Recientemente, se han conocido las nominaciones a los premios Goya 2016, entre los que cabe destacar, dentro de la categoría a mejor película europea, el documental Camino a la escuela (Sur le chemin de l’école), un fantástico ejemplo de proyecto audiovisual comprometido con uno de los principales problemas actuales: el acceso a la educación en todo el mundo. En venta en DVD desde el 13 de noviembre, lo cierto es que este largometraje surge en 2013, año en el que ya consigue el premio César al mejor documental. Desde entonces, la película no ha dejado de crecer, expandiendo su éxito más allá de Francia, su país de origen.
Dirigida porPascal Plisson (Massai: Los Guerreros de la Lluvia, 2004; El gran día, 2015), se encuentra además patrocinada por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), siendo éste el nivel más exclusivo de apoyo que otorga dicha institución. UNICEF Comité Español también se encuentra vinculada con el largometraje y, de hecho, la distribuidora del mismo (ABORDAR) acordó donar a la asociación un euro por cada DVD / Blu-ray vendido. Dichos fondos van destinados a la campaña “Gotas para Níger”de apoyo a los derechos al agua, la educación y la salud en dicho país.[1]
Camino a la escuela cuenta la historia real de cuatro niños, Jackson (Kenia), Carlitos (Argentina), Zahira (Marruecos) y Samuel (India), que deben enfrentarse a multitud de peligros para conseguir llegar a la escuela. Aunque residen en lugares muy distintos del mundo, todos ellos comparten el deseo por aprender, ya que son conscientes de que sólo la enseñanza les dará la oportunidad de luchar por un futuro mejor. La aventura que emprenden para lograrlo es difícil y arriesgada, pero están dispuestos a asumir los riesgos.
En estos instantes, y dado el carácter de la publicación donde se inserta la crítica, es interesante detenerse en el caso de Samuel, un niño indio de 13 años cuya minusvalía física hace que tenga que trasladarse a la escuela en silla de ruedas. Para ello, cuenta con la ayuda de sus dos hermanos menores, que le acompañan durante todo el trayecto (de cuatro kilómetros, que supone una hora de duración) empujando la silla. El camino no es fácil, ya que deben sortear ríos, senderos de tierra y otra serie de obstáculos (de hecho, en el documental se aprecia como tienen que hacer frente a la rotura de una de las ruedas).
El carácter humanista y comprometido del que goza la película, permite al espectador adentrarse en sociedades completamente dispares, conociendo de este modo su día a día, con las dificultades que éste implica pero también los anhelos que les hacen seguir luchando. En el caso concreto de Samuel, se realiza un retrato cercano y sincero de la sociedad india, mostrando sus diversos aspectos (la rutina del aseo personal, las comidas, los juegos infantiles,…) a través del viaje que debe realizar el susodicho con sus hermanos. El hándicap,en este caso, reside en la propia enfermedad del protagonista (la distancia entre la vivienda familiar y la escuela es mayor en las otras historias), algo que sin duda sirve para mostrar una circunstancia que, a pesar de su importancia, en numerosas ocasiones permanece ajena al público occidental.
Desde un punto de vista técnico, tanto las imágenes como la banda sonora son correctas, contextualizando adecuadamente las historias de cada uno de estos cuatro jóvenes.
Para concluir, simplemente señalar que, coincidiendo con el estreno del documental, se publicó el libro homónimo, que cuenta la historia de siete niños y sus dificultades para poder acudir a la escuela. Tanto uno como otro son proyectos necesarios e ineludibles dentro de la sociedad actual, puesto que permiten tener, no solo una mayor amplitud de miras, sino también una mayor empatía con otras culturas.
Para saber más
[1]Web oficial Camino a la escuela. UNICEF.