El Doctor John Montagu Hobson es un profesor e investigador del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Sheffield desde el año 2004. Desde entonces, sus investigaciones se han centrado en desmentir el eurocentrismo, algo que hizo en la obra que publicó ese mismo año, The Easter Origins of Western Civilisation.
John M. Hobson estudió Ciencias Políticas y Económicas en la Escuela de Londres. Después realizó un Doctorado en Historia Social, viajó a Australia e impartió clase en las Universidades de Melbourne y de Sydney. Desde el año 2005, es profesor de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad de Sheffield, en Reino Unido.
Sus primeros trabajos como escritor e investigador tuvieron como protagonista a la Economía, como por ejemplo States and economic development: a comparative historical analysis, publicado en el año 1995, y, también, a las relaciones internacionales, siendo un ejemplo de ello Historical Sociology of International Relations, del año 2002. Pero desde el año 2004 el Doctor Hobson se ha centrado en estudiar el eurocentrismo y desmentirlo, siendo este tema el protagonista del libro que se analizará a continuación, The Easter Origins of Western Civilisation, publicado en inglés en el año 2004 y en 2006 en español.
En esta obra, el autor trata sobre el eurocentrismo imperante en la sociedad occidental, exponiendo una serie de argumentos con los que pretende cambiar de parecer al lector. De este modo, defiende la gran aportación que la civilización oriental y extremo oriental han hecho al mundo, especialmente a Europa, desmintiendo los “mitos” –cómo él los llama– que provocaron las ascensión y la evolución de Occidente.
Tanto en esta obra como en otras posteriores, como The Eurocentric Conception of World Politics: Western International Theory, 1760-2010, defiende el papel que jugaron las potencias orientales y extremo orientales, especialmente China, Japón, Mongolia, los Emiratos Árabes, Arabia Saudí, Egipto y Argelia, en la modernización de Occidente. Por lo tanto, se trata de un escritor, profesor y Doctor que se aleja de los parámetros eurocéntricos que imperan en los sistemas educativos occidentales, y dignifica el papel que estos países asiáticos y del Oriente Próximo han tenido desde la Edad Antigua hasta la Edad Contemporánea, lo que convierte a esta obra en una dura crítica hacia las potencias europeas, las cuales pudieron ascender y “conquistar” el mundo gracias a las invenciones realizadas en Oriente.
El libro se divide en cuatro partes, centrándose las tres primeras en aspectos significativos de la ascensión de Occidente y de los inventos realizados en Oriente, y la cuarta parte se centra en resumir y remarcar los puntos más importantes contra el eurocentrismo.
De este modo, comienza abordando el puente que las potencias islámicas construyeron entre Asia y Europa, siendo este el camino por el que llegaron al continente occidental las innovaciones y los inventos realizados en los países asiáticos. Estas primeras innovaciones son llamadas por el autor “carteras de recursos”, es decir, instituciones, ideas y tecnologías, entre las que se encuentran, por un lado, el desarrollo de la economía y del comercio en Oriente Medio y en el Norte de África, y, por otro, innovaciones chinas como la pólvora. Así, el Doctor Hobson rompe con la idea eurocentrista de la supremacía de Occidente respecto a Oriente, haciendo ver que todo lo que llevó a Europa a la cima de su poder, fue gracias a las innovaciones chinas, islámicas y africanas.
Tras esta reflexión acerca del poderío europeo, Hobson viaja hacia la Edad Media europea, tratando tanto el feudalismo como los descubrimientos marítimos. Por lo tanto, por un lado medita acerca de la evolución de la agricultura mediante los inventos orientales y la influencia que tuvo la Iglesia para designar a los seguidores del Islam a una posición inferior, pero hay que tener en cuenta que todos los avances que las potencias europeas tuvieron en agricultura estaban directamente relacionados con los avances de las países islámicos.
Así, el Doctor Hobson expone que todos los inventos realizados en Europa son falacias. Los inventos realizados por los italianos fueron producidos gracias al contacto que la península italiana sostuvo con Oriente Medio y con China, lugares desde donde llegaron materias como la geometría o la óptica, grandes factores que explotarán los inventores y los artistas del Renacimiento Italiano, como fue el caso de Leonardo da Vinci y de Miguel Ángel Buonarroti.
A todo ello, el autor suma que los descubrimientos marítimos realizados por Portugal y España fueron gracias a los inventos asiáticos, como el timón de popa o la vela latina; y mientras que los reinos europeos se dedicaban a pugnar entre sí, los árabes, los indios y los chinos ya se encontraban comercializando con Europa, África y América. Fueron tales los inventos marítimos asiáticos, que fue la flota china aquella que tuvo más poderío naval hasta el siglo XVI.
Tras este análisis de la Edad Media, John M. Hobson analiza los factores que dieron lugar a la Edad Moderna, como el descubrimiento de América o la caída de Constantinopla. De este modo, expone el falso descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón, quien siempre creyó que había llegado a Asia, el Renacimiento, producido gracias a las innovaciones acaecidas en Oriente Medio, la imprenta creada por Johannes Gutenberg, imprenta que fue posterior a la creada en Corea, o la revolución militar occidental, la cual se produjo gracias a las innovaciones y al armamento chino e islámico.
Estos factores que acabaron uniéndose en la modernización europea, culminaron con la formación y la expansión del Gran Imperio Británico, el cual se pudo constituir gracias a las ideas llegadas a Gran Bretaña desde China, pero fueron los ingleses quienes perfeccionaron las ideas y los inventos e innovaciones dadas en el país del medio. Así, el autor dice lo siguiente:
Las ideas chinas tuvieron una particular importancia a la hora de estimular la Ilustración europea tanto en el continente como en Gran Bretaña. Influyeron en las ideas europeas acerca del gobierno, la filosofía moral, los estilos artísticos (por ejemplo, el rococó), los vestidos, los muebles y el papel de pared, los jardines, la economía política, el consumo de té y muchas otras cuestiones.[1]
Estas ideas llegaron a Gran Bretaña gracias a los franciscanos, a los jesuitas y a los holandeses, originándose así una gran revolución agrícola, una gran revolución algodonera y, por supuesto, una gran revolución industrial, pero siempre teniendo en cuenta que la máquina de vapor fue desarrollada en Gran Bretaña gracias a los inventos desarrollados por los chinos, y que los altos hornos, la hulla y la producción de hierro y de acero fueron usados y producidos antes en China que en Gran Bretaña.
Fue, finalmente, a mediados y finales del siglo XIX cuando, por primera vez, Gran Bretaña superó a la economía China, convirtiéndose en la primera potencia mundial. Esto lo logró debido a la modernización británica, a las dos Guerras del Opio, a la imposición de tratados desiguales para Japón y para China, al proteccionismo arancelario que presentaba el Imperio Británico, a la colonización de la India y a los impuestos que el Imperio puso a sus súbditos.
Por último, el Doctor Hobson remata esta obra con dos capítulos recopilatorios de sus propias ideas, poniendo el énfasis en que la línea que separa Oriente y Occidente no es tan grande como siempre se ha querido ver, y que fue gracias a Oriente por lo que las potencias europeas pudieron alcanzar la gloria.
Con estas ideas, el Doctor John Montagu Hobson se convirtió en una eminencia acerca de la evolución tanto de Europa como de Asia, siendo uno de los principales investigadores de la importancia que tuvieron las potencias asiáticas en el devenir del mundo. Ahora bien, es posible que sus ideas expuestas en este manuscrito no sean del todo objetivas.
Este libro no va a llamar la atención a nadie en una librería, pero es muy recomendable para aquel que quiera salirse de los dogmas que la educación hispana y europea impone a sus alumnos. Al leer el libro, uno no se espera lo que finalmente se encuentra, es decir, durante la niñez y la adolescencia se estudia en los colegios e institutos que Europa y América son la cuna del mundo y que civilizaron al resto de La Tierra, pero al llegar a la adultez, y especialmente cuando se cursan grados, másteres y doctorados universitarios, uno se va dando cuenta de que todo lo que había aprendido acerca de Historia, Filosofía y Sociología no era del todo exacto.
El Doctor Hobson intenta abrir un poco las mentes de los interesados en la historia del mundo y en la evolución de Asia. Trata de desmentir el eurocentrismo y, de hecho, lo consigue; pero al hacerlo, deja a Europa en una posición nada relevante, siendo tan solo una copia mala de Oriente, pero Occidente no sólo es una copia. Otros autores, como por ejemplo el filósofo e historiador Peter Watson, quien publicó en el año 2006 Ideas: a History of Thought and Invention, from Fire to Freud, publicado en español como Ideas: historia intelectual de la humanidad, defienden que es cierto que la evolución de Europa fue gracias a las innovaciones realizadas en Oriente, pero también defienden la importancia que tuvo Occidente a la hora de hacer evolucionar dichas innovaciones. De este modo, se pueden ver de dos puntos de vista bastante diferentes, ya que Hobson da a entender al lector en su obra que Europa es una copia de Oriente, y que fue gracias a Oriente, y solamente a Oriente, por lo que pudo evolucionar y modernizarse; por otro lado, Watson aborda el avance de Asia y de Europa, siendo más objetivo y menos crítico. Hobson desprestigia a Occidente y Watson lo iguala a Oriente.
Pero, si se toma la idea de Hobson, ¿qué hubiese pasado sí los inventos de Oriente no hubiesen llegado a Occidente? El ritmo de la historia sería diferente, siendo, posiblemente, los asiáticos quienes hubiesen conquistado a los europeos. Por otro lado, fue gracias a los desarrollos que los occidentales hicieron a los inventos orientales por lo que, al final, los países asiáticos lograron modernizarse, como es el caso del país nipón, cuya modernización se inició con la llegada de los estadounidenses a finales del siglo XIX.
Hay que tener en cuenta, además, que la modernización de la que se habla es la que fue producida gracias a los avances occidentales, por lo que, en caso de que estas innovaciones no hubiesen llegado a Occidente, la modernización de la que ahora se habla sería totalmente diferente, pues serían las potencias orientales aquellas que hubiesen modernizado y educado a Occidente.
De todos modos, el hecho fue que Occidente desarrolló las creaciones orientales a un gran nivel, por lo que también han tenido su mérito en la historia, aunque Hobson, lo único que quiere reflejar, es que la ascensión occidental derivó de la falsificación, de la apropiación, del imperialismo y del racismo.
Dejando de lado la modernización, es muy interesante ver como refleja Hobson la importancia de las potencias orientales, pero tan solo hace referencia a Oriente Medio, Egipto y China, apareciendo Corea, Mongolia y Japón mencionadas, pero dejándolas un poco de lado. Por eso, no se puede decir que los países orientales hayan sido mejor o más poderosos que los occidentales, porque el propio autor menciona pocos de los países que componen Asia; es decir, a pesar de que China fue la mayor potencia mundial hasta el siglo XIX, países como Vietnam, Tailandia, Corea o Japón fueron superados por Occidente rápidamente, es posible que fuese por las innovaciones orientales, pero fueron los europeos quienes las llevaron a su máximo esplendor.
De este modo, se puede ver una especie de círculo en el cual Oriente realiza unas innovaciones, Occidente las mejora y con ellas conquista el resto del mundo. Entonces, ¿es tal la supremacía de Oriente como Hobson quiere hacer creer? Así, Oriente se derrotó a sí mismo.
A pesar de que es posible que el Doctor Hobson sea algo subjetivo, se trata de una obra muy interesante, dando una visión que no es impartida en la educación occidental, pero es posible que el autor debería haber dado una visión de Oriente y del Próximo Oriente tratando todas las regiones que los componen. Porque, realmente, Occidente no es superior a Oriente, pero tampoco al contrario. Simplemente, cada país, cada región, ha tenido, tiene y, posiblemente, tendrá, su momento en la historia. Y, del mismo modo que las mayores potencias económicas durante toda la Edad Media fueron asiáticas, durante los siglos XIX y XX lo fueron las Occidentales; y, ahora, desde el año 2008, el panorama internacional está volviendo a girar. ¿Es posible, por tanto que los países asiáticos, es decir, Oriente, vuelvan a ponerse a la cima del mundo otra vez?
Para saber más:
Notas:
[1] Hobson, John Montagu. Los orígenes orientales de la civilización de Occidente. Barcelona, Crítica, 2006, p. 262.