Light Turner, un estudiante de bachillerato particularmente brillante, hijo de un jefe de policía de Seattle, observa desde la distancia cómo unos matones hacen bullying a sus compañeros. Su intento de pararles los pies no da resultados, hasta que, del cielo, cae el “Cuaderno de Muerte” con unas intrincadas normas de uso: “Regla uno: La persona cuyo nombre quede escrito en este cuaderno, morirá”. “Regla dos: Este cuaderno no tendrá efecto si el que lo escribe no tiene el rostro de la persona en mente al anotar su nombre”. Y así hasta más de 60 reglas. Al comienzo, Light se muestra algo escéptico respecto a la veracidad del cuaderno, pero no tarda en comprobar que lo que promete, se cumple al instante. El matón que molestaba a sus compañeros, ya no podrá hacerles más daño.
Así comienza la película “Death Note” creada por Netflix, que está inspirada en el manga homónimo de origen japonés que tanto éxito tuvo en todo el mundo entre los años 2003 y 2006, cuando estaba siendo publicada en la Weekly Shoûnen Jump. Éste manga y su correspondiente anime han tenido (y tienen) miles de fans que siempre andan ávidos de más material relativo a la serie. Sin embargo, todos saben cuán difícil es crear una adaptación cinematográfica de una obra así, no sólo por su longitud, sino por la complejidad de la trama y de los personajes. No se trata sólo de una adaptación de un libro a la gran pantalla, se trata más bien de saber que jamás se cumplirán las expectativas de los fans.
El comienzo resulta algo extraño para los no versados, pero luego empieza a cobrar sentido, después de conseguir su libreta, Light y su reciente novia, Mia, deciden tomarse la justicia por su mano y crear a un personaje, “Kira” para que sea el mesías asesino que les librará de todo mal a golpe de cuaderno. Light decide ir a por los malhechores que pueblan Seattle y luego, el mundo. Sin embargo, el poder no tarda en atraer a aquellos que se preguntan ¿cómo lo hace? Y pronto Light se ve perseguido por L, un detective que le iguala en inteligencia e ingenio.
Aunque la película, protagonizada por Nat Wolff (Light Turner), Lakeith Stanfield (L), Margaret Qualley (Mia) y Willem Dafoe (Ryuk) no se parece mucho a la serie original tiene, efectivamente, sus momentos, sin embargo, podríamos decir, que está para el gusto de muchos, demasiado “americanizada”. Los personajes del manga son originarios de Japón, por lo que se han cambiado varios nombres para adaptarlos al gusto americano. Y la historia, que se tendría que centrar en la conversión de un adolescente cualquiera en un inteligentísimo y sistemático asesino, se centra en una relación amorosa, lo que le da al protagonista mucha menos credibilidad.
Cabe destacar la actuación de Lakeith Stanfield como el detective L y la de Willem Dafoe como Ryuk el shinigami o “dios de la muerte”, por ser las más acertadas, y el estilo de imagen oscuro, incluso gótico, que da a la película una ambientación acorde al original. El director, Adam Wingard, ha intentado mantener algunas escenas del material japonés, pero la mayoría de la historia está muy distinta. Para los que no conocen el manga, la película podría funcionar como tal, ya que toda la información es nueva y está adaptada al paladar occidental. Pero para los veteranos fans de la serie, no hay nada como la historia que se cuenta con personajes dibujados a mano. Además, por si aún hay quien esté pensando verla, hay que saber que ésta es la primera entrega y que el final deja a todos en un cliffhanger, indicando que Netflix cuenta con desarrollar más entregas. Aunque no queda claro cuántas ni si realmente se van a realizar.