Shingeki no Kyojin. Hajime Isayama.
Editado por Kōdansha en Bessatsu Shōnen Magazine.
En España por Norma Editorial (Ataque a los titanes).
Hace unos meses apareció una noticia en El País, en su sección de cultura. El periódico se hacía eco de una nueva moda que causaba furor entre los jóvenes japoneses: varios de ellos habían tomado fotografías jugando con la perspectiva. El efecto óptico hacía que unos parecieran más grandes que otros, colosales, como si fueran titanes. La diferencia radicaba en que, en lugar de disponerse junto a la torre de Pisa, lo hacían en posiciones con los que deban a entender que devoraban, desgarraban o estrujaban a sus amigos. La nueva moda (viral en redes sociales) tenía su origen en Shingeki no Kyojin, un manga guionizado y dibujado por Hajime Isayama.
Los japoneses tienen un sentido del humor bastante ácido, y el manga no sólo es un buen terreno para expresarlo, sino un campo que se impregna rápidamente de numerosos conceptos de la mitología y la cultura popular. En este caso, la vieja noción mítica, transcultural, de “titán” o “coloso”, se configura como columna vertebral de una trama distópica: la humanidad se encuentra aislada, encerrada tras muros para protegerse de gigantes que, sin razón aparente, tratan de acabar con su existencia. El guiónse encuentra muy bien tramado. Quizás demasiado. Si el nudo se revela muy rápido, podría acabar degenerando en algo peor. Pero, por el momento, se plantea con bastante coherencia. La peor parte se la lleva el dibujo, todavía poco evolucionado, en ocasiones con fallos de perspectiva y siempre demasiado naïf. Pero se explica por la juventud del mangaka. Todavía le queda mucho por andar y, a nosotros y de momento, mucho por leer de un manga muy recomendable.