Rambo, Martin Riggs, John McClane, Dominic Toretto… la lista de aguerridos héroes de acción americanos es larga y se encuentra plagada de blockbusters (la mayoría de ellos ochenteros), pero debemos añadir un nombre más a la secuencia: Jack Dwyer, interpretado por el habitualmente cómico Owen Wilson, y protagonista de la cardíaca cinta de acción Golpe de Estado (2015).[1] Dwyer es un padre de familia texano, originario de Austin, que por efecto de la crisis económica debe aceptar un puesto de trabajo en la empresa Cardiff, la cual opera en el Sudeste Asiático. Hasta allí arrastrará a su mujer Annie (Lake Bell) y a sus hijas en lo que acabará siendo una experiencia terriblemente angustiosa (tanto para ellos como para la audiencia).
En el avión que les lleva a su destino (desconocido para el espectador), la familia conocerá al enigmático Hammond (Pierce Brosnan), un vividor algo temerario, superviviente de mil batallas, que les ayudará a asentarse en su nueva ciudad. A la mañana siguiente, Dwyer desafía el jet-lag y se adentra en un mercado local con la intención de comprar algún periódico americano. De esta forma, el espectador presencia su primer contacto con la cultura asiática a través de músicos callejeros y variados puestos de comida o artesanías, llenos de color y señales en una lengua extraña. Sin previo aviso, al girar una esquina, nuestro protagonista se verá inmerso en una batalla campal entre la policía y unos rebeldes enmascarados que han asesinado al Primer Ministro y dado un golpe de estado, por lo que debe huir rápidamente de vuelta al hotel. Allí, se encontrará con que la zona ha sido tomada y los rebeldes se dedican a ejecutar a los occidentales, por lo que no le queda más remedio que erigirse en salvador de su familia para intentar huir de una guerra que no entiende, buscando alcanzar una escapatoria que nunca llega (el título original del filme es, no por casualidad, No Escape).
Se inicia así una frenética persecución cuya meta parece alejarse para la indefensa familia americana, ya sea esta el edificio de enfrente (con agónico salto incluido), la embajada estadounidense, o la frontera con Vietnam. El habilidoso Hammond será aquí una baza importante para los Dwyer en este juego mortal que se ha convertido su supervivencia, incluyendo algún que otro guiño cómico a la saga James Bond (al que interpretó magistralmente el propio Brosnan entre 1995 y 2002) cuando Jack le pregunte si pertenece a “una especie de CIA británica” (el MI6 del que formaba parte el agente 007).
Así las cosas, el consumidor de películas de acción, saciado de sangre y con las pulsaciones por las nubes, quedará satisfecho con una realización más que correcta que promete explosiones, violencia y tensión casi constante. Sin embargo, el punto débil de la película llega para el espectador que ansía profundizar un poco más en las situaciones sociopolíticas que acaba de presenciar.
En primer lugar, aunque el filme no dice expresamente en qué país se desarrollan los acontecimientos, no es complicado seguir el rastro que nos lleva a Camboya. Por un lado, se especifica la posibilidad de llegar a Vietnam a través de un río, y los únicos países fronterizos son China, Laos y la citada Camboya; siendo ese río el Mekong, la opción más plausible es esta última. Por otro lado, los carteles y señales que Jack encuentra a su paso se encuentran escritos en jemer o camboyano y, finalmente, la imagen del líder que es inicialmente asesinado puede recordar a la del Primer Ministro de Camboya, Hun Sen: cargo que ejerce desde hace casi veinte años y al cual accedió, casualmente, por medio de un golpe de estado en 1997.
Cierto es que, aunque muchas escenas se grabaron en Camboya, algunos enclaves como el hotel (donde se desarrolla gran parte de la acción) se encuentran en Tailandia: en concreto, se trata del Imperial Mae Ping Hotel, en la localidad de Chiang Mai.
En segundo lugar, otra circunstancia apenas explotada por la película es el trasfondo político y económico del golpe político, así como la responsabilidad americana en estos hechos, verbalizada por el personaje de Hammond. La privatización de los recursos del país por empresas como la que emplea a Dwyer, causa la rebelión de una población que, bajo el lema “agua por sangre”, busca salvarse del expolio ejecutando extranjeros. Esta última circunstancia acaba generando un temor amarillo (yellow peril) que parece justificar cualquier atrocidad cometida por los protagonistas.
En cualquier caso, la película ofrece cien minutos de tensión a un ritmo trepidante que pondrán a prueba el corazón de los más valientes apelando a su más básico instinto de supervivencia.
Para saber más:
Notas:
[1] Golpe de Estado / No Escape (2015). País: Estados Unidos. Director: John Erick Dowdle. Guión: Drew Dowdle, John Erick Dowdle. Música: Marco Beltrami, Buck Sanders. Fotografía: Dana Gonzales, Léo Hinstin. Reparto: Owen Wilson, Lake Bell, Pierce Brosnan, Sterling Jerins, Spencer Garrett, Claire Geare, Byron Gibson, Russell Geoffrey Banks, Jim Lau, Sahajak Boonthanakit, Karen Gemma Dodgson, Bonnie Zellerbach. Productora: Coproducción EEUU-Tailandia; Bold Films / Brothers Dowdle Productions / Living Films.