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Crítica: "Rabin, el último día" (2015) – Revista Ecos de AsiaRevista Ecos de Asia
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Crítica: “Rabin, el último día” (2015)

Cartel publicitario de la película

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El 4 de Noviembre de 1995 fue uno de esos días en los que la Humanidad debería haberse parado a recapacitar sobre la condición del Ser Humano. Fue el día en el que Yitzhak Rabin (Jerusalén, 1922 – Tel Aviv, 1995) murió y con él una parte de todos aquellos que creían en la Paz. Y eso es precisamente lo que Amos Gitai trata de transmitir en su obra Rabin, el Último Día (2015).

Es por ello por lo que esta película, ganadora de cuatro premios, entre ellos el Ratón de Oro del Festival de Venecia 2015,[1] no es tan simple como contar un día, el último día, en la vida de alguien. Es un largometraje complicado, tanto para el director como para el espectador.

Para el espectador es arduo porque se trata de un drama histórico de 2 horas y 33 minutos de duración que nos introduce en un tema tan delicado como la búsqueda de la paz en Oriente Medio y los “Acuerdos de Oslo” (1993).[2] De hecho, es uno de esos largometrajes en los que, para apreciar su calidad, se debe ser consciente de que durante dos horas y media va a ser transportado a un pasado reconstruido en el que la violencia es el personaje principal.

Imagen del cámara declarando su posición en el momento de los disparos.

Imagen del cámara declarando su posición en el momento de los disparos.

En lo que respecta al director, se trata de un filme duro no sólo porque bucear en la parte más oscura de la violencia de tu propia nación es siempre difícil sino porque el autor asume su pasada implicación en la misma espiral de violencia con la cual Rabin quería acabar.[3] De hecho, esto se refleja en la indefinición de esta obra ya que temáticamente está entre drama político y thriller al mismo tiempo que estilísticamente esta entre documental y reconstrucción histórica. “No es y es” al mismo tiempo.

Por su parte, el largometraje en sí es verdaderamente especial al mismo tiempo que muy ilustrativo sobre las circunstancias que rodearon la muerte de Rabin.  De hecho, Gitai no duda en introducir tanto a los grupos a favor como a  los grupos en contra de Rabin y su proceso de paz. Para ello usa la ficción en su recreación de los hechos concernientes al mismo acto de asesinato (como la llegada del cuerpo de Rabin al hospital), las reacciones posteriores (interrogatorios, análisis de la situación por parte del Estado de Israel…) y las reacciones anteriores (situación de las colonias afectadas por el proceso de paz, situación de los grupos de anti Rabin, movimientos del propio Rabin).

Pero al mismo tiempo, y consciente del poder de las imágenes reales, usa grabaciones originales para plasmar estas mismas situaciones (imágenes del asesinato captadas por un cámara, grabaciones reales de Rabin de manifestaciones pro y contra Rabin, imágenes de su mayor opositor y posterior Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu…).

Es decir, que Gitai alternando realidad y ficción, proporciona un excelente material informativo sobre un hecho que duró segundos pero que tuvo importantes consecuencias en la Historia no sólo de Oriente Medio sino del Mundo (y que fue la consecuencia de una violencia casi enraizada en una sociedad determinada).

Imagen del sorprendente diagnóstico de la experimentada psicóloga.

Imagen del sorprendente diagnóstico de la experimentada psicóloga.

Cabe decir que en este bien estructurado compendio de imágenes, palabras y hechos, donde el argumento es etéreo, existen momentos realmente interesantes y sorprendentes. Ejemplo de ello es el pasaje en el cual en medio de una reunión del movimiento sionista una experimentada psicóloga afirma que Rabin es esquizofrénico o cuando se plasman las contradicciones del movimiento sionista (con palabras del propio Rabin e imágenes reales del líder sionista Nethanyahu). Estos momentos hacen que este largometraje merezca la pena y valga tanto como una buena lección de Historia política.

Esta película es, sin duda alguna, como muchas obras calificadas en la industria cinematográfica de “independientes”, una cinta para un público muy específico, interesado no sólo en el proceso sino también en un conflicto que ya se ha cobrado muchas vidas y al que Gitai nos acerca desde diversas perspectivas ayudando al espectador a formarse una lectura propia.

Tráiler oficial de la película (con subtítulos en inglés).

Para saber más:


 

Notas:

[1] Una lista completa de los ganadores puede consultarse en la web de Venezia Eventi

[2] Los términos de dicho acuerdo se encuentran recogidos en la Declaración de Principios sobre las Disposiciones relacionadas con un Gobierno Autónomo Provisional, que puede consultarse aquí.

[3] Por una parte, Amos Gitai es hijo de una exactivista sionista, Efratia Margalit. Los sionistas consideraban a Rabin como  un traidor y se oponían con dureza (e incluso amenazas) al proceso de paz iniciado por el propio Rabin, Shimon Peres y Yasser Arafat (proceso por el cual obtuvieron el Premio Nobel de la Paz en 1994).

Por otra parte, Gitai, al ser llamado a filas mientras estudiaba arquitectura, participó activamente en la guerra del Yom Kippur (1973) lo cual a su vez favoreció su entrada en el cine ya que por primera vez usó una 8mm.

avatar María Alicia Lacal (16 Posts)

Licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración, Estudios del Asia Oriental y Humanidades. Actualmente realiza un Doctorado en Historia Contemporánea en la Universidad Complutense de Madrid sobre la inmigración japonesa en Brasil.


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