferenciado, del mismo modo que se distribuían los retratos de Portraits en función de su tema. Las piezas de Dioramas se distribuyen por varios espacios, al tratarse de obras con muchos más elementos y detalles que las anteriores, se dota a cada fotografía de espacio suficiente para que la cantidad de estímulos no resulte excesiva para el visitante. Finalmente, Lightning Fields se expone también a lo largo de un pasillo, como una sucesión de experimentos en los que el proceso es tan importante o más que el resultado.
En definitiva, la muestra de la Casa Garriga i Nogués constituye un magnífico repaso a la trayectoria e inquietudes de uno de los fotógrafos más destacados en activo durante las últimas décadas. A lo largo de las cuarenta y una obras recogidas, el visitante podrá apreciar esta particular visión del mundo y de la fotografía que plantea Sugimoto, de la cual es prácticamente imposible no terminar sintiendo fascinación.
Black Box estará en Barcelona, de la mano de la Fundación Mapfre, hasta el 8 de mayo. Y si no pueden acercarse, tienen la opción de poder aproximarse a este discurso expositivo a través de la visita virtual que ofrece la Fundación Mapfre de manera libre y gratuita, disponible aquí.